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¿Cómo puedes saber si un huevo está fresco y es seguro para su consumo?

6 minutos
Determinar si un huevo es fresco y seguro para el consumo no tiene mucha ciencia. Hay señales claras que te ayudarán a decidir si consumirlo o no.
¿Cómo puedes saber si un huevo está fresco y es seguro para su consumo?
Maria Patricia Pinero Corredor

Revisado y aprobado por la nutricionista Maria Patricia Pinero Corredor

Última actualización: 23 junio, 2025

Hay varias pruebas sencillas para comprobar si un huevo está fresco: desde introducirlo en un vaso con agua hasta agitarlo cerca del oído o alumbrarlo con una luz. Así puedes intentar verificar si está en buen estado antes de romperlo. Además, asegúrate de prestar atención a características como el olor, la textura y el color.

Si bien son variables, la consistencia de la clara, el aspecto de la yema o la presencia de un olor desagradable también son claves para determinar si está apto para el consumo. Al fin y al cabo, un huevo dañado no solo te hace pasar un mal rato, sino que te expone a contraer bacterias que causan intoxicaciones alimentarias.

Por eso, determinar su frescura no solo es útil, sino necesario. ¿Te quedan dudas al respecto? A continuación, te compartimos en detalle los métodos más populares para saber si un huevo está listo para cocinar o si conviene desecharlo.

1. Prueba del vaso con agua

Una de las formas más simples de determinar la frescura de un huevo es mediante el método del vaso con agua. Aunque se ha difundido como truco casero, en realidad tiene una base científica. Y es que, con el paso del tiempo, este alimento pierde humedad a través de los poros de su cáscara, lo que forma en su interior una cámara de aire.

Con el paso de los días, cuánto más aire acumula, más ligero se vuelve y más tiende a flotar. En cambio, si está fresco, apenas ha perdido humedad y notarás que se hunde hacia el fondo del vaso.

Prueba del vaso con agua
Introduce el huevo en un vaso con agua. Si no flota, aún está fresco.

Instrucciones

  • Primero, llena un vaso con agua fría.
  • A continuación, con sumo cuidado, introduce el huevo.
  • Observa el resultado: ¿se hunde o flota? Si notas que se queda en el fondo al instante, es porque está muy fresco. En cambio, si flota levemente, aún es apto para el consumo, pero ya no está tan fresco. ¿Llegó a la superficie? Entonces es mejor desecharlo, es probable que ya esté en mal estado.

2. Agitar el huevo

Este método no tiene respaldo científico; sin embargo, se basa en una lógica muy simple: cuando el huevo está fresco, su yema y su clara están firmes y cohesionadas. Por lo tanto, no experimentan un movimiento libre dentro del cascarón. En cambio, conforme este envejece, sus estructuras internas se vuelven más líquidas y sueltas, lo que genera sonido al agitar.

Instrucciones

  • Toma el huevo con cuidado y acércalo a tu oído.
  • Agítalo con suavidad, sin aplicar demasiada fuerza.
  • Presta atención al sonido: si está fresco, no deberías escuchar nada. ¿Oyes un pequeño golpecito interno? Puede ser que ya esté en mal estado. No obstante, considera que esta prueba no es tan precisa.

3. Ovoscopía o prueba con luz

Esta curiosa prueba es utilizada en la industria avícola para controlar la calidad de los huevos antes de empacarlos y distribuirlos. Consiste en utilizar una luz intensa para observar el interior del huevo sin romper su cascarón. Además, la iluminación deja ver si hay fisuras internas o leves contaminaciones que no siempre se detectan a simple vista.

Instrucciones

  • Busca una linterna potente o utiliza la luz del celular en un ambiente oscuro.
  • Con cuidado, sostén el huevo entre tus dedos, de forma vertical (punta hacia abajo).
  • Coloca la fuente de luz justo detrás o debajo del huevo.
  • ¿Qué debes considerar? Cuando un huevo es fresco, la cámara de aire es pequeña y la yema apenas se distingue. Si está envejecido, podrás notar una yema móvil o difusa.

4. Observar sus características

La forma más directa y confiable de determinar si un huevo está fresco y es seguro para el consumo es observando sus características al romperlo. Cuando está en buen estado, luce con una yema firme, redonda y bien centrada, rodeada por una clara espesa y gelatinosa que no se dispersa tan fácil. Además, no presenta ningún olor fuerte.

Observar sus características
Un huevo fresco se reconoce por su yema compacta, clara densa y un olor neutro o casi imperceptible.

¿Cuándo descartarlo?

  • Si percibes un olor fuerte o podrido, tíralo al instante.
  • También, si notas su clara acuosa o dispersa, o una yema rota sin que la hayas manipulado.
  • Otras señales son las manchas negras o verdosas, que sugieren la presencia de bacterias u hongos.
  • Si ves que están agrietados antes de abrirlos, ten más cuidado. A veces, esta es la vía para su contaminación.

5. Revisa su fecha de caducidad

Muchos de los huevos presentes en el mercado vienen marcados con una fecha de caducidad o consumo preferente, impresa en su cáscara o el empaque. Esta sugiere un tiempo en el que el alimento se mantiene fresco, pero debes tener en cuenta que, si los refrigeras, pueden durar entre 3 y 5 semanas en perfecto estado.

¿Cómo almacenar los huevos para que duren frescos por más tiempo?

Para mantener la frescura de los huevos por más tiempo, lo idóneo es almacenarlos en su cartón original dentro del refrigerador, en una zona con temperatura estable, como la parte inferior (evita hacerlo en la puerta). De esta manera, es posible prolongar su vida útil hasta por 5 semanas

Sin embargo, también puedes almacenarlos a temperatura ambiente durante 7 o 14 días. Ten en cuenta que en este caso es crucial evitar su contacto directo con el sol o fuentes de calor. Procura que queden en un lugar fresco, seco y con sombra. Y si ya los refrigeraste, debes conservalos de ese modo. Los cambios de temperatura generan condensación, lo que favorece la entrada de bacterias a través de la cáscara.

Además, evita lavarlos antes de guardarlos. Lejos de ser una práctica saludable, esto elimina la cutícula natural que recubre su cáscara, dejando el alimento susceptible a bacterias y contaminantes. Si esa capa se pierde, los poros del huevo quedan expuestos y su deterioro se acelera.

Seguridad y mejor sabor

Los huevos frescos no solo son más seguros, sino que ofrecen una mejor experiencia en tu cocina: su textura, color y sabor (cualidades sensoriales) son superiores, lo que puedes percibir en el resultado final de tus recetas, ya sea huevos fritos, pochados, hervidos o con vegetales.

Además, su frescura es determinante para reducir el riesgo de contaminación por Salmonella, una bacteria que se desarrolla con facilidad cuando los huevos están mal almacenados, higienizados o envejecidos. Por eso, si tienes dudas de si aún son aptos para el consumo o no, no dudes en aplicar los métodos antes mencionados.


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Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.