Alergia al pollo: síntomas y recomendaciones
Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez Arias
La alergia al pollo es una reacción autoinmune que impide el consumo de dicho alimento debido a la sintomatología que se desencadena. Se trata de un problema que puede aparecer en cualquier momento de la vida, aunque es más común que se comience a manifestar durante la infancia. A continuación, vamos a darte todas las claves al respecto.
Antes de comenzar, has de saber que las alergias se caracterizan por un funcionamiento ineficiente del sistema inmune que identifica como dañinas a sustancias inocuas o beneficiosas para la salud. Cuentan con un carácter crónico e irreversible. Incluso en algunos casos pueden desencadenar reacciones que pongan en riesgo la vida del individuo.
¿Qué es la alergia al pollo?
Cuando se ingiere carne de pollo, el sistema de defensa del organismo interpreta que ciertas proteínas del animal son «nocivas» y, por lo tanto, capaces de poner en riesgo la salud del sujeto.
En dicho momento se desencadenan una serie de mecanismos inflamatorios que generan una sintomatología característica. Esta cursa normalmente con dificultades respiratorias, hinchazón, malestar intestinal y dolores.
Todo este proceso que acabamos de describir es lo que se conoce como alergia al pollo. No obstante, la gravedad de los síntomas depende siempre del grado de la propia alergia.
La alergia al pollo es un problema relativamente frecuente entre la población. De hecho, el pollo es la carne más propensa a generar alergias junto con la de pavo. La reactividad cruzada entre ambas es frecuente.
Cabe destacar que es posible desarrollar este proceso de hipersensibilidad hacia las proteínas del ave, pero que esto no genere un impedimento frente al consumo de huevos.
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Síntomas asociados
Es importante conocer la sintomatología propia de la alergia al pollo. De este modo, podremos diferenciar los procesos alérgicos de otras patologías que nada tengan que ver con la hipersensibilidad. Los síntomas básicos, según un estudio publicado en Current Gastroenterology Reports, son los siguientes:
- Urticaria.
- Dermatitis.
- Dificultad para tragar.
- Vómitos.
- Diarreas.
- Dolor abdominal.
- Tos.
- Rinitis.
- Asma.
- Hipotensión.
No tienen por qué manifestarse todos los síntomas juntos. De hecho, según el grado de alergia, pueden ser más o menos evidentes. Cabe destacar que, en los casos más graves, es también plausible que se genere un shock anafiláctico que ponga en riesgo la vida del individuo.
Esta clase de procesos cursan normalmente con paradas cardiorrespiratorias si no se tratan con la farmacología adecuada, tal y como confirma la evidencia científica. Frente a esta situación, se debe llamar a la ambulancia.
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Diagnóstico de la alergia al pollo
El diagnóstico de la alergia al pollo corresponde siempre a un profesional sanitario, tal y como afirma un artículo publicado en Nature Reviews Immunology. De forma general, se hacen unas pruebas de tolerancia en boca a ver si se manifiestan síntomas evidentes.
En el caso de que estos no se produzcan, se puede inocular un antígeno en dosis controladas de forma subcutánea para observar la reacción posterior. Por supuesto, se trata de una serie de ensayos que han de ser realizados siempre bajo la supervisión profesional, ya que necesitan de experiencia y de metodología.
Además, pueden entrañar un cierto riesgo. En el caso de producirse una anafilaxis, es necesario contar con los fármacos necesarios para revertir el proceso. De lo contrario, se pondría en juego la vida del individuo.
Otros alimentos a evitar
Es común que los alérgicos al pollo sean también sensibles a la carne de pavo. Sin embargo, es muy poco frecuente que presenten reacciones de hipersensibilidad a otros tipos de alimentos de origen animal distintos.
Las carnes rojas, por ejemplo, no suelen resultar problemáticas. Ni siquiera la alergia a los huevos tiende a estar relacionada; se trata de una patología independiente que responde a antígenos distintos.
Eso sí, en el caso de los alérgicos al pollo, es necesaria una lectura de los etiquetados nutricionales antes de comprar productos procesados. La presencia de trazas de ave en los productos podría desencadenar esta serie de procesos alérgicos, generando un malestar en el individuo.
En este sentido, lo más conveniente es tratar de evitar todos aquellos alimentos cárnicos o preparados de origen industrial. Los presentes en la zona de congelados, como los nuggets, suelen estar desarrollados a base de carne de ave y, por lo tanto, son susceptibles de causar alergias en sujetos predispuestos.
¿Cuándo ir a ver un médico?
Se recomienda visitar a un médico si tras la ingesta de carne de pollo, aparecen malestares. Si se experimentan más de dos veces consecutivas malestares gástricos, dolores, diarreas, hinchazón o dificultad para respirar, es posible que exista una alergia a dicho ave.
También, es imprescindible la consulta un profesional de forma inmediata si se comienzan a sufrir mareos tras la ingesta de pollo, o si se nota una bajada de la tensión sanguínea. En estos casos, pueden desarrollarse consecuencias graves. Lo óptimo es acudir con urgencias cuanto antes, incluso en el caso de la aparición de un sarpullido a nivel cutáneo.
Alergia al pollo, un problema autoinmune
Tal y como hemos comentado, la alergia al pollo no es más que una reacción autoinmune donde el sistema de defensa responde de manera exagerada ante un antígeno que no es capaz de causar perjuicios contra la salud humana. Sin embargo, se trata de una afección crónica que no cuenta con una cura establecida a día de hoy.
Si hemos sido diagnosticados con una alergia a al pollo, es posible que tampoco nos sienten bien los alimentos procedentes de otro tipo de aves, así que deberíamos tener cuidado y evitar su ingesta. De lo contrario, podríamos sufrir una sintomatología desagradable.
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