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5 técnicas del estoicismo para construir relaciones felices y mantener tu paz mental

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Entender que no puedes controlar todo, cultivar la paciencia y dejar de lado las altas expectativas te pueden ayudar a tener relaciones más felices según la visión estoica. Descubre cómo.
5 técnicas del estoicismo para construir relaciones felices y mantener tu paz mental
Última actualización: 18 julio, 2025

Construir relaciones sanas sin perder la calma en el intento es posible. ¿Sabías que la filosofía griega puede enseñarte mucho al respecto? Lejos de ser una corriente fría o distante (como se suele pensar), el estoicismo cuenta con principios muy útiles para la vida cotidiana, en especial para mejorar las relaciones.

Su meta es simple: aprender a ser mejores personas para vivir una gran vida y alcanzar la felicidad. Para eso, enseña a diferenciar qué depende de uno mismo y qué no, a cultivar la virtud y a saber cómo reaccionar ante los problemas. Te invitamos a conocer lo que los estoicos tienen para decir.

1. Acepta lo que no puedes controlar

Si no puedes controlar algo, ¿qué sentido tiene sentirte mal por ello? Uno de los principios del estoicismo es diferenciar lo que depende de ti de lo que no. El solo hecho de preocuparse por las cosas que escapan del control genera una angustia innecesaria. Por lo tanto, aceptar lo que no se puede cambiar es la única solución lógica para la filosofía estoica.

En una relación, esto se traduce en que no puedes preocuparte por lo que el otro siente, hace o piensa. Sin embargo, sí puedes controlar cómo respondes a ello. Allí es donde debes enfocar tu energía, trabajando en ti mismo en lugar de criticar lo que hacen los demás.

2. Elige cómo responder

Uno de los núcleos del estoicismo y claves en una relación saludable es aprender a responder antes de reaccionar. Para los estoicos, existen tres etapas: un evento, un juicio u opinión sobre él y una reacción. Lo ideal es enfocarse en el segundo paso (el juicio) y controlar la reacción.

«No son las cosas las que nos perturban, sino las opiniones que tenemos de ellas».

—Epicteto, filósofo estoico—

Entonces, en lugar de responder de forma automática ante un comentario hiriente o una actitud que te molesta, puedes tomarte unos segundos para reflexionar y pensar qué tan importante es. Aunque el problema parezca enorme, tomar distancia puede ayudarte a ver que, en realidad, no lo es. Ese pequeño cambio reduce los malentendidos y te ayudará a comunicarte mejor con tus seres queridos.

3. Practica la paciencia

Los estoicos creían que toda persona debe entrenar la mente para aceptar las cosas que no se pueden controlar y cultivar la virtud como guía. Entre esas virtudes se destacan la fortaleza, la resistencia y la paciencia. La paciencia significa mantener la serenidad frente a lo que no depende de uno.

Así, intenta no reaccionar de inmediato ante la provocación o las situaciones que te molestan. Ser paciente no solo significa esperar, sino también resistir la impulsividad, tolerar la frustración y darle espacio al otro, sin exigir respuestas inmediatas.

4. Evita las expectativas irreales

Muchas veces, el error está en esperar que el mundo actúe según los deseos propios. En lugar de eso, los estoicos proponían ajustar las expectativas a la realidad.

«No exijas que las cosas ocurran como tú deseas. Desea más bien que se produzcan tal como se producen y serás más feliz».

—Epicteto—

En las relaciones, tener expectativas poco realistas sobre cómo debe comportarse alguien (que siempre te entienda, que adivine lo que piensas, que nunca falle, etc.) genera frustración y conflictos. Por lo tanto, mantén un enfoque estoico, aceptando a las personas como son y responsabilizándote por tus propias emociones.

5. No pongas tu paz en manos ajenas

Los estoicos no eran personas indiferentes, sino prácticos. Esto se refiere a que sabían que solo vale la pena actuar sobre lo que uno puede controlar. En ese sentido, depositar tu bienestar en las acciones de los demás solo lleva a la frustración.

En lugar de vivir esperando la aprobación o la validación de otros, enfócate en ti y pregúntate si estás actuando según tus valores. Eso no solo mejorará tu autoestima, sino que también creará relaciones menos dependientes.

Cultivar relaciones felices no implica controlarlo todo, sino actuar con virtud, incluso en medio de las diferencias. El estoicismo nos recuerda que debemos concentrarnos en lo que sí está bajo nuestro control, como nuestras decisiones, actitudes y valores. Aceptar que no puedes poseer lo que amas, que el otro necesita su espacio y que todo vínculo es transitorio puede ayudarte a vivir con más paz. Al final, como decía Marco Aurelio: «La felicidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos». Eso también se refleja en cómo eliges relacionarte con los demás.


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