13 motivos por los que tienes sangrados tras el sexo
Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto
Experimentar sangrados tras el sexo suele ser motivo de preocupación. Esta condición, llamada también «coitorragia» o «sangrado postcoital», no representa una emergencia médica en la mayoría de los casos. Aun así, ciertas veces indica la presencia de infecciones o enfermedades genitourinarias.
Dado que puede tener distintas causas, es importante tomar en consideración cada cuánto se presenta o si ocurre de forma simultánea con otros síntomas, como dolor e irritación. Luego de esclarecer esto, el médico o ginecólogo se encargará de confirmar el diagnóstico. Veamos con más detalle cuáles pueden ser los motivos.
1. Traumatismo genital
Una de las causas más frecuentes del sangrado después de tener relaciones sexuales son los traumatismos en los tejidos vulnerables de la zona íntima. Si la penetración fue vigorosa o forzada, la vagina puede sufrir irritación, fisuras y desgarros. En consecuencia, ocurre este síntoma.
Es más probable que esta sea la causa, si la vagina no estuvo bien lubricada durante el acto sexual o si los juegos previos fueron bruscos. También, si hubo abuso o violencia sexual. Sin un tratamiento adecuado, estas heridas pueden sanar y reabrirse en repetidas oportunidades.
2. Sequedad vaginal
El descenso en la producción de estrógenos —común en la menopausia— se manifiesta con sequedad vaginal. Estas hormonas desempeñan un papel importante en la segregación del líquido lubricante transparente que cubre el revestimiento de la vagina y que posibilita las relaciones sexuales cómodas.
En las mujeres menopáusicas, es frecuente el desarrollo de atrofia vaginal, que no solo reduce la lubricación, sino que también adelgaza los tejidos de la vagina. Estos cambios dificultan la penetración y aumentan el riesgo de traumatismos genitales.
Ahora bien, además de los cambios hormonales, la sequedad vaginal puede ser producto de un descontrol en el pH íntimo, excitación sexual insuficiente y efectos de algunos medicamentos, como los utilizados en quimioterapia.
La introducción de lubricantes íntimos y juegos preliminares en los encuentros sexuales reduce de forma significativa la coitorragia por esta causa. En la menopausia, la terapia de remplazo hormonal también puede ayudar.
3. Uso de anticonceptivos hormonales
Los anticonceptivos hormonales, como las pastillas o el dispositivo hormonal intrauterino (DIU), están asociados a los sangrados tras el sexo. Antes de que el cuerpo se adapte a sus efectos, las fluctuaciones hormonales se manifiestan con sangrados anormales. Además, también pueden causar sequedad vaginal.
En la mayoría de los casos, estos síntomas cesan luego de unas semanas, cuando el cuerpo ha asimilado las hormonas. Sin embargo, si no ocurre así, es importante acudir al médico para conocer otros métodos anticonceptivos.
4. Infecciones de transmisión sexual (ITS)
Una manifestación clínica común de las infecciones de transmisión sexual (ITS) es el sangrado postcoital. La clamidia, la gonorrea, la tricomoniasis y el herpes genital provocan una inflamación del cuello uterino, más conocida como cervicitis, que es la que deriva este incómodo síntoma.
Dado que los tejidos entre el canal vaginal y el útero están sensibles e irritados, las relaciones sexuales pueden provocar sangrado inusual. Otros síntomas como alteraciones en el flujo vaginal, dolor pélvico, mal olor, la presencia de llagas en la vulva y la fatiga generalizada pueden ser signos de estas infecciones.
Es conveniente considerar el tratamiento oportuno de estas infecciones. De lo contrario, pueden causar complicaciones como la enfermedad inflamatoria pélvica, que a su vez provoca tejido cicatricial e infertilidad.
Ante la sospecha, hay que acudir cuanto antes al médico. El tratamiento varía según la infección en cuestión; pero abarca el uso de antibióticos o antivirales. No se recomiendan las prácticas sexuales hasta controlarlas. Además, es conveniente utilizar preservativo para reducir el riesgo de contagio.
5. Enfermedad pélvica inflamatoria
Asociada a la causa anterior, la enfermedad inflamatoria pélvica es la infección que compromete al útero, las trompas de Falopio y los ovarios. Microorganismos como la Chlamydia trachomatis, Neisseria gonorrhoeae, Mycoplasma genitalium y anaerobios (que causan vaginosis bacteriana) suelen ser su detonante.
Hay que estar alertas si el sangrado poscoital coexiste con otros síntomas como la metrorragia (sangrado vaginal que ocurre entre periodos menstruales), alteraciones en el flujo vaginal, frecuencia urinaria y, veces, dolor pélvico.
En consulta, el médico suele recomendar la terapia con antibióticos, tanto de la mujer afectada como de su pareja. Además, como en el caso anterior, es preferible la abstinencia sexual hasta que desaparezcan los síntomas.
6. Endometriosis
Algunas mujeres con endometriosis pueden quejarse de sufrir sangrados tras el sexo al inicio de la enfermedad. Esta condición puede ocurrir de forma aguda, por la presencia de microabscesos dentro de las glándulas endometriales; o crónica, asociada a agentes infecciosos, pólipos o fibromas.
En sí tiende a manifestarse con un fuerte dolor, dado que el tejido endometrial crece por fuera del endometrio y puede adherirse a la superficie de otros órganos. También se manifiesta con sangrado menstrual abundante, dolor durante el coito y el orgasmo y sangrados intermenstruales.
Para realizar su diagnóstico, el médico debe realizar un seguimiento de los síntomas y pruebas complementarias como la laparoscopia y la toma de muestras de tejido. Su tratamiento involucra medicamentos o cirugía, según el caso.
7. Pólipos cervicales
Los pólipos uterinos cervicales son el crecimiento neoplásico benigno más común. Se describen como estructuras lobulares lisas que cuelgan desde el cuello uterino hacia la vagina, donde pueden presentar traumatismos durante la penetración.
Estos se componen de múltiples vasos sanguíneos que los alimentan y que son los que detonan sangrados tras el sexo cuando son tocados o golpeados. Su aparición está relacionada con una inflamación recurrente del cuello uterino y las respuestas a la estimulación hormonal.
La mayoría de las mujeres afectadas tienen solo uno, pero también se producen varios al mismo tiempo. No suelen requerir tratamiento, aunque esto depende de su tamaño y de las incomodidades que provoquen. El médico tendrá la última palabra; de ser así, los retira a través de cirugía.
8. Cáncer
Antes de alarmarse, hay que saber que muy pocos casos de sangrado postcoital están relacionados con el desarrollo de cáncer. Aun así, no puede quedar por fuera de este listado. El cáncer de cuello uterino —la zona entre el canal vaginal y la parte inferior del útero— y el cáncer de vagina caben dentro de estas posibilidades.
Asimismo, como lo expone una publicación de la Clínica Mayo, el precáncer o cáncer de endometrio y el precancer o cáncer vulvar también se manifiestan con sangrados tras el sexo.
Este síntoma es el resultado de las lesiones vasculares que puede experimentar el tumor cuando crece y sufre fricción e irritación durante el sexo. Suele describirse como indoloro. Sin embargo, se puede presentar con otros síntomas como sangrados intermenstruales y periodos menstruales irregulares.
En medio de todo, cabe señalar que este tipo de cánceres son tratables, si se detectan a tiempo. Pruebas como el examen pélvico, la prueba de Papanicolaou y la colposcopia ayudan a confirmar el diagnóstico. De ser positivo, los tratamientos disponibles incluyen quimioterapia, radiación, cirugía y otros.
9. Candidiasis vaginal
La infección por hongos vaginales, mejor conocida como candidiasis vaginal, está causada por el crecimiento excesivo de la Candida albicans. Este microorganismo habita de forma natural en la microbiota de la vagina junto a bacterias como los Lactobacillus.
Sin embargo, cuando algo perturba el equilibrio entre estos, se produce un crecimiento excesivo que detona síntomas de infección, como la hemorragia postcoito, pero también flujo vaginal espeso y blanco, comezón, irritación, ardor al orinar y durante el sexo, y sarpullido vaginal.
Los medicamentos antimicóticos y algunas medidas de autocuidado (como evitar el uso de sustancias irritantes y usar ropa interior de algodón) ayudan a superar esta afección.
10. Vaginosis bacteriana
Así como un desequilibrio de la microbiota vaginal aumenta el riesgo de candidiasis, también puede provocar vaginosis bacteriana. En pocas palabras, esta afección es la alteración en los niveles de las bacterias naturales de la vagina.
La aplicación de sustancias irritantes, el uso indebido de antibióticos, los lavados vaginales, los cambios hormonales y tener múltiples parejas sexuales está asociado a su aparición. Junto al sangrado poscoital, detona hinchazón e irritación, olor vaginal a pescado, ardor, comezón y secreción grisácea o verde.
Ciertas veces, esta condición mejora sin necesidad de tratamiento, ajustando los hábitos de higiene íntima. No obstante, puede ser necesario el uso de antibióticos.
11. Fibromas uterinos
Al igual que los pólipos, los fibromas uterinos son benignos y requieren suministro de sangre; esta es la razón por la que también pueden provocar sangrados tras el sexo. Empero, este síntoma no ocurre en todas las mujeres que los padecen.
Es más frecuente cuando el fibroma está total o de forma parcial al interior de la cavidad uterina. Como tienen mucha sangre, los movimientos ejecutados durante las relaciones sexuales tienden a causar hemorragia. Esto también depende de su tamaño, que varía entre el de un guisante o el de una toronja.
Debes saber que este tipo de crecimiento no canceroso, formado a partir de tejido muscular del útero, es el más frecuente en la pelvis. No suele ser necesario tratarlos, a menos que crezcan demasiado.
12. Erosión cervical
En la etapa reproductiva de la mujer, el ectropión cervical, también llamado erosión cervical, es una causa común de hemorragia postcoito. Esta condición ocurre cuando las células del revestimiento del canal cervical se extienden hacia la superficie externa del cuello uterino o a la parte posterior de la vagina.
Como tal, no se considera una condición patológica. Sin embargo, genera sensibilidad de las células glandulares, lo que aumenta el riesgo de irritación y sangrado. También provoca un aumento del riesgo de infecciones vaginales, dado que los tejidos tienden a permanecer inflamados.
En la mayoría de los casos no requiere un tratamiento específico, dado que cursa de manera asintomática y no representa un peligro para la salud. Sin embargo, si hay manifestaciones clínicas relevantes, el médico puede sugerir tratamientos tópicos para calmar la sintomatología o procedimientos como la crioterapia y el láser para cauterizar el tejido anormal.
13. Prolapso de órganos pélvicos
Una última causa que puede explicar los sangrados tras el sexo es el prolapso de órganos pélvicos (cuello uterino, vejiga, recto o útero) hacia la vagina o más allá. Ocurre cuando los músculos y los ligamentos del suelo pélvico se debilitan y sufren un estiramiento brusco que reduce la capacidad de sostén.
Es más común durante la menopausia o luego de tener partos vaginales. También, se asocia a la obesidad, el estreñimiento y la tos crónica. La irritación y el traumatismo propio del prolapso es lo que genera hemorragia. Además, se suele percibir que el tejido vaginal está suelto.
El tratamiento suele consistir en ejercicios del suelo pélvico y pesarios para prolapso, que ayuda a mantener el bulto vaginal en su lugar. Si los síntomas son graves, el médico puede sugerir una cirugía.
¿Qué debes hacer si presentas sangrados tras el sexo?
Si te sale sangre después de tener relaciones sexuales, presta atención a detalles como cantidad, duración, color y si se acompaña o no de dolor. Este es el primer paso para determinar si es leve o si puede estar asociado a una ITS o enfermedad.
En caso de sospechas, solicita una consulta médica o ginecológica para recibir la evaluación correspondiente. El profesional puede sugerir pruebas complementarias de detección, como los análisis de sangre, las pruebas de orina, pruebas con hisopo, entre otras.
¿Qué tan normal es sangrar después de tener relaciones?
Datos compartidos a través de Canadian Medical Association Journal sugieren que el sangrado poscoital afecta entre un 0,7 % y 9 % de las mujeres. En la mayoría de los casos, este ocurre de manera puntual y no tiene causas subyacentes graves.
¿Cuánto dura el sangrado después de tener relaciones?
Por lo general, el sangrado ocurre de forma leve de inmediato o pasados unos minutos luego del encuentro sexual. A veces, se prolonga por un par de días, en especial, luego de tener relaciones sexuales por primera vez.
Si su causa de origen es una enfermedad o infección, el síntoma tiende a repetirse con cada encuentro sexual. Además, se presenta en conjunto con otras manifestaciones clínicas.
¿El sangrado después del sexo es síntoma de embarazo?
El embarazo trae consigo cambios en el cuello uterino que pueden causar manchas de sangre postcoital. No obstante, los sangrados tras el sexo no siempre indican que estás embarazada. La única forma de saberlo es acceder a un test casero o un análisis de sangre.
¿Cuándo acudir al médico por tener sangrados tras el sexo?
Si los sangrados vaginales después de tener sexo son recurrentes, excesivos o se dan de manera simultánea con síntomas como dolor pélvico, fiebre, anormalidades en el flujo vaginal, mal olor, irritación, entre otros, acude al médico o ginecólogo tan pronto como sea posible.
En la mayoría de los casos, un diagnóstico oportuno de las infecciones de transmisión sexual o de las enfermedades ginecológicas mejora el pronóstico. Así pues, evita pasar por alto las señales.
Lo que debes recordar…
Experimentar sangrado luego de tener relaciones sexuales es normal y no suele tener una causa grave asociada. La fricción durante la penetración, la sequedad vaginal y la presencia de pólipos o fibromas son causas benignas recurrentes.
Aun así, hay que considerar la posibilidad de que este síntoma sea una señal de infecciones de transmisión sexual o de enfermedades crónicas del aparato reproductor. Evaluar otros síntomas, así como las características propias del sangrado, es determinante para encender las alertas.
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