¿Qué es la leche hidrolizada?

Las leches de fórmula vienen enriquecidas con nutrientes que garantizan el correcto desarrollo del bebé. Sin embargo, deben emplearse solo cuando no es posible la lactancia materna. ¿Qué más debes saber?
¿Qué es la leche hidrolizada?
Saúl Sánchez Arias

Revisado y aprobado por el nutricionista Saúl Sánchez Arias.

Última actualización: 01 junio, 2023

La leche hidrolizada es un producto desarrollado para ser administrado en los bebés que sufren alergia a las proteínas de la leche de vaca. Presentan los compuestos proteicos partidos en fragmentos muy pequeños para facilitar su absorción y reducir su capacidad de producir una reacción alérgica.

¿Cuándo se utiliza la leche hidrolizada?

Como cualquier leche de fórmula, la leche hidrolizada se usa cuando no es posible la lactancia materna. Hasta los 6 meses, el bebé debe de alimentarse exclusivamente de leche y, si la de la madre no está disponible, es necesario recurrir a fórmulas que imiten su composición.

A pesar que la industria ha avanzado mucho en este aspecto, existen diferencias significativas entre alimentar a un bebé con leche materna o con un producto de fórmula. La principales alteraciones se producen a nivel de microbiota, según un artículo publicado en la revista Frontiers in Immunology.

El hecho de recurrir a productos comerciales puede aumentar el riesgo de que el niño padezca problemas relacionados con la autoinmunidad, más adelante. No obstante, en algunos casos, el bebé presenta alergia o intolerancia a las proteínas de la leche de vaca, lo que obliga a usar la leche hidrolizada.

Por fortuna, este producto suele venir enriquecido con micronutrientes para favorecer el desarrollo del bebé. Un ejemplo son los ácidos omega 3, que contribuyen al correcto desarrollo cognitivo, según un estudio publicado en el año 2018.

Leche de fórmula
La leche hidrolizada se emplea cuando, por algún motivo, no es posible la lactancia materna.

La preferencia es la leche materna

A pesar del múltiple catálogo de productos para la alimentación de los recién nacidos que hay en el mercado, la mejor opción resulta siempre la lactancia materna. Esta presenta propiedades positivas en la nutrición y en el establecimiento del vínculo madre e hijo.

Si por alguna razón la madre no puede darle pecho a su hijo, una opción es recurrir a un banco de leche. Resulta una opción muy efectiva a la hora de proporcionar una alimentación de máxima calidad, al menos durante los primeros 6 meses.

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Alimentación complementaria

A partir de los 6 meses de vida se puede abandonar la lactancia materna o la leche de fórmula como método de alimentación exclusivo. En este momento es posible comenzar a introducir alimentos sólidos. De este modo, se busca que el bebé se adapte al entorno y explore nuevas texturas y sabores.

Los expertos recomiendan el método conocido como baby led weaning , mediante el cual se le permite al bebé, con cierta supervisión, consumir los alimentos por sí mismo. Este patrón alimenticio no conlleva a una mejora de la salud, pero sí a una mejor adaptación en lo que a alimentación se refiere.

Resulta positivo inculcar hábitos dietéticos adecuados desde las primeras etapas de la vida. Esto reduce el número de rechazos a alimentos en la edad adulta, lo cual supone un avance a la hora de caminar hacia una dieta variada y equilibrada.

Adicionalmente, debemos tener en cuenta que la alimentación del bebé en las primeras etapas de la vida condiciona su microbiota. Esto puede presentar implicaciones sobre el riesgo de desarrollar enfermedades a medio y largo plazo.

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La alimentación del bebé debe ir orientada hacia el fortalecimiento de su microbiota. De este modo, se contribuye de manera significativa a su bienestar.

La leche hidrolizada, una alternativa a la lactancia

La leche hidrolizada resulta ser una alternativa eficaz para los bebés con alergia a las proteínas de vaca. De todos modos, su utilización no debe de extenderse a todos los niños, puesto que la ingesta de un producto hidrolizado en las primeras etapas puede interferir en la producción de enzimas digestivas.

Esto conlleva la aparición de intolerancias a medio plazo, lo que puede suponer un hándicap a nivel de alimentación. Además, es necesario tener en cuenta que la opción preferente siempre ha de ser la lactancia materna.

Esta leche contiene todos los nutrientes que el bebé necesita, en las proporciones óptimas. Garantiza un correcto desarrollo de la microbiota y una reducción del riesgo de aparición de enfermedades autoinmunes.

Por último, a partir de los 6 meses es recomendable comenzar a introducir alimentos sólidos en la dieta del niño. Así, se fomenta la participación del bebé en los hábitos de alimentación.

Esta práctica le ayuda a adaptarse a diferentes texturas y sabores, y reduce el riesgo de rechazos en una etapa posterior. No obstante, debe de realizarse siempre bajo la supervisión de un adulto.


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