17 prácticas de autocuidado para distintas áreas de tu vida

El ejercicio físico, las tareas creativas y la meditación son actividades que fomentan el bienestar en la vida diaria. Conoce por qué estas y otras prácticas son importantes para la dimensión mental, física y emocional del autocuidado.
17 prácticas de autocuidado para distintas áreas de tu vida
Leticia Martín Enjuto

Revisado y aprobado por la psicóloga Leticia Martín Enjuto.

Escrito por Jonatan Menguez

Última actualización: 10 febrero, 2024

Se define «autocuidado» al acto consciente que una persona realiza para favorecer distintas dimensiones de su salud. Por lo general, se engloba en cinco áreas: física, emocional, social, mental y espiritual. La búsqueda es la mejora del estado de ánimo y el bienestar general a partir de diversas prácticas saludables.

Según la Organización Mundial de la Salud, el autocuidado implica factores personales como la autoconfianza, la autoeficacia, el empoderamiento, la autonomía y la responsabilidad personal. Se trata de generar una pausa dentro de la rutina cotidiana, para reflexionar sobre qué es lo que el cuerpo y la mente necesitan.

Si bien las prácticas de autocuidado no son iguales para cada individuo, existen un conjunto de acciones recomendadas para fomentarlo. Además, implica una visión integral entre las dimensiones descritas. Es decir, combinar sesiones de meditación semanal con ejercicio físico y una alimentación acorde. Veamos qué actividades son más recomendables para cada área del autocuidado personal.

Autocuidado mental

Se vincula con las acciones destinadas a cuidar la salud mental. Desde una perspectiva integral, numerosas actividades intervienen en este campo, como la alimentación saludable y la reducción del estrés. Sin embargo, para estimularlo de manera específica, podemos optar por las siguientes prácticas de autocuidado.

1. Aprender habilidades creativas

Escribir, pintar o dibujar, además de ser pasatiempos entretenidos, tienen múltiples beneficios desde el aspecto cognitivo. En esta investigación se destaca el papel potencial de las mismas en la mejora de la memoria. Date un tiempo para ejecutar alguna de ellas o incluso tomar un curso para aprender cuestiones elementales.

2. Practicar juegos de lógica

Algunos juegos, como el sudoku, influyen en la memoria episódica y el razonamiento gramatical. También los crucigramas y los rompecabezas involucran un trabajo cognitivo de la visión y el espacio beneficioso, sobre todo, para síntomas de envejecimiento. Existen numerosas aplicaciones para tener estos entretenimientos al alcance del dispositivo móvil.

3. Leer un libro

¿Conoces todas las ventajas de la lectura? Su práctica beneficia la salud mental de diferentes maneras. Por ejemplo, incrementa el nivel de empatía, favorece la conectividad cerebral y previene el deterioro cognitivo.

4. Dormir mejor

La higiene del sueño se puede abordar desde la perspectiva física y mental del autocuidado. Es que llevar una rutina saludable en este aspecto es positivo para combatir la depresión, la ansiedad y el estrés.

Se trata de una de las prácticas de autocuidado más importantes de la vida cotidiana. Si bien no es sencillo dormir mejor para personas con dificultades, es posible abordar algunos consejos generales:

  • Intentar que haya silencio y poca luz.
  • Seguir una rutina horaria para levantarse y acostarse.
  • Evitar la nicotina, el alcohol y los alimentos con cafeína.
  • Dejar los elementos electrónicos al menos una hora antes de acostarse.
  • Generar un espacio adecuado en la habitación, a través del orden y la limpieza.

5. Escuchar música

Se trata de una actividad que promueve la salud mental, mediante la activación de estructuras cerebrales vinculadas a las emociones, el pensamiento y los movimientos. Las notas musicales, producidas o escuchadas, involucran numerosos procesos cognitivos y emociones, como alegría, enojo y nostalgia.



Autocuidado físico

Otra de las áreas centrales para abordar el autocuidado es la relacionada con el estado físico. Para sentirse bien, es fundamental cuidar el cuerpo, a través de hábitos saludables. Por ejemplo, practicar ejercicio, dormir bien, llevar una dieta equilibrada y una buena higiene.

1. Hacer ejercicio

La actividad física tiene múltiples beneficios para el organismo. Por ejemplo, fortalecer huesos y músculos, mejorar el estado de ánimo, controlar el peso e incluso reducir el riesgo de mortalidad. Ante esto, es relevante incorporarla en la rutina de autocuidado.

Desde esta perspectiva, cualquier ejercicio puede ser positivo, ya sea con el objetivo de quemar grasa, fortalecer los músculos o mejorar la elasticidad. Para ello, busca alguna actividad que te motive a generar el hábito, desde ejercicios de fuerza hasta cardiovasculares, como correr o hacer bicicleta. También puedes optar por rutinas de yoga, pilates o deportes como la natación.

2. Llevar una alimentación saludable

Otro aspecto central del autocuidado físico es la alimentación, vinculada de manera directa con la salud general. La forma en que comemos y nos hidratamos determina múltiples aspectos del funcionamiento del organismo, e incluso tiene influencia sobre cómo nos sentimos.

Por lo tanto, es importante llevar una dieta equilibrada que incluya— de forma general— verduras frescas, alimentos integrales, frutas y cereales. Aún mejor es optar por la consulta con un dietista o nutricionista que programe una dieta basada en las necesidades y búsquedas individuales.

En este sentido, resulta fundamental evitar la comida chatarra y los ultraprocesados, en general. Estos productos se encuentran asociados al sobrepeso, la obesidad y a un mayor riesgo de padecer diabetes tipo 2 y enfermedades cardíacas.

3. Tener una buena higiene

Los aspectos centrales de la higiene corporal, como bañarse periódicamente, cepillarse los dientes, lavarse el cabello y cortarse las uñas, son cruciales en el autocuidado. Además, es importante tener productos que no se compartan, como jabones, esponjas y cepillos.

Autocuidado emocional

Cuidar la salud emocional también es una parte considerable del bienestar general. El término refiere a las distintas acciones que realizamos para disfrutar la vida y a las herramientas para enfrentar las problemáticas diarias. Algunas estrategias para fomentarlo consisten en detenerse y reflexionar, de manera consciente, sobre cómo nos sentimos. A continuación, detallamos algunas prácticas que debes tener en cuenta para el cuidado emocional.

1. Aceptar las emociones

Identificar los sentimientos actuales puede parecer sencillo para muchas personas. Sin embargo, otras no están habituadas a dar lugar a sensaciones como la nostalgia, la tristeza o el enojo. Todas las emociones son válidas y es mejor expresarlas que reprimirlas.

2. Buscar soluciones

Es normal preocuparse ante un problema puntual. Sin embargo, no se debe caer en el estancamiento y las sensaciones negativas. Una salud emocional positiva se genera enfrentando adversidades y buscando solucionarlas.

3. Practicar disciplinas reflexivas

Según un estudio publicado en Sciencedaily, la meditación, el pilates o el yoga son útiles para modular las respuestas del cuerpo al estrés emocional. Conoce algunos ejercicios de pilates para fortalecer el cuerpo e inclúyelos en tu rutina diaria. También puedes optar por descargar algunas apps de autoayuda para mejorar la autoestima y el bienestar.

Autocuidado espiritual

Si bien se vincula con el cuidado emocional, la espiritualidad está asociada con las creencias internas y los significados que cada persona le asigna. Puede definirse como una forma de autocuidado donde se utilizan enseñanzas y experiencias de índole espiritual como fuente de control sobre el estrés y las crisis.

1. Hallar el camino espiritual propio

Las religiones tradicionales abarcan el autocuidado de este campo en muchas personas. En general, mediante prácticas como la oración, el amor al prójimo, los voluntariados o las lecturas sagradas.

Sin embargo, la espiritualidad no solo pasa por tales cultos. Existen numerosas creencias, de carácter monoteísta o politeísta, que te pueden guiar hacia la paz interior.

2. Practicar meditación

Otra vía para satisfacer la salud espiritual es la meditación. Según una investigación de la Universidad de Valladolid, ha demostrado una mejora en la calidad de vida de las personas que la practican de forma continuada.

3. Conectar con la naturaleza

Pasar tiempo en la naturaleza respirando aire puro y escuchando los sonidos, tiene beneficios como reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo. Además, es un ambiente propicio para la reflexión, la meditación y la búsqueda espiritual.



Autocuidado social

La última dimensión en las prácticas de autocuidado refiere a la vida en sociedad. El humano es un ser social y, para mantener en equilibrio esta área, se pueden tomar las siguientes acciones.

1. Reunirse con amistades y/o familiares

Cultivar las relaciones con seres queridos es parte de la salud social. Más allá de posibles peleas o conflictos puntuales, es importante mantener los vínculos que nos importan y nos aportan buenos momentos en cada reunión.

2. Trabajar la empatía

Relacionarse socialmente no implica estar de acuerdo en todo ni pensar siempre igual. De hecho, cada persona tiene sus creencias y se puede disentir, pero es crucial hacerlo desde la empatía y el respeto. Intenta discutir ideas sin apelar a los ataques personales ni a los discursos de odio.

3. Ir a eventos sociales

Conectar con conocidos y desconocidos en ámbitos como conciertos, festivales o clubes es una práctica esencial del autocuidado social.

Conoce tus necesidades de autocuidado

En definitiva, cada individuo otorga un sentido personal a las prácticas de autocuidado. Cualquier actividad que fomente el bienestar y el sentirse mejor física y mentalmente, puede considerarse como tal. Identifica la más necesaria para tu rutina y notarás beneficios como menor cansancio, mayor sensación de felicidad y más energía para el día a día.


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