Los 19 fetiches sexuales más comunes
Revisado y aprobado por el psicólogo José Padilla
Los fetiches sexuales han estado presentes en la vida íntima de las personas desde tiempos inmemorables. Desde fijaciones en partes específicas del cuerpo, como el cabello o los pies, hasta intereses en juegos de poder o en elementos como los piercings y el cuero, cada uno activa estímulos únicos que intensifican el placer sexual, tanto en solitario como en pareja.
Si bien hablar de estos temas puede resultar intimidante, abordarlos con una mentalidad abierta y basada en el consentimiento mutuo, la buena comunicación y la complicidad abre la puerta a experiencias más satisfactorias y variadas. ¿Te has preguntado cuáles son los fetiches más comunes y cómo se manifiestan? En el siguiente espacio los compartimos en detalle.
1. Tricofilia o fascinación por el cabello
La excitación o el interés intenso por el cabello de otras personas es un fetichismo que se conoce como «tricofilia». Es uno de los más comunes y se manifiesta de distintas maneras; por ejemplo, como apreciación estética, cuando el estímulo se genera solo con observar la apariencia, textura o longitud del cabello (incluyendo el vello del pecho, las axilas o el púbico).
También puede ocurrir a través de interacciones físicas con el pelo, como la satisfacción obtenida al acariciarlo, olerlo o jugar con él. A veces, hace parte de un fetichismo más amplio, en el que el cabello juega un papel principal en la excitación, expresada en acciones como halarlo, cortarlo o peinarlo.
No se considera problemático, a menos que cause angustia significativa o interfiera con el bienestar de los involucrados. De ahí la importancia de que las prácticas asociadas con esta inclinación sexual se realicen de manera consensuada y considerando los límites del otro.
2. Podofilia o atracción por los pies
Conocido como «podofilia», el fetiche por los pies es la excitación sexual al ver, oler, acariciar, besar o lamer los pies de otra persona. Asimismo, abarca el estímulo sexual que experimentan algunos al ver vídeos de pies, tomar fotos de pies o estimular los genitales con los pies.
Hoy por hoy, el fetiche con los pies se considera una de las preferencias sexuales más habituales. Debido a esto, se han formulado varias teorías que intentan explicar por qué tal fascinación.
- Condicionamiento psicológico: sugiere que la atracción sexual por los pies está relacionada con experiencias positivas tempranas con estas partes del cuerpo, en especial en la etapa de desarrollo sexual.
- Asociación cultural: explica que, en algunas culturas y contextos históricos, los pies han sido catalogados como símbolos de belleza, estatus o sensualidad.
- Aspectos neurológicos: una hipótesis conocida como «mapa neuronal» expone que las áreas del cerebro que controlan diferentes partes del cuerpo están muy conectadas entre sí. Esto significa que si alguien presta mucha atención a una parte del cuerpo, como los pies, esa área puede volverse más sensible y atractiva, lo que podría explicar que algunas personas sientan atracción sexual por los pies.
3. Estigmatofilia o atracción por los piercings y tatuajes
La excitación sexual por los piercings y tatuajes se conoce como «estigmatofilia», un término que proviene de «estigma», haciendo referencia a signos distintivos; y «filia», que denota atracción. Es más frecuente entre la población joven, y se asocia al simbolismo personal, cultural o emocional de estas marcas.
Quienes lo experimentan suelen motivarse por el significado individual, el estilo o la estética de estos adornos corporales, en especial si están ubicados en zonas erógenas como los genitales, los pezones, la boca, la lengua, el ombligo y otras zonas de interacción sexual.
Si bien el objeto en sí puede ser el detonante del estímulo, algunos sienten más excitación y placer por la conexión emocional o la historia que cada uno representa. En general, no se considera un fetichismo problemático. Aun así, hay que prestar atención si el placer se centra de manera exclusiva en la presencia de estos elementos, lo cual podría afectar otras formas de intimidad.
4. Retifismo o placer asociado a los zapatos
Al igual que otros fetichismos sexuales comunes, el retifismo es una forma común de diversidad sexual. Consiste en la excitación sexual que se obtiene por el contacto o la masturbación con los zapatos, sobre todo si son de mujer. Tiene relación con el fetichismo de pies, pero se enfoca en los zapatos como el principal objeto de deseo. El placer se obtiene al verlos, tocarlos u olerlos.
En un contexto sexual, la persona con este fetiche siente excitación cuando su pareja utiliza determinados tipos de calzado, como botas, sandalias o tacones. Estos suelen tener ciertas características en cuanto al material, la forma y las texturas. Suelen ser de textiles de cuero o látex, altos o con detalles que destacan los pies.
5. Fetichismo de látex o de cuero
En el fetichismo de látex o de cuero, se expresa en el deseo sexual que gira en torno a prendas o elementos elaborados de estos materiale. La persona experimenta excitación sexual, ya sea que las vista la pareja o solo por el contacto con ropa y accesorios en estos textiles. La textura, el olor, el color y la sensación al contacto con la piel influyen en que este material se convierta en un objeto de placer sexual.
A nivel estético, el látex y el cuero se perciben como sexis y llamativos, ya que se ajustan al cuerpo y resaltan la figura. Por otro lado, en el ámbito sexual están asociados a los juegos de dominación y sumisión, como los del bondage, lo que añade un componente psicológico de atracción.
Involucra prendas como chaquetas, chalecos, botas, chaparreras, arneses, entre otros elementos. En el caso del fetichismo de látex, sus practicantes se hacen llamar rubberistas.
6. Fetichismo de ropa interior
Algunas personas experimentan excitación sexual al usar, observar, manipular u oler la ropa interior propia o de la pareja. Es lo que se conoce como fetichismo de ropa interior, que puede presentarse tanto en hombres como en mujeres. Con frecuencia, se trata de prendas de lencería, con transparencias y ciertas formas y colores. Abarca desde bragas, hasta sostenes, ligueros, medias, entre otros.
Aunque se desconoce con exactitud el origen de esta fijación, se plantea que la sutileza y el erotismo atribuidos a estas prendas tienen mucho que ver. La ropa interior adorna las partes íntimas del cuerpo, en lugar de mostrarlas. Esto añade un misterio y sugiere un atractivo único.
Por otro lado, estas prendas desempeñan un papel importante en la exploración y la expresión de la sexualidad. Los colores, los encajes, los satines y otros detalles estéticos se convierten en una manera de revelar aspectos de la identidad sexual y los deseos.
En ciertos casos, es posible que este fetichismo tenga su origen en experiencias tempranas en las que la ropa interior desempeñó un símbolo relevante de atractivo sexual; tal vez la exposición a imágenes, videos u otros recursos similares.
7. Hablar sucio
Esta práctica también se conoce como dirty talk y es un fetichismo sexual en el que cobra relevancia el sentido auditivo. Consiste en usar lenguaje sugerente o explícito durante el sexo con el fin de incrementar las sensaciones propias y de la pareja.
Involucra no solo frases, sino gemidos y susurros. Siempre que sea consensuado puede incluir palabras fuertes, preguntas, súplicas, órdenes, entre muchas otras cosas. Todo depende del nivel de confianza y comunicación de la pareja.
Se plantea que «hablar sucio» estimula la mente de forma similar a como lo hace el erotismo visual. Las palabras crean imágenes mentales que son excitantes y que elevan el deseo. Por otro lado, aumenta la sensación de intimidad y cercanía con el otro y se crea una atmósfera de confianza y complicidad.
Eso sin contar con que también es una manera de expresar, explorar y cumplir un sinnúmero de fantasías sexuales. La naturaleza del lenguaje sucio refuerza los roles de dominación y sumisión, y añade un componente de rebeldía al acto, que para muchos resulta estimulante.
8. Juegos de impacto
Los juegos de impacto son fetiches sexuales muy comunes. Tienen relación con el bondage y el sadomasoquismo, ya que implica acciones como dar azotes, latigazos o flagelaciones a la pareja, sea con la mano o un elemento particular (látigos, cinturones, etcétera).
Hay varias razones por las que esta inclinación sexual suele generar estímulo y placer. Por un lado, el impacto físico conduce a una ligera liberación de endorfinas, que son neurotransmisores que inducen a sensaciones de euforia y placer. También porque el calor y el cosquilleo que genera incrementa la respuesta sexual.
A esto se suma las dinámicas de poder, pues a menudo se realiza durante juegos de dominación y sumisión. Para muchas parejas, es una manera de hacer realidad sus fantasías sexuales y romper con lo convencional.
Como sea, su práctica requiere cuidados y consentimiento. Por seguridad, debe evitarse zonas como la cabeza, las articulaciones, el coxis o el área de los riñones. Además, es preferible establecer reglas o designar señales para comunicar límites si fuese necesario.
Las formas menos comunes de esta práctica abarcan puñetazos y bofetadas.
9. Juegos con velas
También llamado waxing, wax play o «juego con cera», es un fetichismo sexual que suele practicarse en el contexto de BDSM. Consiste en dejar caer gotas de cera o parafina caliente sobre el cuerpo de la pareja, en especial en la espalda, los pezones, el glande, la zona púbica y las piernas.
Muchos tienen esta fijación sexual, debido a que la combinación de textura, calor y olor de la cera sobre el cuerpo es relajante y estimulante. Otros experimentan sensaciones que se salen de lo convencional. De hecho, el que no sea típico lo vuelve más emocionante
En todo caso, es una práctica que requiere cuidado. La cera muy caliente puede generar quemaduras y complicaciones. Además, algunas velas contienen perfumes y pinturas que, al contacto con el cuerpo, causan irritación. En la medida de lo posible, utiliza velas para masajes.
10. Fetichismo por las mordazas
El fetichismo por las mordazas también hace parte del ámbito BDSM. Consiste en la excitación sexual al utilizar o colocar a la pareja cualquier elemento para evitar el habla. Para algunos, dicha restricción representa una forma de entrega total a la otra persona; en los juegos de roles, simbolizan poder y control. Suele asociarse al placer de explorar límites físicos y emocionales.
Siempre que se haga en el marco de consentimiento y comunicación, es una forma interesante de expresar fantasías y deseos. Es importante practicarlo con cuidado y atendiendo a las medidas de seguridad que garanticen el bienestar de los involucrados.
11. Fetiche de uniformes
Policías, bomberos, pilotos, enfermeras, azafatas… La fijación sexual por los uniformes es tan común como variada. En este fetichismo, la persona siente gran excitación sexual al utilizar o ver a su pareja con un uniforme en particular. Tiene un estrecho vínculo con los juegos de rol, pues una o ambas partes asumen una identidad deseada, con la que además hacen realidad una fantasía.
El placer en sí puede surgir del rol asumido, muchas veces porque está vinculado a figuras de poder o autoridad; también porque encajan en dinámicas de control y obediencia. Las prendas, además, pueden ser visualmente evocadoras o sensuales.
12. Olfactofilia o atracción sexual por el olor corporal
Es bastante común que las personas experimenten fetichismo por ciertos olores corporales, en especial de la zona íntima o de las axilas. Estos aromas activan áreas del cerebro asociadas con la memoria y el placer, lo que en algunos deriva en una fuerte excitación y atracción.
Se cree que esta preferencia está relacionada con la biología evolutiva, ya que los olores proporcionan información sobre la compatibilidad genética y la salud de la pareja. Aun así, puede tener relación con una experiencia sensorial o emocional del pasado.
13. Capnolagnia o fetichismo por la mujer fumadora
Si bien algunos lo llaman el «fetichismo por la mujer fumadora», la capnolagnia puede ocurrir en hombres y en mujeres. Se trata de una atracción sexual hacia el acto de fumar o hacia los productos asociados con el tabaco. Quienes lo experimentan sienten excitación al ver a otra persona fumar, al percibir el olor a tabaco o al tener contacto con accesorios para fumar.
Se cree que tiene su origen en el aspecto visual, que algunos encuentran atractivo, estético y estimulante. También a imágenes y fantasías promovidas a nivel cultural, en las cuales el cigarrillo y fumar se relacionan con el glamour, la sofisticación o la rebeldía.
Es posible que los olores y los sabores del tabaco influyan en este fetiche. Estos pueden activar en el cerebro regiones asociadas a la memoria y al placer.
14. Electroestimulación
Ahora mismo, el mercado de juguetes sexuales ofrece opciones para practicar la electroestimulación de forma segura. Este fetichismo hace referencia a la excitación sexual que se obtiene al aplicar pequeñas corrientes eléctricas en la piel.
Para algunas personas, esto constituye sensaciones muy placenteras, fuera de lo convencional. Suele integrarse en los juegos de roles íntimos, en especial entre parejas que practican el BDSM. Tener el control en la intensidad de las estimulaciones es un atractivo para quienes gustan de estas dinámicas.
Al igual que otras prácticas de dominación y sumisión, esta debe ser segura y consensuada. Los involucrados deben establecer límites y deben informarse sobre cómo utilizar bien el equipo para evitar riesgos que comprometan el bienestar.
15. Quirofilia o fetiche por las manos
La quirofilia es una atracción sexual hacia las manos de otra persona. Debido a su apariencia estética, que muchas veces transmite fuerza, habilidades, creatividad y destrezas, hay quienes las encuentran muy atractivas a nivel sexual. El verlas o tocarlas puede ser suficiente para llevar la excitación a otro nivel.
16. Juegos de ataduras con cuerdas
Para algunas personas, el hecho de atar a su pareja con cuerdas, o bien, ser atados, resulta sumamente excitante. Esta práctica se conoce como «bondage con cuerdas» o «shibari», y tiene que ver con los juegos de poder y sumisión.
Varias razones intentan explicar el motivo de este fetiche. Se cree que la presión, la fricción y la sensación de estar atado deriva en una estimulación sensorial que intensifica el placer físico y mental. Asimismo, la restricción de la persona atada simboliza control y poder, lo que puede hacer el encuentro más apasionante.
17. Sitofilia o juego de comida
Poner alimentos en el cuerpo de la pareja, como chocolate, crema batida, fresas, entre otros, es uno de los fetiches sexuales más comunes. Se conoce como «sitofilia» o food play y consiste en la excitación erótica con la comida.
El término también abarca prácticas como la masturbación con productos en forma fálica, como pepinos, bananas o calabacines. No obstante, debido a sus riesgos, esto último está desaconsejado. De hecho, no es recomendable introducir alimentos o bebidas por la vagina o el ano. En ambos casos hay un alto riesgo de lesiones o infecciones.
Para practicarlo, es posible lo siguiente:
- Colocar varios tipos de alimentos o bebidas en el cuerpo de la otra persona, con el fin de retirarlos después con la lengua o la boca.
- Embadurnar el cuerpo de la pareja o el propio con alimentos (natillas, chocolate, crema, dulces, etcétera). Una práctica también llamada sploshing o WAM, acrónimo de wet and messy fetishism (fetichismo húmedo y desordenado).
18. Auralismo o fetiche sexual de los sonidos
Auralismo es el término utilizado para hacer referencia a los fetiches auditivos. Para ser más exactos, ocurre cuando una persona siente excitación sexual al escuchar ciertos sonidos, que pueden ser música, audios eróticos, susurros, los gemidos emitidos por su pareja, una voz particular u otros.
Esto puede estar asociado a una condición llamada ASMR (respuesta sensorial meridiana autónoma), en la que algunos sonidos provocan cosquilleo en el cuerpo y una sensación de placer. Además, el sonido activa en el cerebro áreas asociadas al placer y a la recompensa, que también inciden en esta preferencia sexual.
19. Cuckolding
En los últimos años, la práctica de cuckolding alcanzó bastante popularidad y aceptación. Su traducción aproximada al español es «meter los cuernos», aunque no se trata como tal de una infidelidad. El término refiere a aquellos que sienten excitación sexual al ver u oír que su pareja tiene sexo con otra persona, sea hombre o mujer.
Aunque a nivel social es una práctica poco aceptada, es cada vez más común. Algunas personas sienten atracción por las relaciones abiertas o poliamorosas; ver a su pareja con otra les ayuda a reforzar el sentido de libertad y de no tener limitación por las reglas sociales tradicionales.
En otros casos, esta práctica induce a una complejidad emocional en la que los celos y la excitación se vuelven el estímulo sexual. Como sea, requiere que la pareja hable de forma abierta y honesta, ya que todos los involucrados deben dar su aprobación.
Disfruta los fetiches sexuales sin tabúes, pero con respeto
Siempre y cuando no generen angustia, no atenten contra la integridad de la pareja, ni sean la única vía para obtener placer sexual sin tabues, los fetiches son parte de las conductas sexuales normales. No hay por qué cohibirse o sentir vergüenza por tener este tipo de preferencias; por el contrario, se pueden considerar un estímulo más para tener relaciones sexuales más satisfactorias.
Aun así, antes de su práctica es primordial que haya consentimiento por parte de los involucrados. Una intimidad consensuada protege la seguridad física y emocional, tanto de cada individuo como de la pareja.
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