¿Se puede controlar el asma sin un inhalador?
Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto
Aprender estrategias para intentar controlar un ataque de asma sin el inhalador es esencial entre quienes dependen de este dispositivo. Aunque lo ideal es tener la medicación siempre a mano, no está de más saber qué hacer cuando la misma no se encuentra disponible. Ello marcará la diferencia entre un manejo efectivo de la crisis y una situación de riesgo.
El asma es una condición inflamatoria pulmonar crónica que estrecha las vías respiratorias y puede desencadenar ataques. Los mismos van desde leves hasta potencialmente mortales.
Ante la urgencia, el inhalador de rescate se posiciona como la primera línea de defensa. Al aplicarlo, proporciona una dosis rápida de medicamento para abrir los bronquios.
Sin embargo, cuando el inhalador de rescate no está disponible y no es posible conseguir uno de manera inmediata, existen algunas prácticas que pueden ayudar. Te las explicamos a continuación.
1. Mantén la calma
Para intentar controlar un ataque de asma cuando estás sin tu inhalador, es importante que no entres en pánico. Buscar la calma te ayudará a reducir los síntomas y evitar que empeoren.
Pide ayuda y encuentra un lugar apartado donde puedas relajarte mejor. Intenta distraerte con tu móvil, con el televisor o escuchando música. De ese modo, desvías la atención durante el momento difícil.
El pánico y el estrés pueden exacerbar la situación. Agitarse o ponerse frenético provoca que los músculos del pecho se contraigan más. Ello reducirá la entrada de aire y la capacidad de expansión de los pulmones.
2. Permanece erguido y derecho
Permanecer de pie o sentarse derecho durante un ataque de asma puede ser una medida efectiva para facilitar la entrada de aire a los pulmones. Según un estudio realizado en 2018, la función pulmonar de las personas que padecen la enfermedad es mayor cuando se encuentran en posiciones erguidas.
Asimismo, un estudio publicado en 2017, realizado en un grupo pequeño de personas con asma, encontró que la función pulmonar era mayor cuando los participantes estaban de pie. En segundo lugar, eran seguidos por aquellos que estaban sentados. Al contrario, era bastante menor cuando los participantes permanecían acostados.
Entonces, para intentar controlar una crisis de asma sin el inhalador, trata de mantener la parte superior de tu cuerpo erguida, con tus hombros relajados y derechos. Si es posible, no te sientes.
En caso de necesitar sentarte sí o sí, ayúdate con una silla con apoyo. Luego de estar sentado, procura mantener una postura vertical de la cintura hacia arriba.
Es importante que evites acostarte. La posición horizontal puede empeorar los síntomas, al restringir la entrada de aire.
3. Regula tu ritmo de respiración
Aplicar estrategias para controlar la respiración durante un ataque de asma es crucial. Tomar consciencia de tus inhalaciones y espiraciones, así como mantener un ritmo constante y lento de ingreso y egreso de aire, puede estabilizar la crisis asmática.
Existen técnicas respiratorias específicas para ayudarte en el intento de controlar el asma sin inhalador. Una publicación científica del año 2020 asegura que los ejercicios de respiración tienen efectos positivos sobre los síntomas de la enfermedad.
Aprende alguno de los siguientes para los momentos críticos:
- Respiración profunda simple: respira de manera lenta y tranquila por la nariz, para mantener el aire cálido y húmedo.
- Método Papworth: cuenta hasta 4 con cada inhalación (que podrán ser por la boca o la nariz) y con cada exhalación (que deben ser por la nariz). Concéntrate en el ascenso y el descenso de tu abdomen en cada ciclo.
- Respiración Buteyko: tras algunas respiraciones profundas, inhala por la nariz. Luego de una exhalación relajada, contén la respiración por algunos segundos. Respira con normalidad otros segundos más y repite el ejercicio.
- Tos controlada: respira profundo, retén el aire durante unos segundos y luego tose con fuerza para despejar las vías respiratorias. Esta técnica puede ser útil si el ataque de asma se ve agravado por un resfriado o un exceso de flema.
- Respiración con los labios fruncidos: después de realizar algunas inhalaciones y exhalaciones profundas por la nariz, comienza a exhalar por la boca de manera controlada y constante. Frunce los labios al exhalar, como si estuvieras tratando de inflar un globo.
- Respiración diafragmática: se centra en respirar desde la región que está alrededor del abdomen, en lugar de hacerlo desde el tórax. Inhala por la nariz y siente cómo el aire expande tu estómago y los lados de la cintura. Exhala con lentitud a través de la boca y siente cómo tu abdomen se contrae.
- Respiración por fosas nasales alternativas: inhala y exhala profundo algunas veces. Luego, cierra la fosa nasal de un lado con un dedo, mientras inhalas por la del lado contrario. A continuación, abre la fosa nasal cerrada y cierra la otra mientras exhalas. Repite el patrón, alternando entre las fosas nasales.
Es recomendable hablar con tu médico sobre las técnicas de respiración que pueden ayudarte durante un ataque de asma. Practícalas antes de enfrentarte a una crisis para que te resulte más fácil implementarlas cuando lo necesites.
4. Recurre a la visualización
La visualización positiva puede ayudar con tu proceso de relajación y calma durante un episodio de asma. Cierra los ojos e imagínate en un lugar tranquilo y hermoso, disfrutando una caminata en el bosque, balanceándote en una hamaca o reposando en una playa tranquila.
El uso de imágenes guiadas demostró mejorar el control del asma y disminuir la fatiga en adultos mayores con la enfermedad. Por lo tanto, es un recurso más a considerar cuando no se tiene un inhalador cerca.
5. Aléjate de los desencadenantes
Algunas sustancias o situaciones específicas no solo provocan un ataque de asma, sino que también empeoran los síntomas cuando la crisis ya empezó. Así que es importante que las identifiques para evitarlas o alejarte, sobre todo, si padeces asma alérgica.
Estos son los desencadenantes de asma más comunes:
- Ejercicio físico intenso.
- Respirar aire frío y seco.
- Estrés, ansiedad y depresión.
- Irritantes, como el humo del tabaco o la polución del aire.
- Infecciones respiratorias, como el resfriado común o la gripe.
- Sustancias en suspensión, como la caspa de mascotas o el polen.
- Medicamentos, como la aspirina, el ibuprofeno o los betabloqueantes.
Cursar una infección no es algo que puedas manejar. Tampoco el hecho de que hayas tomado un medicamento indicado por tu médico. Sin embargo, sí puedes retirarte de una habitación con mucho polvillo o cerrar las ventanas de tu casa o vehículo si es primavera y el conteo de polen se encuentra elevado.
6. Llama a urgencias si no puedes controlar el asma sin inhalador
Aunque las medidas antes mencionadas pueden ser útiles en ciertos casos, no todas las crisis asmáticas responderán a estos métodos. Por lo tanto, si tus síntomas no mejoran o empeoran con las técnicas anteriores, no dudes en comunicarte con el 911 o un servicio de emergencias.
La gravedad de un ataque de asma es variable. Algunas crisis son severas y requieren intervención médica inmediata.
No demores tu atención si experimentas cualquiera de los siguientes síntomas:
- Te resulta difícil hablar.
- Tu piel está fría y húmeda.
- Estás aturdido o confundido.
- Tu rostro o labios se ven azules.
- Te sientes débil, somnoliento, cansado o mareado.
- Experimentas mucha dificultad para respirar o tienes sibilancias.
- Posees antecedentes de sufrir ataques graves u hospitalización por el asma.
Es posible que tengas en tu casa un oxímetro de pulso. En ese caso, mide tu nivel de oxígeno en sangre para tener un dato más objetivo. Si se encuentra muy bajo (menos de 88 %) es una señal de alarma.
¿Qué hacer cuando ya consigues tu inhalador?
Si durante la crisis es posible conseguir la medicación o aparece el inhalador que habías perdido, entonces será más fácil controlar el ataque de asma. Estos son los pasos que deberías seguir:
- Ajusta tu postura para que estés erguido y trata de mantener la calma, respirando lenta y constantemente.
- Toma una inhalación de rescate con tu medicamento recetado cada 30 a 60 segundos. Puedes concretar un máximo de 10 inhalaciones.
- Llama a emergencias si comienzas a sentirte peor o si no notas mejoría, a pesar de las aplicaciones.
- Si la ayuda no llega después de 15 minutos, repite el paso 2, mientras esperas el arribo de una ambulancia.
Aunque controles la crisis de asma con o sin el inhalador, es importante que consultes a tu médico después. El episodio podría ser una señal de que es necesario ajustar tus dosis de medicamentos o tu plan de acción, con el fin de prevenir ataques en el futuro.
¿Cómo reducir la probabilidad de un ataque de asma?
Mantener la enfermedad bajo control y adoptar medidas preventivas es el camino para tener menos crisis en el futuro. Algunas de las mejores estrategias que puedes seguir son las siguientes:
- Haz ejercicio regular según la cantidad e intensidad autorizada por tu médico.
- Utiliza una mascarilla en situaciones donde sabes que estarás expuesto a polvo, polen o solventes.
- Sigue las indicaciones médicas para utilizar tu inhalador de mantenimiento y de rescate, según sea necesario.
- Identifica y evita los desencadenantes conocidos, como el humo del cigarrillo, los alérgenos, el aire frío o el estrés.
- Infórmate sobre la calidad del aire y limita tus actividades en exteriores en días y horarios donde haya mucha contaminación.
- Trabaja con tu médico para desarrollar un plan de acción personalizado. Anota toda la información sobre los desencadenantes y el uso de medicamentos en un lugar visible. Luego, comparte estos datos con tus seres queridos.
Alternativas nutricionales para controlar el asma sin inhalador
En pos de reducir los ataques a futuro, también es posible que recurras a una dieta equilibrada. Si bien los alimentos no actúan de inmediato para el control de una crisis asmática, existen ciertos ingredientes que, en ingesta continuada, podrían ayudarte a tener menos síntomas.
No hay una dieta específica para las personas con asma. Sin embargo, los siguientes alimentos podrían contribuir a tu bienestar:
- Cafeína: beber entre 0,5 y 3 tazas de café o té al día ayudaría a reducir la probabilidad de padecer asma.
- Jengibre: posee propiedades antiinflamatorias y efectos broncodilatadores. Aunque es necesaria más investigación al respecto.
- Probióticos: presentes en alimentos fermentados, como el yogur y el kéfir, podrían ayudar a reducir la inflamación y los síntomas del asma.
- Ajo: posee propiedades antiinflamatorias que demostraron aliviar la inflamación bronquial en ratones. Es necesario realizar más estudios que confirmen dichos efectos en humanos.
- Miel: puede ayudar a aliviar la tos y mejorar la función pulmonar en personas con asma cuando se combina con otros remedios, como el comino. Sin embargo, su eficacia por sí sola no está clara.
También debes saber que el sobrepeso y la obesidad aumentan el riesgo de padecer asma, así como empeoran los síntomas. Por lo tanto, llevar una dieta equilibrada es una manera natural de controlar la enfermedad.
Terapias mentales para controlar el asma sin el inhalador
El asma tiene desencadenantes físicos y ambientales, pero también psicológicos. Hablamos del estrés, la ansiedad y la depresión.
Buscar métodos naturales que ayuden a controlarlos es una manera efectiva de disminuir los síntomas o prevenir las crisis. Aunque no es tarea fácil. Entre las opciones a considerar se encuentran las siguientes:
Usa estrategias combinadas para controlar tu asma
Mantener tu inhalador de rescate a mano es lo recomendable para manejar los ataques de asma de manera eficiente. Además, debes complementar el abordaje farmacológico con estrategias naturales, como el alejamiento de los desencadenantes, el uso de ciertos ingredientes en la comida o la práctica de técnicas de relajación.
En la combinación de diferentes métodos encontrarás una mejor calidad de vida. Y si ocurre lo inesperado, con un inhalador lejos al momento de una crisis, entonces aplica alguna de las alternativas que ya comentamos.
Es esencial reconocer la importancia de buscar ayuda médica inmediata cuando los síntomas graves se presentan. No siempre funcionan las medidas caseras y naturales. Al activar el sistema de emergencias, puedes asegurarte de recibir la atención necesaria para prevenir complicaciones.
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