Mira las calorías y proteínas de cada corte del pollo

Te vamos a mostrar cuáles son las diferencias en cuanto a proteínas y calorías de los diferentes cortes de pollo para, así, optimizar la dieta al máximo.
Mira las calorías y proteínas de cada corte del pollo
Saúl Sánchez Arias

Revisado y aprobado por el nutricionista Saúl Sánchez Arias.

Última actualización: 25 mayo, 2023

Cada corte de pollo se diferencia en cuanto a calorías y contenido en proteínas. No todas las zonas del animal cuentan con el mismo porcentaje magro y graso, lo cual determina el valor energético. No obstante, se trata de un alimento de calidad que se debe incluir en el contexto de una dieta equilibrada y variada, independientemente de la parte elegida. Lo que importa, al fin y al cabo, es optimizar los métodos de cocción.

Antes de comenzar, hay que destacar que la ingesta de carne no se relaciona para nada con un peor estado de salud, como algunos afirman. Más bien todo lo contrario. Aporta proteínas de alto valor biológico necesarias para que el organismo funcione correctamente, logrando así evitar el catabolismo de la masa muscular.

Calorías y proteínas de cada corte de pollo

A continuación, te vamos a mostrar los diferentes cortes de pollo que se pueden adquirir en el supermercado o en la carnicería, junto a su valor nutricional. Así, conocerás las diferencias y sabrás lo que más interesa dependiendo de las circunstancias y de los objetivos.

Pechuga de pollo

Cada 100 gramos de pechuga de pollo cocida aportan unas 165 calorías, una cantidad bastante reducida. En lo que a proteína se refiere, este corte cuenta con 31 gramos por cada 100 de alimento.

Son proteínas de alto valor biológico; es decir, cuentan con todos los aminoácidos esenciales y con una buena puntuación en cuanto a digestibilidad. Las mismas han demostrado ser determinantes para fomentar una buena recuperación tras el ejercicio intenso.

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El pollo es un alimento saludable que aporta proteínas de alto valor biológico, aunque su contenido depende de la parte del animal que se consuma.

Si bien el pollo apenas concentra carbohidratos en su interior, la pechuga cuenta con aproximadamente 3,6 gramos de grasa por cada 100 de producto. El perfil lipídico dependerá de la alimentación del propio animal. Siempre es preferible optar por aquellos que han sido criados en libertad y que no han sido sometidos a procesos de engorde acelerados.

Muslo de pollo

El muslo de pollo es un poco más graso que la pechuga. Cuenta con 10,9 gramos de grasa por cada 100 gramos, lo que eleva el contenido energético hasta las 209 calorías. Las proteínas, por su parte, están más reducidas, aportando 26 gramos por cada 100. De todos modos, sigue siendo un comestible muy recomendable para incluir en casi cualquier dieta, sobre todo en el caso de los deportistas.

Además, los muslos de pollo son más baratos que las pechugas, por lo que se ajustan a casi todos los bolsillos. Es una de las mejores alternativas para acceder a proteína de la más alta calidad a un precio reducido. De nuevo, la alimentación del animal influirá.

El pollo ecológico, por ejemplo, presenta una proporción de omega 3 más elevada en su interior. Este nutriente es clave para controlar la inflamación en el medio interno, según un estudio publicado en Biochemical Society Transactions.

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Opta, si puedes, por la pechuga, sector del pollo que contiene mayor cantidad de proteínas y menor grasa.

Ala de pollo

Las alas de pollo son productos que también resultan recomendables desde el punto de vista del valor nutricional, aunque suele fallar la preparación. En lo que a calorías se refiere, los 100 gramos aportan 203. Cuentan con 30,5 gramos de proteína y con 8,1 gramos de grasa. No obstante, se suelen consumir con salsas.

Muchas de estas elaboraciones son de tipo industrial. En este caso, la presencia de azúcares simples y de grasas trans es casi segura. Dichos elementos son capaces de incrementar los niveles de inflamación en el organismo, impactando así sobre el riesgo de desarrollar patologías crónicas y complejas.

Una investigación publicada en la revista BMJ lo confirma. Si se acompañan las alitas con salsa, lo mejor es que esta sea casera, controlando los ingredientes que se usan para su preparación.

Cuidado con la piel del pollo

Es importante tener en cuenta que la piel del pollo también suma calorías y grasa. Hemos comentado el valor energético y nutricional de los diferentes cortes sin tener en cuenta la piel. En el caso de una pechuga de pollo con este elemento, por ejemplo, podríamos hablar de un aumento de 100 calorías y de 7 gramos de grasa.

Si el objetivo es mejorar el estado de composición corporal, quizá la mejor alternativa sea evitar la piel del alimento. El método de cocción también importará. Habrá que priorizar las preparaciones poco grasas como son la plancha, el horno y la cocción con agua. Freír no suele resultar buena idea. No solo se añaden calorías, sino que se forman también grasas trans y otros compuestos tóxicos durante el proceso. Rebozar tampoco se debe.

Conoce las diferencias en cuanto a calorías y proteínas de los diferentes cortes de pollo

Como has visto, a pesar de proceder del mismo animal, los distintos cortes de pollo pueden tener un perfil nutricional diferente. Es importante tener esto en cuenta a la hora de optimizar la dieta, ya que en ocasiones interesa maximizar el aporte proteico y limitar las calorías para conseguir cambios en la composición corporal. Ahora bien, habrá que mejorar también el resto de la dieta, no solo basta con fijarse en este alimento.

Por último, recuerda que el modo de vida del animal influye en los aportes nutricionales de los comestibles que de él derivan. Las versiones ecológicas suelen ser más caras, pero, en estos casos, su precio puede justificar una mayor cantidad de ácidos grasos de la serie omega 3. Equilibrar la ingesta de estos nutrientes a la de los omega 6 será muy ventajoso de cara a mantener un buen estado de salud con el paso del tiempo.


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