Síndrome de las piernas inquietas: síntomas y tratamiento
Revisado y aprobado por el médico José Gerardo Rosciano Paganelli
¿Has escuchado hablar alguna vez del síndrome de las piernas inquietas? Se trata de un trastorno neurológico que genera la necesidad incontrolable de estirar y mover las piernas.
Si cuando estás recostado en el sofá o, incluso, cuando duermes, sientes la necesidad imperiosa de mover tus piernas, este artículo te interesará. Descubre todo sobre el síndrome de las piernas inquietas, sus síntomas, diagnóstico y tratamiento.
Qué es el síndrome de las piernas inquietas
El National Institute of Neurological Disorders and Stroke (NIH) explica que el síndrome de las piernas inquietas, conocido también como enfermedad de Willis-Ekbom, es un trastorno sensitivo y motor caracterizado por una sensación de malestar o dolor en las extremidades, normalmente en las piernas.
Al respecto, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos señala que aparece una sensación en el sistema nervioso que empuja a quien padece este síndrome a pasear y caminar ya que solo así la sensación desagradable se detiene aunque sea por un corto periodo.
Sin embargo, la sensación de dolor o incomodidad en las piernas reaparece en situaciones de reposo. La sintomatología suele acentuarse por la tarde y por la noche, especialmente cuando se está tumbado o recostado.
El síndrome de las piernas inquietas puede aparecer a cualquier edad y una vez lo hace, suele acentuarse con el tiempo. Tiene una alta prevalencia ya que afecta a entre un 1 y 5 % de la población.
Normalmente, su existencia se asocia con otro tipo de afecciones como anemia o insuficiencia renal. Asimismo, se cree que la toma de ciertos fármacos podría favorecer la aparición del trastorno.
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Cuadro clínico
Las personas que padecen el síndrome de las piernas inquietas tienen una necesidad compulsiva de mover las piernas. El movimiento es similar a un tic nervioso y puede controlarse momentáneamente pero, al final, pueden acabar experimentándose sacudidas o espasmos involuntarios.
La sensación de incomodidad en las piernas es variable y difícil de definir. Algunas personas hablan de una quemazón. No obstante, también se puede experimentar un hormigueo o una sensación de tirantez o presión.
Cuando experimentan estas sensaciones desagradables, los sujetos afectados tienden inicialmente a frotarse las piernas o a mojárselas con agua fría. La sensación de malestar suele persistir y no se alivia hasta que la persona se mueve o camina.
Además, el trastorno tiene un marcado ritmo circadiano, por el cual las sensaciones más acentuadas y molestas se dan a la noche, después de cenar. Es muy común que las personas con síndrome de piernas inquietas desarrollen otro tipo de trastornos del sueño al ser incapaces de dormir por su necesidad de levantarse o mover las piernas repetidas veces.
La severidad de los síntomas es variable y puede ir desde cuadros intermitentes de incomodidad en las piernas hasta sensaciones de dolor profundo y crónico que pueden acarrear problemas psicológicos que podrían revestir gravedad.
Criterios diagnósticos
Normalmente, a la hora de diagnosticar el síndrome de las piernas inquietas se siguen fundamentalmente cuatro criterios diagnósticos, como se señala en el artículo del NIH citado anteriormente:
- ¿Cómo es la necesidad de mover las piernas? ¿Es irrefrenable y unida a sensaciones de malestar o incomodidad en dichas extremidades?
- ¿Los síntomas se agravan en momentos de inactividad o tras haber pasado un tiempo sentado o acostado?
- ¿Las sensaciones molestas desaparecen cuando se mueven las piernas? ¿Vuelven con mayor o menor rapidez una vez finaliza el movimiento?
- ¿Empeoran los síntomas al final del día, especialmente durante la noche?
La presencia simultánea de estos cuatro parámetros es necesaria para el diagnóstico del síndrome; sin embargo, en algunos casos, la existencia de los mismos puede deberse a otras causas o afecciones.
Por ello, es necesario tener en cuenta otra serie de factores y criterios diagnósticos de apoyo, como la existencia de antecedentes familiares o la presencia de otros trastornos del sueño.
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Tratamiento del síndrome de piernas inquietas
En primer lugar, se debe determinar si la existencia del síndrome es debida a otras condiciones médicas como son el embarazo o algunas afecciones como el déficit de hierro. En dichas situaciones, el tratamiento consistirá, en primer lugar, en controlar tales patologías o situaciones.
Sin embargo, en los casos en los que se diagnostica el síndrome de las piernas inquietas y este no se debe a otro tipo de complicaciones, el tratamiento se basará fundamentalmente en conseguir un cambio en los hábitos de vida e, incluso, en la calidad del sueño.
Cuando este tipo de medidas no son suficientes, el tratamiento puede complementarse con determinados fármacos. Entre los recomendados por la Sociedad Española de Neurología y la Sociedad Española del Sueño encontramos:
- Opioides.
- Relajantes musculares.
- Fármacos que ayuden a conciliar el sueño.
- Medicamentos que aumentan los niveles de dopamina.
- Medicamentos que afectan a los canales de calcio.
En la mayoría de los casos, se debe conseguir una combinación adecuada de dichos medicamentos para lograr los efectos deseados, por supuesto siempre bajo consejo y supervisión médica.
Consulta con tu médico si tienes síntomas
Si al leer este artículo te has sentido reflejado, no lo dudes y consulta con el médico. Si bien el síndrome de las piernas inquietas no reviste gravedad, sí es un malestar sumamente incómodo que puede derivar en complicaciones para tu salud tanto física como mental.
Acude a la consulta del especialista para que este pueda someterte a un diagnóstico y recetarte el tratamiento más adecuado para tus necesidades y estilo de vida. Quizá con cambios simples en tus hábitos puedas controlar el síndrome de las piernas inquietas.
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