6 consejos para recuperar una planta ahogada por exceso de agua
Con frecuencia, tendemos a regar de más nuestras plantas, creyendo que les estamos haciendo un favor. Sin embargo, como todos los excesos son malos, más agua de la que necesitan termina por afectarles. Este es uno de los errores más frecuentes en la jardinería. ¿Te ha pasado? ¿Sabes cómo recuperar una planta ahogada?
Lo primero que debes conocer es por qué ocurre. Si las raíces se mantienen con agua por largo tiempo, la planta no podrá recibir el oxígeno ni mucho menos intercambiar los gases. Ambos procesos son vitales.
En este punto es cuando la planta empieza a pudrirse y pierde la capacidad de asimilar los micronutrientes, como el potasio o el nitrógeno. A esto se le llama asfixia radicular. Te explicamos cómo salvarla de esta situación.
Señales de que tu planta tiene exceso de agua
Así como una planta da muestras de deshidratación, lo mismo sucede cuando recibe más agua de la cuenta. Aunque, a menudo, los signos suelen ser similares, estos indicios te harán saber si estás usando más cantidad de agua de la requerida:
- la planta no tendrá brotes nuevos;
- lucirá débil, sin firmeza y marchita, como cuando sufre por falta de agua;
- las hojas no nacerán verdes por completo, sino con rastros marrones. Las de la parte inferior crecerán amarillas. Además, siempre estarán húmedas;
- las flores y las hojas se caerán de forma inusual;
- la base del tallo se tornará más fina;
- al meter un palito de madera (que mida cinco centímetros o un poco más) en la tierra donde la planta crece, este saldrá con tierra adherida. Es algo semejante a cuando introducimos un cuchillo en el pastel para saber si está listo;
- el suelo tendrá tonos verdes; esto indica que hay algas.
¿Cómo recuperar una planta ahogada por exceso de agua?
Pese a que es más sencillo superar la resequedad, salvar a tu planta ahogada por exceso de agua, no es una tarea tan complicada; pero debes tener claro que no en todos los casos es posible recuperarla, pues a veces, el daño está muy avanzado y no hay nada más que hacer.
Si estás a tiempo y tienes la fortuna de obtener resultados positivos, sé paciente porque se trata de un proceso largo hasta que puedas rescatar su brillo, color y fortaleza. De cualquier forma, ¡siempre inténtalo porque comprobarás que hiciste todo lo que estuvo a tu alcance!
1. Extrae la planta ahogada de la maceta
El primer paso es sacar la planta de la maceta con muchísimo cuidado para no romperla. Con delicadeza, usa un trapo seco y retira la tierra mojada de las raíces, para luego envolverlas en papel absorbente por unas 12 o 24 horas. Si en este tiempo ves que se empapa, sustituye el papel. Esto servirá para que tu planta respire de nuevo.
2. Evalúa la condición de las raíces
El color de las raíces te permitirá saber qué tan grave es el problema de la planta ahogada. Si están blancas, quiere decir que, por suerte, aún siguen sanas. Si, en cambio, las ves negras o podridas, la mejor vía es podarlas. Asegúrate de retirar lo que ya no sirve para poder volverla a sembrar.
3. Desinfecta la maceta
El contenedor de la planta debe estar esterilizado para utilizarlo de nuevo. Lávalo con detenimiento en cada rincón, con la ayuda de un trapo y alcohol o cloro. De esta manera, eliminarás los hongos o las bacterias que pudieron alojarse en cualquier parte. Esto es clave en el desenlace que lograrás.
4. Rocía funguicida
Un producto muy importante a la hora de revivir una planta ahogada es el funguicida, capaz de desaparecer el hongo o moho que tenga, aunque no puedas verlo; además, también previene su aparición. Lo más adecuado es aplicarlo mientras las raíces se secan, antes de trasplantar.
5. Planta de nuevo
En este paso, llega el momento de cambiar el sustrato. Una tierra sana, desahogada y aireada será el medio perfecto para que tu planta vuelva a la vida con nuevos nutrientes que sirvan para sanarla, fortalecerla y hacer que crezca llena de vitalidad.
Es como empezar de cero el cultivo, pero prescindiendo de abonos o fertilizantes que, lejos de ser beneficiosos, serán contraproducentes, debido a que las raíces se encontrarán muy sensibles como para asimilar tanto. ¡Deja los abonos para cuando tu planta haya superado la crisis!
6. Riega cuando la tierra se encuentre seca
Una vez que ya pasaste el susto de ver tu planta ahogada, ten más cuidado con la forma y frecuencia de riego. Es común sentir algo de inseguridad por no saber cuál es el momento apropiado para regar. ¿Qué hacer? Échale agua suficiente, ni más ni menos, solo cuando la tierra esté seca. Eso suele pasar cuando han transcurrido varios días desde que fue plantada otra vez.
Aprende a regar tus plantas de forma correcta
Una vez pasado el susto de tener una planta ahogada, vale la pena invertir tiempo en conocer qué medidas se pueden adoptar para que el riego sea lo más adecuado posible. Te lo explicamos.
Riega con la frecuencia adecuada
Tanto la continuidad como la cantidad de agua que uses, es determinante. Es preferible hacerlo con menor frecuencia, pero con mayor profundidad. Que el agua alcance la raíz es indispensable, entonces, utilizar poca agua no lo permitirá, solo humedecerá la superficie.
Por supuesto, todo depende de la especie, por ejemplo, en el caso de las flores, funciona bien regarlas dos veces a la semana, pero con buena proporción de agua y de manera uniforme. Los cactus y las crasas no ameritan tanta agua, pero las azaleas y las hortensias tienen una mayor demanda.
Otro aspecto clave es que el tipo de maceta incide de forma directa en la frecuencia de riego. En el caso de las plásticas, tienden a retener el agua por un período más largo de tiempo. En cambio, las de barro (como son porosas) se caracterizan por soltar la humedad.
Por otra parte, durante los períodos de florecer, como en la primavera, las plantas exigen más riego, en comparación con las épocas de descanso, como sucede en el invierno. En cuanto al verano, por las elevadas temperaturas, la atención debería ser diaria, ya que el agua tiende a evaporarse más rápido.
Hazlo en un horario favorable
La hora de regar tu jardín sí importa y no se trata solo de crear un hábito para que no se te pase por alto, como cuando tomas un tratamiento médico. Añade el agua al comienzo de la mañana o al atardecer, así la planta, con la tierra fresca, absorberá el agua y la evaporación será menor cuando el sol salga con fuerza.
Seca las hojas
Quizás siempre has pensado que las hojas mojadas están bien hidratadas y llenas de vida, pero no. El hecho es que es necesario secar las hojas para que no se enfermen. ¿Qué puede pasar si las mantienes mojadas? En la noche es posible que aparezca el moho; mientras que, durante el día, el sol podría quemarlas.
Ahorra el agua
Dale el tiempo prudente a la planta para que absorba el agua. Riega por partes, poco a poco para que no se derrame. A fin de cuentas, ¡nadie te está apurando! Es común ver los patios o las terrazas inundados de agua porque, a menudo, no somos pacientes como para esperar y valorar este líquido tan preciado.
¡Cuida mejor tus plantas!
Puedes conocer qué tipo de planta estás cuidando y qué cantidad de agua necesita para estar sana, pero si tienes macetas sin agujeros de drenaje, el agua no tendrá por dónde salir y terminará estancándose en el interior o el fondo, lo cual genera un encharcamiento que terminará por ahogarla.
Un truco muy efectivo en la jardinería es colocar una capa de arcilla en el fondo de la maceta con la finalidad de que absorba el agua en exceso. Esto favorecerá la oxigenación y el drenaje.
En este sentido, para saber si tu planta necesita agua, tienes varias opciones. Si el contenedor es de terracota o arcilla, un buen tip es dar pequeños toques en el exterior, si el sonido es hueco, hace falta regar, pero si es más firme, no lo hagas, porque hay humedad.
Otro camino es alzar la maceta y calcular su peso, pues este varía según el agua que tenga o le falte. No obstante, lo más preciso es comprar un medidor de humedad que, al meterlo en la arena, arrojará esta información.
Usar tierra de buena calidad, enriquecida con arcilla, es genial para alargar la vida de las plantas. Sus minerales retienen el agua de una manera más uniforme. Si sigues todos los consejos anteriores y omites este, lo más probable es que tu planta no evolucione y termine por morir.
En definitiva, si de plantas se trata, recuerda que cada una es un universo con características y requerimientos distintos. La información sobre su especie y tu evaluación constante harán que tus tareas de jardinería sean más eficientes. No olvides la regla de oro: ¡da el agua necesaria, ni más, ni menos!
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