Cómo lavar una almohada viscoelástica sin dañarla

Ni lavadora ni remojo: si quieres lavar una almohada de viscoelástica, el punto de partida es saber que requieren cuidados muy específicos para no dañarse. Este material no tolera el exceso de agua ni los métodos de lavado convencionales, ya que puede deformarse o adquirir mal olor. Entonces, ¿cómo puedes asegurar su limpieza?
La clave está en utilizar poco líquido, productos adecuados y movimientos suaves. Esto, y hacerlo de forma regular, es la manera de remover residuos de sudor, células muertas y manchas que se van acumulando con cada uso, aunque no siempre puedas verlo a simple vista.
Así que la próxima vez que laves las sábanas o ventiles el colchón, no te olvides de tus almohadas. Con unos cuantos cuidados y los pasos correctos, puedes mantenerlas limpias, frescas y en perfecto estado. A continuación, te mostramos cómo hacerlo bien… y sin cometer errores que puedan estropearlas.
1. Retira la funda protectora
Antes de limpiar la almohada viscoelástica como tal, lo primero que debes hacer es quitar la funda que la recubre. Casi todas vienen con una cubierta exterior removible —de algodón, poliéster o mezcla— que sí puede lavarse a máquina sin riesgo.
Para un resultado óptimo, ten en cuenta lo siguiente:
- Revisa la etiqueta de cuidados. Algunas fundas permiten lavado a 30 °C y otras a 40 °C. La temperatura correcta ayuda a eliminar bacterias sin dañar el tejido.
- Intenta remover las manchas. Si la funda es blanca y presenta manchas de sudor, puedes tratarla antes del lavado con productos como quitamanchas oxígeno activo. También puedes probar agregando tres cucharadas de percarbonato de sodio al tambor de la lavadora. Este último es un blanqueador ecológico que ayuda a descomponer el percudido.
- Configura un lavado para prendas delicadas. Utiliza un programa para ropa blanca o tejidos finos, preferiblemente con centrifugado suave.
- Evita el uso de suavizantes. Estos productos químicos pueden dejar residuos que, a veces, causan alergias en la piel.
- Déjala secar bien. Al aire libre o en secadora a baja temperatura. Antes de colocarla de nuevo, asegúrate de que esté bien seca.
Si tu almohada no tiene funda extraíble, puedes envolverla con una funda protectora lavable. Esto facilita la limpieza y evita que el sudor o la humedad entren en contacto directo con la viscoelástica.
2. Aspira la almohada
Una vez retirada la funda protectora, es momento de realizar una limpieza en seco. La forma más segura de hacerlo es utilizando una aspiradora de mano. Este paso ayuda a eliminar polvo, cabellos, ácaros y otros residuos que se acumulan con el uso diario.
Para hacerlo de manera correcta, procura emplear una boquilla de cerdas suaves que no dañe la superficie. Pásala con movimientos lentos y constantes por ambos lados de la almohada, prestando especial atención a la zona central, que suele ser la más expuesta.
Si convives con mascotas o tienes alergias, repetir esta limpieza cada semana es una excelente manera de mantener la almohada más higiénica y prolongar su vida útil.
3. Limpia las manchas
Si notas manchas visibles en la almohada —como restos de sudor o maquillaje— es posible tratarlas con una limpieza localizada. Esta técnica es ideal para no comprometer la integridad del material, ya que evita el contacto excesivo con el agua y no altera la forma de la viscoelástica. Eso sí, actúa con suavidad y emplea productos seguros para este tipo de superficie.
Materiales
- Un paño suave de microfibra o una esponja sin abrasivos
- Agua tibia
- Jabón neutro
- Un recipiente pequeño
- Una toalla limpia y seca
Instrucciones
- Mezcla una pequeña cantidad de jabón neutro con agua tibia en el recipiente, hasta obtener una solución jabonosa.
- Humedece el paño o la esponja con la mezcla, asegurándote de escurrir bien el exceso de líquido. La idea es trabajar con el mínimo de humedad posible.
- Frota sobre la mancha con movimientos circulares, sin extender la humedad a otras áreas. Además, evita presionar con fuerza.
- Con otro paño apenas húmedo (solo con agua), retira con cuidado los restos de jabón de la zona tratada.
- Usa una toalla seca para absorber el exceso de agua, presionando con cuidado sin frotar.
- Cuando hayas terminado con la limpieza, es fundamental secar bien la almohada para evitar la acumulación de humedad interna, el moho o los malos olores.
- Si la mancha persiste, puedes repetir el proceso una vez más, pero no lo hagas de forma reiterada en el mismo día. El material necesita tiempo para secarse bien entre cada intento.
Evita siempre el uso de productos agresivos como lejía, amoníaco, vinagre puro o quitamanchas industriales. Estos químicos pueden alterar la estructura de la espuma viscoelástica, haciendo que pierda su forma, su capacidad de recuperación o incluso su funcionalidad ergonómica.
4. Neutraliza los olores
Con el paso del tiempo, las almohadas viscoelásticas pueden adquirir olores desagradables, ya sea por el sudor, el calor corporal o la falta de ventilación. Si lo notas, puede ser una señal de que necesitan una limpieza extra. Por suerte, se puede neutralizar de manera sencilla sin mojar el material.
Uno de los mejores aliados para este paso es el bicarbonato de sodio, un ingrediente natural que absorbe olores sin afectar la estructura de la espuma. No necesitas mezclarlo con agua ni con otros productos: basta con aplicarlo en seco.
¿Cómo hacerlo?
- Coloca la almohada sobre una superficie limpia y plana. Procura hacerlo en un espacio ventilado.
- Espolvorea una capa fina y uniforme de bicarbonato de sodio sobre toda la superficie. Puedes usar un colador para distribuirlo mejor.
- Déjalo actuar durante al menos 3 a 4 horas. Si el olor es persistente, puedes dejarlo reposar toda la noche.
- Pasado ese tiempo, aspira cuidadosamente el producto con una boquilla de cerdas suaves, sin presionar demasiado para no dañar la espuma.
- Una vez terminado este paso, tu almohada estará más limpia y sin mal olor. Sin embargo, recuerda secarla bien para evitar que cualquier resto de humedad genere moho o malos olores en el futuro.
Si quieres potenciar el efecto, puedes mezclar el bicarbonato con unas gotas de aceite esencial de lavanda, árbol de té o eucalipto, siempre y cuando no haya contacto directo con la espuma (añádelo a una bolsita de tela o al bicarbonato antes de esparcirlo. No lo apliques líquido sobre la almohada).
5. Seca la almohada para evitar moho y deformaciones
Después de limpiar la funda, aspirar la superficie o tratar alguna mancha puntual, es imprescindible que la almohada viscoelástica se seque por completo antes de guardarla o darle un nuevo uso. La humedad retenida en su interior no solo favorece la aparición de olores desagradables o moho, sino que también puede comprometer la estructura de la espuma, haciéndola menos firme o alterando su forma.
A diferencia de otros materiales, la viscoelástica no debe exponerse al calor directo ni secarse en secadora. Tampoco es recomendable dejarla bajo el sol por mucho tiempo, ya que los rayos UV pueden deteriorar su composición con el tiempo.
¿Cómo hacerlo?
- Coloca la almohada sobre una toalla limpia y absorbente, en una superficie plana.
- Déjala en un espacio ventilado y a la sombra, donde circule el aire. Una habitación con ventanas abiertas o una zona exterior protegida del sol funciona muy bien.
- Evita apoyarla en posición vertical o colgarla, ya que esto puede hacer que la espuma se deforme mientras está húmeda.
- Cada dos o tres horas, gírala para asegurarte de que ambos lados se sequen de forma uniforme.
- Si hiciste una limpieza puntual, el tiempo de secado puede ser de 6 a 8 horas. Pero si absorbió más humedad, es mejor dejarla al menos 24 horas en reposo o hasta que esté bien seca.
- Para terminar, puedes colocarle de nuevo la funda limpia. Así disfrutarás una almohada cómoda, fresca y libre de olores.
Evita usar secador de cabello o colocar la almohada cerca de estufas o calefactores. El calor directo puede afectar la densidad de la espuma, lo que podría hacer que se agriete o pierda soporte.
Cuida tu almohada viscoelástica y mejora la calidad de tu descanso
Saber cómo lavar una almohada viscoelástica sin dañarla es clave para mantener la calidad de tu descanso. Con una rutina sencilla —que incluya aspirado regular, limpieza puntual, neutralización de olores y secado adecuado— puedes prolongar su vida útil sin complicaciones.
Este tipo de almohadas está diseñado para ofrecer soporte ergonómico y aliviar la presión, algo beneficioso para quienes sufren molestias en el cuello, la espalda o las articulaciones. Si mantienes estos cuidados y la proteges con una buena funda, podrá acompañarte por mucho tiempo sin perder sus propiedades ni su comodidad.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.