¿Refuerzo positivo o negativo para los niños?
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
Cuando educamos a nuestros hijos, pocas veces nos detenemos a pensar si lo estamos haciendo de la mejor manera. ¿Estamos optando por un refuerzo positivo o negativo? Ser conscientes de ello es muy importante, ya que cada tipo de refuerzo tiene sus partes buenas, pero también malas.
Hoy veremos a qué nos referimos con refuerzo positivo o negativo. Descubriremos cómo influye esta elección en nuestros hijos y qué podemos hacer para cambiar determinadas actitudes nuestras que pueden estar perjudicándoles.
El refuerzo positivo o la técnica del ¡muy bien!
El refuerzo positivo, como bien indica su nombre y este estudio llevado a cabo por Marta Albert, hace hincapié en todos aquellos aspectos, actitudes y resultados que tienen una consecuencia positiva.
Por ejemplo, si nuestro hijo aprueba un examen, si él mismo ha decidido ayudar a limpiar o si ha sido generoso con un niño que ha conocido en el parque, lo más natural en el refuerzo positivo será felicitarle por sus buenos actos.
A algunos progenitores que no se encuentran muy familiarizados con esto, debido a que en su infancia no lo recibieron, les resulta raro darle importancia a algo positivo que ya el niño sabe que lo es. No obstante, en esto estamos muy equivocados.
Un niño puede saber que lo que hace está bien, pero si no se lo decimos, se olvidará de ello, ya que incidiremos en otras cosas. Por eso, es importante que si, como padres, no estamos habituados a esto, utilicemos la técnica del ¡muy bien!
Así, si nuestro hijo ha hecho un examen y lo ha aprobado, digámosle “¡muy bien!”. Nuestro pequeño ha hecho un resumen por primera vez y lo ha hecho bien, pues ¡muy bien!
La idea es que los niños sepan que van por el camino correcto. Además, con esta técnica estamos incentivándolos a mejorar, a hacerlo cada vez mejor mientras impulsamos su autoestima.
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¿En qué errores podemos caer cuando lo utilizamos?
Si hacemos mucho énfasis en lo bueno, el niño creerá que no hace nada mal e, incluso, hará que se sienta superior a los demás. También, puede provocar que sea incapaz de tolerar la frustración por un trabajo mal hecho o una mala nota. Esto se debe a que está acostumbrado a que todo le salga bien.
Esto puede surgir cuando se prometen regalos si se saca determinada nota, por ejemplo. Para esto, hay que lograr un equilibrio. El refuerzo positivo tiene que estar orientado a:
- El aprendizaje de los errores.
- A la superación de los obstáculos.
- A mantener una autoestima que esté en sus niveles adecuados (ni muy alta ni muy baja).
El refuerzo negativo o ¡lo haces todo mal!
Quizás todos nosotros estemos más familiarizados con el refuerzo negativo. Tal vez porque es el más fácil de llevar a cabo, ya que protestar y quejarnos se nos da extremadamente bien.
El refuerzo negativo, al contrario que el positivo, se encarga de señalar todo lo malo que hace el niño. Además, tal y como evidencia el Manual de técnicas de intervención cognitivo conductuales, al eliminar un estímulo aversivo presente, es posible que la respuesta negativa se incremente. Es más, incluso si hace algo bien este tipo de refuerzo puede hacer que los padres busquen la negatividad donde no la hay. Por ejemplo:
Un niño puede llegar a casa con un examen en el que ha sacado un 5 de nota. Si optásemos por el refuerzo positivo, le diríamos que lo has hecho muy bien, pero que puede hacerlo aún mejor. En cambio, con el refuerzo negativo afirmaríamos que esa es una pésima not y que debería haber sacado un 9.
La diferencia es abismal. Por una parte, intentamos que el niño tenga confianza en sí mismo para dar más de sí la próxima vez. En el otro caso, estamos minando su autoestima y haciéndole creer que es un inútil.
En el refuerzo negativo, además, suele utilizarse algo que todos deberíamos dejar de hacer: comparar a unos niños con otros: “Deberías ser como Ramón; Mira qué bien lo ha hecho Ana; Así es como tendrías que haberlo hecho…”.
Todo esto atenta contra la autoestima de los más pequeños. Sin embargo, algunas personas puedan creer que lo que están haciendo es impulsar a los niños a que sean mejores, a que den más de sí y a que superen sus limitaciones.
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Sobre el refuerzo negativo o positivo
En definitiva, lo recomendable sería mantener un equilibrio en la balanza. No optar por el extremo del refuerzo positivo o negativo; es mejor un punto intermedio para que los niños no crezcan con problemas de identidad ni de autoestima.
Eso sí, lo que nunca deberíamos hacer es fomentar que los más pequeños tengan una baja autoestima y crean que todo lo hacen mal. Esto es muy negativo y les causará muchos problemas en el futuro.
Así pues, ¿qué tipo de refuerzo recibiste tú en tu infancia? ¿Tus padres optaron por el positivo o por el negativo? Esto influirá en el tipo de refuerzo que le brindes a tus hijos.
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- Albert, M. A. R. T. A. (2007). Técnicas de modificación de conducta. Revista. http://www.praderwilliar.com.ar/archivos/libro/DOCS/pdf/ANEX-V.pdf
- Fernández, M. Á. R., GARCíA, M. I. D., & Crespo, A. V. (2012). Manual de técnicas de intervención cognitivo conductuales. Desclée de Brouwer. https://serproductivo.org/wp-content/uploads/2017/09/Manual-de-Tecnicas-Cognitivas-Conductuales-Marta-Isabel.-C.pdf
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