Las 13 cosas que un experto en seguridad alimentaria evitaría en el supermercado
Revisado y aprobado por la nutricionista Anna Vilarrasa
La seguridad alimentaria debe comenzar desde mucho antes de llevar los alimentos a casa; en este sentido, hacer algunas consideraciones en el supermercado también resulta clave para prevenir posibles intoxicaciones.
Y es que más allá de tener cuidado con la manipulación, el almacenamiento y el cocinado de los productos, te conviene revisar que cumplan con algunos protocolos cuando aún están en las estanterías y refrigeradores del lugar donde los compras.
Si bien es cierto que los productores y los vendedores deben cumplir con varios requerimientos de seguridad alimentaria, como consumidor también tienes cierta responsabilidad. ¿Cuáles son esas cosas que deberías evitar? Las detallamos.
1. Hacer compras muy grandes de productos perecederos
Una de las cosas que los expertos en seguridad alimentaria desaconsejan en el supermercado es hacer compras demasiado grandes de los productos perecederos. Si bien su vida útil suele prolongarse con una adecuada refrigeración o almacenamiento, estos pierden frescura y calidad conforme pasan los días.
Tanto las carnes, como los productos lácteos, los huevos, los vegetales y las frutas deberían adquirirse al menos cada semana para evitar inconvenientes y desperdicios. Asegúrate de comprar solo la cantidad justa.
2. Dejarse llevar por el precio
Los precios bajos te pueden resultar muy tentadores; sin embargo, aprovecharlos no siempre es una buena idea. Aunque sumen ahorro en tu lista de compras, ciertas veces esconden razones que ponen en riesgo tu seguridad alimentaria.
Puede ser que el producto en concreto está próximo a su fecha de caducidad. También es posible que su empaque ha sufrido algún tipo de alteración durante el proceso de distribución y almacenamiento. Asegúrate de revisar todos estos detalles y evita comprar si algo te genera dudas.
3. Comprar sin revisar la fecha de caducidad
Una de las reglas imprescindibles para garantizar la seguridad alimentaria en el supermercado es revisar la fecha de caducidad de todos los productos, en especial si son perecederos. Esta fecha indica hasta cuándo son aptos para el consumo sin que supongan un riesgo para la salud.
En el etiquetado suele encontrarse el día, seguido del mes y el año. Sobrepasar esta fecha sugerida eleva el riesgo de una intoxicación alimentaria, ya que los microorganismos empiezan a proliferarse y a descomponer el alimento.
Algunos productos vienen con la fecha de «consumo preferente». En estos casos, es posible consumir los alimentos después de la fecha indicada, pero tras inspeccionarlos y verificar que siguen estando en buen estado.
4. Comprar fruta precortada
Hay quienes prefieren comprar fruta precortada por su practicidad o porque les resulta atractivo. Esos trozos de piña, sandía o mango listos para el consumo parecen una opción rápida de «comida saludable». Y aunque en teoría lo es, hay que tener algunas precauciones.
Por seguridad, estas frutas deben consumirse el mismo día en que se envasan; además, deben conservarse en el refrigerador, a una temperatura adecuada. Si no tienes cómo verificar esto, es mejor que evites comprarla.
La mejor forma de comer frutas y verduras es adquiriéndolas enteras. Antes de cortarlas o morderlas, debes lavarlas bien con agua. Si tienen mucha suciedad, usa un cepillo o esponja para limpiarlas. Además, puedes sumergirlas en agua con un poco de vinagre. Evita los productos de limpieza.
5. Adquirir frutas y verduras con magulladuras o partes blandas
Al hacer la compra de frutas y verduras, otra característica que conviene revisar es su textura. Aquellas piezas que tienen magulladuras o partes blandas no son una buena opción por varias razones. En primer lugar, su textura y su sabor pueden no ser el mejor en comparación con las que están en perfecto estado.
Por otro lado, estas pueden ser señales de que están contaminadas o con moho, lo que representa un riesgo para tu seguridad alimentaria.
Algunos mohos en estos alimentos producen micotoxinas que causan intoxicación alimentaria tras su consumo.
6. Comprar comida lista para comer
A menudo, en los supermercados hay secciones en las que se venden productos listos para comer. Al igual que con la fruta precortada, la seguridad de estas comidas depende en gran medida de las condiciones en las que se preparan y de su almacenamiento.
Pollos asados, cocidos, ensaladas frías y calientes, productos de panadería, entre otros, han de cumplir con algunos protocolos que garanticen su seguridad. Uno de los más importantes es justo la temperatura en que están almacenados, que varía entre los productos fríos y calientes.
En ambos casos, es primordial verificar que no estén dentro de la «zona de peligro», que es la que oscila entre los 5 ºC y los 65 ºC. Los fríos deberían estar conservados a una temperatura igual o inferior a los 4 ºC y los calientes por encima de los 65 ºC. Esto impide que los microbios se multipliquen y deriven una intoxicación.
Cuando estés en el sitio, observa otros detalles como la higiene de los mostradores y de la persona que los está manipulando.
7. Llevar productos congelados blandos o con escarcha
Si los productos congelados tienen una textura blanda o si en su superficie tienen escarcha, mejor evítalos. Ciertas veces, esto ocurre cuando la puerta del refrigerador no está sellando bien y, por ende, los alimentos no están recibiendo la temperatura idónea. ¡Haz el reporte con la administración!
Por otro lado, verifica que cada tipo de producto esté en su debida sección. Por ejemplo, los pescados y mariscos en un lado, las carnes en otro y las aves igual. Observa si el congelador está limpio o si despide algún olor fuera de lo normal.
8. Comprar productos mal refrigerados
Los productos frescos que requieren refrigeración también deben cumplir ciertas condiciones de salubridad antes de ponerlos en el carrito. En este sentido, cercioráte de que el refrigerador esté limpio, a una temperatura adecuada (menos de 5 ºC) y sin derrames.
En cuanto al producto, revisa que tenga fechas de fabricación y de caducidad, origen y un envasado adecuado y en buen estado. Como en el caso anterior, cada variedad debe estar en su sección correspondiente.
9. Comprar carnes mal almacenadas
Debido a su alto riesgo de contaminación, las carnes merecen especial atención durante el proceso de compra. Tanto las de mostradores como las envasadas deben cumplir normas de seguridad y manipulación.
Y aunque como consumidores es difícil tener total garantía de que estos protocolos se cumplen, hay algunas cosas que puedes considerar. Una de las más importantes es que precisen detalles como su procedencia, lote del fabricante, fecha de envasado y fecha de caducidad.
También asegúrate de verificar que están almacenadas en la temperatura adecuada, en congeladores o mostradores limpios. Asimismo, observa si la persona que las manipula tiene buenas prácticas de manipulación de alimentos.
10. Llevar paquetes dañados o con abolladuras
Durante la distribución de los alimentos a los supermercados, es posible que algunos sufran alteraciones en sus envases, como agujeros y abolladuras. Es un detalle que muchos ignoran, pero que puede alterar su calidad y seguridad.
Si las bolsas tienen agujeros o rasgaduras; si la leche o los enlatados tienen alguna fuga, opta por tomar otro del estante. Considera que los alimentos llevan determinado envasado porque esto ayuda a su buena conservación.
¡No te dejes llevar por los descuentos que tienen los productos con empaques estropeados! Ten presente que pueden estar contaminados o en una calidad inferior a la deseada.
11. Comprar lechuga en bolsas y ensaladas listas
La lechuga y otros vegetales verdes son susceptibles a la contaminación por microorganismos como la E. coli, la Salmonella y la Listeria. Esto empeora cuando son almacenadas en bolsas plásticas, pues se crea un ambiente propicio para la proliferación de estos microorganismos.
Esto explica por qué también es riesgoso adquirir ensaladas listas para comer. Las condiciones de humedad propias de la verdura, sus microbios y el entorno del envasado, posibilitan un mayor crecimiento de los microbios dañidos.
Por lo tanto, lo mejor es elegir las hojas frescas de la sección de verduras. Además, como lo exponen los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades debes asegurarte de lavarlas bien con agua corriente. Elimina las hojas rotas o magulladas y seca el resto con toallas de papel.
Evita acciones como remojar estos vegetales en el fregadero antes de lavarlas. No es necesario y los gérmenes de esta superficie pueden transferirse hacia la verdura.
12. Comprar huevos agrietados
Revisar con cuidado el cartón de huevos del supermercado es una de las recomendaciones de los expertos en seguridad alimentaria. Cuando uno o varios huevos están agrietados, el riesgo de sufrir una intoxicación alimentaria incrementa.
Los huevos son una vía de transmisión común de Salmonella, bacteria que causa diarrea, fiebre, cólicos estomacales, escalofríos, entre otras complicaciones. Como medida preventiva, elige solo los huevos que tengan su cáscara intacta.
13. Elegir alimentos a granel mal almacenados
Los alimentos a granel se han convertido en la opción favorita de aquellas personas que buscan reducir el uso de plásticos. Pueden empacarse en envases reutilizables y suelen ser más económicos. Aun así, hay que tener cuidado al comprarlos.
Evita comprar aquellos que están exhibidos en el suelo o en recipientes que no están tapados. Deben disponer de utensilios adecuados para servirlos. Además, también deberían especificar su fecha de caducidad.
Recomendaciones finales para garantizar tu seguridad alimentaria en el supermercado
Más allá de evitar estas acciones en el supermercado, otras medidas te permiten optimizar tu seguridad alimentaria cuando estás realizando las compras. Ten en cuenta los siguientes consejos:
- Si compras productos calientes, evita mezclarlos con alimentos fríos.
- Si llevas carnes o pescados, evita que sus jugos se derramen sobre los demás productos. De ser posible, transpórtalos por separado.
- Toma los alimentos congelados o refrigerados al final de tus compras. Así evitas que permanezcan mucho tiempo a temperatura ambiente.
- Lava las bolsas de compra reutilizables tras cada compra. Procura tener una para cada tipo de alimento con el fin de reducir el riesgo de contaminación cruzada.
- Al adquirir productos que no estén envasados por individual, verifica que el personal utilice elementos como pinzas o utensilios específicos. Además, observa si están limpios.
Una vez hechas tus compras, recuerda que también debes tener cuidado con el transporte, el almacenamiento y la manipulación en casa. Procura poner los alimentos fríos o congelados en el refrigerador lo antes posible. Además, usa los compartimientos adecuados para cada tipo de alimento, a fin de evitar posibles contaminaciones.
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