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¿Por qué siento que me queman los pies?

10 minutos
La sensación de ardor en los pies se puede deber a problemas en los nervios, a trastornos en la circulación de la sangre o a infecciones. Pero hay más causas y te las contamos aquí.
¿Por qué siento que me queman los pies?
Leonardo Biolatto

Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto

Escrito por Leonardo Biolatto
Última actualización: 27 septiembre, 2024

Algunas personas sienten que les queman los pies con relativa frecuencia. Muchas veces, además del ardor, hay hormigueo, entumecimiento y dolor en la misma zona.

Las razones por las que se experimenta la sensación son muy variadas. Entre las causas más frecuentes se encuentran las neuropatías, los trastornos vasculares, las infecciones y las enfermedades de la piel. También puede deberse a situaciones más severas, relacionadas con enfermedades genéticas o de la médula espinal.

El síntoma puede limitarse a los pies o subir hasta los tobillos y la zona posterior de la pierna. A veces, la quemazón es todo el día, mientras que hay personas que la perciben solo al caminar.

Te presentamos, a continuación, las causas más frecuentes de esta sensación. Recuerda que este listado es solo orientativo y será un médico quien te realice el diagnóstico definitivo.

1. Neuropatía periférica

La neuropatía periférica es un trastorno que afecta a los nervios del cuerpo, sobre todo, en las extremidades. Ocurre por diabetes, infecciones, lesiones y traumas, exposición a toxinas o deficiencias de vitaminas.

El ardor en los pies es un síntoma común de la neuropatía periférica. Sucede porque los nervios dañados envían señales anormales o equivocadas al cerebro, y este órgano interpreta que hay quemazón, hormigueo o dolor donde no existe ningún problema real. A menudo, empeora en la noche.

El abordaje depende de la causa. En la diabetes hay que controlar la enfermedad, mientras que las lesiones pueden necesitar intervención quirúrgica.

2. Problemas circulatorios

Los problemas circulatorios son trastornos que afectan el flujo de sangre en el cuerpo. En los pies, si llega menos cantidad de oxígeno y nutrientes, habrá dolor, entumecimiento y ardor. Las causas de fondo suelen ser la arteriosclerosis, las venas varicosas, las trombosis y la insuficiencia cardíaca.

Para el abordaje se recomienda dejar de fumar, seguir una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente y mantener un peso adecuado. Pueden prescribirse fármacos para mejorar la circulación, reducir la presión arterial o controlar la coagulación. En casos severos, puede ser necesaria cirugía para desobstruir vasos sanguíneos o reparar venas.

3. Dermatitis

La dermatitis es una inflamación de la piel que puede manifestarse de diversas maneras, incluyendo enrojecimiento, picazón, descamación y ardor. Existen varios tipos, como la atópica, la de contacto y la seborreica.

La exposición a irritantes puede provocar una reacción en los pies que resulte en molestias y sensaciones de ardor. Por ejemplo, frente a los detergentes usados para lavar las medias.

En el tratamiento hay que identificar y evitar los factores irritantes. Se pueden usar cremas con corticosteroides locales para reducir la inflamación y la picazón.

4. Pie de atleta

El pie de atleta es una infección por hongos que afecta la piel de los pies, especialmente entre los dedos. Se caracteriza por picazón, enrojecimiento, descamación y, a menudo, ardor.

Es más común en ambientes húmedos y cálidos. Se puede propagar a través del contacto con superficies contaminadas, como duchas públicas o vestuarios.

Para el tratamiento, se suelen prescribir cremas antimicóticas de uso tópico. En casos más severos, pueden ser necesarios medicamentos orales.

5. Carencia de vitamina B

El ardor en los pies puede ser un síntoma asociado a la deficiencia de vitamina B, especialmente la B12. Estos nutrientes son fundamentales para la salud nerviosa y su falta puede llevar a neuropatías periféricas.

Si se detecta la carencia con un examen de laboratorio, el médico puede prescribir suplementos específicos para corregirla. También se recomendará una dieta equilibrada, rica en carnes magras, huevos, lácteos, legumbres, granos enteros y vegetales de hoja verde.

6. Consumo excesivo de alcohol

El abuso de alcohol puede tener múltiples efectos negativos en la salud, incluyendo daños al sistema nervioso. Uno de los problemas asociados es la neuropatía alcohólica.El alcohol también afecta la capacidad del cuerpo para absorber nutrientes esenciales, lo que puede llevar a deficiencias de vitaminas del complejo B.

La abstinencia o la reducción significativa en el consumo de alcohol es crucial para prevenir un mayor daño. A la par, durante el proceso de deshabituación, un médico puede prescribir suplementos de complejo B.

7. Enfermedad renal crónica

La enfermedad renal crónica o ERC es una condición progresiva en la que los riñones pierden gradualmente su función. Esto afecta la capacidad del cuerpo para eliminar desechos y exceso de líquidos, lo que puede llevar a complicaciones metabólicas y nerviosas. El ardor en los pies puede ser un síntoma de la ERC que se asocia a la acumulación de toxinas en la sangre y a los desequilibrios de líquidos.

Las personas con ERC tienen que seguir una dieta baja en proteínas, sodio y potasio. En algunos casos, se considera la suplementación con vitaminas del complejo B y otros nutrientes. Para etapas avanzadas es necesaria la diálisis o un trasplante.

8. Hipotiroidismo

El hipotiroidismo es una condición en la que la glándula tiroides no produce suficientes hormonas tiroideas. Ello afecta el metabolismo y el funcionamiento de varios sistemas en el cuerpo, incluyendo el nervioso. De hecho, la disminución en la producción de hormonas tiroideas puede causar neuropatía periférica.

Tras el diagnóstico con análisis de sangre, el tratamiento principal consiste en la administración de hormonas tiroideas sintéticas (como levotiroxina). Al normalizar los niveles puede desaparecer el síntoma.

9. Cambios hormonales

La quemazón en los pies puede ser un síntoma durante la menopausia o en algún intervalo del ciclo menstrual. Se afecta la circulación sanguínea y la función nerviosa por las variaciones en los estrógenos y la progesterona.

En la menopausia se pueden considerar tratamientos, como terapia de reemplazo hormonal. Pero si las molestias no son severas, cambios en el estilo de vida resultarán suficientes, como una dieta equilibrada, hacer ejercicio y practicar técnicas de manejo del estrés.

10. Enfermedades de la médula espinal

Aquí se abarcan una variedad de trastornos, como la esclerosis múltiple, las lesiones medulares y las enfermedades neurodegenerativas. Estas condiciones comprometen la función nerviosa y la comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo. Ante el daño progresivo en las fibras nerviosas, aparecen neuropatías.

El tratamiento depende de la enfermedad diagnosticada. En cualquier caso, la fisioterapia puede ser esencial para mejorar la movilidad, la fuerza y la funcionalidad de las extremidades afectadas.

11. Fascitis plantar

La fascitis plantar es una inflamación de la fascia plantar, un tejido fibroso que conecta el talón con los dedos del pie. Es una de las causas más comunes de dolor en la zona y puede provocar molestias al caminar, al estar de pie o realizar actividades físicas.

Para el abordaje es fundamental reducir la actividad física que agrava el dolor, permitiendo que la fascia se recupere. También son útiles las compresas frías y los ejercicios de estiramiento específicos.

12. Infecciones virales

El herpes zóster es causado por la reactivación del virus varicela-zóster. Puede generar un sarpullido doloroso que se acompaña de ardor, hormigueo o dolor en la zona afectada. No es tan frecuente en los pies, pero es una posibilidad.

La mononucleosis, por su parte, es causada por el virus Epstein-Barr. Algunas personas reportan ardor o malestar en las extremidades debido a la inflamación generalizada.

Los tratamientos en estos casos se basan en medidas físicas. Para el herpes zóster se pueden prescribir antivirales, como aciclovir.

13. Síndrome de Guillain-Barré

El síndrome de Guillain-Barré es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunitario ataca los nervios periféricos, lo que puede provocar debilidad muscular y pérdida de reflejos. La reducción de la mielina en las fibras nerviosas origina sensaciones anormales, como ardor, hormigueo y entumecimiento en pies y manos.

Los tratamientos más comunes son la terapia de inmunoglobulinas intravenosas (IVIG) y la plasmaféresis. Ayudan a reducir la severidad de la enfermedad y acelerar la recuperación.

14. Síndrome de dolor regional complejo

El síndrome de dolor regional complejo o SDRC es un trastorno crónico que causa dolor intenso y persistente en una extremidad, a menudo, después de una lesión. También hay otros síntomas, como cambios en la temperatura y el color de la piel.

El tratamiento es dificultoso. Se utilizan analgésicos, antiinflamatorios y medicamentos para el dolor neuropático. También fisioterapia, inyecciones de bloqueo nervioso y terapia cognitivo-conductual.

15. Síndrome del túnel tarsal

En esta afección, el nervio tibial posterior se comprime a medida que pasa a través del túnel tarsal, ubicado en el tobillo. La compresión puede causar dolor, hormigueo y ardor.

Se recomienda evitar actividades que agraven los síntomas, como estar de pie durante períodos prolongados o usar calzado inadecuado. Los ejercicios de estiramiento y fortalecimiento pueden ser útiles para mejorar la flexibilidad y la función del tobillo.

16. Síndrome de Gitelman

El síndrome de Gitelman es un trastorno genético raro que afecta la reabsorción de electrolitos en los riñones. Ello resulta en desequilibrios de minerales, como el magnesio y el potasio. Causa debilidad muscular, calambres y fatiga en todo el cuerpo, incluidos los pies.

Para el tratamiento se prescriben suplementos de potasio y magnesio. A la vez, se indica una dieta rica en plátanos, espinacas, nueces y legumbres.

17. Enfermedad de Charcot-Marie-Tooth

Más que una enfermedad, es un grupo de trastornos hereditarios que afectan los nervios periféricos. El ardor en los pies puede ser un síntoma asociado.

Con analgésicos y medicamentos para el dolor neuropático se pueden aliviar quemazones y otras molestias. Además, la fisioterapia es esencial para mejorar la fuerza, la coordinación y la movilidad. El uso de férulas o calzado ortopédico puede ayudar a la estabilidad y la función al caminar.

18. Eritromelalgia

La eritromelalgia se caracteriza por el enrojecimiento y la hinchazón de las extremidades. En general, se asocia con una dilatación de los vasos sanguíneos y puede ser resultado de trastornos vasculares y neuropatías.

Identificar y tratar la causa que provoca la eritromelalgia es la clave del abordaje. Se podrán recetar medicamentos para mejorar la circulación o regular trastornos autoinmunitarios.

19. Quimioterapia

La quimioterapia es el tratamiento utilizado para combatir el cáncer con medicamentos que destruyen las células cancerosas. Sin embargo, puede tener efectos secundarios significativos en el cuerpo, incluyendo daños en los nervios periféricos.

Ante su aparición, si es posible, se pueden ajustar las dosis o cambiar a un régimen alternativo. Pero, muchas veces, eso no es viable y se requieren cambios en los hábitos para aminorar las molestias.

¿Qué hacer cuando siento ardor en los pies?

Ya vimos que el tratamiento para la sensación de quemazón dependerá de la causa. Para ello, la intervención de un médico es esencial, de modo que se llegue al diagnóstico.

Pero, mientras tanto, algunas medidas sencillas alivian la molestia:

  • Remojar los pies en agua fría o hacer baños con hielo, con el cuidado de no permanecer demasiado tiempo.
  • Cambiar el calzado y buscar zapatos cómodos.
  • Aplicar cremas locales con capsaicina.
  • Remojar los pies en sales de Epsom.
  • Masajear los pies.

En general, estos remedios buscan mejorar la circulación sanguínea en la zona para reducir los síntomas. Sin embargo, no resolverán la enfermedad de base.

Las causas son variadas y necesitan consulta médica

El ardor en los pies es muy molesto. Sobre todo, cuando es persistente e interrumpe nuestras actividades cotidianas. Ya que son muchas las causas posibles para esta sensación, no hay que subestimarla. Resulta necesaria una consulta a un profesional para explorar las razones e implementar un tratamiento acorde.

Si el problema es leve, quizás un pequeño cambio de hábitos sea suficiente. Sin embargo, las enfermedades más severas no mejorarán sin el asesoramiento médico.


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