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10 consejos para potenciar la escucha activa en tus hijos

5 minutos
La escucha activa implica actitudes y habilidades que, a veces, surgen y se desarrollan de una forma muy natural. Otras veces, es necesario practicarlas de manera frecuente.
10 consejos para potenciar la escucha activa en tus hijos
Elena Sanz

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz

Escrito por Edith Sánchez
Última actualización: 06 julio, 2023

La escucha activa es una técnica, pero también una actitud en tus hijos. Como técnica, implica la habilidad para prestar atención a lo que dice otra persona, sin pretender juzgarla. Como actitud, supone la capacidad para entender lo que el otro nos dice, desde el punto de vista de quien nos habla.

Los buenos patrones de comunicación en la familia y fuera de esta incluyen enseñar escucha activa a los hijos. Cuando los padres la practican, hacen que ellos se sientan reconocidos, comprendidos y valorados. Es fundamental para mantener un canal abierto, sincero y respetuoso.

Si se inculca desde que los hijos son pequeños, evita muchos conflictos y malentendidos cuando ellos llegan a la adolescencia.

La escucha activa en los hijos y su importancia

La escucha activa es uno de los elementos más importantes para favorecer el desarrollo psicosocial de los niños. Aplicar esta actitud durante la crianza fortalece la autoestima de los pequeños y también incrementa su bienestar. Constituye una base firme para la salud mental.

Esta forma de escucha supone una elevada empatía y permite conectar de una manera profunda con el otro. Al mismo tiempo, es un factor fundamental en la resolución de conflictos a través del diálogo.

La escucha activa de los hijos es una capacidad que se desarrolla a medida que se practica. Es importante que los padres la tengan presente en su estilo de crianza. Si la transmiten, sus hijos serán más tolerantes, abiertos a otras formas de pensar y tendrán más herramientas para resolver dificultades.

Los mejores consejos para potenciar la escucha activa en tus hijos

La escucha activa se enseña a través del ejemplo. Esta es la mejor manera de potenciarla en tus hijos. Hay una serie de pautas de comunicación que deben aplicarse y otras que es mejor evitar. Veamos.

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La adolescencia puede verse afectada si los hijos no aprendieron a practicar escucha activa de niños.

1. Tener la disposición psicológica

Los padres deben tener la intención genuina de practicar la escucha activa con sus hijos. No porque sientan que sea su deber.

La buena disposición psicológica es clave para que puedan escuchar de forma auténtica. Lo mejor es evitar cualquier conversación relevante, si el estado de ánimo no es propicio.

2. Usar el lenguaje corporal

En la escucha activa es muy importante el lenguaje corporal. A través de este se envían mensajes. Algunos aspectos para tener en cuenta son los siguientes:

  • Ponerse a la altura del niño: todo fluye mucho mejor si se adopta una postura en la que el niño y sus padres puedan verse cara a cara.
  • Establecer contacto visual: hay que mirar a los ojos de la persona que está hablando.
  • El contacto físico: tomarle la mano al niño o tocar su hombro da un mensaje de cariño y confianza.
  • Estar atentos al lenguaje corporal del niño: él también comunica con sus expresiones y ademanes.

3. Hacer preguntas abiertas

Las preguntas abiertas ayudan a clarificar la comunicación, tanto de quien habla como de quien escucha. Las preguntas cerradas, en cambio, limitan y reducen la conversación. Es mejor preguntarle al niño “¿qué quieres decir con…?”, en lugar de “lo que quieres decir es que…”.

4. Parafrasear y resumir

Parafrasear significa citar al otro con palabras similares a las que usó. Es una forma de mostrar que se atiende a lo que se dice.

De igual modo, resumir lo dicho es una buena manera de conducir el diálogo hacia una comunicación más eficaz. Las dos herramientas son muy útiles en la escucha activa con tus hijos.

5. Sonreír y asentir

El niño es muy sensible a las expresiones faciales de sus padres y de toda figura de autoridad. Mostrar una sonrisa y asentir con la cabeza es una forma de reconocer y de aceptar lo que él está diciendo. Esa aprobación tácita es una base necesaria para que el pequeño exprese con sinceridad y confianza lo que piensa y siente.

6. Evitar interrupciones y distracciones

La escucha activa no logra concretarse si se da un contexto en el que hay interrupciones o distracciones. El teléfono ni otros aparatos están invitados a una conversación.

7. No juzgar ni minimizar las experiencias

La base de la escucha activa es la renuncia al juicio de valor.

De lo que se trata es de ver la realidad desde el punto de vista del otro. No hay que calificar bien ni mal. Tampoco restarle importancia a lo que siente o piensa.

8. No reprochar ni interrumpir

Dar sermones o decirle al niño lo que no nos gusta de él es la vía perfecta para romper la comunicación y alejarlo. La escucha activa supone todo lo contrario.

Muchos padres, por el supuesto bien de sus hijos, inician una conversación con ellos, pero les dan un sermón. Esto no es adecuado, como tampoco lo es interrumpirlo mientras habla.

9. No contraargumentar

Si el niño dice algo con lo que el padre no está de acuerdo, la salida no está en controvertirlo, sino en tratar de comprender su punto de vista. Poner en marcha una polémica lleva el diálogo a otra parte.

En lugar de potenciar la escucha activa, lo que se consigue es profundizar en las diferencias. Quizás, también las hace insalvables.

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El diálogo con escucha activa no juzga ni interrumpe. Hay un espacio de sinceridad y atención plena al momento.

10. Evitar el “síndrome del experto”

El “síndrome del experto” tiene lugar cuando el padre o la madre adoptan la actitud de ofrecerle salidas a sus hijos, incluso antes de entender cuál es el problema que tienen. También cuando intentan fungir de psicólogos, explicándole a los chicos las causas de sus conductas y diciéndoles cómo deben entenderlas y qué deben hacer.

Una cuestión de práctica y disposición

Los padres son un espejo para los hijos. Mucho más allá de lo que digan, los chicos tomarán en cuenta lo que sus padres hagan. Por lo tanto, para potenciar la escucha activa en los niños, lo primero es internalizar sus principios y aplicarlos.

La escucha activa no es un acto aislado, sino un proceso. En las familias en las que ya hay una buena comunicación, esta técnica se afianza y profundiza. Entre más se practica, más natural es la forma en que se produce.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Barlet, X. (1990). Los padres siempre quieren a sus hijos. Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología, 10(1), 15-21.
  • Lasso, E. L. (2011). El lenguaje corporal y la comunicación: una mirada desde la Educación Física. Instituto de Investigación en Educación (IEDU).
  • Naranjo, M. G. M. (2018). Escucha activa y empática. Editorial Elearning, SL.

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