7 beneficios que obtendrás al tomar té blanco en tu desayuno
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater
El té blanco es una bebida delicada y de sabor exquisito que nació de casualidad hace ya unos 5000 años en China. ¿Quieres saber más al respecto? En ese caso sigue leyendo todo lo que vamos a contarte. Descubrirás que tomar té blanco es una excelente elección para el desayuno.
Dice la leyenda que el emperador Shen Nung sintió sed mientras daba un paseo y para aplacar su necesidad decidió hervir agua en una olla. Por casualidad, o por la magia del destino, unas hojas de té blanco cayeron en el agua caliente, dando a la bebida un sabor prodigioso que, además, alivió su malestar.
Esta es una historia salpicada de fantasía, lo sabemos. Sin embargo, sí nos revela un dato interesante: el té blanco es una bebida natural que puede ser beneficiosa para la salud. De hecho, es la bebida con más antioxidantes de la que disponemos hoy en día.
“El té blanco es un magnífico tónico y uno de los grandes regalos de la naturaleza. Es el té menos procesado y tiene los niveles más altos de antioxidantes en comparación con el té negro y el verde” indican los autores de un estudio publicado en el 2013.
Los beneficios de tomar té blanco
El té blanco procede de la planta Camelia sinensis. Sus hojas se recolectan cuando todavía no se han abierto del todo. Estas están recubiertas por unos pequeños pelos blancos a los que debe su nombre esta infusión.
Según la sabiduría popular, a diferencia del té verde o el té rojo, es conveniente tomar té blanco a diario, sobre todo a primera hora de la mañana. Es cuando el organismo está más receptivo y cuando más nos podemos beneficiar de sus virtudes.
A continuación, te damos 7 buenas razones para que lo incluyas en tu desayuno. Si lo tomas como hábito, tu salud lo notará.
1. Aporta antioxidantes
El nivel de antioxidantes en el té blanco es mayor que el del té verde o el té negro. En él destacan las catequinas, un tipo de polifenoles que desempeñan una acción antioxidante en el organismo.
En las últimas décadas diferentes estudios han relacionado la ingesta a largo plazo de estos compuestos (los polifenoles) con una mayor protección frente a enfermedades como el cáncer, las patologías cardiovasculares, la diabetes y los problemas neurodegenerativos.
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2. Ayuda a bajar de peso
Según estudios realizados en roedores, el té blanco es una bebida que podría ayudar a bajar de peso. Por ello mismo, en el ámbito popular se dice que tomar té blanco es un buen complemento en la dieta para favorecer la pérdida de peso. Su acción adelgazante se basaría en los siguientes factores:
- Inhibiría la formación de nuevas células de grasa.
- Movilizaría la grasa de las células adiposas más resistentes.
- Estimularía la lipólisis: el té blanco acelera el metabolismo para que podamos quemar calorías.
Así pues, en lugar de tomar refrescos light y bebidas industriales afines, opta por una buena taza de té blanco. También puedes combinar esta bebida con licuados de frutas mixtas.
3. Cuida de la piel y el cabello
Como ya sabemos, el nivel de antioxidantes del té blanco es alto. Gracias a ello, podríamos hacer frente al estrés oxidativo, mejorar la salud de todo el organismo y además, lucir una piel y un cabello sanos y bonitos.
- La catequina EGCG es muy adecuada para prevenir la caída del cabello. Además, es muy eficaz para el tratamiento de la dermatitis seborreica del cuero cabelludo.
- También se considera como un agente natural que propicia y cuida la juventud de las células de la piel.
- Asimismo, y debido al alto contenido de fenoles, tomar té blanco fortalece y estimula la producción de elastina y colágeno (proteínas importantes que se encuentran en los tejidos conectivos, ideales para la prevención de las arrugas).
4. Ayuda a mantener el bienestar mental
Como hemos señalado con anterioridad, el té blanco contiene L-teanina, un aminoácido presente en las distintas variedades de té. Tiene un sabor dulce parecido al caramelo que permite contrastar el amargor de la cafeína.
Este compuesto (junto a otros que también están presentes en la planta) permiten mejorar los estados de ansiedad y los síntomas asociados al estrés. Asimismo, puede mejorar los efectos de la cafeína en el estado de alerta, atención y memoria de trabajo.
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5. Mejora la salud del hígado
Gracias a los antioxidantes, vitaminas y minerales del té blanco estimulamos la función hepática y facilitamos el que este órgano tan importante pueda llevar a cabo sus tareas de desintoxicación.
Las catequinas presentes tanto en el té verde como en el té blanco también podrían ser muy adecuadas para la salud hepática. De hecho, nos ayudarían a cuidar el hígado y a prevenir diversas enfermedades hepáticas, como puede ser la hepatitis.
6. Prevención frente al cáncer
Algunos de los componentes activos de las diferentes variedades de té han sido estudiados por su capacidad de reducir el riesgo de algunas enfermedades, como el cáncer.
Esto sería debido al efecto antioxidante, que protegería el ADN de la oxidación ligada a la carcinogénesis. Además, los polifenoles también actúan como desintoxicantes, eliminan formas activas de carcinógenos y frenan el crecimiento de las células dañinas.
Sin embargo hay que ser prudentes ya que muchos de los datos se han obtenido con el uso de extractos o en estudios con animales. Por esto es difícil hacer generalizaciones sobre su posible efecto en humanos.
7. Protección dental
El té blanco contiene fluoruro, catequinas y taninos capaces de proteger el esmalte dental frente a la acción dañina de los ácidos.
Su acción conjunta podría fortalecer los dientes, combatir la presencia de bacterias y el daño causado por el azúcar. De este modo se podría prevenir la aparición de caries dental y el crecimiento de placa bacteriana.
Cómo preparar el té blanco
Beneficiarse de las propiedades del té blanco no es complicado pues es una bebida fácil de preparar. Lo mejor es hacerla a partir de las hojas secas de la planta en vez de usar los sobres listos para infusionar.
Para elaborarlo basta con seguir los siguientes pasos:
- Poner a hervir una taza de agua. Cuando llegue al punto de ebullición, apagar y dejar reposar 2 minutos. Si se usa el agua hirviendo puede estropear el sabor del té.
- Añadir en una tetera unas hojas sueltas de té blanco, equivalente a una cucharada sopera rasa.
- Agregar el agua caliente encima, tapar y dejar reposar entre 5 y 8 minutos.
- Después se cuela y ya está lista para tomar. Se puede aderezar con un poco de zumo de limón.
Si no se dispone de una tetera se pueden echar las hojas de té en el cazo, una vez el agua está a la temperatura adecuada. Se deja reposar allí, se cuela y sirve en una taza. Esta bebida se puede disfrutar caliente o fría.
Cómo introducir el té blanco de manera segura
El té blanco se puede considerar una bebida sin riesgos para la población en general. Sin embargo no está de más tomar algunas precauciones en el momento de introducirlo en el día a día.
Si bien es una bebida con muchas propiedades para la salud, no conviene hacer un uso abusivo de esta. Sus beneficios se pueden notar con una ingesta moderada y a largo plazo, siempre dentro del marco de unos hábitos de vida saludables.
Además hay que tener presente que son necesarios más estudios en humanos para poder corroborar estos beneficios y establecer dosis recomendadas.
En principio no es una bebida apta para niños ni adolescentes. Asimismo no estaría indicada durante el embarazo y la lactancia por falta de datos que avalen su seguridad.
Aunque no parece tener contraindicaciones, sería recomendable una consulta con un/a profesional de la salud en caso de seguir tratamiento farmacológico o tener alguna enfermedad diagnosticada.
Por último, debido a la presencia de cafeína, el té blanco podría producir efectos secundarios cuando se ingiere en grandes dosis o en personas muy sensibles. Los más citados son insomnio, inquietud, mareos y malestar gastrointestinal.
Prueba a tomar té blanco como parte de una alimentación saludable
Para obtener estos beneficios, lo ideal sería tomar uno o dos vasos de té blanco al día. Si no se ha tomado nunca quizás es conveniente introducirlo poco a poco para observar la tolerancia.
Así pues, no lo dudes, y empieza bien el día: incluye en tu desayuno algo de fibra, fruta, un poco de proteína y una buena taza de té blanco. Tu salud lo notará.
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