El punto G femenino: qué es y dónde está ubicado
Revisado y aprobado por la médica Mariel Mendoza
Puede que hayas escuchado o leído que el punto G es la clave para alcanzar el orgasmo. Y también puede que te hayas decepcionado al no poder encontrarlo, no saber con exactitud qué es y no lograr una mayor excitación en las relaciones sexuales.
Pues no deberías preocuparte demasiado. El famoso punto G es controversial, es un tema discutido por diversos científicos, además no tiene una localización concreta y lo más probable es que no sea un «punto», sino una región hipersensible en el órgano genital femenino.
De igual manera, es cierto que llegar al orgasmo no depende solo de la estimulación de esta región. Hay muchos más factores en juego. Lo que sí ayuda es que la persona con aparato reproductor femenino sea capaz de conocerse en profundidad, y para ello necesitamos despejar las dudas. ¡Así que vamos a ello!
¿Qué es el punto G?
La definición rápida indica que el punto G es una zona erógena en la pared frontal de la vagina, se ubica de manera aproximada a unos 3 centímetros del orificio de entrada. Se trata de una región en la que confluyen una mayor cantidad de pequeños vasos sanguíneos. Ello implica una mayor circulación de sangre.
El nombre con el que nos referimos a esta parte del cuerpo femenino es una abreviatura de «punto Gräfenberg». Fue el médico ginecólogo con el mismo apellido, quien dio cuenta de una posible zona erógena dentro de la vagina o en la uretra de la mujer, entre las décadas de 1940 y 1950. Después de 40 años, los investigadores Ladas, Whipple y Perry definieron su denominación. Para ellos, el punto G era una red de vasos sanguíneos, tejidos, glándulas y terminaciones nerviosas.
Teorías sobre el punto G
Sin embargo, desde que se propuso por primera vez su existencia, y hasta la actualidad, hay muchas opiniones encontradas sobre el tema. Lo que ciertos científicos declaran como un hecho, otros lo ponen en duda, al aducir que no es posible localizar el punto G mediante una verificación anatómica.
A lo largo de las últimas décadas se han planteado hipótesis y curiosidades sobre lo que sería en sí esta zona. Las más importantes son las siguientes:
- Es una área de terminaciones nerviosas especiales. Estas serían más sensibles a los estímulos que en el resto de la vagina y producirían sensaciones independientes al orgasmo clitoriano.
- Se trata de un complejo formado por las glándulas de Skene y parte del tejido alrededor de la uretra femenina. Por ende, sería una zona capaz de emitir secreciones durante la estimulación sexual.
- Es un punto localizado en la uretra esponjosa, formada por tejido eréctil y terminaciones nerviosas sensoriales.
- Sería un tejido más grueso que conformaría parte de toda la estructura del clítoris.
Hasta la fecha, en realidad, la teoría más aceptada es la que determina que el «punto» no es un punto. Estaríamos ante una zona de interacciones vasculares y nerviosas, a través de un complejo formado por el clítoris, la uretra y la vagina, que los especialistas denominan CUV.
¿Todas las mujeres tienen punto G?
La existencia del punto G en todas y cada una de las mujeres no puede certificarse. Aunque hay quienes informan sensaciones placenteras al recibir estímulos en la pared frontal de la vagina, no todas experimentan lo mismo.
La posible eyaculación femenina tampoco es un parámetro. Si bien algunas hipótesis señalan que el estímulo del punto G derivaba en ella, recientes estudios bioquímicos parecen confirmar que los fluidos emitidos corresponden, en realidad, a una emisión involuntaria de orina.
Así que debemos admitir que la anatomía femenina es variable y que ningún atlas anatómico actual incluye al punto G entre sus descripciones. También es cambiante la respuesta a los estímulos sexuales, por lo que la excitación lograda puede atribuirse a otros factores, como a toda la pared anterior de la vagina o al clítoris, de modo indirecto.
¿Cómo encontrar el punto G?
Ya dijimos que la zona reconocida como punto G estaría en la pared anterior de la vagina, a unos 3-5 centímetros de la entrada. Aunque podría existir allí una protuberancia leve de tejido esponjoso, eso no se puede constatar en todas las mujeres. Por lo tanto, no habría que guiarse por ello para lograr el hallazgo.
También hay que considerar el concepto de la zona CUV. En ese caso, más que una región puntual, se busca estimular un conjunto de tejidos que podrían provocar la excitación. Encontrar esta zona es más fácil de manera individual, antes que intentarlo en pareja. La autoexploración permite conocer con más detalle los puntos gatillo que favorecen la excitación sexual.
Se recomienda tumbarse de espaldas e introducir un dedo en la vagina. Luego, con cuidado, se inicia la exploración sobre la pared frontal, entre la abertura de la vagina al exterior y el cuello del útero. Los dedos que se introducen deberían curvarse hacia arriba para contactar con la zona.
El signo más evidente de haber llegado al punto será la excitación y, si se continúa el estímulo, el orgasmo. Algunas mujeres también experimentarán la liberación notoria de fluidos, que se interpretará como una eyaculación femenina.
Algunas aclaraciones
Es bueno reconocer algunas salvedades antes de iniciarte en la búsqueda de tu punto G:
- Guiarte por las experiencias de otras mujeres no siempre será prudente. La anatomía de cada cual tiene particularidades.
- La eyaculación femenina no es una condición para corroborar que alcanzaste el punto G.
- El orgasmo no se alcanza siempre ni depende en exclusiva de la estimulación intravaginal.
- No hay 100 % de posibilidades de encontrarlo.
Las mejores formas de estimular el punto G
Además de la masturbación y la autoexploración, la estimulación del punto G en pareja tiene algunos trucos, pues a pesar de que esta zona erógena podría estar en el complejo CUV, existen posiciones que podrían tener una mayor efectividad para lograr la excitación.
En las relaciones heterosexuales, las mujeres con rol activo suelen alcanzar más orgasmos. Por lo tanto, resultan recomendables las siguientes posiciones para estimular el punto G:
- Hamaca: el hombre sentado y la mujer sobre él, moviéndose con oscilaciones.
- Vaquera invertida: el hombre permanece acostado y la mujer se sienta sobre él, de espaldas.
En las relaciones homosexuales, por otro lado, la masturbación simultánea con los dedos es una gran opción. También se recomienda el sexo oral que se concentra en los movimientos de la lengua para lograr la estimulación de la zona interna del introito vaginal. Los juguetes sexuales también son un implemento a considerar. Vienen algunos diseñados de manera especial para alcanzar con mayor precisión la zona anterior de la pared de la vagina.
Más allá de las discusiones sobre el punto G
A pesar de las dudas científicas sobre su existencia, sabemos que la región CUV tiene un gran potencial para mejorar la experiencia en las relaciones sexuales. No obstante, es necesario considerar que cada mujer es única, y que se excita de modos diversos, por ende el sexo no puede reducirse a un punto o zona.
Tanto en la masturbación como en las relaciones sexuales, lo prioritario es el bienestar y, en ese marco, es válido buscar el punto G, además del placer consentido. En el proceso descubrirás más sobre tu cuerpo, sobre el cuerpo del otro y sobre lo que disfrutas.
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