6 razones por las que no conseguimos perder grasa abdominal
Escrito y verificado por el médico Carlos Fabián Avila
Cuando el peso disminuye, el cuerpo activa ciertos mecanismos de defensa. Por eso, a menudo muchas personas disminuyen varios kilos al principio sin mucho esfuerzo y, luego, la pérdida de peso se detiene. ¿Sabes por qué no consigues perder grasa abdominal?
La zona abdominal es una de las más difíciles cuando de perder peso se trata. No solo es la que más tiende a acumular grasa, sino que también refleja la acumulación de líquidos y toxinas. Entonces, para reducir sus medidas, es necesario hacer varios esfuerzos, especialmente en cuanto a la dieta.
El problema es que muchas personas adoptan hábitos saludables y aún así no consiguen adelgazar esta zona del cuerpo. Si bien esto también depende del funcionamiento del metabolismo de cada uno, a veces es producto de ciertos errores que se pasan por alto. ¡Descúbrelos!
Razones por las que no logramos perder grasa abdominal
Una buena alimentación y la práctica regular de ejercicio físico son indispensables para perder grasa abdominal. Ahora bien, si ya has intentado con ambos hábitos y no te están dando resultados, puede que algo más esté ocurriendo.
Si este es tu caso, la primera medida que recomendamos es que visites al nutricionista para una revisión de tu caso en particular. Quizás te esté afectando alguna de las situaciones que describiremos a continuación:
1. Nos obsesionamos con eliminar todo tipo de grasas
A la hora de bajar de peso, solemos concienciarnos de que hemos de mantenernos firmes a la tentación y reducir por completo el consumo de grasas. ¿Piensas que esto es realmente saludable? ¿Que hemos de prescindir por completo de todos esos alimentos que contienen algún tipo de grasa? No, no es del todo acertado, y te explicamos por qué:
- Existen grasas que sí son saludables y necesarias para nuestro organismo, como es el caso de los ácidos grasos monoinsaturados.
- Generalmente, lo que suele hacer mucha gente es sustituir las grasa por hidratos de carbono, y esto, a largo plazo, no ayuda en absoluto a eliminar la grasa abdominal.
- Para reducir el sobrepeso, nuestro organismo necesita un nivel adecuado de ácidos grasos, o lo que es lo mismo, las llamadas “grasas saludables”, las cuales podemos encontrar, por ejemplo, en el aguacate, el aceite de oliva o las nueces.
Ver también: 5 tips para potenciar tu rutina para quemar grasa abdominal
2. Nuestro estado de ánimo
¿Cómo te sientes cuando estás siguiendo una dieta para perder peso? Habitualmente, se suele sentir desde ansiedad hasta tristeza, y esta relación se ha estudiado por muchos años. De este modo, se mezcla todo en un pequeño caos emocional, en el cual se combina el deseo por vernos mejor físicamente con el estrés diario y la presión de una dieta estricta.
Según un estudio del Rush University Medical Center de Chicago (Estados Unidos), es habitual que las mujeres que se sienten tristes o que padecen incluso una depresión tiendan a presentar una marcada grasa abdominal. Así pues, recuerda: igual de importante es cuidar de tus emociones que de tu dieta.
3. Tenemos deficiencia de magnesio
Hemos hablado en numerosas ocasiones de los grandes beneficios del magnesio, pero… ¿sabías que este mineral cumple una función esencial para ayudarnos a perder peso?
- El consumo de magnesio es muy eficaz para equilibrar en nuestro organismo los niveles de glucosa.
- Puedes encontrar magnesio en los frutos secos, como las almendras, así como en legumbres o cereales. No obstante, también puedes tomar cápsulas o suplementos de los que venden en las farmacias o en las tiendas especializadas; nunca los ingieras sin recomendación previa del médico.
4. Ingerimos refrescos light
Es un error en el que solemos caer muy a menudo. Cuando seguimos una dieta para perder peso, en lugar de prescindir por completo de los refrescos, empezamos a consumir los llamados refrescos light o dietéticos. Sin embargo, estos son un gran obstáculo para perder grasa abdominal.
Recuérdalo: cuando quieras adelgazar o perder un poco de volumen de tu cintura, deja de tomar refrescos y jamás caigas en el error de consumir los light. Aunque contienen menos calorías, están llenos de azúcares y componentes artificiales que no son para nada buenos, tal y como se confirma en este estudio de 2014.
5. ¿Tienes más de 50 años y no haces ejercicio?
A partir de los 50 años, nuestro metabolismo cambia y ya no es tan fácil perder grasa abdominal, por mucho esfuerzo que hagamos en controlar todo aquello que comemos.
Es importante combinar una buena alimentación con algo de ejercicio diario pero, recuerda, el ejercicio debe ser aeróbico, es decir, que obligue a tu corazón y a tus pulmones a ponerse en marcha, a acelerar la respiración y a mejorar así sus funciones.
Este tipo de ejercicio nos va a ayudar a reducir la grasa almacenada en el abdomen, ya que el cuerpo la va a necesitar como fuente de energía o combustible. Así pues, no lo dudes: sal a andar, a correr, a ir en bici, bailar, entre otros.
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6. Comemos pocos alimentos de “colores vivos”
Puede que te haya sorprendido lo de “colores vivos”. ¿A qué nos estamos refiriendo con esas palabras? Una manera popular de garantizar una alimentación saludable (o al menos variada en cuanto a vegetales y frutas) es la de escoger elementos de diferentes colores. Estos son algunos ejemplos que avalan esta teoría:
- Limones.
- Naranjas.
- Toronjas (pomelos).
- Pimientos rojos.
- Sandía.
- Agua de fresas.
- Uvas rojas.
- Piña.
- Calabaza.
- Papaya.
- Zanahorias.
Sin embargo, es importante remarcar que cada organismo presenta una tolerancia diferente, y que las necesidades no son las mismas para todas las personas. Por eso, lo más conveniente es siempre planificar una dieta con la supervisión de un nutricionista.
Anímate desde hoy mismo a seguir tu dieta de adelgazamiento de un modo más correcto y adecuado. Perder grasa abdominal es posible, siempre y cuando lo hagamos bien, con salud y con motivación, y sin descuidar nuestras emociones.
Recuerda también que un exceso de grasa en el abdomen es muy peligroso para nuestra salud, y que es uno de los principales factores de riesgo de las enfermedades cardíacas. ¿Qué tal si empezamos hoy mismo a poner en práctica estos sencillos consejos?
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