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7 alimentos que ayudan a regular la tiroides

6 minutos
Hacer buenas elecciones alimentarias es clave para promover la salud de la tiroides. Descubre 7 alimentos recomendados para su cuidado.
7 alimentos que ayudan a regular la tiroides
Anna Vilarrasa

Revisado y aprobado por la nutricionista Anna Vilarrasa

Última actualización: 04 agosto, 2023

Más allá de los medicamentos y las terapias médicas para regular la función de la tiroides, hay algunos alimentos que pueden incidir de forma positiva en su salud. De hecho, independientemente de si hay problemas como el hipertiroidismo o el hipotiroidismo, los cambios en la dieta hacen parte del tratamiento.

Tal y como lo explica una investigación divulgada en Sudanese Journal of Paediatrics, los factores nutricionales tienen una estrecha relación con las disfunciones de la glándula tiroidea. De ahí la importancia de hacer buenas elecciones alimentarias, además de reconocer y limitar la ingesta de goitrógenos.

Recordemos que la tiroides es una glándula que interviene en la producción de hormonas, especialmente de tiroxina (T4) y triyodotironina (T3). Estas son determinantes tanto para el metabolismo como para la funcionalidad de otros sistemas del cuerpo. ¿Qué alimentos benefician su función?

¿Cuáles son los alimentos recomendados para regular la función de la tiroides?

No hay que esperar a que la tiroides presente dificultades en sus funciones para cuidarla a través de la alimentación. Coincidiendo con información compartida por los expertos de Harvard Health, una dieta nutritiva no solo favorece una óptima producción de hormonas tiroideas, sino que beneficia las funciones de otros sistemas, como por ejemplo el digestivo y el cardiovascular.

Ahora bien, no quiere decir que haya que seguir una dieta en especial para asegurar una óptima función de esta glándula. Simplemente, por sus propiedades, algunos alimentos son favorables. Estos no deben ser la base de la alimentación, sino un complemento. Los más recomendados son los siguientes.

1. Algas marinas

Un consumo moderado de algas le proporciona al organismo yodo, que es uno de los oligoelementos esenciales para la producción de hormonas tiroideas. No obstante, hay que tener en cuenta que el exceso de este mineral es tan perjudicial como su deficiencia.

Al ser una de las fuentes más abundantes de yodo, las algas deben consumirse con precaución, solo de forma puntual. 

2. Pescados y mariscos

En especial el atún, el bacalao y los camarones. Hacen un ligero aporte de yodo, zinc y selenio, nutrientes esenciales para la función de la tiroides. Se sugiere un consumo de tres a cuatro porciones por semana.

3. Productos lácteos

Cuando de cuidar la salud de la tiroides se trata, a menudo se recomienda la inclusión de productos lácteos en la dieta. Tanto el yogur como la leche, el queso, entre otras opciones, hacen un ligero aporte de yodo, vitamina D y proteínas que promueven el bienestar.

Un estudio divulgado a través de Frontiers in Nutrition respalda estas propiedades, aunque recuerda la importancia del consumo moderado para evitar excederse en la cantidad de yodo.

4. Huevos

Uno de los alimentos más nutritivos para cuidar la salud de la tiroides son los huevos. Como lo apunta una investigación divulgada en la revista Nutrients, estos proporcionan colina, folato, vitamina D, yodo, vitaminas B y proteínas de alta calidad.

Lejos de causar efectos perjudiciales —como se pensaba hace algunos años— las evidencias apuntan a que son nutritivos y beneficiosos para la salud.

5. Nueces de Brasil

Las nueces de Brasil son conocidas como una fuente abundante de selenio. Este mineral esencial interviene en la función de la tiroides y su adecuada producción de hormonas. De hecho, un estudio compartido en Nutrición Hospitalaria respalda estas propiedades.

Según los hallazgos, el aumento de los niveles de selenio a través de la suplementación con nueces de Brasil ayudó a mejorar los niveles de hormona tiroidea en pacientes con hemodiálisis, aunque no fue suficiente para restaurar la triyodotironina (T3) a niveles normales.

Es importante que tengas cuidado con la cantidad que consumes al día. Con un máximo de dos al día está bien, porque estas nueces contienen altos niveles de selenio y su ingesta en altas cantidades puede causar intoxicaciones.

6. Sal yodada

En contextos de deficiencia de yodo —una de las principales causas de los problemas tiroideos— la inclusión de sal yodada en la dieta resulta beneficiosa. Sobre esto, un estudio compartido en Annals of Pediatric Endocrinology & Metabolism concluye lo siguiente:

«La yodación de la sal sigue siendo la estrategia más exitosa para erradicar la deficiencia de yodo en la dieta humana».

Aun así, los investigadores reconocen los riesgos potenciales del consumo excesivo de sal (como mayor tendencia a la hipertensión o, en su defecto, trastornos por el exceso de yodo). Por ello, se enfatiza en la necesidad de monitorear su ingesta.

Según información de la Clínica Mayo, la cantidad diaria de sal yodada recomendada para un adulto es de 150 microgramos (media cucharita). En Estados Unidos, cada gramo contiene alrededor de 45 microgramos.

7. Pollo y pavo

Las carnes de ave como el pollo y el pavo se destacan por su contenido de proteínas de alto valor biológico, además de minerales como el hierro, el zinc y el cobre y vitaminas del complejo B.

Es justo por esta composición nutricional que se destacan como uno de los alimentos más adecuados para cuidar la tiroides. Como lo expone un documento en Food & Nutrition Research, el pollo es particularmente abundante en selenio.

Dicho mineral interviene en el metabolismo de las hormonas tiroideas y tiene una función antioxidante. Un estudio compartido por International Journal of Endocrinology apunta que su deficiencia es un factor de riesgo de enfermedades de la tiroides.

¿Qué hay que limitar o evitar en la dieta?

Mientras que los alimentos citados suelen ser beneficiosos para la tiroides cuando se consumen regularmente en la dieta, hay otros que se recomienda limitar o evitar. ¿El motivo? Se han catalogado como ‘goitrógenos’, ya que su composición afecta la utilización del yodo y la producción de hormonas tiroideas.

Sobre estos hay que hacer algunas aclaraciones; en primer lugar, su consumo puntual y en porciones moderadas no suele representar riesgos en personas sanas. Tienen cabida en el marco de una dieta saludable y variada; además, cocinarlos parece reducir estos efectos.

De todos modos, si ya hay una enfermedad de la tiroides diagnosticada, o si hay sospechas de estas, lo mejor es evitar su consumo hasta hablar con el médico o el nutricionista. En todos los contextos conviene evitar su ingesta en grandes cantidades.

En este grupo de alimentos encontramos la soja, la mandioca, el mijo, la col, la coliflor y otras verduras crucíferas. También está el té y el café.

Otros alimentos desaconsejados para la tiroides son los ultraprocesados, los azúcares y las fuentes de gluten.

¿Qué hay que recordar sobre los alimentos para cuidar la tiroides?

Debido a su composición nutricional —en especial a su contenido de yodo, zinc y selenio— algunos alimentos apoyan la función saludable de la tiroides. No obstante, eso no quiere decir que tengan ‘superpropiedades’ para prevenir las enfermedades que afectan a esta glándula.

Hay que tener en cuenta que al igual que ocurre con otras patologías crónicas, el hipotiroidismo, el hipertiroidismo y demás afecciones de la tiroides están determinadas por factores genéticos, ambientales y del estilo de vida. La dieta es solo uno de los hábitos modificables para promover la salud de este órgano.

En cualquier caso, es conveniente conocer y consumir aquellos alimentos beneficiosos para su función, y evitar aquellos que puedan afectar su salud. Además, si se sospecha de una enfermedad tiroidea, la dieta debe ajustarse de la mano del nutricionista, en función del trastorno y de las necesidades individuales.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


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