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Los 9 valores más importantes que transmitir a tus hijos

8 minutos
Es muy importante que los niños comprendan que todo en esta vida requiere un esfuerzo y que una forma de ser más felices es apreciar las cosas sencillas. Los valores que aprendan en la niñez serán su guía en la vida.
Los 9 valores más importantes que transmitir a tus hijos
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater

Última actualización: 25 mayo, 2023

Educar es una de las tareas más importantes del ser humano. Si eres padre, madre, abuelo o profesor, es imprescindible que te preguntes a ti mismo qué es lo que deberías inculcar en los más pequeños. En concreto, ¿qué valores son más importantes?

A continuación te presentamos estos nueve valores que puedes transmitir a tus hijos y que son clave para desarrollar a lo largo de su vida.

Los valores más importantes que debemos enseñar a los niños

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1. Valores clave para los niños: la empatía

¿Qué puede haber más importante que saber ponerse en el lugar de los demás? Es de ese modo como los niños pueden adquirir un conocimiento de sí mismos y de los demás; es el requisito fundamental para vivir en respeto, felicidad y también en armonía.

Tener empatía es entender lo que puede hacer daño a los demás, o qué es lo que no deben hacer para evitar provocar daños a quienes están a su alrededor. Es un valor sin duda excepcional; nos lleva a entender que todos somos personas, con errores, aciertos y motivos para actuar como lo hacemos.

La empatía permitirá a los infantes tener verdaderos amigos, respetar a sus parejas el día de mañana y ser felices con ellos. Implica saber que los demás también sienten miedo, felicidad, angustia, temor o vergüenza; es un modo de mejorar la convivencia.

Es uno de los valores más importantes porque implica saber que, como a ellos les ocurre, los demás también se sienten heridos. En definitiva, es un valor que les permitirá ser más respetuosos.

2. La humildad

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Es muy importante que los niños aprendan que no son superiores a nadie, que no es bueno vanagloriarse ante los demás, de lo que se tiene o de cómo uno es.

La humildad es una forma de ser más felices, porque nos acostumbramos a apreciar las cosas más sencillas y elementales. Al fin y al cabo, son cosas que, en esencia, son las más importantes en la vida.

Vivir con una actitud humilde les permitirá conocerse mejor, tener una visión más real de las cosas y de quienes le rodean. Para ello, evita siempre agasajarles con muchos regalos, no satisfagas todos sus deseos, enséñales que todo en esta vida requiere un esfuerzo, y que las cosas más pequeñas, e incluso las inmateriales, son las que realmente importan.

Ser humildes es un valor indispensable que no siempre se practica a la hora de educar a los más pequeños. ¿Lo intentamos?

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3. El compromiso

El compromiso es un valor que los niños deben ir desarrollando con el tiempo, pero que les propiciaremos desde bien pequeños. Con ello, aprenderán a ser día a día más maduros y responsables.

Comprometerse con las cosas los ayuda a ser mejores a medida que crecen y maduran, a hacerse responsables de sus estudios y, además, a tener una buena relación con su familia y amigos.

Todo ello crea lazos y marca perspectivas en ellos. En tiempos de fugacidad en los que todo es efímero, sostener el compromiso con el tiempo marca la diferencia.

El compromiso es uno de los valores más importantes, les enseña que hay cosas por las cuales hay que luchar, esforzarse, ser responsables y mejorar. Debemos hacer ver a los hijos, por ejemplo, que la palabra tiene un valor y que el esfuerzo es fundamental.

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4. La autoestima

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La autoestima es un gran valor, una enseñanza imprescindible que debes potenciar en tus niños desde el primer día. Para lograrlo, dales apoyo, elógialos, refuerza aquello que hagan bien y también dales pautas para que corrijan sus errores.

Además, anímalos demostrándoles lo excepcionales que son y cuánto los quieres; empújalos para que se atrevan a hacer cosas con confianza, sabiendo que equivocarse no es malo y que con esfuerzo pueden conseguir cualquier cosa.

Una persona con una alta autoestima es una persona fuerte, a la que no pueden hacerle daño; una persona que mantiene la ilusión en sí misma y que alimenta la idea de ser feliz cada día. Porque lo merece y porque tú se lo has enseñado.

5. La responsabilidad

Este valor indica la posibilidad de que una persona actúe moralmente. Su construcción e interiorización permite el proceso de socialización y el aprender a distinguir lo correcto y lo incorrecto.

Todo ello ayudaría a regular la conducta del niño que, en esta etapa está guiada, según Piaget, por “la moral del respeto unilateral o de obediencia a los adultos”. De tal modo que, en términos prácticos, portarse bien solo pasa por obedecer o no y, la no obediencia supondría un castigo.

El niño interioriza este proceso en interacción directa con el entorno, escolar y familiar, en el proceso de adquisición de conductas prosociales, las cuales le permitirán ponerse gradualmente en el punto de vista del otro.

Estudios señalan que de los 3 a los 6 años los niños en vías de construcción prosocial del valor de la responsabilidad, adoptan la perspectiva del otro, al escuchar, ayudar y defender a sus compañeros.

6. La tolerancia

Entre los valores más importantes para construir la convivencia y la paz está la tolerancia. Esa capacidad de aceptar y sobre todo, de no reaccionar ante ideas diferentes a la nuestras, prepara a los niños para vivir en sociedad. En la actualidad, los medios de comunicación generan y fomentan comportamientos violentos, por lo que enseñar la tolerancia es un imperativo moral.
Resolver los conflictos por medio de la comunicación y jamás con la violencia, y comprender que hay visiones distintas que pueden perfectamente convivir con las nuestras, es un valor que la familia y en especial la escuela, deben fomentar.

7. La gratitud

Para que el niño desarrolle la gratitud es fundamental que sus padres sean agradecidos. La gratitud ayuda a crear, mantener y estrechar relaciones de apoyo al mismo tiempo que conecta a los niños a una comunidad que valora sus aportes.
Stephen Covey, citado por Jeffrey J. Froh y Giacomo Bono, en el libro Educar en la gratitud, explica que «Lo más importante es que lo más importante siga siendo lo más importante». “Conseguir educar en la gratitud requiere que: 1) creas que es una meta que vale la pena, 2) aprendas lo que tienes que hacer, 3) pongas un esfuerzo semanal e incluso diario para conseguirlo y 4) te comprometas con este objetivo durante un largo período de tiempo, como con los demás aspectos de la educación de tu hijo”.
Es esencial enseñar que la gratitud nos ayuda a sobrevivir. En el colegio, se han de crear ambientes de colaboración motivando a los niños a ser agradecidos y amables con quienes les ayudan y son amables con ellos.
En casa, promovamos pensar sobre los beneficios del día, por ejemplo, llenando de contenidos las oraciones de la semana. Dar gracias a la hora de la comida podría hacer visibles a los productores de los alimentos, granjeros, transportistas, panaderos, en fin, todos aquellos que aunque no los veamos, hacen posible la existencia.

8. La generosidad

La generosidad no es un valor innato, sino que se aprende a medida que el niño crece. De modo que resulta fundamental que padres y madres les enseñen a los niños el valor, la importancia, la particularidad de eso único que los hace especiales. Y que, al mismo tiempo existe en los otros, en tanto son diferentes y por tanto también únicos.
Eso que nos es propio y nos constituye debe ser compartido de manera voluntaria. No solo materializado en objetos o cosas físicas, sino de manera primordial en lo invisible, inmaterial e intangible: tiempo libre, conocimientos, experiencia y sentimientos.

9. El humor

Es en los primeros tres años que el cerebro está en su momento de mayor crecimiento. “Una evidencia de esto -leemos en este artículo sobre el papel de la risa y el humor en la enseñanza– es que en las regiones implicadas en el humor, tanto de la corteza prefrontal como de la corteza frontal -que son históricamente más recientes- habría mayor densidad sináptica, implicando la aparición relativamente reciente de habilidades más sofisticadas para crear, entender el humor y la experiencia de la alegría.”

De ahí que padres y maestros tienen el compromiso de incorporar el humor como estrategia educativa pues los conocimientos se captan mejor de manera amena.

La tarea de las maestras y maestros pasaría por generar un cambio permanente en las metodologías para abordar situaciones complejas desarrollando actitudes positivas, para que los niños se sientan felices y satisfechos.

El humor que ha sido empleado con éxito en la salud, es una manera activa y esperanzadora de asumir los retos de la vida, sean cuales sean las dificultades que entrañen. El humor alivia las dificultades y enseña a asumir el fracaso o el error, como parte esencial de la construcción del conocimiento.

Finalmente

Recuerda que, para que los niños adopten los valores más importantes que queramos enseñarles, somos nosotros quienes debemos dar el ejemplo. ¿Cómo hacerlo? Sencillo: siendo coherentes, firmes y manteniendo siempre la máxima ilusión y el más grande de los cariños hacia ellos.


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