7 señales que alertan del hígado graso

Dolor en el abdomen, orina oscura, cambios en la piel e hinchazón pueden ser signos de un problema hepático. El hígado graso es muy frecuente y su detección temprana mejora la calidad de vida.
7 señales que alertan del hígado graso
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Escrito por Yamila Papa Pintor

Última actualización: 27 diciembre, 2023

El hígado graso no siempre da señales tempranas. A veces, cuando los síntomas son muy notorios, significa que el problema avanzó demasiado y que ya hay complicaciones. Además, suele existir una confusión que vincula los problemas hepáticos con el consumo de alcohol, cuando lo cierto es que el hígado graso no siempre responde a esa causa.

Es por ello estar atento a algunas señales puede llevar a un mejor diagnóstico e identificación de las posibles causas. Dicha información te la ofrecemos en las siguientes líneas, así que no pierdas detalle.

¿Qué es el hígado graso y qué tipos existen?

No existe una única forma de presentación del hígado graso, por lo que las señales varían de persona a persona. De manera general, como su nombre lo indica, se trata de la acumulación excesiva de grasa en el hígado.

Pero ¿cuánta grasa? En realidad, se puede hacer el diagnóstico cuando más del 5 % de las células del hígado tienen vesículas grandes de grasa en su interior. Para certificarlo, es necesario realizar estudios de imágenes y, de ser pertinente, una biopsia.

Además, se puede clasificar a la condición en dos tipos principales: hígado graso no alcohólico (EHGNA) e hígado graso alcohólico (EHGA). En sí, esta categorización depende de la causa.

El hígado graso no alcohólico simple tiene acumulación de grasa en el hígado, pero sin inflamación ni daño en el órgano. Por lo tanto, puede no presentar síntomas ni señales a lo largo de toda la vida de la persona. No obstante, puede evolucionar a lo siguiente:

  • Esteatohepatitis no alcohólica: además de la acumulación de grasa, hay inflamación y daño en las células del hígado. Aparecen cicatrices y fibrosis.
  • Cirrosis no alcohólica: si avanza, la esteatohepatitis llevará a la cirrosis, con múltiples cicatrices y desorganización de las células del hígado. El peligro, en este caso, es la insuficiencia hepática.

Por otro lado, el hígado graso alcohólico se desarrolla como resultado del consumo crónico de alcohol. Podrá progresar a cirrosis, si no se detiene el abuso de la sustancia.



Estas son las señales que alertan del hígado graso

En la mayoría de los casos, el problema es asintomático. Quiere decir que, hasta que la persona no se realiza un estudio médico por otra razón, no se detecta.

Lo más frecuente es que se conduzca una ecografía abdominal o un análisis de sangre general y aparezcan resultados sospechosos, de forma accidental. Luego, habrá que confirmar el diagnóstico con más exámenes y, si resultase necesario, con una biopsia. Esto de acuerdo con expertos de la Universidad de Indianápolis. Por lo tanto, las señales de hígado graso podrían ser confusas y no generar sospechas. Las siguientes son las más frecuentes.

1. Dolor abdominal

El hígado graso en sí mismo no causa dolor abdominal. Lo que sucede es que el síntoma aparece por complicaciones asociadas o por la progresión de la enfermedad.

Cuando la acumulación de grasa va acompañada de inflamación y se desarrolla esteatohepatitis, entonces podrían sentirse molestias en la parte superior derecha del abdomen. También la progresión a la cirrosis se manifiesta igual.

Hay que considerar que otra señal es la hinchazón o acumulación de líquidos en el abdomen. Estos líquidos podrían presionar estructuras internas que conlleven a dolor y molestias.

A veces, hay pacientes que consultan por dolor en la región hepática y una ecografía confirma el hígado graso. Sin embargo, el dolor original no era por esa condición, sino por otra razón. Lo que sugiere que el hallazgo es accidental o fortuito.

2. Hinchazón abdominal

La acumulación de líquido dentro del abdomen refiere a una etapa más avanzada de la enfermedad hepática. La situación se denomina ascitis y se manifiesta con un abdomen distendido, dolor y aumento de peso considerable.

En general, es consecuencia del estado de cirrosis, por lo que requiere atención médica urgente. La cirrosis obstruye el flujo de sangre a través del órgano y aumenta la presión en la vena porta, un gran vaso que se encarga de llevar la sangre desde el intestino delgado al hígado.

Ocurre, entonces, hipertensión portal. La vena porta forma pequeñas venas colaterales que no dan abasto y que vuelcan su contenido al interior de la cavidad abdominal.

3. Fatiga

En algunos casos de hígado graso, en especial, cuando hay inflamación, esta respuesta inflamatoria contribuye a la fatiga. La sensación de cansancio es inespecífica y puede responder a múltiples factores, como el estrés o la falta de sueño. No obstante, tiene su explicación en el mal funcionamiento del hígado.

El hígado graso, a menudo, se asocia con resistencia a la insulina, como certifica una una investigaciones sobre la libración de hepatocinas durante la enfermedad. Por lo tanto, no es infrecuente que haya una situación metabólica en la cual se afecta la capacidad del cuerpo para utilizar la glucosa como fuente de energía.

También, se modifica el metabolismo de las grasas que se ingieren. Por eso, la condición se asocia con niveles elevados de lípidos en la sangre. El colesterol y los triglicéridos en exceso, en la sangre, del mismo modo contribuyen con la sensación la fatiga.

4. Orina oscura

La orina oscura puede ser un síntoma preocupante, por lo tanto amerita ser evaluada por un profesional de la salud. Se asocia con problemas en los glóbulos rojos y no en relación directa con la acumulación de grasa en el hígado.

La cirrosis, por ejemplo, provoca una disminución de la vida útil de los glóbulos rojos. Es lo que se conoce como anemia hemolítica. Esos glóbulos rojos que se rompen antes de tiempo expulsan parte de sus componentes por la orina, oscureciéndola.

También es posible que ocurran alteraciones del sistema biliar por el hígado graso avanzado. Eso derivará en acumulación de bilirrubina en la sangre y expulsión de metabolitos de la misma por la orina, cambiando su color.

5. Coloración amarillenta de la piel

La ictericia es un síntoma caracterizado por la coloración amarillenta de la piel, los ojos y las membranas mucosas, debido al exceso de bilirrubina en la sangre. De nuevo, es una de las señales de hígado graso que aparece cuando la condición avanzó demasiado y presenta complicaciones.

De manera normal, el hígado procesa y elimina la bilirrubina del cuerpo. En el contexto del hígado graso y sus etapas más avanzadas, la capacidad del órgano para ese procesamiento se ve comprometida.

Asimismo, es posible que haya obstrucción de los conductos biliares, si hay inflamación o cicatrices en el hígado. Ello afectará la capacidad del cuerpo para eliminar la bilirrubina hacia el intestino, lo que resultará en su acumulación en los tejidos y en la sangre.

6. Cambios en la piel

A medida que la enfermedad hepática progresa, pueden aparecer cambios en la piel y en las uñas, como los siguientes:

  • Arañas vasculares o telangiectasias: son pequeños vasos sanguíneos de la piel que se dilatan, formando patrones en forma de araña.
  • Piel seca: la disfunción hepática afecta la síntesis y la liberación de bilis, lo que a su vez cambia la absorción de grasas y vitaminas liposolubles esenciales para la salud de la piel. Esto puede resultar en resequedad y picazón en la piel.
  • Petequias y equimosis: la función del hígado en la producción de factores de coagulación puede verse afectada en etapas avanzadas, lo que aumenta el riesgo de sangrado y de aparición de pequeñas manchas rojas o hematomas más grandes en la piel.

7. Valores aumentados de enzimas hepáticas

Las enzimas del hígado son sustancias producidas en el órgano para cumplir funciones metabólicas. Cuando hay inflamación, las mismas se liberarán a la sangre en cantidades mayores a lo normal, lo que se reflejará en un análisis sanguíneo.

Las enzimas hepáticas más medidas en los análisis son las siguientes:

  • Alanina aminotransferasa o ALT: es una enzima específica del hígado, por lo que su aumento dirige la atención hacia el órgano.
  • Aspartato aminotransferasa o AST: también se encuentra en otros órganos, como el corazón, los músculos y los riñones, por lo tanto, no es tan específica.
  • Fosfatasa alcalina: se encuentra en el hígado, los huesos, el intestino y los riñones.

En el hígado graso, los niveles elevados de ALT y AST son comunes. También, según un estudio conducido en China, es común el aumento de la proporción entre ALT y AST. Sin embargo, no todas las personas con la condición presentarán esta señal.



¿Qué hacer si descubres las señales de hígado graso en tu cuerpo?

Si descubres señales de hígado graso, es importante abordar la situación, programando una cita con un médico. Puedes iniciar con un clínico, un hepatólogo o un gastroenterólogo.

El profesional te solicitará algunas pruebas de laboratorio para evaluar la función hepática. Esto incluirá las enzimas hepáticas. También es posible que te realicen estudios de imagen, como ecografías, resonancias magnéticas o tomografías computarizadas.

Una vez cumplido el protocolo de diagnóstico, se establecerá la categoría de tu problema. Podría ser que tengas un hígado graso leve, sin complicaciones, o que ya te encuentres con una condición avanzada.

A menos que haya complicaciones o cirrosis, el tratamiento se centra en modificar el estilo de vida. No hay medicamentos específicos, pero sí se pueden recetar fármacos para controlar la inflamación, mejorar la sensibilidad a la insulina o corregir la anemia, por ejemplo.

Cambia tu estilo de vida

¿Qué puedes hacer una vez que tienes el diagnóstico? Aplica medidas sencillas, como las siguientes:

  • Reduce o elimina el consumo de alcohol.
  • Pierde peso de forma gradual, si tienes sobrepeso u obesidad.
  • Realiza actividad física con frecuencia, ya que ello mejora la sensibilidad a la insulina y reduce la acumulación de grasa en el hígado.
  • Sigue una dieta para el hígado graso con pocos lípidos saturados y azúcares añadidos, ya que hay alimentos prohibidos para esta condición. Aumenta la cantidad de frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras.

La orientación y el tratamiento deben ser proporcionados por profesionales de la salud. Pero puedes hacer tu parte. No demores tu consulta si tienes sospechas.


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