Vivir es mucho más que existir
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater
Vivir es mucho más que existir, aunque en ocasiones, hay quien lo olvida. Entre el nacimiento y el día en que nos vamos de este mundo se desarrolla toda una etapa maravillosa llamada “vida” que hay que experimentar al máximo, hasta quedarnos sin aliento.
Sabemos que, a veces, no es fácil sacar todo el partido a nuestros días. Las obligaciones, el trabajo y en ocasiones, relaciones personales complejas limitan un poco esa alegría de vivir de la que todos deberíamos disfrutar.
No obstante, si tomamos plena conciencia de que el simple hecho de existir, de estar aquí y ahora en este mundo, ya es una gran maravilla, empezaremos a priorizar todo aquello que de verdad es importante.
Te invitamos a reflexionar sobre ello.
¿Qué hacer para vivir, en lugar de simplemente existir?
1. No vivir la vida de otras personas
Todos nosotros formamos parte de, al menos, tres círculos sociales:
- Una familia de origen con unos padres, hermanos, y otros familiares “de sangre”.
- Una familia construida, ahí donde están nuestras parejas, hijos y esos amigos a los que también valoramos como “familiares”.
- Un contexto laboral donde está nuestros compañeros de trabajo, jefes, clientes, etc.
Estos círculos sociales tan cotidianos determinan también lo que somos, cómo nos vemos y cómo nos ven los demás.
Si estos contextos son armónicos y enriquecedores, encontraremos también sentido a nuestra existencia, porque nos sentiremos valorados, queridos y útiles para la sociedad y las personas importantes.
Si dentro de estos círculos sociales hay conflictos, presiones, miedos y tensiones, entonces estaremos siendo prisioneros de mundos ajenos. Seremos “esclavos” de emociones negativas que nos impedirán existir tal y como deseamos.
Si es nuestro caso, sería necesario establecer prioridades, romper vínculos o poner límites. Nuestra paz interior y nuestro bienestar no son negociables.
Te recomendamos leer: El amor está en los pequeños detalles
2. Aprende a disfrutar del “aquí y ahora” que te rodea
Para encontrar el sencillo placer de existir, de apreciar nuestra pertenencia a este mundo y a lo que nos rodea, es necesario que sigamos estos pasos:
- Detengamos el ruido de nuestros pensamientos. Estamos siempre ocupados con esas ideas que, lejos de ser productivas, son “ruido”, miedos, preocupaciones, etc.
- Busquemos instantes para nosotros, en soledad. Merecemos nuestros propios momentos para estar con nosotros mismos.
- Apreciemos todo aquello que nos rodea, porque la belleza de la vida se inscribe a veces en las cosas más elementales.
3. Agradece todo lo que tienes y lo que eres
Es posible que más de uno haya pensado “¿Cómo voy a agradecer lo que tengo, si en estos momentos no soy feliz?”.
- Las personas debemos entender que, a pesar de no tener lo que de verdad queremos, siempre tenemos la capacidad de cambiar las cosas. La fuerza está en la voluntad, en el optimismo, en nuestra capacidad por ilusionarnos de nuevo.
- Agradezcamos el simple de hecho de existir, de sentir el calor de la luz del sol, de ver las sonrisas de las personas que nos aman de verdad. Demos gracias por ser personas valientes que saben todo lo que han superado, y a quienes les quedan muchas cosas por experimentar.
- Vivamos el momento y agradezcamos lo que percibimos ahora. Si lo que tenemos en este momentos son lágrimas y pesares en el corazón, entendamos que en esta vida nada permanece.
- Mañana nos dolerá un poco menos y la vida nos traerá cosas mejores siempre y cuando nuestra actitud sea receptiva.
Lee también: El cuarteto de la felicidad
4. No imagines, no esperes, no te lamentes: ¡sal de tu zona de confort, vive la vida!
Soñar no es malo, al contrario; nos aporta ilusiones y nos viste de esperanzas que deseamos ver cumplidas. No obstante, si pasamos la mayor parte del día soñando y esperando, no avanzaremos en otros aspectos.
Es necesario que salgamos de nuestra zona de confort y que nos arriesguemos, porque la vida es algo más que existir. La vida, en realidad, se resume en estas máximas:
- Vivir es equivocarse y volver a intentarlo.
- Permitamonos segundas y terceras oportunidades.
- Aprendamos a decir no, y atrevámonos a decir “sí” sin saber qué podrá ocurrir.
- Vivir es quedar sin aliento y tener ganas de más.
- Disfrutar de la calma y también del bullicio de la alegría, de los sueños que se tocan con la yema de los dedos.
Todo es posible si te esfuerzas
Aplica estos sencillos consejos en tu día a día y no olvides que, en ocasiones, conseguir la felicidad y la paz interior es mucho más fácil de lo que pensamos.
Solo requiere de algo de asertividad, una buena dosis de ilusión cotidiana y el pilar fundamental de la autoestima. ¡No lo olvides!
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.