Los 6 derechos que definen a las mujeres fuertes: ¿te identificas?
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater
Las mujeres fuertes inspiran y conforman parte de ese cambio social donde percibirse a sí mismas como merecedoras de todo aquello que se propongan.
Hace solo unos días la Real Academia Española de la Lengua (RAE) presentó las últimas actualizaciones sobre nuestro idioma.
Entre ellas, apareció la tan esperada modificación al término “sexo débil”, aclarando su uso despectivo o discriminatorio asociado al sexo femenino.
Queda claro que aún nos quedan muchos avances, muchos cambios y reconstrucciones a todos los niveles. No obstante, algunos de los más interesantes empiezan sobre todo con el uso del lenguaje.
De ahí que sea necesario explicar qué entendemos por mujeres fuertes. Por ejemplo, la auténtica fortaleza no tiene nada que ver con la capacidad de levantar cosas pesadas, con la resistencia, con la masa muscular o nuestra altura.
A las mujeres fuertes se las reconoce por otro tipo de características, por una serie de derechos muy claros con los que se identificarán, sin duda, gran parte de nuestras lectoras…
1. Primer derecho: abrazar la propia vulnerabilidad
Sabernos vulnerables supone saber conectar con nuestras emociones. Así, debemos aceptar lo que somos, lo que nos duele, lo que nos hace vibrar, lo que nos importa o lo que nos conecta a los demás.
- Vulnerabilidad no es sinónimo de debilidad, todo lo contrario. Pensemos, por ejemplo, en esas personas que esconden sus sentimientos a cada instante, que eligen no ver, no asumir o aceptar todo aquello que les hace daño.
- Poco a poco alzarán todo un muro donde quedar recluidas. De esta forma, lograrán que nadie intuya sus sufrimientos personales y, a su vez, evitarán gestionar o afrontar las auténticas necesidades internas.
Este tipo de dinámica es una fuente de sufrimiento e inmadurez temible. Porque fuerte no es quien se esconde o elige mirar a otro lado cuando algo duele.
Fuerte es quien se permite ser vulnerable para favorecer la aceptación, el entendimiento personal y la superación personal.
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2. Segundo derecho: libertad para elegir lo que quiero y no quiero en mi vida
Las mujeres fuertes eligen, deciden y caminan sin miedo. No buscan complacer a nadie, cada paso que dan deriva de una elección personal.
- No se dejan condicionar en ningún momento. Sin embargo, escuchan todo aquello que su entorno desee decirle, aceptan opiniones, atienden consejos y valoran propuestas. No obstante, la última decisión siempre depende de ellas mismas.
- Asimismo, y al igual que no tienen miedo de elegir sus propios caminos, por muy complejos que estos sean, no temen dejar a un lado aquello que no les conviene. Tampoco les importa apartar a las personas que no suman, a quienes optan por cortar sus alas, por apagar ilusiones y autoestimas.
3. Tercer derecho: las mujeres fuertes se permiten amar la soledad
Una mujer no necesita una pareja para sentirse completa. Ella, por sí misma, ya está completa y se sabe realizada, llena, satisfecha.
- De ahí que la mujer fuerte establezca a su vez relaciones de pareja más felices. Y es que no necesita que la otra persona cubra sus vacíos o sane sus heridas. Ella es capaz de dar a su pareja lo mejor de sí misma para construir relaciones fuertes, felices y maduras.
- Asimismo, algo que las define también es el placer de disfrutar de su tiempo de soledad.
- Son regalos en los que encontrarse con ellas mismas, con los que favorecer un diálogo interno saludable, pensar en su presente y soñar con el futuro.
4. Cuarto derecho: invertir en el propio crecimiento personal
Atrás han quedado esas mujeres volcadas en exclusiva en la atención de los otros. Estas podían llegar hasta el punto de olvidarse de sí mismas, de descuidar su autoestima e incluso su propia salud.
- Las mujeres fuertes tienen muy claro un aspecto: ellas son importantes, son valiosas y merecen todo el amor del mundo, en especial el de una misma.
- Porque sin amor propio nada tiene sentido. Porque si no se invierten tiempo, energía y atención en la propia persona la vida no tiene sentido.
Este tipo de principio nada tiene que ver con el egoísmo, sino con el equilibrio psicológico y emocional.
5. Quinto derecho: decir y opinar lo que una crea, vivir de acuerdo a los propios valores
Las mujeres fuertes practican la asertividad, ese arte donde uno defiende sus derechos respetando a su vez los ajenos.
Vivir de acuerdo a los propios ideales es sinónimo de libertad y de felicidad. Además, es invertir en convivencia, ahí donde nadie se somete a nadie.
Es ese lugar donde podemos opinar sin miedo, actuar sin que nos preocupen las opiniones ajenas y donde nada es tan importante como el reconocernos entre nosotros en igualdad.
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6. Sexto derecho: amar y ser amadas
Las mujeres fuertes aman, y lo hacen con intensidad, autenticidad y de forma madura. Asimismo, el amor que profesan enriquece a los suyos: sus parejas, sus familias y sus amigos.
- Es un amor valiente, que abraza, que inspira, que arropa desde dentro y que valida.
- Tampoco olvidan que son merecedoras del mejor amor, del que hace crecer y no duele.
Para concluir, estamos seguras de que muchas de nuestras lectoras tienen claro que siempre han sido, son y serán mujeres fuertes. No dejemos por tanto que aparezcan nunca más términos como “el sexo débil”.
Solo ellas saben todo por lo que han pasado, solo ellas comprenden que la fortaleza parte de los corazones valientes y de esas personalidades que no entienden de rendiciones…
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