Diferencias entre bronquitis y neumonía

Aunque tienen síntomas similares, las bronquitis y las neumonías no afectan la misma parte de los pulmones. Ambas son enfermedades que necesitan atención médica.
Diferencias entre bronquitis y neumonía
Leonardo Biolatto

Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto.

Última actualización: 11 julio, 2024

No es fácil saber si tienes bronquitis o neumonía sin estudios complementarios. La tos, la fiebre y la dificultad para respirar pueden estar presentes en ambos cuadros clínicos, lo que complica separar a una de la otra.

Tanto la bronquitis infecciosa como la neumonía se incluyen dentro de las infecciones de las vías respiratorias bajas. Esto es así porque se asientan en el sector del aparato respiratorio que se encuentra dentro del tórax, por debajo de la tráquea.

Las bronquitis toman su nombre de la estructura que afectan: los bronquios. Por su parte, la neumonía es la infección e inflamación de los alvéolos, las unidades mínimas de intercambio gaseoso en los pulmones.

¿Qué es la bronquitis?

La bronquitis es una inflamación de los bronquios. Estos son los conductos por donde circula el aire hacia los alvéolos y desde los alvéolos hacia el exterior.

Los bronquios son ramificaciones de la tráquea. Hay dos bronquios principales (izquierdo y derecho), que se subdividen en secundarios, terciarios y segmentarios, cada vez con menos diámetro.

Anillos de cartílago forman la pared bronquial y están revestidos por músculo liso, capaz de cerrarlos o abrirlos. Por dentro, una capa húmeda que secreta moco sostiene los cilios, que son pequeños pelos microscópicos que se mueven de manera coordinada para eliminar las partículas.



¿Qué tipos de bronquitis existen?

La inflamación bronquial no es siempre igual ni responde a las mismas causas. Algunas veces, el origen es una infección, pero también puede suceder por alergias o irritaciones.

En esta línea, se puede clasificar a la enfermedad de acuerdo con su duración. Así, tendremos a las siguientes:

  • Aguda: es la forma más común. Tiende a resolverse por sí sola en un máximo de 3 semanas. Sus agentes causales más frecuentes son los virus del resfriado y de la gripe.
  • Crónica: se define como una tos productiva (con expectoración) que dura al menos tres meses al año, durante dos años consecutivos. Se asocia con la exposición prolongada a irritantes, como el humo del tabaco, la contaminación ambiental y vapores químicos. Es una de las expresiones de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC.

Síntomas de la bronquitis aguda

La forma aguda de la bronquitis es la que tiene los síntomas más parecidos a la neumonía. En general, los pacientes sufren lo siguiente:

  • Fatiga y debilidad.
  • Fiebre: puede ser leve, por debajo de los 38.5 °C.
  • Tos: persistente, que comienza seca y se vuelve productiva.
  • Dificultad para respirar: en su defecto, sensación de opresión en el pecho.
  • Sibilancias: es el sonido de silbidos al querer expulsar el aire de los pulmones.

Síntomas de la bronquitis crónica

Los síntomas son más persistentes y pueden incluir:

  • Fatiga.
  • Falta de aire: sensación de dificultad para respirar que empeora con la actividad física.
  • Tos productiva: persiste durante al menos tres meses al año. Se acompaña de mucosidad espesa.
  • Cianosis: es la coloración azulada de los labios o las uñas, debido a la falta de oxígeno en la sangre.
  • Infecciones respiratorias agudas a repetición: debido a la debilidad del sistema respiratorio para defenderse.

¿Cómo se diagnostica?

Durante el examen físico, el médico sospechará de bronquitis si escucha sibilancias, crepitaciones o roncus con el estetoscopio. En ese caso, solicitará una radiografía de tórax.

A su vez, podrá complementar con un análisis de sangre para medir la gasometría arterial y una espirometría para medir la función pulmonar y evaluar el grado de obstrucción de los bronquios.

El cultivo del esputo se reservará para la sospecha de una infección bacteriana. Ello incluye a las causas infecciosas como la tuberculosis.

¿Cuál es el tratamiento de las bronquitis agudas y crónicas?

El abordaje varía si es una bronquitis aguda o crónica. Para el primer caso se indicará reposo y algunos medicamentos. Podrán prescribirse antitérmicos, como el paracetamol o el ibuprofeno, así como expectorantes que faciliten la eliminación de mucosidad. Si la bronquitis es causada por una bacteria, lo que resulta solo en el 10 % de los casos, el médico considerará el uso de antibióticos.

Los remedios efectivos para una bronquitis crónica son a largo plazo. Se suelen indicar broncodilatadores para abrir las vías respiratorias y facilitar la respiración. También se usan corticosteroides inhalados con el mismo fin.

Las exacerbaciones agudas suelen ser causadas por infecciones bacterianas. Para esos momentos se usan antibióticos.

La rehabilitación pulmonar es un programa de ejercicios y educación para mejorar la capacidad pulmonar y la calidad de vida que resulta útil en los pacientes con EPOC. A la par, los casos severos necesitan oxigenoterapia, por la noche o de modo permanente.



¿Qué es la neumonía?

La neumonía es una infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones. Se caracteriza por una inflamación de los alvéolos pulmonares, los cuales se llenan de pus.

Los alvéolos son pequeños sacos de aire ubicados en las terminaciones de los bronquiolos, dentro de los pulmones. Están rodeados por una red de capilares sanguíneos, lo que facilita el intercambio de gases entre el aire inspirado y la sangre circulante.

¿Qué tipos de neumonías existen?

Existen varios tipos de neumonías, según el agente causal y el contexto en el que se desarrollan:

  • Neumonía fúngica: por hongos, es más común en personas con sistemas inmunitarios debilitados.
  • Neumonía viral: puede ser ocasionada por el virus respiratorio sincitial (VRS), el de la influenza o los adenovirus.
  • Por aspiración química: resulta de la inhalación de vapores químicos irritantes que dañan los tejidos pulmonares, como cloro o amoníaco.
  • Neumonía atípica: sus agentes principales son Mycoplasma pneumoniae, Chlamydia pneumoniae y Legionella pneumophila. No responde bien a los antibióticos típicos.
  • Aspirativa: ocurre cuando el contenido del estómago ingresa accidentalmente a las vías respiratorias. Puede ocurrir en personas con dificultad para tragar (disfagia) o que están inconscientes.
  • Neumonía adquirida en la comunidad o NAC: es la forma más usual. Puede ser causada por bacterias o virus. Su característica es que proviene de un contagio que sucede fuera del ámbito hospitalario.
  • Neumonía nosocomial: es la que se desarrolla en pacientes hospitalizados. Suele ser causada por bacterias resistentes a los antibióticos, como Staphylococcus aureus resistente a meticilina (SARM).

Síntomas

Los síntomas de neumonía pueden variar en intensidad y ser similares a los de la bronquitis. En general, hay tos, dificultad para respirar, sensación de falta de aire y dolor torácico al inspirar profundamente.

La fiebre tiende a ser alta, mayor a 38 °C. Por eso, es habitual que haya escalofríos y sudoración excesiva. Todo, en conjunto, lleva a la fatiga extrema y la pérdida de apetito.

¿Cómo se diagnostica?

La radiografía de tórax es la prueba de imagen más común para diagnosticar neumonía, aunque no está exenta de errores de interpretación. Puede mostrar consolidaciones (áreas de opacidad) que indiquen presencia de líquido o pus en los alvéolos. La tomografía computada se reserva para casos complejos.

En el laboratorio de sangre cobran importancia el recuento de glóbulos blancos, la velocidad de sedimentación globular y la proteína C reactiva (PCR). Todos estos valores se elevan.

Se puede realizar un análisis de esputo para identificar el agente infeccioso específico. Con el mismo objetivo, existen serologías para detectar anticuerpos contra microorganismos específicos.

¿Cuál es el tratamiento de la neumonía?

El uso de remedios para la neumonía depende de la causa. Para las neumonías bacterianas se administran antibióticos, como amoxicilina, azitromicina, claritromicina o fluoroquinolonas.

En los casos virales se pueden usar antivirales, como oseltamivir. Pero estos solo se recetan si hay confirmación confiable del agente en cuestión.

Los antifúngicos, como fluconazol, son de elección para neumonías por hongos. Las mismas suelen requerir internación.

En cuanto a los cuidados generales, son los mismos para casi todas las neumonías. Se usan analgésicos y antitérmicos, se indica reposo con buena hidratación y habrá oxigenoterapia en caso de hospitalización.

¿Cuáles son las principales diferencias entre la bronquitis y la neumonía?

Los síntomas de la bronquitis y de la neumonía parecen similares, aunque afecten tramos diferentes de la vía respiratoria. También puede ser similar la evolución y la gravedad, aunque eso variará entre los distintos pacientes y de acuerdo al agente causal.

En términos generales, podríamos decir que:

  • En la neumonía, la fiebre tiende a ser más alta.
  • La tos dura mucho más tiempo en la bronquitis crónica que en el resto de los cuadros respiratorios.
  • La bronquitis es una inflamación de los bronquios, mientras que la neumonía se asienta en los alvéolos.
  • Virus, bacterias y sustancias irritantes pueden causar bronquitis, pero la neumonía también puede ocasionarse por hongos.
  • Las radiografías de tórax suelen ser efectivas para diagnosticar la neumonía, aunque no siempre resultan idóneas para la bronquitis.

En definitiva, desde tu hogar será muy difícil saber si tienes bronquitis o neumonía. Necesitas el asesoramiento médico y una serie de procesos diagnósticos para que recibas el tratamiento acorde.

¿Se pueden prevenir la bronquitis y la neumonía?

Más allá de saber si tienes bronquitis o neumonía, lo importante es tomar medidas para prevenir ambas enfermedades. Lavarse las manos y cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar son medidas efectivas para reducir la propagación de virus y bacterias.

A la par, es recomendable fortalecer el sistema inmunitario con una dieta equilibrada, ejercicio y suficiente descanso. También deberíamos dejar de lado hábitos que perjudican la salud respiratoria, como fumar o exponerse a agentes irritantes en suspensión en el aire.

En cuanto a la vacunación, existen inmunizaciones disponibles para prevenir algunas formas de neumonía, como la antineumocócica y la antiinfluenza. Esta última resulta útil, además, para prevenir las bronquitis, sobre todo, en mayores de 65 años.

Aunque no se puede garantizar una prevención absoluta, sí se puede reducir significativamente el riesgo. Es algo fundamental para grupos vulnerables, como los adultos mayores, los niños pequeños y las personas con inmunodeficiencia.

Así que concéntrate en una vida saludable y, en caso de presentar síntomas frente a los cuales no sepas si se trata de neumonía o bronquitis, consulta con un médico.


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