¿Sufres un frecuente dolor muscular y fatiga? Podría ser fibromialgia
Revisado y aprobado por el médico Carlos Fabián Avila
Tener dolor muscular y fatiga puede ser algo muy común después de haber terminado un día cargado de actividades con gran exigencia física. Sin embargo, cuando estos síntomas se presentan con más regularidad y empiezan a afectar la calidad de vida, no es descartable que la persona esté padeciendo de fibromialgia.
La fibromialgia es un síndrome de causa desconocida cuyo síntoma principal es un dolor severo localizado en áreas musculares, tendinosas, articulares y viscerales. Dichas áreas se conocen como puntos “hipersensibles” y suelen doler más cuando se les hace una ligera presión.
Aunque los pacientes con esta enfermedad pueden presentar síntomas similares a quienes tienen problemas articulares, la gran diferencia es que no produce inflamación, por lo que no es una forma de artritis.
Lo que quizá sí se debe considerar es que es una forma de reumatismo de los tejidos blandos.
¿Cuáles son las causas de fibromialgia?
A ciencia cierta no se sabe cuál es la causa de este problema de salud, pero varias hipótesis sugieren que podría deberse a anomalías en la función del sistema nervioso central.
Los trastornos neurológicos de las vías que están sensibilizadas traen como consecuencia un incremento en las señales dolorosas, dando lugar a lo que se conoce como hiperalgesia (dolor aumentado).
Por otro lado, entre sus posibles causas también se han incluido:
- Lupus.
- Artritis.
- Enfermedades virales.
- Estrés físico y psicológico.
- Traumas psicológicos importantes.
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¿Cuáles son sus principales síntomas?
La fibromialgia es un trastorno que afecta en mayor medida a las mujeres, pero cuando afecta a los hombres suele presentarse de forma más severa.
Dolor generalizado persistente
El dolor musculoesquelético es el síntoma principal de esta condición. Por lo general aparece de forma gradual en partes del cuerpo como:
- El cuello.
- Los hombros.
- La espalda.
- Las caderas.
La intensidad de este puede variar dependiendo de la situación y actividad de la persona, así como el clima o sus patrones de sueño. Quienes lo padecen lo han descrito como:
- Ardiente.
- Mordisqueante.
- Pulsante.
- Rígido.
- Sensible.
Fatiga
Un 90 % de las personas afectadas por esta afección también pasan por leves o graves episodios de fatiga, menor resistencia al esfuerzo físico y un agotamiento que puede conllevar a sufrir de gripe o problemas de sueño. Por lo general este síntoma es similar al producido por otras condiciones, como es el caso del síndrome de fatiga crónica.
También es muy común que la persona tenga diferentes trastornos de sueño como, por ejemplo, dificultades para dormir, sueños ligeros o interrupción del mismo durante la noche. Por esto, quienes lo padecen tienden a estar decaídos, incluso después de haber dormido un poco.
Síntomas del sistema nervioso
Por ser una enfermedad que altera el sistema nervioso, las personas que la padecen experimentan cambios frecuentes en sus estados de ánimo. Hasta un 25 % de los individuos diagnosticados tienen depresión clínica, se sienten tristes y decaídos.
Se cree que podría haber una relación entre la fibromialgia y algunos tipos de depresión y ansiedad crónica. No obstante, estas dos condiciones se deben evaluaron mayor profundidad ya que pueden ser desencadenadas por otros trastornos comunes.
Algunas personas también podrían tener mayor dificultad para concentrarse y realizar tareas cotidianas sencillas; por ello, es muy importante prestarle atención y tratar de darle un control oportuno.
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Otros síntomas asociados
- Diarrea o estreñimiento.
- Dolores abdominales y distensión.
- Espasmos e irritabilidad de la vejiga.
- Dolores de cabeza musculares y migraña.
¿Se puede controlar la fibromialgia?
La primera medida para tratar esta dolencia es consultar al médico para recibir un diagnóstico adecuado.
Algunos fármacos pueden ser útiles en el tratamiento y disminución de los diferentes tipos de dolor. Sin embargo, no todo el alivio gira en torno a su consumo. Por ello mismo, es importante adoptar algunos buenos hábitos de vida.
- Realizar ejercicio de bajo impacto, como mínimo 30 minutos al día y, en lo posible, de la mano de un entrenador, ya que un mal movimiento puede empeorar el problema.
- Hacer estiramientos a diario para aliviar los músculos rígidos y adoloridos.
- Implementar técnicas de relajación y de control del estrés.
- Adoptar una alimentación saludable, baja en grasas y azúcares.
- Tener un peso equilibrado, ya que la obesidad puede empeorar este problema y hacerlo más recurrente.
En caso de tener dudas sobre qué tipo de hábitos conviene adoptar y mantener en el tiempo, lo ideal es consultar con el médico tratante. Este siempre podrá ofrecer las mejores orientaciones al respecto.
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