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¿Conoces las frutas de invierno? Descubre cuáles son

8 minutos
Cítricos, fresas y granadas son algunos ejemplares que crecen durante los meses fríos. Aprovecha los beneficios y la frescura de las frutas de estación en invierno.
¿Conoces las frutas de invierno? Descubre cuáles son
Anna Vilarrasa

Revisado y aprobado por la nutricionista Anna Vilarrasa

Escrito por Jonatan Menguez
Última actualización: 20 diciembre, 2023

En la actualidad, es posible conseguir la mayoría de los vegetales durante todo el año, pero cada uno posee una temporada de cosecha específica. Las frutas de invierno, como la naranja, el limón, la manzana, la fresa y la pera, son propias del clima frío.

Consumir los vegetales de estación nos brinda acceso a productos más frescos, con mejor sabor y precio más bajo. Además, contribuye al medio ambiente, ya que la distribución de los productos en su época de cosecha ahorra costos de traslado y de refrigeración.

¿Creías que en el invierno no había posibilidad de encontrar frutas de estación? El calor no es la única condición que favorece el crecimiento de los vegetales. Fresas, kiwis y muchas otras prefieren la estación fría para crecer. ¡Conócelas aquí!

1. Limón

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El limón aporta potasio, un mineral esencial para la función muscular.

Una de las frutas más populares en las cocinas del mundo, tanto en preparaciones saladas como en dulces, postres, batidos y tragos. El limón es un cítrico de la estación fría que aporta vitamina C, así como flavonoides, que colaboran con la potenciación del sistema inmunitario.

Además, el limón tiene propiedades antioxidantes. Esto significa que bloquea los radicales libres del cuerpo y enlentece el proceso de envejecimiento de las células.

Esta fruta podría estimular la producción de saliva y de jugos gástricos en el sistema digestivo, facilitando la digestión. Beber agua tibia con limón es una receta popular que se suele recomendar para reducir síntomas molestos gastrointestinales.

2. Uva

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Las uvas contienen fibra, que es importante para la salud digestiva y puede ayudar a mantener niveles saludables de azúcar en la sangre.

La vid ofrece sus frutos durante buena parte del año. En especial, a partir de la mitad del verano y hasta comienzos del invierno, por lo que es posible disfrutar las uvas durante los meses fríos.

Además de estar compuesta en un 80 % por agua, esta fruta es rica en hidratos de carbono, vitamina B6, fósforo, potasio y calcio. Contiene también resveratrol, una sustancia que se ha asociado con beneficios para la salud del corazón, incluida la reducción de la presión arterial y la mejora de los niveles de colesterol sanguíneo.

Puedes incluir uvas en ensaladas saludables y en postres. Además, combina bien en zumos y licuados con frutos rojos. De cualquier manera, no te tienes que complicar, son muy sabrosas si se consumen solas.

3. Manzana

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Las manzanas contienen flavonoides y polifenoles, que son antioxidantes.

Si bien está presente en los mercados durante todo el año, gracias a los métodos de conservación, la mayoría de las manzanas se cosechan en otoño. Por ende, al comenzar el invierno, las góndolas estarán repletas de esta fruta antioxidante y rica en potasio, fósforo, calcio y vitaminas B.

Las manzanas son ricas en fibra, especialmente en una fibra soluble llamada pectina. La misma es clave para la salud digestiva y puede ayudar a regular los niveles de azúcar en la sangre, como afirman algunas investigaciones.

La manzana puede consumirse de muchas formas. Tanto en zumos y batidos, como en recetas de budines y tartas. Además, la preparación en almíbar permite aprovechar los ejemplares que están por caducar.

4. Naranja

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Dado su alto contenido de agua, las naranjas contribuyen a la hidratación del cuerpo.

El cítrico por excelencia del invierno es la naranja. Se estima que los hombres adultos deberían consumir unos 90 mg de vitamina C por día, mientras que las mujeres, 75 mg en una jornada. Resulta que una porción de 100 g de naranja contiene 50 mg, es decir, más de la mitad del aporte diario requerido.

Entre sus beneficios para el cuerpo, se encuentran los aportes en potasio, cobre, ácido fólico, zinc y calcio. Sin embargo, en la vitamina C está su mayor valor como alimento.

Su consumo contribuye al funcionamiento del sistema inmunitario. Además, se relaciona con una reducción en la incidencia de enfermedades cardiovasculares, resfriado común y degeneración macular.

No debe consumirse en exceso. Podría causar diarrea, náuseas y cólicos abdominales.

5. Fresa

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Las fresas contienen manganeso, un mineral esencial para el desarrollo óseo.

Hacia el final del invierno comienzan a aparecer los ejemplares de estación de las fresas, también conocidas como frutillas. Se trata de una fruta de incomparable sabor, que puede consumirse sola, en zumos o en diversos postres.

Las fresas también aportan una buena cantidad de vitamina C. A su vez, no es menor el contenido de vitamina K. Se ha sugerido, en estudios in vitro, que los compuestos antioxidantes presentes en ellas podrían tener propiedades antiinflamatorias. Puedes obtener sus beneficios cultivando fresas en casa.

6. Pera

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Las peras son frutas que maduran tras su corte del árbol, por lo que están a punto mientras se transportan o cuando ya están en el mercado.

Las peras son una excelente fuente de fibra, tanto soluble como insoluble. Por ende, contribuirán a la salud digestiva. Además, contienen potasio y vitaminas del complejo B.

Las peras admiten recetas diversas. Se pueden someter a procesos de conservación para aprovecharlas por más tiempo, como la mezcla en almíbar. ¡Hasta se pueden preparar peras al horno!

7. Caquis

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La vitamina A presente en los caquis podría ayudar a prevenir problemas de visión.

En comparación con la manzana o la naranja, el caqui es menos popular, pero se trata de un fruto invernal con aportes considerables de vitamina A. Cada fruto aporta, aproximadamente, 6 gramos de fibra.

Los fitonutrientes de los caquis son estudiados con atención por la comunidad científica. El contenido en carotenoides y polifenoles podría contribuir a enlentecer el envejecimiento prematuro de las células, así como a cuidar la salud cardiovascular.

8. Mandarina

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La fibra y los antioxidantes presentes en las mandarinas pueden contribuir a la salud cardiovascular.

Las mandarinas son frutas de temporada invernal. Su época de cosecha se extiende desde finales de otoño hasta principios de primavera. Hay distintas variedades del vegetal, como las llamadas clementinas o las satsumas.

Son ricas en vitamina C, como otros cítricos. Así que contribuirán a fortalecer el sistema inmunitario y ayudarán en la absorción de hierro en el intestino.

La mandarina contiene fibra. Por otro lado, es una fuente de potasio considerable, recomendándose su inclusión en la dieta de personas que viven con hipertensión arterial.

9. Granada

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El jugo de granada puede tener efectos positivos en el rendimiento físico, al mejorar la resistencia y reducir la fatiga muscular.

Otra opción menos común, pero que durante el invierno aparece en cantidad. La granada puede consumirse tanto en ensaladas como en postres y zumos, aunque debe evitarse la ingesta de la cáscara.

Aporta vitaminas B2, B9 y C, además de minerales, como hierro, cobre y zinc. Su potencial antioxidante favorecería la salud del cabello y de la piel.

Contiene ácido elágico, un compuesto con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Este ácido, en combinación con otros químicos presentes en las frutas, podría actuar como antidiabético y antibacteriano dentro del organismo humano, según detalla una publicación en Nutrición Hospitalaria.

10. Kiwi

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El kiwi proporciona vitamina K, que es esencial para la coagulación sanguínea y la salud ósea.

El kiwi posee un sabor único que se potencia cuando se consume fresco. Es posible incorporarlo en ensaladas de frutas, licuados y tragos, así como ingerirlo solo.

Cuenta con propiedades diuréticas, vitamina C, y minerales como calcio y potasio. Además, podría tener un efecto beneficioso en la salud de la piel.

La enzima actinidina, presente en el kiwi, contribuye a la digestión de las proteínas en el sistema digestivo. Sin embargo, algunas investigaciones en animales encontraron que su misma acción podría ser contraproducente para la mucosa del intestino. En este sentido, conviene ser prudentes con la cantidad de su ingesta, aunque los resultados no sean todavía extrapolables a los humanos.

11. Piña

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La piña contiene zeaxantina, asociada a beneficios para la salud ocular.

También conocida como ananá o piña americana, esta fruta tiene un interesante valor nutricional. Vale aclarar que se la considera invernal para el hemisferio norte, ya que llega allí transportada desde su cosecha tropical.

Contiene bromelina, una enzima que puede ayudar en la digestión de las proteínas. Por eso se ha postulado que comer piña de noche es beneficioso, puesto que contribuiría al proceso de asimilación de los alimentos de la cena. A su vez, el contenido de fibra es otro elemento que mejora el proceso digestivo, previniendo el estreñimiento.

Es una fruta que admite gran variedad de preparaciones. Algunos hacen piña a la parrilla, por ejemplo, mientras que otros la combinan en recetas de ensaladas o hasta pizzas.

12. Chirimoya

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Debido a su contenido calórico y de azúcar, es aconsejable disfrutar la chirimoya con moderación.

Por último, un ejemplar más exótico. Como sucede con la piña, la chirimoya aparece en invierno en los mercados europeos porque es la época de cultivo en su zona tropical.

Está compuesta en un 75 % por agua y aporta carbohidratos, fibra y vitamina C. No obstante, presenta un nivel más elevado de azúcares que otros ejemplares ya mencionados.

Su pulpa es suave y blanca. Se le reconoce un sabor dulce y una textura cremosa. Es posible cortarla por la mitad y comerla con una cuchara. O también preparar batidos, helados y postres.

Consigue las frutas de invierno y disfrútalas

Los ejemplares de temporada suelen ser los que más abundan en los cajones y estantes de los mercados. Esto también hace que su precio sea menor.

Si quieres disfrutar los beneficios y los sabores de las frutas frescas, consulta en un comercio cercano. Además, puedes acudir a huertas orgánicas y productores locales que trabajen en específico con vegetales de estación.


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