15 medicamentos para parásitos intestinales

Los parásitos intestinales deben ser tratados con medicamentos. Para ello, es necesaria una consulta médica que establezca el diagnóstico y nos otorgue la mejor prescripción, según nuestro caso.
15 medicamentos para parásitos intestinales
Franciele Rohor de Souza

Revisado y aprobado por la farmacéutica Franciele Rohor de Souza.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 10 diciembre, 2023

Los medicamentos para los parásitos intestinales se prescriben por un médico, luego de diagnosticar una parasitosis mediante examen fecal, de sangre o cuando hay síntomas evidentes de la infección. Muchos de estos fármacos son para una única toma, pero otros exigen un consumo más prolongado.

La presencia de parásitos intestinales provoca molestos síntomas, como dolor abdominal, diarrea, náuseas, vómitos y cansancio. También pueden complicarse con anemia o con la migración del organismo a otros órganos.

La mayoría de los medicamentos para los parásitos intestinales son seguros y eficaces. De cualquier manera, siempre deben estar prescritos por un profesional. No todos sirven para cualquier infección y hay que vigilar los efectos adversos durante las tomas.

1. Albendazol

El albendazol es un medicamento que destruye microtúbulos en las estructuras de las células parasitarias. Sin embargo, no afecta los tejidos humanos. Se emplea para anquilostomiasis, ascariasis, enterobiasis, estrongiloidiasis, giardiasis, teniasis y tricocefalosis.

Lo usual es que se prescriba una única dosis de 400 miligramos. Sin embargo, en algunas ocasiones, el médico puede ordenar dosis más altas.

El albendazol está contraindicado en el embarazo, especialmente durante el primer trimestre. Debe usarse con precaución en personas con enfermedad hepática.

Los efectos secundarios pueden incluir dolor abdominal, náuseas, vómitos, mareos y, en raras ocasiones, cambios en el hígado.

2. Mebendazol

El mebendazol se utiliza para tratar afecciones como anquilostomiasis, ascariasis, enterobiasis, equinococosis, teniasis y tricocefalosis, explica una publicación de Europe PMC. Causa la muerte de los parásitos intestinales mediante la destrucción de las funciones celulares que los proveen de energía.

La dosis habitual es de 100 miligramos, 2 veces por día, durante 3 días.

En algunas personas provoca dolor de cabeza o abdominal, fiebre, enrojecimiento de la piel, caída del cabello, alteración de las células sanguíneas o elevación de las enzimas hepáticas.

Se recomienda evitar el uso de mebendazol durante el primer trimestre del embarazo, a menos que los beneficios superen los riesgos. Tampoco hay suficientes estudios que confirmen la seguridad durante la lactancia.

3. Metronidazol

Este es uno de los medicamentos más utilizados para combatir los parásitos intestinales. El metronidazol es un antibiótico, aunque también presenta actividad contra los protozoos. Interfiere en el ADN de estos organismos y causa su muerte. Se le emplea, sobre todo, para amebiasis y giardiasis.

La dosis para amebiasis es de 400 a 800 miligramos, tres veces al día, durante un lapso de 5 a 10 días. Para la giardiasis es de 250 miligramos, tres tomas diarias, por 5 días.

A veces provoca dolor de cabeza o abdominal, mareo, vómitos, diarrea, inflamación de la mucosa bucal, sabor metálico y urticaria.

4. Ivermectina

La ivermectina actúa alterando la estructura de las células musculares y nerviosas de algunos parásitos. En particular, ataca las larvas. Se emplea en el tratamiento de la estrongiloidiasis, la filariasis, la oncocercosis y también la pediculosis (piojos).

La dosis es de 200 microgramos por cada kilogramo de peso.

En algunas personas causa mareos, vómitos, diarrea, somnolencia, urticaria y temblores. En los últimos años ha sido objeto de debate y controversia respecto al potencial uso en el tratamiento o la prevención de la COVID-19. La evidencia es limitada y los organismos de salud, como la OMS, han señalado que no se puede recomendar su uso generalizado para este propósito.

5. Nitazoxanida

La nitazoxanida inhibe las enzimas de algunas células que los parásitos requieren para vivir. Se emplea en el tratamiento de la amebiasis, la anquilostomiasis, la ascaridiasis, la enterobiasis, la estrongiloidiasis, la giardiasis, la teniasis y la tricocefalosis.

Por lo general, se toman 2 dosis diarias de 500 miligramos, por 2 días.

Puede provocar dolor de cabeza o abdominal, mareos, vómitos, anemia, orina de color verdoso y elevación de las enzimas hepáticas. Para algunos casos, la nitazoxanida también ha sido empleada, de manera experimental, como antiviral.

6. Piperazina

La piperazina se emplea para el tratamiento de la ascaridiasis y la enterobiasis. Este fármaco es un vermífugo que elimina los parásitos intestinales, en particular, las lombrices, mediante el bloqueo de su respuesta muscular. Es decir, que las paraliza. Por ello, pueden ser eliminadas con la materia fecal, aún estando vivas.

La dosis para Ascaris es de 65 miligramos por cada kilogramo de peso del paciente. Se debe tomar una vez por día, durante siete días.

A veces provoca efectos secundarios, como dolor abdominal, mareos, vómitos, diarrea y urticaria. Aunque la piperazina se considera relativamente segura durante el embarazo y la lactancia, debe evaluarse el riesgo/beneficio. Además, está contraindicada en la miastenia gravis.

7. Pirantel

Pirantel es otro de los fármacos para atacar los parásitos intestinales. Actúa de manera similar a la piperazina, paralizando las lombrices. Se emplea en la anquilostomiasis, la ascaridiasis y la enterobiasis.

La dosis habitual es de 11 miligramos por cada kilogramo de peso, en una toma. Se puede repetir luego de dos semanas, sobre todo en la enterobiasis.

En algunas personas provoca dolor abdominal y cólicos, mareos, náuseas, dolor de cabeza, somnolencia y falta de apetito.

8. Tiabendazol

El tiabendazol es otro de los medicamentos que inhibe las enzimas de las células y causa la muerte de los parásitos intestinales o de sus larvas. Se utiliza para tratar estrongiloidiasis, larva migrans visceral (toxocariasis) y larva migrans cutánea.

Lo usual es que se emplee una dosis única de 25 miligramos por cada kilogramo de peso corporal.

Puede provocar dolor abdominal, mareo, vómitos, diarrea, pérdida de peso, sequedad en la boca y cansancio. Se debe tener precaución en personas con enfermedad hepática o renal.



9. Secnidazol

El secnidazol se utiliza para el tratamiento de amebiasis y giardiasis. El fármaco interfiere en el ADN de los parásitos intestinales y otros protozoos, de modo que les causa la muerte.

La dosis para adultos es de 2 gramos en una sola toma. Para los niños, de 30 miligramos por cada kilogramo de peso. Se ingiere con la comida.

En algunas personas causa reducción de los glóbulos blancos en la sangre, inflamación de la lengua, sabor metálico, mareos y dolor abdominal. Cada vez cobra más relevancia en el tratamiento de las vaginosis bacterianas, ya que se ha comprobado que posee efecto antibacteriano también.

10. Praziquantel

El praziquantel es un fármaco que actúa sobre la membrana del parásito, aumentando su permeabilidad al calcio. La entrada masiva del mineral desencadena una serie de eventos que resultan en contracciones musculares y parálisis. Como resultado, los gusanos se desprenden de las superficies en las que están adheridos. Tras su muerte, los restos son eliminados por el sistema inmunitario.

Este medicamento se emplea en el tratamiento de cisticercosis, esquistosomiasis y teniasis. Se debe tener precaución en el caso de pacientes con inmunidad deprimida.

La dosis para la tenia es de 5 a 10 miligramos por kilogramo de peso. Para la cisticercosis es de 50 miligramos por cada kilogramo de peso, divididos en 3 dosis diarias, durante 14 días. Para la esquistosomiasis, 20 miligramos por cada kilogramo de peso, en 3 dosis por solo 1 día.

Es posible que provoque efectos secundarios, como mareos, vómitos, dolor de cabeza o abdominal. La mayoría de las veces son reacciones leves.

11. Yodoquinol

El yodoquinol se utiliza casi siempre para tratar la amebiasis. También ha resultado útil para infecciones por Dientamoeba fragilis y Balantidium coli.

La dosis habitual es de 30 a 40 miligramos por cada kilogramo de peso corporal. Se toma cada 8 horas durante 20 días. Después de 2 a 3 semanas se puede repetir el ciclo.

A veces provoca dolor de cabeza o abdominal, vómitos, diarrea, urticaria, fiebre, neuropatías y bocio. No es recomendable para los niños, para las personas alérgicas al yodo o para quienes tienen una enfermedad hepática activa.

12. Diloxanida furoato

La diloxanida furoato se emplea para tratar la amebiasis. También combate a los parásitos intestinales resistentes a otros fármacos.

La dosis suele ser de 500 miligramos cada 8 horas por 10 días. En niños, solo se emplea cuando pesan más de 25 kilogramos, a razón de 20 miligramos por cada kilogramo de peso, en 3 tomas diarias durante 10 días.

Rara vez ocasiona efectos secundarios. Aunque está contraindicado para mujeres embarazadas o en lactancia.



13. Paromomicina

La paromomicina se emplea para la amebiasis aguda y crónica, de acuerdo con un trabajo divulgado en Parasitology International. También para tratar la teniasis y la infección por Disentamoeba fragilis. De todas maneras, su uso principal es contra la leishmaniasis visceral. Es posible que provoque dolor abdominal o de cabeza, vómitos, diarrea y vértigo.

La dosis habitual es de 25 a 35 miligramos por cada kilogramo de peso, cada 8 horas, durante un lapso de 5 a 10 días.

14. Emetina y deshidroemetina

La emetina y la deshidroemetina son amebicidas inyectables. Sus características son muy similares a las del metronidazol. Son alcaloides de la raíz de ciertas especies de plantas del género Cephaelis.

La emetina ha sido utilizada como un inductor del vómito en las intoxicaciones. Luego, se descubrieron sus propiedades antiparasitarias. La deshidroemetina es un derivado que se considera más seguro.

La dosis habitual es de 1 miligramo por cada kilogramo de peso, una vez al día, durante 5 días.

Los efectos secundarios son muy frecuentes y comprenden a mareos, náuseas, vómitos, dolor de cabeza e incluso necrosis en el sitio de la inyección. Debido a ello, su prescripción es limitada, sobre todo porque existen otras opciones más seguras.

15. Niclosamida

La niclosamida es un medicamento antiparasitario para las tenias. Actúa interfiriendo con el metabolismo del parásito, según datos publicados en Cellular signalling, bloqueando su capacidad de absorber la glucosa. Se indica en el abordaje de Taenia solium y Taenia saginata.

La dosis sugeridas son de 2 gramos para adultos, 1 vez al día, durante 7 días. En los niños con más de 11 kilogramos es 1 gramo el primer día y luego 500 miligramos diarios por 6 días más.

Se comercializa en tabletas. Los efectos secundarios son leves e incluyen náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea.

Los medicamentos para los parásitos intestinales necesitan prescripción

En general, los medicamentos para los parásitos intestinales no deberían ser empleados por niños menores de 2 años ni por mujeres en embarazo o lactancia. También se debe tener mucha precaución con las personas con problemas de inmunidad o con hepatopatías.

Nunca sobra recordar que los medicamentos para los parásitos intestinales, como cualquier otro fármaco, deben ser prescritos por el médico. Es muy importante observar sus instrucciones al detalle para evitar complicaciones.


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