¿Es seguro comer huevo si tienes problemas de hígado?

Durante mucho tiempo, el huevo ha sido considerado como un alimento malo para el hígado. Gracias a nuevos estudios, este ingrediente puede volver a formar parte de una dieta equilibrada y ofrecer beneficios nutricionales sin comprometer la salud hepática.
¿Es seguro comer huevo si tienes problemas de hígado?
Vanesa Evangelina Buffa

Escrito y verificado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa.

Última actualización: 10 mayo, 2024

Con la creciente prevalencia de enfermedades hepáticas, como el hígado graso, la hepatitis y la cirrosis, surge una pregunta importante: ¿el huevo es malo para el hígado o es seguro consumir este alimento?

En la actualidad, el diagnóstico de hígado graso es un problema de salud bastante frecuente. Los cambios en los estilos de vida, una alimentación deficiente y el exceso en la ingesta de grasas han contribuido al aumento de esta condición.

Antes este nuevo panorama, surgen inquietudes sobre cómo los alimentos pueden influir en su desarrollo y progresión. En este sentido, la relación entre el consumo de huevos y la salud hepática cobra especial interés por las opiniones encontradas. Te contamos un poco más sobre este tema candente en el ámbito de la nutrición y la medicina.

Un ingrediente con mala reputación

El huevo, a pesar de ser un ingrediente fundamental en muchas cocinas y una fuente invaluable de nutrientes, ha sido objeto de una mala reputación debido a su alto contenido de colesterol. Esto ha llevado a creer que su consumo podría ser perjudicial en aquellos que enfrentan problemas hepáticos.

La yema de huevo contiene colesterol y grasas saturadas, lo que ha generado preocupaciones sobre su impacto en los niveles de lípido en sangre y en la salud del hígado.

A pesar de su mala fama, los estudios no han encontrado una correlación entre el colesterol dietético aportado por los huevos y un aumento del colesterol total en plasma. Además, su principal aporte de grasas consiste en ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados esenciales, beneficiosos para la salud.

Por otra parte, el huevo es una rica fuente de proteínas de alta calidad. Además, aporta nutrientes esenciales como las vitaminas del complejo B, vitamina A, E y D, fósforo, cinc, hierro, calcio, selenio y colina, que desempeñan roles cruciales en el funcionamiento óptimo del organismo.

Los componentes bioactivos del huevo tendrían efectos inmunomoduladores, antiinflamatorios, antioxidantes, anticancerígenos y antihipertensivos. Si le sumamos su alta digestibilidad y su precio asequible, este alimento no debería tacharse de la dieta habitual así porque sí.

El huevo en contexto

Para analizar los efectos del huevo sobre la salud hepática, es fundamental considerar el contexto en el que se consume este alimento. La forma de preparación y los acompañamientos pueden influir en cómo este producto afecta al hígado.

No es lo mismo comer un huevo frito que hervido. En el primer caso, el uso de aceites para su cocción aumenta la ingesta total de grasas saturadas y calorías, lo que ejerce una carga adicional sobre el hígado. En cambio, prepararlos cocidos, hervidos o escalfados, no añade grasas adicionales y son opciones más saludables para la salud hepática.

Además, los acompañamientos también son importantes. Consumir huevos junto con grandes cantidades de alimentos procesados, ricos en grasas saturadas, azúcares y harinas refinadas puede aumentar el estrés hepático y contribuir a problemas como el hígado graso. En contraste, comer esta proteína en ensaladas, combinado con frutas y verduras, puede ayudar a mantener una dieta equilibrada.

¿Por qué el huevo podría no ser tan malo para el hígado?

El hígado ayuda a digerir los alimentos, almacenar energía y eliminar las toxinas de nuestro cuerpo. La enfermedad por hígado graso es una de las afecciones más frecuentes de este órgano.

Cuando se acumula grasa en el hígado, puede haber inflamación o daño en las células hepáticas y, a largo plazo, causar fibrosis, cirrosis o cáncer hepático. No se conoce la causa precisa de esta dolencia, pero está asociada a ciertas condiciones como diabetes tipo 2, obesidad, hipertensión arterial y altos niveles de lípidos en la sangre (colesterol y triglicéridos).

Cuando una persona presenta señales de hígado graso, el plan de tratamiento consiste en combinar una dieta saludable con una rutina de ejercicios para eliminar la grasa acumulada en este órgano. Es así como el huevo, por su alto contenido de colesterol, durante mucho tiempo ha sido considerado un producto malo para el hígado, pues tendría el potencial de elevar los niveles de grasa en sangre.

Sin embargo, la evidencia científica sobre este tema es mixta y aún no es concluyente. Eso sí, en la actualidad, el huevo parece tener varios puntos a favor en la salud hepática:



¿Cuántos huevos comer para cuidar el hígado?

Para cuidar el hígado, sobre todo en casos de hígado graso, se recomienda limitar la ingesta de grasas y colesterol. Sin embargo, se considera seguro consumir algunos huevos por semana en la mayoría de las personas, siempre que se mantenga una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable.

Para disminuir el riesgo de problemas hepáticos, se recomienda consumir de cinco a siete huevos por semana. Para personas con cirrosis, la ingesta debería limitarse entre uno a tres por semana.

Se aconseja cocinar los huevos de manera saludable, como hervidos, revueltos o cocidos, para evitar agregar calorías innecesarias. Además, se sugiere reducir el consumo de otros alimentos perjudiciales como dulces, grasas saturadas y alimentos procesados, así como mantener un estilo de vida saludable que incluya ejercicio regular y moderado.

Si se padecen problemas hepáticos, es importante seguir las recomendaciones del médico sobre la dieta adecuada.

Alimentos prohibidos para el hígado

La salud del hígado está influenciada por el estilo de vida. Por tanto, una alimentación poco saludable, rica en grasas de mala calidad y azúcares, así como la falta de ejercicio, pueden predisponer a sufrir afecciones hepáticas.

El consumo excesivo de azúcares, comida chatarra, frituras, bollería, grasas animales y ultraprocesados puede llevar al aumento de triglicéridos, lo que contribuye al desarrollo de hígado graso. Si esto se combina con la ingesta excesiva de alcohol, el daño hepático se agrava.

Aunque no existen tratamientos farmacológicos para combatir la grasa hepática, los cambios en el estilo de vida, incluida una dieta equilibrada para el hígado graso, pueden ser beneficiosos. En este punto, el consumo moderado de huevos, preparados y combinados con ingredientes saludables, podría tener efectos positivos en su reversión.



Encontrar el equilibrio

Para que los huevos no sean malos para el hígado, es necesario lograr un equilibrio en su consumo. Incluirlos en una dieta equilibrada y variada suele ser seguro para la mayoría, pero es crucial optar por métodos de cocción saludables.

En general, consumir hasta siete huevos por semana no parece aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares o problemas hepáticos. Sin embargo, en personas con condiciones hepáticas preexistentes o preocupaciones específicas sobre el colesterol es pertinente buscar orientación médica personalizada.

Reconocer el valor nutricional del huevo y desacreditar los mitos que lo rodean nos permite disfrutar de sus amplios beneficios para la salud.


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