Imagen corporal y presión social, ¿cómo mantener nuestra autoestima?
Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña
En la vida de casi todas las personas, usualmente hay dos aspectos en cierto tipo de conflicto: imagen corporal y presión social. Es decir, la idea social de belleza y nuestra propia apariencia física.
La segunda es la que comprende nuestras características propias, en gran parte determinadas por nuestra herencia genética. El problema tiene lugar cuando, en el medio en que nos desenvolvemos dejamos que la presión social afecte nuestra autoestima, distorsionando nuestra imagen corporal.
Para mantener una imagen corporal saludable, debemos comprender ciertos aspectos sociales y poner en práctica algunos hábitos. Estos nos ayudarán a hacerle frente a esa idea de que debemos vernos de cierta manera para ser aceptados.
De cualquier manera, si notamos que nuestra autoestima está baja, siempre es buena idea acudir a la ayuda profesional que puede proporcionar un psicólogo.
¿Cómo funciona la imagen corporal a nivel psicosocial?
Cuando hablamos de imagen corporal, nos referimos a la percepción que una persona tiene de su propio cuerpo y de su grado de belleza. Este concepto no tiene que ver con una medida exacta de peso, proporciones del cuerpo, color de ojos o de cabello. Por el contrario, tiene que ver con una imagen, en gran parte subjetiva, de cómo nos vemos.
Así, una persona con un peso que se encuentra dentro de los límites de lo que se considera saludable, puede llegar a tener una imagen corporal distorsionada. De ahí, que pueda llegar a pensar que se encuentra con sobrepeso cuando realidad no es así. Es en estos casos cuando se pueden desarrollar problemas como la bulimia o la anorexia.
Aunque esos últimos problemas emocionales mencionados son dos casos extremos, en realidad muchas personas viven con problemas moderados de autoestima que se originan en una percepción en cierto grado negativa de su apariencia física.
Escuchamos que el ideal de belleza es, por ejemplo, tener los brazos con cierto grosor o tonificación, y cuando nos dejamos influenciar por ello empezamos a sentirnos menos atractivos, y hasta menos valiosos.
Es importante tener en cuenta que los factores de la imagen corporal están sujetos a cambiar a través del tiempo, de una sociedad a otra e incluso hasta en diferentes etapas de nuestra vida.
Por ejemplo, si observamos cuadros de alguno de los famosos pintores del siglo XVII, veremos cómo el ideal de belleza requería que las mujeres tuvieran muslos y caderas anchas. Aún en los años 50 del siglo XX, iconos como Marilyn Monroe lograron el éxito en el cine mostrando una figura bastante curvilínea en comparación con el ideal de belleza actual.
A nivel personal, hay etapas de nuestra vida en que pensamos que no nos vemos tan bien como deberíamos, algo que generalmente pasan en la adolescencia, pero con el paso del tiempo y con mayor madurez logramos aceptar y celebrar nuestra apariencia física y nuestras características particulares.
¿Qué podemos hacer para mantener nuestra autoestima alta en medio de esta demanda social?
Acepta que no hay una belleza, hay bellezas.
La belleza se puede encontrar en diferentes formas, colores y texturas. Hay tanto bellezas curvilínea como hay bellezas flacas. Hay cabello liso que es hermoso, así como hay cabello rizado que es bello. También hay pieles de tonos oscuros que son hermosas.
Así como hay pieles de tonos más claros y pálidos que son bellas en sí mismas. Incluso Hollywood ha asimilado y promovido esta idea, y hoy en día vemos como hay actores y actrices que son considerados como bellos y bellas, con diversos tipos de apariencia física.
Aunque en los últimos años el ideal de belleza clásico (grecolatino) está siendo muy cuestionado, aún hay muchas personas que siguen aferrados a él.
Sin embargo, debemos comprender que la constitución física y genética de cada individuo es diferente, y no podemos asimilarnos todos al mismo ideal prototípico. Además, ¿dónde estaría la diversidad?
Rodéate de un ambiente que promueva la aceptación y no al rechazo a tu cuerpo
Sé un receptor de los mensajes de las industrias de la moda, la música, la televisión y el cine con sentido crítico, teniendo en cuenta que no es necesario lucir exactamente como el cantante o la actriz que nos presentan. Igualmente, es muy importante que le prestes atención a las amistades con quienes te rodeas.
Un estudio realizado recientemente en Texas A&M University encontró que, entre las chicas adolescentes hispanas, son las amigas o grupo de pares quienes producen más problemas de imagen corporal, más que la televisión u otros medios de comunicación.
Ejercítate y come de manera saludable
Recuerda ejercitarte dentro de ámbitos saludables, evitando regímenes de ejercicio obsesivos o con un trasfondo inspirado en modelos estéticos poco realistas. Asimismo, aliméntate saludablemente por el simple hecho de que te amas y quieres que tu cuerpo se mantenga saludable. No lo hagas por parecerte a alguien más con circunstancias diferentes a las tuyas.
Conclusiones
Esperamos que tengas en cuenta estos consejos y que sepas defenderte cada vez que alguien haga un comentario sobre ti u otra persona. En concreto, cuando promuevan mensajes que afecte tu imagen corporal o la de alguien más. Aprende a responder a estas ideas tan difundidas en nuestra sociedad con respecto y firmeza. Recuerda que tu ideal de belleza debe estar centrado en ti, tú debes ser tu propio ideal de belleza.
Y recuerda que lo que aquí te explicamos son tan sólo consejos y recomendaciones que pueden serte útiles o no serlo. En cualquier caso, si te sientes triste y/o decaído/a y crees que necesitas ayuda, lo mejor es que acudas a un profesional de la salud mental.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.