¿Cómo descubrir nuestro grado de acidez corporal?
Revisado y aprobado por el médico José Gerardo Rosciano Paganelli
El grado de acidez corporal es algo natural en el organismo, aunque cada zona del cuerpo tiene el suyo específico. Sin embargo, si por alguna razón se altera podrían producirse enfermedades.
Este grado se mide de acuerdo con un coeficiente conocido como pH, que va desde niveles alcalinos o básicos, a ácidos. En este artículo te explicamos qué es el pH y cómo se mide a través de la orina y saliva.
Si te informas correctamente sobre el grado de acidez corporal específico y cómo mantener el equilibrio del pH, puedes incluso ayudar al organismo a prevenir problemas de salud.
Diferentes grados de acidez corporal en el organismo
El pH es un coeficiente que indica el grado de acidez o alcalinidad de una solución acuosa. Para medir el pH se emplea una escala del 0 al 14. De este modo, a medida que se acerca al cero hay más acidez, mientras que si sube al 14 hay más alcalinidad.
Los valores que rondan el 7 se consideran neutros. Por ello observamos que algunos jabones, que se promocionan como pH neutro, especifican pH 5,5 en la etiqueta.
Ahora bien, lo ideal es mantener el equilibrio del pH, de modo que cada órgano esté en su nivel saludable. Veamos algunos ejemplos:
- El pH del estómago es naturalmente bajo, debido a su alto contenido de ácido clorhídrico. Si no fuera así, no podrías digerir determinados alimentos.
- En cambio, la saliva puede dar a veces valores más alcalinos.
- Por su parte, el pH de la piel oscila entre 4,5 y 5,9, de acuerdo con algunos estudios.
- Finalmente, la sangre es el fluido del organismo que tiene valores más constantes, aproximadamente de 7,4.
¿Cómo conocer el grado de acidez corporal?
Es posible conocer el pH de algunas zonas del cuerpo de forma sencilla. Esto se puede hacer mediante unas tiras reactivas, que se suelen vender en las farmacias.
Para ello solo tienes que impregnar el indicador que las acompaña con una muestra de saliva u orina. A continuación, dependiendo del color del que se tiña el papel, sabrás si es ácido o básico, según la escala que aparezca en la caja de la tira reactiva.
La orina
Es bastante habitual medir el pH de la orina para detectar enfermedades. Esto lo realizará el bioanalista en un laboratorio especializado como parte de los estudios que representa un examen de orina simple.
Según las investigaciones, en una persona sana el pH de la orina puede estar entre los 4,5 y los 8, por lo que se considera ligeramente ácida, rara vez alcalina. Sin embargo, cuando su grado de acidez varía, es una señal a considerar:
- Si es más alto que 8, podría indicar que se padece una infección urinaria. De acuerdo con los estudios sobre el tema, un pH relativamente ácido dificulta la infección.
- Si es más bajo que 4,5, podría indicar, por ejemplo, que se padece de gota.
Sin embargo, todo esto se confirmará si hay otros síntomas y se hacen exámenes adicionales, ya que en algunos casos compuestos como el bicarbonato de sodio, una alimentación alta en carnes o bien un periodo de ayuno también podrían dar valores alterados.
La saliva
La saliva suele tener un pH alrededor de 6,5 y 7. Pero si los valores son más ácidos, esto podría estar originándose en el estómago, a causa de malas digestiones.
Además, es importante tener en cuenta que estos cambios no solo afectan a la salud en general. Alterar el pH de la saliva puede predisponer a padecer problemas como caries o gingivitis, entre otros. Para evitarlos, la solución pasa por mejorar la digestión.
La piel
Como hemos dicho, el pH de la piel está alrededor de 5,5. Por eso, es fundamental que uses productos de aseo que no sean demasiado agresivos.
En tal sentido, para poder mantener el equilibrio del pH, debes dar preferencia a los que contengan ingredientes naturales. Asimismo, evitar los que llevan parafinas y otros derivados del petróleo, ya que puede llevar a una intoxicación capaz de provocar una oclusión intestinal, según los expertos.
Hay productos de limpieza que tienen valores alrededor de los 10. Por eso, resultarían bastante agresivos para la piel si no se usan guantes. En su lugar lo recomendable es utilizar detergentes ecológicos o aquellos comerciales con un apropiado nivel de pH.
El pH y la alimentación
La alimentación es un factor determinante en lo que a mantener el equilibrio del pH se refiere. Hay alimentos que acidifican y otros que alcalinizan, aunque esto es algo que no tiene ver con ellos directamente, sino con lo que les ocurre en el cuerpo una vez que se ingieren.
Por ejemplo, a pesar de que puedan ser de sabor ácido, los cítricos tienen efecto alcalino en el cuerpo; lo mismo pasa con los minerales (potasio, calcio, sodio y magnesio).
Otros alimentos alcalinos son brócoli, coliflor, zanahoria, calabaza, tomate, cebolla, pimentón, lechuga, berenjena, espinacas, pimentón, espárragos, melón, sandía, manzana, piña, pasas, dátiles y coco.
Por el contrario, los alimentos con alta cantidad de hierro y fósforo promueven la acidez; entre estos se cuentan carnes, huevos, lácteos y frutos secos, así como las harinas y las pastas.
Además de estos, se tienen maíz, avena, centeno y otros cereales, arroz blanco e integral, papa, mariscos, aves y pescados, chocolate, bebidas alcohólicas, vinagre, entre otros.
Por otra parte, hay alimentos que están en un punto intermedio, que se consideran neutrales, poco alcalinos o poco ácidos; entre ellos están: frijoles y otras legumbres, aceite de girasol o de maíz, hígado y otras vísceras, azúcar blanca o morena, plátano, semillas de girasol, maní.
A pesar de todo esto, todavía sigue en controversia si la alimentación influye directamente en el equilibrio ácido-básico del cuerpo. La razón es que el organismo -debería- contar naturalmente con métodos (buffer o tampón químico) adecuados para contrarrestar las alteraciones del pH independientemente de lo que se ingiera, a menos que sean condiciones extremas.
¿Qué puede hacer que el pH se altere?
El valor del pH puede cambiar con cierta frecuencia, tornándose más o menos ácido. Esto tiene que ver con distintos factores, incluyendo la alimentación:
- Exposición a agentes ambientales contaminantes.
- Poco consumo de vegetales.
- Dieta rica en harinas, azúcares, grasas y ultraprocesados.
- Sedentarismo y poca actividad física.
- Vivir bajo condiciones de permanente estrés.
- Incluso, el uso de aparatos de ortodoncia puede afectar el pH de la saliva.
Consecuencias de un pH ácido
Cuando este nivel se altera, es muy común sufrir enfermedades, como alguna infección bacteriana, ya que el pH básico favorece el crecimiento de estos microorganismos.
Por otra parte, es posible que se produzcan desequilibrios; de esta manera, la sangre puede robar nutrientes de los órganos, para compensar.
Entre las consecuencias de mantener un pH ácido en el organismo se tienen las siguientes:
- Debilidad en las uñas.
- Piel sensible, irritada o deshidratada.
- Fatiga y debilidad.
- Pérdida de masa muscular.
- Disminución de la densidad ósea.
- Baja capacidad de respuesta del sistema inmunitario.
- Mayor propensión a sufrir infecciones vaginales, de la orina, entre otras. Por ejemplo, según estudios si bien en condiciones normales el pH vaginal es ácido (alrededor de 4,5), cuando hay una vaginosis bacteriana estos valores se alteran, haciéndose el medio más básico. Dichos cambios favorecen la reproducción de bacterias patógenas.
Cuida tu grado de acidez corporal
Cada parte de nuestro organismo tiene un grado de acidez diferente. Es importante conocer estos valores para poder cuidar mejor el cuerpo.
Por consiguiente, no debes usar sustancias que puedan hacerte daño; por ejemplo jabones demasiado ácidos para la piel, o pastas de dientes que tienen un pH que no es el indicado para la higiene dental.
Asimismo, para mantener el equilibrio del pH, y no alterar el grado de acidez corporal, la alimentación debe estar balanceada en un 25 % ácidos y un 75 % de alcalinos.
Ambos son necesarios, por lo que no debes solo consumir alcalinos. Fíjate bien a la hora de comprar los productos y pregunta siempre cualquier duda que tengas.
Por último, no olvides el agua. Además de hidratarte adecuadamente, procura que sea de calidad. En este sentido, no consumas agua del grifo, ya que es alta en fluoruros.
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