Padres permisivos: ventajas y desventajas
Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz
Cómo manejar la crianza es una decisión a tomar y ser padres permisivos, autoritarios o democráticos, son estilos a elegir. La tarea de los padres es muy compleja. Cierto que se va ganando experiencia, pero el qué hacer en determinados casos y cómo llevar el día a día están presentes con su carga de dudas.
En el tema que abordaremos en este artículo, las normas y controles no son evidentes ni preponderantes. Veamos las características fundamentales de ser padres permisivos, sus ventajas y desventajas.
¿Cómo son los padres permisivos?
En esencia, los padres permisivos dejan hacer para que los hijos vayan explorando sus propios límites. Esto conlleva un ritmo doméstico muy dinámico y agitado, sin horarios establecidos, lo que una mirada externa pudiera calificar de desorden.
Es un riesgo que estos padres asumen al desdeñar la seguridad de los límites concretos y preferir la aventura de los sistemas abiertos y aleatorios. Son padres que dan rienda suelta y reparten confianza a sus hijos sobre la idea un tanto filosófica de que la vida es impredecible.
Los padres que optan por la permisividad buscan apoyar, comprender, alentar, acompañar y, sobre todo, no dañar. Entienden que es propio de los niños correr, saltar y hacer lo que les provoca, pasando con velocidad de vértigo de un tema a otro. Piensan que seguirles el ritmo y acotarlos no es solo asfixiante, sino contraproducente.
Un rasgo de los padres que analizamos es que no son primerizos, lo que se manifestará en dos cosas. Uno, que no tienen la angustia de ciertas dudas básicas sobre el cuidado de los niños. Dos, que tienen menos tiempo para criar y más necesidad de compensación económica.
Características de la crianza permisiva
En la casa de padres permisivos hay una atmósfera de libertad en la que los límites y las fronteras son flexibles. Las pautas de acción y comportamiento son volubles y cambiantes.
La autorregulación será el mecanismo que los progenitores activarán para construir relaciones armónicas. Claro que existirá siempre la sospecha de si los más pequeños están maduros para recibir una crianza laxa.
En el seno de los padres permisivos, los hijos actúan e interactúan a gusto hasta que la natural dinámica los conduce a enfrentamientos. Es ahí cuando aparecen la palabra, el consejo y la recomendación como mediadores.
Es en este esquema de relacionamiento que hablamos de un estilo de crianza permisivo-democrático, en el que los acuerdos y los consensos van marcando el tono. En un hogar de este tipo, las cláusulas de la convivencia familiar están prefijadas. Y su cumplimiento o desacato será interpelado por los padres, que llamarán al orden sobre lo dispuesto o preestablecido.
Es importante acotar que los padres reñidos con las reglas no lo hacen por desapego a los hijos ni desinterés. Parten de que la confianza y la responsabilidad se entrenan y aprenden en el ejercicio de vivir.
Y de la misma manera que no gustan de las reglas, se niegan a los castigos como formas de corrección. La enmienda provendría de la reflexión y la toma de consciencia. Ante los errores, los padres permisivos suelen estar dispuestos para ayudar y afrontar las dificultades.
Ventajas de ser padres permisivos
La libertad es una escuela que enseña abriendo caminos, soltando amarras. En este ámbito hay aventura, riesgo e incertidumbre; elementos que afloran en la base de una educación basada en el respeto amplio por la persona y su potencialidad.
Autonomía
Los padres permisivos abogan por hijos que toman decisiones, al tiempo que van afinando su criterio. Los dejan hacer y resolver. Y pese a que están cerca, declinan interferir a menos que el niño o la niña demanden la ayuda.
Seguridad
Es el temple de la seguridad lo que se busca con el rigor que supone el desprendimiento. Que los hijos aprendan a enfrentarse al mar abierto es un tesoro para los padres que los entrenaron y se prepararon para verlos zarpar.
Creatividad
La creación materializa y hace visible la libertad. Los padres permisivos entienden que dotar a los hijos de un uso personal del tiempo los deja libres para encontrar su propio lenguaje. No se trata de cultivar la disolución o la deriva, sino de disponer de un material dócil a los impulsos, los sueños y los deseos.
Desventajas de ser padres permisivos
La crianza sin ataduras, que es sinónimo de vuelo y horizonte, chocaría en un entorno cerrado. Sin la preparación adecuada, los hijos no dispondrían de los mecanismos para atender situaciones desconocidas.
Afuera no es como en casa
Un riesgo acecha a los hijos que crecen con padres permisivos: la sociedad tiene normas. En algunos lugares, incluso de forma férrea. Este desencuentro provocaría incumplimientos con diversos grados de peligrosidad.
Por lo demás, un niño o una niña que no ha sentido la presión de las normas en casa puede rebelarse en la calle. Y esperar o pretender que el mundo condescienda a sus caprichos. La realidad puede ser muy dura.
Problemas en la escuela
Un sitio donde lo normativo es propio de su constitución es la escuela. Los niños de padres permisivos pueden encontrarla aburrida, severa y extraña a como se han acostumbrado a entender las cosas.
Le toca a los padres crear espacios de transición y transmitir que cada institución tiene sus normas. Y que por ende, una cosa es el hogar y otra la sociedad.
Un ingrediente viene a sumarse a esta dificultad. En el tiempo que pasan libres frente a las pantallas reciben una estimulación que, en cuanto a ritmo, intensidad en colores, formas y movimientos, difiere de la naturaleza del aprendizaje escolar.
Inseguridad y baja autoestima
En el caso de que los padres no asimilen y transmitan las diferencias entre el interior del hogar y el mundo exterior, la baja autoestima es una posibilidad. Una lectura no apropiada de los escenarios hará que los hijos experimenten fuertes tensiones que incidirán en un sentimiento de inseguridad.
Ser padres permisivos no implica ser desaprensivos
Debe preocupar la permisividad si esta raya en el abandono, en el desdén o, si por falta de tiempo o irresponsabilidad, se delega la crianza en terceros. En estos casos, los niños podrían carecer de estabilidad y de una figura de autoridad definida.
Por tanto, es necesario puntualizar que la crianza permisiva no incluye la desaprensión. Al contrario, pide disciplina en los adultos para evitar ser laxos o autoritarios según los cambios de humor.
Finalmente, entre el blanco y el negro están los matices. Es así como el hogar permisivo debe tender a la crianza democrática más que a una libertad sin cortapisas.
Los hijos no deben crecer a su suerte. Necesitan con temple enfrentar lo inesperado y tener a sus padres y mayores cerca para pisar juntos y avanzar.
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- JJ, H. S., Del Castillo Arreola, A., & Palencia, R. Estilos parentales de crianza: una revisión teórica. Disponible en: https://www.uaeh.edu.mx/scige/boletin/icsa/n6/e3.html
- Saade, V. (2010). Padres permisivos, hijos tiranos. Revista Psicológica, Ecuador. Alfa. Disponible en: http://www.encauzaconsultoria.com/padres_permisivos.pdf
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