Eckhart Tolle, guía espiritual, "La preocupación aparenta ser necesaria, pero no sirve para nada"

La preocupación es una de las sensaciones más engañosas. Crees que al repasar una y otra vez los peores escenarios en tu mente, de alguna manera te estás preparando para ellos. Pero, como señala el guía espiritual Eckhart Tolle, este bucle de pensamiento solo te roba la energía del presente.
Su frase “La preocupación aparenta ser necesaria, pero no sirve para nada” invita a hacer una distinción fundamental. Existe una diferencia entre preocuparse (un estado mental pasivo) y ocuparse (una acción concreta y útil). La preocupación es un ensayo de catástrofes; ocuparse es dar el siguiente paso, por pequeño que sea.
Método para interrumpir el bucle mental
La próxima vez que te encuentres atrapado en una espiral de pensamientos ansiosos, prueba este sencillo ejercicio de mindfulness.
1. Nombra la preocupación
El primer paso es la toma de conciencia. En lugar de dejar que el pensamiento ansioso flote en tu mente, identifícalo y nómbralo de forma clara. Dite a ti mismo: “estoy preocupado por X (por ejemplo, la presentación de mañana o el partido de esta noche)”.
Este simple acto crea una distancia crucial entre tú (el observador) y el pensamiento (lo observado). Ya no eres el pensamiento; en realidad, lo estás viendo y puedes distanciarte de él para actuar.
2. Vuelve a tu cuerpo y al presente
La preocupación vive en un futuro abstracto. Para salir de ahí, tienes que volver a tus sentidos. Practica el siguiente ejercicio de meditación:
- Escucha el sonido más lejano que puedas percibir.
- Siente firmemente el contacto de tus pies con el suelo.
- Nombra mentalmente tres cosas que puedas ver a tu alrededor.
Esta práctica interrumpe el piloto automático del bucle mental y te trae de vuelta a la realidad tangible del aquí y ahora.
3. Decide tu siguiente paso
Este es el filtro final que separa la preocupación inútil de la acción constructiva. Hazte la pregunta decisiva: “¿hay algo que pueda hacer al respecto ahora?”.
- Si la respuesta es “no”, reconoce y acepta que, en este momento, seguir pensando en el problema es una pérdida de energía. Toma la decisión consciente de soltar el pensamiento hasta que llegue el momento adecuado para actuar.
- Si la respuesta es “sí”, tu preocupación se ha transformado en una tarea. Identifica la acción más pequeña y concreta que puedas realizar en este instante (enviar ese correo, hacer una lista, estudiar más) y hazla. La acción disuelve la ansiedad.
A las preocupaciones persistentes ponles un horario
Algunos pensamientos son especialmente recurrentes. Para ellos, una estrategia es agendar un tiempo para preocuparte. Así, puedes designar 10 minutos al día (por ejemplo, a las 19:00) como tu momento para preocuparte por las cosas que te aquejan.
Cuando un pensamiento ansioso aparezca fuera de ese horario, di que no es el momento y que le atenderás a su debido tiempo. Aunque parezca sorprendente, esto le quita poder a cualquier preocupación.
La enseñanza de Tolle no te pide que seas indiferente a los desafíos; en realidad, sugiere administrar tu energía mental de forma inteligente. Vivir con preocupaciones en la mente es como intentar conducir con el freno de mano puesto. Es decir, hay mucho ruido, pero no hay avance.
Por eso, la próxima vez que te sorprendas preocupado por algo, detente. Nombra la preocupación en voz alta y luego siente tus pies en el suelo para recuperar el control de tu atención y tu calma.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.







