¿Cómo ayudan los probióticos en el tratamiento con antibióticos?
Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto
En los últimos años, la incorporación de probióticos en simultáneo al tratamiento con antibióticos ha ganado presencia. La razón es que estos cultivos de bacterias beneficiosas exhiben potencial para mitigar la alteración que sufre la microbiota a raíz de la ingesta de los fármacos.
De este modo, su consumo se asocia a una disminución de los síntomas gastrointestinales que padecen muchos pacientes que reciben antibioterapia. ¿Cómo funcionan? ¿Qué dice la ciencia al respecto? ¿Cuál es la forma correcta de tomarlos? En el siguiente espacio resolvemos estos y otros interrogantes.
¿Por qué usar probióticos durante un tratamiento con antibióticos?
Para entender cómo ayudan los probióticos en el marco de la ingesta de antibióticos, es conveniente hacer un breve repaso sobre los mecanismos de acción y los efectos de cada uno. Por una parte, los antibióticos se recetan con el propósito de combatir las bacterias patógenas que causan enfermedades.
Su gran inconveniente es que no distinguen entre las bacterias «buenas» y las «malas», lo que detona un desequilibrio en la microbiota o disbiosis intestinal. Esta es la razón por la que muchos pacientes experimentan efectos secundarios durante la antibioterapia, sobre todo, síntomas gastrointestinales.
Los probióticos, un conjunto de levaduras y bacterias beneficiosas, tienen la capacidad de repoblar y equilibrar la microbiota. Su ingesta atenúa los cambios en la composición de la flora bacteriana y disminuye algunos efectos secundarios, como la diarrea por antibióticos.
Se estima que entre un 5 % y un 35 % de los pacientes que toman antibióticos experimentan diarrea. La alteración de la microbiota, debido a los efectos del medicamento, posibilita un crecimiento excesivo de patógenos que dan lugar a este síntoma.
Si bien los efectos siguen siendo materia de investigación, las hipótesis sugieren varios mecanismos. Uno de los más aceptados es la capacidad de los probióticos para equilibrar y repoblar la microbiota intestinal, lo que también se traduce en una mejor respuesta inmunitaria frente a las bacterias dañinas.
Con relación a ello, una revisión sistemática compartida en Journal of Medical Microbiology determinó que los probióticos ayudan a reducir la inflamación y promueven una barrera intestinal saludable en pacientes que reciben tratamientos antibióticos.
Cuando los participantes tomaron antibióticos, vimos varios cambios consistentes en algunas especies bacterianas. Pero cuando el tratamiento se combinó con probióticos, la mayoría de esos cambios fueron menos pronunciados y algunos se evitaron por completo
La administración de probióticos disminuye el riesgo de diarrea
Hay una amplia variedad de estudios científicos que respaldan los beneficios del consumo de probióticos durante y después del tratamiento con agentes antibacterianos. Una investigación compartida en Healthcare remarca la potencialidad que tienen para disminuir el riesgo de diarrea asociada a los antibióticos (DAA). De un total de 3631 pacientes en el estudio, se observó que los probióticos ayudaron a reducir la DAA en un 51 %.
Además, resultan particularmente útiles para la prevención y el tratamiento de la diarrea asociada a Clostridium difficile, algo común en pacientes que reciben antibióticos. La infección por dicha bacteria provoca diarrea, pero también náuseas, pérdida del apetito, dolor abdominal y fiebre. La alteración de la microbiota intestinal por el consumo de agentes antibacterianos es su factor de riesgo principal.
La ingesta de probióticos en conjunto con antibióticos también se vincula a un menor riesgo de colitis por Clostridium difficile. A diferencia de la diarrea, esta situación hace referencia a la inflamación del colon por el crecimiento excesivo de la bacteria.
¿Los probióticos aumentan la eficacia de los fármacos antibacterianos?
No hay suficientes evidencias para afirmar que los probióticos incrementen la eficacia del tratamiento con antibióticos. Aun así, en algunos contextos se han observado efectos positivos, como los siguientes:
- Un estudio compartido en International Journal of Molecular Sciences determinó que la suplementación con probióticos tiene potencial para aumentar las probabilidades de éxito del tratamiento antibiótico contra Helicobacter pylori.
- A través de Open Medicine, una revisión destaca que hay hallazgos de que la combinación de antibióticos y probióticos vaginales mejora la tasa de curación y disminuye la recurrencia de la vaginosis bacteriana.
- Los probióticos también se han catalogado como candidatos fiables en la lucha contra la resistencia a los antibióticos, un problema que se produce por el uso inadecuado y excesivo de estos fármacos. Tal y como lo detalla una investigación en Encyclopedia, los probióticos son capaces de producir múltiples metabolitos antimicrobianos. Además, tienen otros mecanismos de acción, como la competencia de nutrientes y actividades de inmunomodulación.
Los probióticos mejoran la salud en general
La alteración en la composición de la microbiota por los antibióticos aumenta el riesgo de enfermedades. Por ejemplo, de diabetes, obesidad, asma y trastornos autoinmunes.
Y aunque no hay estudios que comprueben que el consumo simultáneo de probióticos con antibióticos evite estas patologías, se ha postulado que puede servir como coadyuvante. Esto se consigue a través de varios mecanismos, como la inmunomodulación, el apoyo en el metabolismo de la glucosa, la regulación de marcadores inflamatorios y la disminución del estrés oxidativo.
Recomendaciones para tomar los probióticos junto a los antibióticos
En el mercado hay disponibles varios tipos de probióticos. Sin embargo, no todos están recomendados para complementar el tratamiento con antibióticos.
A la fecha, las evidencias apuntan a que las opciones más adecuadas son las cepas Lactobacillus rhamnosus o Saccharomyces boulardii, en dosis de 5 a 40 mil millones de unidades formadoras de colonias (UFC) al día.
No quiere decir que sea malo o contraproducente ingerir otras cepas. Pese a esto, siempre será mejor elegir aquellas que están respaldadas por la evidencia y que han demostrado sobrevivir a la ingesta cuando se toman de forma simultánea con el antibiótico.
¿Quiénes se benefician más?
En general, cualquier adulto sano puede consumir probióticos como complemento a la terapia con antibióticos. No obstante, es posible que los beneficios sean más notorios en pacientes mayores de 65 años, personas con antecedentes de infección por Clostridium difficile y en aquellos que tienen enfermedades inflamatorias.
De todos modos, la decisión debe consultarse con el médico. El profesional determinará cuál es la mejor cepa, la cantidad de UFC y las dosis, según el caso.
¿Cuál es el mejor momento para tomar los probióticos?
Una duda común entre los usuarios se refiere a cuándo es mejor tomar los probióticos, si durante o después del ciclo con antibióticos. Pues bien, la ingesta puede iniciar el mismo día en que se comienza con los agentes antibacterianos.
Es lógico sospechar que los antibióticos podrían reducir la eficacia de los probióticos, ya que no distinguen entre bacterias patógenas y benéficas. No obstante, las cepas Lactobacillus rhamnosus o Saccharomyces boulardii se pueden administrar en simultáneo con los antibióticos porque sobreviven a su efecto.
A pesar de lo dicho, se sugiere dejar pasar al menos dos horas después de la toma de antibióticos para ingerir los probióticos, de modo que se aumente su supervivencia.
Por lo general, se toman dos veces al día, con el estómago vacío. Y aunque iniciar su ingesta luego de finalizar la terapia con antibióticos se considera ineficaz, sí es positivo continuarlos dos o tres semanas después de haber finalizado el plan terapéutico.
¿Existe algún riesgo de añadir probióticos al tratamiento con antibióticos?
La toma en conjunto se considera segura para la mayoría de los adultos sanos. En una revisión de 23 estudios, divulgada en The Journal of Family Practice, no se observaron reacciones adversas relevantes tras su ingesta simultánea.
Aun así, hay informes de casos en los que los probióticos fueron vinculados a infecciones en personas cuyo sistema inmunitario estaba deprimido. Por esta razón, la administración en estos pacientes debe estar autorizada por el médico.
Asimismo, la enciclopedia Drugs detalla que los probióticos se asocian a otros efectos secundarios, como los siguientes:
- Erupciones.
- Poco apetito.
- Flatulencias.
- Constipación.
- Dolor en el pecho.
- Aumento de flema.
- Náuseas y vómitos.
- Alteración del gusto.
- Distensión y dolor abdominal.
¿Y si uso probióticos naturales?
Aunque a la hora de mitigar los efectos secundarios de los antibióticos se emplean suplementos de probióticos, incluir probióticos naturales en la dieta también es una forma de contribuir al equilibrio bacteriano del intestino.
Alimentos fermentados como el yogur, el natto, los pepinillos, el kimchi, el kéfir, el chucrut, la kombucha, el pan de masa madre y otros, tienen nutrientes y bacterias saludables que interactúan con el microbioma intestinal, ayudando a su restauración.
La ingesta de estos puede apoyarse con el consumo de prebióticos, que actúan como alimento para los probióticos. Algunos ejemplos serían las alcachofas, los espárragos, los ajos, las cebollas, las bayas, los plátanos, la avena y la cebada.
También hay evidencia contradictoria
Una revisión sistemática y un metaanálisis reciente, compartido a través de BMC Medicine, desacredita el argumento de que los probióticos restauran las bacterias beneficiosas del intestino durante el tratamiento con antibióticos.
Tras analizar 15 ensayos controlados aleatorios en los que los pacientes tomaban antibióticos con probióticos y antibióticos solos, determinaron que no hay una diferencia significativa en la diversidad del microbioma.
Algo similar descubrieron en 5 estudios elegidos para el metaanálisis. En estos últimos, se determinó que solo aumentaban la diversidad del microbioma intestinal en un 0,23 %. Con todo esto, la conclusión fue que «la suplementación con probióticos durante la terapia con antibióticos no influyó en los índices de diversidad del microbioma intestinal».
Los científicos hicieron hincapié en que varios factores, como el uso de diferentes cepas de bacterias, los tipos y las dosis variadas de antibióticos, así como la inclusión de pacientes de varias edades y con diferentes condiciones de salud, pudieron contribuir a la falta de pruebas concluyentes sobre la eficacia.
¿Qué debes recordar?
El consumo de antibióticos tiende a alterar la diversidad de la microbiota intestinal. En consecuencia, los pacientes tienen más riesgo de experimentar diarrea y otros síntomas gastrointestinales. Como medida para contrarrestar estos efectos, hoy en día se postula la ingesta simultánea de probióticos.
Los estudios científicos sugieren que esta toma conjunta disminuye de forma significativa la diarrea asociada a los antibióticos (DAA) y el riesgo de infección y colitis por Clostridium difficile. Cierta evidencia apoya que también se potenciarían los efectos de algunos antibióticos, aunque faltan datos más concluyentes.
Algunos investigadores plantean que los probióticos restauran el equilibrio de la microbiota al añadir bacterias beneficiosas. Sin embargo, esta idea genera controversia en la comunidad científica, a raíz de una serie de revisiones y metaanálisis recientes.
A pesar de lo anterior, hay evidencia significativa de que tomar probióticos como complemento a la antibioterapia aporta más beneficios que riesgos. Eso sí, hay que seguir las pautas específicas del médico en cuanto al tipo de suplemento, la dosis y el tiempo de uso.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Carmen Pope, B. (2023). Should you take probiotics with antibiotics? Drugs. https://www.drugs.com/medical-answers/probiotics-with-antibiotics-3121702
- Doron, S., & Snydman, D. R. (2015). Risk and safety of probiotics. Clinical infectious diseases : an official publication of the Infectious Diseases Society of America, 60 Suppl 2(Suppl 2), S129–S134. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4490230/
- Éliás, A. J., Barna, V., Patoni, C., Demeter, D., Veres, D. S., Bunduc, S., Erőss, B., Hegyi, P., Földvári-Nagy, L., & Lenti, K. (2023). Probiotic supplementation during antibiotic treatment is unjustified in maintaining the gut microbiome diversity: a systematic review and meta-analysis. BMC Medicine, 21(1). https://bmcmedicine.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12916-023-02961-0
- Farahmandi, K., & Sulaimany, S. (2023). Probiotic effects on disease prevention and treatment. En D. V. Zambare, D. M. F. M. Din, D. P. Gupta, & P. B. G. Prajapati (Eds.), Advances in Probiotics for Health and Nutrition [Working Title]. IntechOpen. https://www.intechopen.com/online-first/85836
- Fernández-Alonso, M., Aguirre Camorlinga, A., Messiah, S. E., & Marroquin, E. (2022). Effect of adding probiotics to an antibiotic intervention on the human gut microbial diversity and composition: a systematic review. Journal of Medical Microbiology, 71(11). https://www.microbiologyresearch.org
- Fishbein, S. R. S., Mahmud, B., & Dantas, G. (2023). Antibiotic perturbations to the gut microbiome. Nature Reviews. Microbiology, 21(12), 772–788. https://www.nature.com/articles/s41579-023-00933-y
- Goldenberg, J. Z., Yap, C., Lytvyn, L., Lo, C. K., Beardsley, J., Mertz, D., & Johnston, B. C. (2017). Probiotics for the prevention of Clostridium difficile-associated diarrhea in adults and children. The Cochrane database of systematic reviews, 12(12), CD006095. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29257353/
- Ji, J., & Yang, H. (2020). Using Probiotics as Supplementation for Helicobacter pylori Antibiotic Therapy. International journal of molecular sciences, 21(3), 1136. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7037652/
- Kopacz, K., & Phadtare, S. (2022). Probiotics for the Prevention of Antibiotic-Associated Diarrhea. Healthcare (Basel, Switzerland), 10(8), 1450. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9408191/
- Leeuwendaal, N. K., Stanton, C., O'Toole, P. W., & Beresford, T. P. (2022). Fermented Foods, Health and the Gut Microbiome. Nutrients, 14(7), 1527. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9003261/
- Ma, S., Wang, W., Su, Y., Sun, W., & Ma, L. (2023). Antibiotics therapy combined with probiotics administered intravaginally for the treatment of bacterial vaginosis: A systematic review and meta-analysis. Open Medicine (Warsaw, Poland), 18(1). https://www.degruyter.com/document/doi/10.1515/med-2023-0644/
- Mantegazza, C., Molinari, P., D'Auria, E., Sonnino, M., Morelli, L., & Zuccotti, G. V. (2018). Probiotics and antibiotic-associated diarrhea in children: A review and new evidence on Lactobacillus rhamnosus GG during and after antibiotic treatment. Pharmacological research, 128, 63–72. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28827186/
- Microbiology Society. (2022). Take probiotics alongside your prescribed antibiotics to reduce damage to your gut microbiome, says the first review of the data. Microbiology Society. https://microbiologysociety.org/news/
- McFarland L. V. (2008). Antibiotic-associated diarrhea: epidemiology, trends and treatment. Future microbiology, 3(5), 563–578. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/18811240
- Rabetafika, H. N., Razafindralambo, A., Ebenso, B., & Razafindralambo, H. L. (2023). Probiotics as antibiotic alternatives for human and animal applications. Encyclopedia, 3(2), 561–581. https://www.mdpi.com/2673-8392/3/2/40
- Rodgers, B., Kirley, K., & Mounsey, A. (2013). PURLs: prescribing an antibiotic? Pair it with probiotics. The Journal of family practice, 62(3), 148–150. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3601687/
- Szajewska, H., Canani, R. B., Guarino, A., Hojsak, I., Indrio, F., Kolacek, S., Orel, R., Shamir, R., Vandenplas, Y., van Goudoever, J. B., Weizman, Z., & ESPGHAN Working Group for ProbioticsPrebiotics (2016). Probiotics for the Prevention of Antibiotic-Associated Diarrhea in Children. Journal of pediatric gastroenterology and nutrition, 62(3), 495–506. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26756877/
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.