Cambios de humor en el embarazo: qué los causa y cómo controlarlos
Revisado y aprobado por la psicóloga Leticia Martín Enjuto
La llegada de un bebé es un evento que cambia la vida de forma drástica. Si bien puedes experimentar emoción y felicidad al recibir la noticia de que estás embarazada, es posible que también sientas temor, agobio, preocupación e irritabilidad. ¿A qué se deben estos cambios de humor en el embarazo?
Las fluctuaciones hormonales que experimentas desde el primer trimestre de gestación, además de las circunstancias que estás atravesando en el momento, inciden en esa montaña rusa de emociones que se refleja en tu estado de ánimo. Entender lo que sucede y su «por qué» es clave para sobrellevar la situación.
El punto de partida es saber que ese vaivén emocional es normal y que —por fortuna— hay varias estrategias para afrontarlo. Para apoyarte en este proceso, a continuación, te explicamos con más detalle las causas y qué puedes hacer al respecto.
¿Qué causa los cambios de humor durante el embarazo?
Varios factores biológicos y psicológicos influyen en los cambios de humor en el embarazo. Mientras que la actividad hormonal se modifica para ayudar al cuerpo a prepararse para lo que comprende este nuevo ciclo, emociones como el miedo, la preocupación y la irritabilidad se vuelven una constante.
Es así como la mujer, en cuestión de minutos, puede pasar de la alegría al llanto o de la euforia a la ansiedad. ¡No es gusto por el drama! Las causas detrás son las siguientes.
Ajustes hormonales
Tan pronto como ocurre el embarazo, el cuerpo y el cerebro de la mujer empiezan a sufrir una serie de ajustes que posibilitan el desarrollo del bebé. En gran medida, ello está influenciado por la actividad de hormonas como los estrógenos y la progesterona, cuyos niveles aumentan a medida que avanza la gestación.
Esta fluctuación es la que también provoca continuos cambios de humor, sobre todo durante el primer trimestre. Al aumentar la concentración de estrógenos, ciertos neurotransmisores involucrados en la regulación de las emociones se alteran.
Con ello, la mujer atraviesa emociones intensas y repentinas, que oscilan entre bienestar y euforia hasta irritabilidad, ansiedad y depresión. Esto se intensifica con el aumento de los niveles de progesterona, que además de asociarse a la ansiedad, incrementa la fatiga en esta etapa.
Fatiga y problemas de sueño
Los niveles elevados de estrógenos y progesterona, sumados al nerviosismo propio de la nueva etapa, suelen conducir a fatiga e insomnio. Durante las primeras 10 o 12 semanas de la gestación, la sensación de cansancio impide realizar con normalidad muchas de las tareas cotidianas.
Puede que algo que antes resultaba sencillo, ahora requiera demasiado esfuerzo o tiempo. En consecuencia, situaciones laborales, domésticas o familiares pueden volverse agobiantes. A tal punto, que la irritabilidad, el estrés y la intranquilidad pasan a ser pan de cada día.
En paralelo, aparecen los problemas de sueño, que retroalimentan el malestar emocional y el cansancio. Hacia el final del embarazo puede resultar peor, puesto que el tamaño del vientre, los dolores de espalda y las preocupaciones en torno al parto reducen la calidad del sueño.
Síntomas físicos
Los síntomas físicos del embarazo, como las náuseas, la necesidad urgente de orinar, los gases, el estreñimiento y más, pueden tener repercusiones a nivel emocional y psicológico. Entre la semana 6 y 10, cuando son más intensos, reducen la sensación de bienestar y provocan estrés y ansiedad.
Como no es posible controlar el momento y lugar en que aparecen, suelen ser motivo de preocupación y tristeza. En especial, si debes cumplir obligaciones profesionales o de otro tipo.
Preocupaciones constantes
El entusiasmo que sientes por convertirte en madre puede resultar opacado por una gran cantidad de preocupaciones. Sin importar si es la primera vez, o si ya hubo uno o varios embarazos previos, las dudas asaltan:
- ¿Mi bebé estará sano?
- ¿Voy a ser una buena madre?
- ¿Soportaré el dolor del parto?
- ¿Cómo voy a gestionar mis finanzas?
- ¿Recuperaré mi figura después del parto?
- ¿Cómo voy a cuidar a mi bebé cuando nazca?
- ¿Qué debo hacer para tener un embarazo sano?
Estas y muchas otras inquietudes contribuyen a los cambios de humor. Sin tener respuestas claras, con un panorama futuro incierto, sin apoyo familiar o de la pareja y sin orientación profesional, es aún peor. Entonces, aparecen sentimientos de miedo, amargura, depresión y enojo, además de malhumor.
Problemas con la pareja
Tener el apoyo de la pareja a lo largo del embarazo es clave para sentir seguridad, felicidad y menos estrés. Cuando hay crisis en la relación en esta etapa o la mujer enfrenta la gestación en solitario, el impacto emocional suele ser más negativo.
Complicaciones de la gestación
En los embarazos que transcurren con complicaciones, los cambios de humor son inevitables y prolongados. De ser así, tenderás a sufrir preocupación casi de forma ininterrumpida. Es posible que permanezcas inquieta, angustiada y hasta con un sentimiento erróneo de culpa.
Estas emociones suelen agudizarse cuando hay un antecedente de aborto espontáneo. A menudo, es necesaria la intervención del obstetra y del psicólogo para manejarlo.
¿En qué momento del embarazo aparecen los cambios de humor?
Es importante aclarar que no todos los embarazos trascurren igual. Mientras que algunas mujeres tienen cambios de humor bruscos y constantes, otras se sentirán más plenas o emocionalmente estables a lo largo de los nueve meses.
Como hemos comentado, en esto pueden influir cuestiones del contexto: la situación económica, el apoyo de la pareja y la familia, el deseo de tener al bebé y otros. Aun así, en términos generales, los cambios de humor tienden a ser más intensos en el primer trimestre, junto con las alteraciones hormonales.
Luego, hacia el segundo trimestre disminuyen, puesto que el cuerpo consigue adaptarse. Más tarde, en las últimas semanas antes del nacimiento, de nuevo vuelven a ser notorios, por el miedo en torno al parto.
¿Cómo controlar los cambios de humor en el embarazo?
No hay una fórmula mágica para evitar por completo los cambios de humor durante la gestación. Hay que afrontarlos como lo que son: un síntoma más. El autocuidado y algunas estrategias de relajación ayudan a sobrellevarlo. ¡Toma nota!
Entiende y acepta los cambios
Lo primero que debes considerar es que gran parte de los cambios que se dan en el embarazo –sean físicos, emocionales o psicológicos– están influenciados por la actividad hormonal y no hay manera de intervenir. Es normal que te sientas eufórica y luego con ganas de llorar o con sentimiento de fragilidad.
¡No luches contra eso! Tener en mente que no puedes controlarlo y aceptarlo te permitirá recuperar la calma lo antes posible. Dejarás de juzgarte o de autocastigarte por no estar siempre entusiasmada.
Expresa lo que sientes
Felicidad, miedo, angustia, tristeza… sea lo que sea, no dudes en compartirlo con tu pareja o tus personas cercanas. Hablar de lo que sientes es clave para regular tus emociones y evitar la ansiedad.
Cuida tu alimentación
No dejes que las emociones negativas sean un motivo para comer mal. Muchas veces, el camino fácil para calmar la ansiedad o la tristeza puede estar representado en las comidas rápidas, los helados, los dulces y otros productos ultraprocesados de pobre calidad nutricional. ¡Error!
Si bien estos provocan un placer momentáneo, a mediano y largo plazo repercuten de forma negativa en el estado de ánimo y la salud. Por eso, asegúrate de tener a mano alimentos que te ayuden a sentirte mejor.
Algunas opciones son las siguientes:
- Grasas saludables (aceite de oliva, aguacate, semillas y frutos secos).
- Frutas (cítricos, plátanos, bayas, manzanas, peras, etcétera).
- Verduras (vegetales de hoja verde, zanahorias, tomates).
- Cereales integrales (arroz integral, avena, trigo, maíz).
- Yogur natural.
- Chocolate.
Realiza ejercicio
Uno de los mejores hábitos para el embarazo es la práctica de ejercicio físico. No solo contribuye a calmar el estrés y las preocupaciones de esta etapa, sino que genera beneficios para el desarrollo del feto y para el momento del parto.
Ya sea caminar, nadar, montar bicicleta estática, acudir a gimnasia acuática o realizar un entrenamiento de gimnasio apto para embarazadas, estar activa estimulará la liberación de las hormonas del bienestar (serotonina y endorfinas). También aumentará la sensación de energía.
Otras modalidades recomendadas son las siguientes:
Prioriza el descanso
Es cierto que las preocupaciones del embarazo, los síntomas del primer trimestre y las incomodidades de las últimas semanas afectan la calidad del descanso. A pesar de esto, hay algunas medidas que pueden contribuir a dormir mejor:
- Tomar siestas según sea necesario.
- Mantener horarios regulares de sueño.
- Evitar el consumo de estimulantes, como la cafeína.
- Limitar la exposición a las pantallas antes de ir a la cama.
- Realizar ejercicios de respiración profunda antes de dormir.
- Probar con una almohada de embarazo para aumentar la comodidad y evitar el dolor de espalda.
Practica técnicas de relajación
Hay varias técnicas de relajación que contribuyen a gestionar las emociones en el embarazo. Sin importar si es ira, irritabilidad, estrés, ansiedad o tristeza, estas herramientas tienen un efecto calmante que ayuda a recuperar el bienestar.
Las opciones son las siguientes:
- Escuchar música o cantar.
- Meditación o mindfulness.
- Ejercicios de respiración profunda.
- Masajes y aromaterapia (solo bajo supervisión profesional).
Consulta a un terapeuta
La salud emocional y psicológica es tan importante como la salud física en el embarazo. Por eso, si los cambios de humor te desbordan o te impiden disfrutar esta etapa, lo idóneo es buscar apoyo con un terapeuta profesional.
En consulta, el psicólogo puede orientar sobre otros métodos para gestionar los miedos, las preocupaciones, la ansiedad y la depresión que pueden presentarse a lo largo del embarazo.
¿Qué debes recordar?
Los cambios de humor repentinos en el embarazo son tan normales como otros síntomas (náuseas, fatiga, aversiones alimentarias, etcétera). A menudo, se relacionan con las fluctuaciones hormonales, pero también con cuestiones del contexto en el que está la mujer.
Aprender a gestionarlos es clave para disfrutar esta etapa y para tener una gestación saludable. Por eso, es importante comprenderlos, reforzar el autocuidado y, de ser necesario, buscar ayuda terapéutica.
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