8 pautas para ser más sostenibles en la cocina

Se trata del espacio hogareño donde más residuos se generan. Sin embargo, existen una serie de medidas accesibles para tener una cocina amigable con el medioambiente.
8 pautas para ser más sostenibles en la cocina
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Escrito por Jonatan Menguez

Última actualización: 25 mayo, 2023

No caben dudas de que el cambio climático es una urgencia y que su abordaje requiere medidas instantáneas por parte de la humanidad. Más allá de las decisiones a gran escala, es posible ser más sostenibles en la cocina para generar un aporte individual.

La mayoría de las personas entiende que la contaminación ambiental ya no representa una amenaza futura, sino presente. Algunos eventos recientes, como los incendios forestales en el Amazonas o en Australia, invitan a tomar consciencia. Es el momento de pensar en la cocina, el sector del hogar donde más contaminación se genera.

A su vez, se trata del espacio en el que los cambios están más al alcance. Acciones como comprar vegetales de estación, reutilizar sobras y reducir el uso de plásticos ayudan a ser más sostenibles en la cocina.

Prácticas útiles para ser más sostenibles en la cocina

Reducir la huella de carbono individual, es decir la cantidad de contaminación que cada persona deja, es posible a través de cambios cotidianos en el hogar. La cocina sostenible se preocupa por un menor y más eficiente uso energético en la cocción de los alimentos. Además, por la reducción de los residuos y la reutilización de agua y materia orgánica.

Ser más sostenibles en la cocina no solo está orientado a mejorar las condiciones medioambientales, sino también la salud personal. Lejos de representar grandes esfuerzos o inconvenientes, modificar algunas prácticas cotidianas puede ayudar a ahorrar tiempo y dinero.

1. Aprovechar los alimentos

Una de las acciones fundamentales para ser más sostenibles en la cocina es la administración de la comida. Esto implica realizar compras más responsables para evitar que los alimentos se pudran y se conviertan en desperdicio. Prestar atención a las fechas de vencimiento y elegir productos de larga duración.

Comprar en el supermercado para ser más sostenibles en la cocina.
El momento de la compra es el inicio de las prácticas sostenibles en la cocina.

2. Menos desperdicio, más reutilización

En 2019, según datos de Naciones Unidas (ONU), el 17 % de los alimentos disponibles para consumidores terminó en la basura. Por otro lado, se desperdicia un promedio anual de 121 kilogramos de comida por persona.

Estas impactantes cifras pueden reducirse con algunas prácticas cotidianas como las siguientes:

  • Planificar un menú semanal: ayuda a administrar las compras en función de las comidas establecidas.
  • Aceite usado: el aceite puede ser muy contaminante, pero también sirve para reciclaje. Se utiliza en la elaboración de jabones o combustible biodiésel.
  • Composta: los restos orgánicos son útiles como pila de abono para las plantas de la huerta personal. En caso de no contar con una, acercarse a las organizaciones agricultoras locales, que pueden aprovecharlo.
  • Cocina de aprovechamiento: antes de tirar los restos de comida, revisar si es posible formar un plato con los mismos. Otra opción es usarlos para sopas, licuados, rellenos, mermeladas o ensaladas de frutas.
  • Reciclaje: en cuanto a los residuos que no se pueden reutilizar, es importante separarlos de manera adecuada. Averiguar las directrices de cada ciudad.

3. Recetas ecológicas para ser más sostenibles en la cocina

Son cada vez más divulgadas las recetas de cocineros profesionales de todo el mundo que tienen en cuenta la perspectiva ambiental. Incluso la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró al 18 de junio como el Día de la Gastronomía Sostenible.

En general, es recomendable reducir el consumo de carnes rojas, debido a la contaminación generada por el ganado vacuno. Por otro lado, fomentar las compras en mercados a granel y la ingesta de verduras crudas para aprovechar mejor algunos nutrientes y no utilizar energía de cocción.

Tratar de evitar los alimentos con muchos conservantes, agrotóxicos y envases contaminantes. Existen opciones orgánicas cada vez más variadas.

Es importante conocer el lugar de producción, sobre todo de las frutas y verduras. Consumir las de temporada y las que se encuentran más cercanas, trabajadas por agricultores locales, para así evitar la contaminación por transporte y embalaje.

4. Materiales de vajilla

Además de los alimentos, los objetos utilizados en la cocina también tienen impacto sobre el medioambiente. Es posible reemplazar, cuando no quede alternativa, los que están elaborados con materiales contaminantes como el teflón.

Priorizar ollas a presión y sartenes de acero inoxidable o hierro fundido que, además, tienen más larga duración. Elegir tablas para cortar hechas de madera y no de plástico, así como fuentes y bandejas de vidrio o cerámica. Esto aplica también a los cubiertos, platos y tazas.

5. Evitar el plástico es ser más sostenibles en la cocina

Se trata de una material empleado en una gran cantidad de objetos. La exagerada producción de plástico está causando daños importantes en el medioambiente. Además, sus tiempos de degradación son muy largos; unos 50 años para los vasos, 150 para las bolsas y hasta 1000 para las botellas.

Por este motivo, es imprescindible reemplazar los elementos de cocina que contengan este material. Utilizar bolsas de tela para las compras, priorizar los envases de vidrio y guardar o envolver los alimentos en contenedores de otro tipo que no tengan un solo uso.

6. Cuidar el agua

Otro aspecto importante para ser más sostenibles en la cocina es reducir el consumo del agua. Existen técnicas, como lavar las frutas y las verduras en recipientes, con el grifo apagado. Luego, reutilizar esa agua para regar las plantas. Por otro lado, estar atento a las pérdidas o fugas de las cañerías para repararlas en poco tiempo y no desperdiciar.

7. Electrodomésticos y energía

Existen diferentes alternativas para reducir el consumo energético destinado a la cocina. Uno de ellos es usar solo los electrodomésticos necesarios. En lugar de adquirir nuevos de forma inmediata, revisar si es posible repararlos.

Si la única opción es comprar uno, chequear la categoría de eficiencia energética que posee. Puede ser un poco más costoso, pero también más efectivo, por lo que el dinero regresa en el ahorro de la factura de luz. Esto aplica para refrigeradores, congeladores y lavavajillas, entre otros.

En cuanto a las estufas y hornos, es conveniente elegir las eléctricas o de inducción, ya que suelen ser menos contaminantes que el gas. Por otro lado, existen cocinas solares al aire libre para quien tiene la posibilidad de colocarlas en un patio o balcón. Se trata de una gran opción para aprovechar la energía solar.

8. Productos de limpieza

Es posible ser más sostenibles en la cocina también durante la limpieza. Evitar los productos químicos destinados a quitar la grasa y blanquear.

Pueden reemplazarse con elementos como el bicarbonato de sodio, el jugo de limón, el jabón de aceite o el vinagre blanco. Son tan efectivos como los comerciales pero menos contaminantes.

Limpieza de la cocina con productos naturales.
Limpiar la cocina con productos más naturales reduce el impacto de las sustancias químicas industriales.


Ser más sostenibles en la cocina y fuera de ella

A pesar de ser el espacio donde más desperdicios se generan, para reducir la huella de carbono es importante adquirir prácticas en todos los sectores del hogar. Por ejemplo, limitar el uso del agua también en la ducha, apagándola en los momentos intermedios y solo activándola durante el enjuague.

Por otro lado, disminuir el uso de automotores a nafta y aumentar el de bicicletas o transportes con combustibles renovables. Las luces LED o de bajo consumo son otra forma de ahorrar energía eléctrica en todos los espacios de la casa.

Los objetos plásticos también pueden evitarse en otros ámbitos. Por ejemplo, el cepillo de dientes, un elemento que suele cambiarse seguido. Existen opciones cada vez más variadas, elaboradas con materiales como el bambú.

Quienes cuentan con un patio o balcón amplio pueden iniciar una huerta orgánica propia. El autoconsumo logra que se optimicen recursos y se ingieran alimentos elaborados bajo las condiciones de cada persona. Además, se evita la aplicación de agrotóxicos.


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No es necesario un cambio abrupto

Para ser más sostenibles en la cocina no es conveniente aplicar la totalidad de las recomendaciones de forma inmediata. Es probable que, de esa manera, se termine en un agotamiento y en la no incorporación de ninguna medida a las prácticas cotidianas. Iniciar con pequeños cambios hasta internalizarlos es lo mejor.

Por ejemplo, los métodos de cocción son un buen comienzo. Evitar precalentar el horno, ya que la mayoría alcanzan la temperatura deseada con mucha rapidez. Apagarlo cuando esté finalizando la cocción, para así aprovechar el calor residual. También es posible optimizar el gas de la estufa usando ollas que se ajusten a las medidas y tapándolas para que se conserve el calor.


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