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6 soluciones para controlar el estrés y la ansiedad sin fármacos

4 minutos
Para evitar que el estrés haga mella en tu salud también debes tener en cuenta tus compañías, pues algunas relaciones tóxicas pueden aumentar la sensación de ansiedad y malestar
6 soluciones para controlar el estrés y la ansiedad sin fármacos
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira

Última actualización: 09 septiembre, 2024

El estrés y la ansiedad son las dos condiciones psicológicas más comunes entre la población.

El ritmo de vida tan acelerado, el alto nivel de exigencia laboral, las preocupaciones, así como otros múltiples factores, dan forma a todo un complejo cuadro sintomático donde se combina lo psíquico con lo físico.

Así, según datos de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) 9 de cada 10 personas afirman haber sentido ansiedad a lo largo del año 2017. Es un dato llamativo que debe invitarnos a la reflexión.

Profundicemos un poco más en el tema.

¿Se puede reducir el estrés y la ansiedad sin fármacos?

Según el informe de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) cada año aumenta el consumo de sedantes e hipnóticos. Los psicofármacos son es recurso habitual y casi cotidiano para aliviar nuestras preocupaciones, nuestro dolor emocional y nuestra angustia.

  • Ahora bien, ¿podríamos tratar estos estados psicológicos sin recurrir a los químicos? Queda claro que cada caso es único, que serán siempre los profesionales de la psicología y la salud quien valorarán cada situación y que, en ocasiones, es necesario recurrir a un tratamiento farmacológico.

Sin embargo, trabajos como el publicado por parte de la Universidad de Harvard nos señalan que el estrés y la ansiedad pueden reducirse de un modo muy concreto: aprendiendo a manejar nuestras emociones.

Por tanto, si deseamos gestionar mejor el estrés y la ansiedad, podemos poner en práctica nuevos tipos de enfoques mentales y conductas. Veamos algunos ejemplos.

1. Nuevos hábitos

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La depresión es un exceso de pasado, el estrés, un exceso de presente, y la ansiedad, un exceso de futuro.
  • Para reducir nuestro nivel de estrés y la ansiedad es imprescindible hacer una revisión total de nuestros hábitos diarios.
  • Necesitamos descubrir qué situaciones nos restan tranquilidad y cuáles son nuestros disparadores de estrés y ansiedad.
  • Con base en esa clarificación, reformularemos nuevos hábitos con los que dejar a un lado estresores y tensiones.
  • Introducir en nuestro día a día prácticas nuevas con las que sentirnos motivados, con las que conocer gente interesante para vernos a nosotros mismos de manera más positiva nos será de gran ayuda.

Visita este artículo: Elegir dónde vivir es la llave de la felicidad

2. Aprender a desconectar

Una característica del estrés y la ansiedad es que tenemos el mal hábito de llevarnos los problemas laborales a casa. Debemos aprender a desconectar y dejar de pensar en el trabajo cuando acaba la jornada.

  • Asimismo, desconectar no es solo separar lo laboral de lo personal. A menudo, también necesitamos descalzarnos de muchas otras cosas: preocupaciones sobre el futuro, frustraciones, deseos no alcanzados, exigencias…

Desconectar es aprender a mirar el mundo con más calma y disfrutar de lo que nos envuelve sin prisas, sin tensiones.

3. Ejercicio físico contra el estrés

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Un excelente remedio contra el estrés es, por supuesto, el ejercicio físico. Así, estudios como el llevado a cabo en la Universidad de Texas, nos señalan que los efectos de la actividad física moderada son muy efectivos para reducir estos tipos de condiciones psicológicas.

Una buena sesión de deporte sirve para:

  • Despejar nuestra mente.
  • Regular la presión arterial.
  • Nos produce calma y bienestar.
  • Equilibrar el exceso de energía.
  • Nos ayuda a desconectar durante unas horas.
  • Libera endorfinas que nos proporcionan alegría.

La duración del ejercicio puede variar entre los 10 y 30 minutos, con una intensidad entre el 30 % y el 60 % del rendimiento de cada persona.

Te recomendamos deportes con cierto ritmo como natación, running, bicicleta, atletismo, etc.

4. Visita a un profesional

El estrés, bien gestionado y controlado, nos permite reaccionar mejor ante las presiones cotidianas.

No obstante, si sentimos que estamos perdiendo el control y nuestra angustia y malestar va en ascenso, es recomendable visitar a un psicólogo.

Así, entre los distintos tipos de terapia que más pueden ayudarnos para tratar el estrés y la ansiedad encontramos los siguientes enfoques:

  • Terapia cognitiva-conductual.
  • Terapia Cognitiva Basada en Mindfulness
  • La terapia de Aceptación y Compromiso
  • Biofeedback
  • Entrenamiento en técnicas de relajación

No dudes en pedir ayuda y déjate ayudar: no tienes nada que perder y tu salud también se beneficiará.

¿Quieres conocer más? Lee: 5 ejercicios de respiración que te ayudan a controlar la ansiedad y el estrés

5. Valora y selecciona tus compañías

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Si de por sí nuestro tren de vida nos exige altos rendimientos que nos provocan estrés y ansiedad, te sugerimos tener amistades que no incrementen estos niveles.

Disfrutar de una buena compañía en una actividad de ocio, como paseos por la montaña, la playa o cualquier zona en la naturaleza, calmará ese agobio y tensión.

Todos conocemos el término “persona tóxica”. Por ello, te recomendamos que selecciones a quien aporte valores positivos para que no acabe hundiéndote más.

6. Descansa bien

Reponer la energía vital con la que nos desenvolvemos día a día es crucial. Descansa, en lo posible, las horas que necesite tu cuerpo. El sueño es reparador y confiere mayor lucidez y rendimiento.

Es importante que las horas de descanso sean de calidad. Por lo tanto, procura desconectar el teléfono, estar en un cuarto donde no entre luz, ni los ruidos.

Para concluir, no dudes en aplicar en el día a día estas sencillas estrategias. El estrés y la ansiedad pueden tratarse sin fármacos, pero no dudes en consultar siempre la mejor opción con un profesional de la salud.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.