Ninfomanía: síntomas, causas y tratamiento

La ninfomanía afecta a muchas mujeres que viven su sexualidad de forma compulsiva, con insatisfacción y sufrimiento. Descubre en qué consiste.
Ninfomanía: síntomas, causas y tratamiento
Elena Sanz

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz.

Escrito por Elena Sanz

Última actualización: 04 abril, 2022

Popularmente, se ha utilizado la ninfomanía para designar a aquellas mujeres que tienen un apetito sexual por encima de lo socialmente esperado o que, simplemente, disfrutan de su sexualidad sin prejuicios. Sin embargo, el término hace referencia a una condición patológica que causa gran malestar y perjudica muchas áreas de la vida de la persona.

Actualmente, se conoce a este trastorno como «hipersexualidad», «adicción al sexo» o «compulsividad sexual» y se estima que afecta a cerca del 6 % de la población. La ninfomanía, específicamente, hace referencia a la hipersexualidad femenina, mientras que la masculina se denomina satiriasis. Sin embargo, en ambos casos los síntomas son similares.

¿Qué es la ninfomanía?

Ninfomanía: síntomas, causas y tratamiento
La ninfomanía trae aparejados problemas para realizar actividades habituales, ya que la mujer tiene un deseo incontrolable que sacía mediante pornografía, masturbación o sexo.

La ninfomanía se caracteriza por un deseo sexual excesivo y que escapa al control de la persona. Las fantasías, la masturbación o las relaciones sexuales ocupan una gran parte de su tiempo y su energía mental e interfieren con su buen funcionamiento en otras áreas.

En general, se han propuesto los siguientes criterios diagnósticos:

  • El tiempo dedicado a la actividad sexual (ya sea en pensarla o en realizarla) interfiere en la atención a otras responsabilidades y otros ámbitos de la vida.
  • Se utiliza el sexo para regular estados emocionales desagradables y se recurre a él cuando se siente ansiedad, tristeza o vacío, como un modo de evadir la emoción.
  • Resulta imposible controlar la actividad sexual, incluso cuando se desea hacerlo y se intenta.
  • Pese a los evidentes problemas que el trastorno causa a nivel físico, emocional y social, se continúa con la misma conducta.

Además de lo anterior, podemos fijarnos en los siguientes signos:

  • La masturbación es excesiva y puede, incluso, causar lesiones físicas en los genitales o llevarse a cabo en momentos inapropiados.
  • Uso frecuente y compulsivo de pornografía.
  • Fantasías sexuales intensas y recurrentes, no deseadas e incontrolables.
  • Múltiples parejas sexuales con las que se busca obtener una satisfacción que realmente nunca llega a lograrse. Suelen aparecer, además, sentimientos de culpa, vergüenza y arrepentimiento.

Causas de la ninfomanía

Como sucede con muchos trastornos psicológicos, no se conoce una causa clara ni única que pueda dar cuenta de la aparición de la ninfomanía. Sin embargo, hay algunos factores de riesgo relacionados que pueden contribuir:

  • Haber sido víctima de abusos sexuales en el pasado. Es común que quienes en la infancia sufrieron relaciones sexuales traumáticas y no consentidas desarrollen comportamientos hipersexuales más adelante.
  • Contar con una autoestima baja y un pobre autoconcepto. Esto puede llevar a la mujer a buscar la validación de su persona mediante las relaciones sexuales. Al sentirse deseada y acostarse con múltiples parejas sexuales, «pone un parche» a esa sensación de vacío y cree que su importancia aumenta.
  • En ocasiones, ciertas situaciones estresantes y negativas mal gestionadas pueden desencadenar este tipo de comportamientos. Por ejemplo, una ruptura reciente de pareja puede llevar a refugiarse en las relaciones sexuales para obtener la atención y el afecto que se han perdido.
  • Parece existir también un componente biológico. Se cree que en la ninfomanía puede existir una alteración en los neurotransmisores cerebrales, así como actividad epiléptica en ciertas áreas relacionadas con la regulación del deseo sexual.


¿Qué consecuencias acarrea?

Ninfomanía: síntomas, causas y tratamiento
Una mujer ninfómana puede llegar a masturbarse en momentos inadecuados, ya que esto escapa de su control.

Con frecuencia tenemos el concepto erróneo de que la ninfomanía es solo un deseo sexual elevado y que, por ello, la persona lo disfruta y no le supone inconveniente más allá del aspecto moral. Sin embargo, esto no es así en absoluto.

En realidad, la hipersexualidad es una suerte de adicción sin sustancia. De hecho, se ha observado que estas personas pueden desarrollar tolerancia (cada vez necesitan más actividad sexual) y síntomas de abstinencia en caso de tratar de frenar su conducta.



Por otro lado, también se encuentra implicada una dificultad en el control de los impulsos. De este modo, las fantasías, la masturbación y las relaciones sexuales no son algo que la persona disfrute y decida llevar a cabo, sino algo que no puede evitar ni controlar. El sexo se vive de forma compulsiva, el deseo es insaciable y esto causa graves perjuicios.

La vida laboral, personal y de pareja suele verse afectada. Además, muchas de las personas con este trastorno presentan comorbilidades con depresión, desórdenes de ansiedad o trastorno obsesivo-compulsivo. Así, buscar ayuda y realizar una intervención es primordial.

Tratamiento de la hipersexualidad femenina

El tratamiento para la ninfomanía suele combinar fármacos y psicoterapia. Respecto al primer punto, pueden recetarse antidepresivos, estabilizadores del ánimo, ansiolíticos o medicamentos para tratar las adicciones. Sin embargo, el apoyo psicológico es fundamental.

Así, pueden seguirse diferentes corrientes como la cognitivo-conductual, la psicodinámica o la terapia de aceptación y compromiso. El objetivo será regular los pensamientos obsesivos, lograr el control conductual y de los impulsos, y mejorar las relaciones sociales dañadas.

Al tratar ciertas adicciones, se busca una abstinencia total, pero en este caso no es ese el objetivo, sino poder disfrutar de una sexualidad más consciente y regulada. Por eso, los grupos de ayuda también constituyen un valioso recurso al que se puede recurrir.


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