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La seducción puede convertirse en una necesidad incontrolable

3 minutos
Cuando la seducción se convierte en una necesidad continua para reafirmarnos es importante que nos planteemos el origen de ese vacío que intentamos llenar a base de conquistas
La seducción puede convertirse en una necesidad incontrolable
Bernardo Peña

Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña

Última actualización: 25 mayo, 2023

La seducción puede convertirse en una necesidad cuando esta es fruto de una baja autoestima y de una búsqueda del control y del reconocimiento del otro. Muchas personas utilizan la seducción para ejercer poder sobre otras personas, para “tener la sartén por el mango”.

Esta necesidad es fruto de una carencia que se ha gestado años atrás, lo más probable en la infancia, y que ahora se ve reflejada en un intento por llenar el ego, sentirse objeto de deseo de otras persona y tener poder sobre todo esto.

La seducción puede convertirse en un arma de doble filo

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La seducción puede convertirse en un arma de doble filo. Primero, la persona que seduce puede toparse con alguien mucho más hábil en este arte y que le haga caer en su propia trampa. Bajo esta necesidad que roza casi la obsesión, se encuentra un increíble afán por confirmar su propia deseabilidad, lo que conforma su identidad personal. No obstante, como toda obsesión, tarde o temprano a uno se le va de las manos y termina haciendo mucho daño a personas que no tienen culpa alguna de esta necesidad.

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La historia de Fátima:

La historia de Fátima cuenta que era una mujer atractiva, irresistible y que acapara todas las miradas. Está casada con un informático que siempre está muy ocupado y que, cuando está con ella, solo habla de cuestiones que Fátima no entiende.
Por este motivo, Fátima se ha apuntado al gimnasio. Además de ponerse en forma, quiere hablar con alguien de algo más. Fátima es consciente de su deseabilidad, pero nunca ha llegado más allá. Hasta que un su mundo se trastoca. Se cruza miradas con un compañero y empieza a surgir algo.
Es la primera vez que Fátima desea llevar su juego de seducción hasta el final. Terminan en encuentros pasionales marcados por la infidelidad. Una vez obtenido el resultado, Fátima ya está saciada, pero su amante no. Éste empieza a hacer locuras ante la inminente ruptura por parte de Fátima.
Debido a los acontecimientos, el marido de Fátima se entera de todo y la deja.  Ella se encuentra desolada y no consigue retener al hombre que quiere a su lado. Se convierte en una seductora nata, pero con un vacío dentro imposible de llenar.

Un juego arriesgado

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La seducción es un juego arriesgado pero, para Fátima, que lo ha llevado hasta sus últimas consecuencias, tiene un precio muy alto. En su caso, la pérdida de aquello que creía tener seguro. El juego de la seducción ya no tiene sentido cuando se consigue el objeto de deseo. En esta ocasión la vida le enseña a nuestra protagonista que esto es algo que debe aprender a sanar.

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Por este motivo pierde a su marido. Su seducción le aportaba seguridad, dominio y poder. No obstante, lo pierde. Entonces, debe replantearse por qué seduce, cuál es el objetivo, cuál es su carencia. Aunque este debería ser el camino, Fátima se envuelve en una vorágine de relaciones que terminan en fracaso en su intento de volver a tener una como la que mantenía con su marido.

Continuarán los fracasos amorosos

No obstante, hasta que no aprenda de esto, continuarán los fracasos amorosos que la terminarán desgastando, minando su autoestima y haciéndola sufrir mucho. Seguro que Fátima, tarde o temprano, abrirá los ojos, pero aún así le costará muchas más experiencias fallidas que le aportarán mucho dolor.

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Todo en exceso es malo, pero aun así nos aporta una enseñanza. La seducción es uno de esos excesos que es necesario revisar. Tal vez hay algo de lo que quiere que seamos conscientes. No ignoremos lo que nos está haciendo sufrir, porque este es un dolor que llevamos muy adentro y que no logramos superar. A veces, no es tan complicado solucionarlo una vez nos damos cuenta de qué es lo que está provocando nuestra actitud.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Grijelmo, Álex. La seducción de las palabras. Vol. 2007. México: Taurus, 2000.
  • Laplanche, Jean, and Silvia Bleichmar. Nuevos fundamentos para el psicoanálisis: la seducción originaria. Amorrortu,, 2001.
  • Vallejo-Nágera, Alejandra. Psicología de la seducción. Grupo Planeta Spain, 2011.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.