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¿Por qué tenemos que evitar comparar a unos niños con otros?

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Comparar a los niños con otros suele disminuir la autoestima de nuestros hijos. Hay que evitar esta práctica que perjudica al desarrollo de la personalidad de los pequeños.
¿Por qué tenemos que evitar comparar a unos niños con otros?
Bernardo Peña

Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña

Escrito por Bernardo Peña
Última actualización: 06 julio, 2023

Comparar a unos niños con otros es una práctica muy común que realizan los padres cuando desean corregir a sus hijos. Sin embargo, es un error que trae como consecuencia problemas graves de autoestima en los más pequeños.

Al comparar las capacidades de tus hijos con sus hermanos, amigos o vecinos, se les está exigiendo de forma indirecta que deben ser como los demás. Esto genera en los niños un alto grado de impotencia e inseguridad cuando no pueden ajustarse a las expectativas de los padres.

Existen dos tipos de comparaciones, las que se realizan entre el niño y sus hermanos o las que se establecen entre el niño y sus pares. En la primera, se puede correr el riesgo de promover el rencor y los celos entre hermanos, sin darnos cuenta del daño que se crea en la relación fraternal, como señala este artículo publicado en la Revista electrónica de información para padres de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria.

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En la segunda, se incentiva negativamente la rivalidad en el niño y sus amigos. Adicionalmente, se puede cometer el error de subestimar las cualidades y virtudes que el niño posee. Esto trae como consecuencia que el pequeño lo interiorice y pueda comenzar a tener conductas negativas.

Cada cual es como es. Todos los niños tienen sus habilidades y sus carencias. El error es tratar de asimilar una forma de ser o de comportarse con otra. Hablamos de personas totalmente diferentes.

Así pues, detrás de cada uno hay una historia de aprendizajes, experiencias, intereses, temperamento. Tal vez lo que queramos para un hijo lo critiquemos de otro.

Comparar a unos niños con otros no es lo ideal

En un momento concreto, las comparaciones pueden servir como herramientas motivadoras para alcanzar ciertos logros. Pero hay que prestar especial atención a la forma en la que las hacemos, puesto que el espacio entre lo negativo y lo positivo es muy pequeño y los niños pueden volverse perfeccionistas extremos.

 

Por tal motivo, es importante mantenerse alerta para no hacer uso inconsciente de las comparaciones. Para evitar comparar a unos niños con otros, procura enseñar a tu hijo a identificar los aspectos positivos del otro que le sirvan de motivación e inspiración para lograr sus metas.

También es fundamental resaltar las cualidades positivas que poseen tus pequeños y reforzarlas, tal y como evidencia este estudio publicado en Dedica. Revista de educação e humanidades. Hay que tener claro que cada niño es único y tiene su propia personalidad, la cual van desarrollando durante su formación y crecimiento.

Por otra parte, los padres deben tomar en consideración que cada niño va desarrollando sus capacidades a su ritmo. La participación activa de los padres en esta etapa es fundamental para nutrir las habilidades y reforzar la conducta positiva que el niño posee.

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Identifica qué aspectos estás comparando

Es de vital importancia identificar y reflexionar sobre cuáles son los aspectos que valoramos cuando comparamos a un niño con otros. En la mayoría de las ocasiones, se le da más importancia a los aspectos superficiales, como la popularidad y la imagen, en lugar de enfatizar las diversas cualidades y valores que posee cada pequeño.

 

En este sentido, evita comparar a unos niños con otros y orienta esa actitud hacia la aceptación de las virtudes y defectos de tu hijo. Esto refuerza conductas positivas como la simpatía, la perseverancia y el sentido del humor, las cuales serán de gran beneficio en el equilibrio de su desarrollo para la vida como adulto.

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Aspectos que hay que considerar

Cada pequeño es único y debemos evitar comparar a unos niños con otros y enfocarnos en resaltar lo positivo de su personalidad. Los padres que intentan motivar a sus hijos utilizando las comparaciones no se dan cuenta de que puede ser perjudicial.

 

Inconscientemente imponemos nuestro deseo de cómo queremos que sean nuestros hijos. Esta actitud no produce ningún beneficio, ya que no concedemos espacios para que los pequeños demuestren sus habilidades innatas.

Si el niño se adapta a las comparaciones, puede quedar marcado por el resto de su vida. Este modelo lo repetirá a lo largo de la vida adulta, destruirá su autoestima y lo hará infeliz.

El pequeño debe aceptar y reconocer que todos tenemos debilidades, pero también que cada uno posee grandes virtudes y fortalezas. Los padres deben demostrarles a sus hijos que los aman y que los aceptan tal como son.

Adicionalmente, los progenitores deben asumir la responsabilidad de orientar y canalizar todas las cualidades de los niños. Asimismo, se recomienda, de no contar con las herramientas necesarias para manejar esta conducta, acudir a un especialista en conducta infantil.

En definitiva, para criar niños con una autoestima alta, felices y seguros debes evitar compararlos con otros niños. Esta es una práctica que realizan los adultos a diario sin tomar conciencia de los resultados. En vista de que cada niño es único, la afectación es diferente y las consecuencias pueden ser muy negativas.


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