Cómo tratar la anorgasmia femenina
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
La anorgasmia es una de las disfunciones sexuales más comunes en las mujeres, junto a la falta de deseo sexual y el vaginismo. Es la imposibilidad de alcanzar el orgasmo a pesar de recibir una estimulación previa y sentir deseo y excitación durante la relación sexual.
Sus causas principales tienen que ver con factores psicológicos, aunque una mínima parte se produce por lesiones en la zona genital y malos hábitos de vida. Si bien algunos la han catalogado como una enfermedad, en realidad es una alteración funcional que puede superarse con algunas prácticas saludables y la ayuda de un especialista.
El problema es que el tema continúa siendo tabú para muchas personas y, debido esto, se ha dificultado su detección y tratamiento. Por esta razón, a continuación queremos compartir en detalle qué factores influyen en su desarrollo, cómo se distingue y qué se puede hacer para combatirla.
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¿Cuáles son las causas de anorgasmia femenina?
En la sexualidad femenina influyen factores internos y externos que, algunas veces, impiden que la mujer disfrute del acto sexual en toda su plenitud.
De hecho, más del 90 % de los casos de anorgasmia femenina tienen que ver con cuestiones psicológicas y emocionales, mientras que solo el 5 % corresponde a causas físicas.
Por otro lado, cabe mencionar que muchas veces se debe a una falta de educación sexual y los mitos en torno al sexo.
En detalle, algunas de las causas relacionadas son:
- Traumas sexuales.
- Estrés, preocupaciones o sentimientos de culpa.
- Desinterés o problemas en la pareja.
- Miedo o vergüenza de tener relaciones sexuales.
- Consumo excesivo de fármacos para la hipertensión.
- Consumo de antidepresivos o anticonceptivos.
- Confusión de la identidad sexual.
- Menopausia.
- Consumo de drogas.
Ver también: ¿La forma de la vagina influye en el orgasmo?
¿Cómo se distingue la anorgasmia femenina?
En función de los síntomas y las situaciones en que se desencadene, la anorgasmia se distingue en 5 formas:
- Primaria: se da cuando la mujer no ha tenido ni un solo orgasmo a pesar de masturbarse o mantener relaciones sexuales.
- Secundaria: ocurre cuando, de forma repentina, se pierde la capacidad de sentir un orgasmo, pese a que antes no se tenía este problema.
- Absoluta: no se consigue el placer bajo ninguna circunstancia o método.
- Relativa: cuando se tienen orgasmos a través de un tipo de estimulación en concreto. Por ejemplo, solo vaginal o solo a través del clítoris.
- Situacional: el clímax solo es posible en determinadas situaciones.
¿Qué se puede hacer para tratar la anorgasmia femenina?
Aunque siempre es recomendable acudir al especialista para resolver cualquier duda sobre esta condición, hay algunas medidas sencillas que se pueden poner en práctica para empezar a superarla.
Explórate
Para saber qué te gusta, es primordial que tengas momentos íntimos. Para que puedas explorar tu cuerpo sin temor a nada. Mírate desnuda frente al espejo, acéptate tal y cómo eres. Y estimula las áreas que consideras que te pueden dar placer.
Este hábito no solo incrementará tu autoconfianza y autoestima, sino que te ayudará a saber cuáles son las partes que te excitan y que, seguramente, podrás disfrutar con tu pareja.
Dile sí a los preliminares
El sexo no tiene por qué limitarse a la penetración. Muchas veces la anorgasmia es el resultado de las relaciones sexuales monótonas.
Si tienes pareja, anímate a buscar nuevas experiencias y busca un tiempo previo para disfrutar de caricias, juegos y otros preliminares que aumentan la excitación.
Usa lubricantes
Aunque no son un remedio para la anorgasmia, el uso de lubricantes puede ser bastante útil. De hecho, en la actualidad se distribuyen algunas presentaciones cuya composición tiene como finalidad incrementar los orgasmos. Estas herramientas relajan los músculos vaginales y, algunas veces, brindan sensaciones diferentes que ayudan a alcanzar el clímax.
Haz ejercicio regular
Los ejercicios para fortalecer la pelvis y los órganos sexuales son un gran apoyo para superar la anorgasmia y otras disfunciones sexuales. Estos mejoran el desempeño sexual y ayudan a sentir más relajación mientras se inicia la búsqueda del orgasmo.
A su vez, combaten el estrés y la ansiedad, dos factores emocionales asociados con este trastorno.
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Evita los pensamientos negativos
Dejarse llevar por la frustración cuando las cosas no salen como se espera puede ser una gran interferencia para acabar con este problema. Si bien no es fácil eliminarlo, es necesario tener la mente más abierta para poder lograr el objetivo.
El temor, la vergüenza y las falsas creencias son factores que deben hacerse a un lado para disfrutar el sexo y conseguir el orgasmo.
¿Estás lista para superarlo? Infórmate bien, sigue nuestras recomendaciones y consulta a tu ginecólogo.
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