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¿Los diabéticos pueden comer de todo? Aclaramos algunos mitos relacionados con su alimentación

7 minutos
La creencia de que los diabéticos deben eliminar alimentos de su dieta se ha desmitificado. Aquí te contamos qué considerar para asegurar comidas variadas y deliciosas sin prohibiciones.
¿Los diabéticos pueden comer de todo? Aclaramos algunos mitos relacionados con su alimentación
Maria Patricia Pinero Corredor

Revisado y aprobado por la nutricionista Maria Patricia Pinero Corredor

Última actualización: 14 noviembre, 2024

Las personas con diabetes pueden comer de todo, pero de forma moderada, y sin dejar de lado las decisiones alimentarias conscientes. No se trata de restringir por completo ciertos productos, sino de entender cómo pueden impactar en los niveles de azúcar en la sangre y en qué cantidades son seguros.

Por mucho tiempo, se afirmó que los diabéticos debían eliminar la totalidad de los azúcares, que no podían comer ciertas frutas y que tampoco tenían que ingerir pan o pasta. Lo cierto es que estas ideas no son del todo acertadas y generaron confusión y ansiedad entre quienes padecen la enfermedad.

En realidad, es posible seguir una dieta nutritiva, balanceada y compatible con el control de la glucosa sin renunciar a la variedad. Para ello, es necesario derribar algunos mitos respecto a la alimentación en la diabetes y aprender a planificar mejor las comidas.

Los diabéticos pueden disfrutar toda clase de alimentos

La alimentación de un diabético puede ser tan variada como la de cualquier persona, pero es necesario controlar las porciones, buscar el balance y considerar la ingesta total de carbohidratos. Contrario a lo que muchos difundieron, no hay que seguir una dieta llena de prohibiciones.

Si bien es fundamental dar prioridad a los alimentos que contribuyen con el control de la glucosa, como los que aportan fibra (verduras, legumbres y cereales integrales), proteínas (huevos, carnes magras y pescados) y grasas saludables (aguacate, aceite de oliva, frutos secos y semillas), aún es posible disfrutar de postres, dulces, pan, pasta, frutas y otros carbohidratos simples.

Es un hecho que estos últimos tienen un índice glucémico alto, lo que significa que tienden a causar un incremento rápido del azúcar en sangre. Pero la idea de que los diabéticos deben eliminarlos por completo se desmitificó.

Y es que, como tales, no son un detonante de la enfermedad. La razón por la que pueden ser perjudiciales en este contexto es porque, en cantidades abundantes, influyen en el aumento de peso y en la resistencia a la insulina.

Sin embargo, cuando se comen de manera ocasional y moderada, su impacto no suele ser significativo. De hecho, pueden representar hasta un 10 % de la ingesta total de calorías diarias.

¿Hay que evitar ciertas frutas?

No. Este es uno de los mitos más extendidos entre las personas con diabetes.

Algunas frutas, como la banana, los higos, el melón, el durazno y los mangos, tienen fama de ser muy dulces y de influir en el aumento de azúcar en sangre. Sin embargo, esto no se demostró de manera concluyente.

Su índice glucémico es superior que el de otras variedades, como las manzanas, las fresas, el kiwi o los arándanos, pero siguen siendo saludables. Son fuente de fibra dietética, ayudan a promover la saciedad y pueden sustituir postres y dulces procesados.

¿El uso de edulcorantes es recomendable?

Sí. Aunque sus efectos en la salud continúan siendo tema de debate, no hay suficiente evidencia para afirmar que sean perjudiciales en las personas que viven con diabetes.

Por el contrario, pueden hacer parte de una dieta saludable y equilibrada. Son una buena opción para evitar el consumo excesivo de azúcar agregado, que sí podría dificultar el control de la glucosa.

Algunas opciones populares son la estevia y el eritritol, que no aportan calorías y brindan una ventaja adicional cuando el paciente debe perder peso. Sin embargo, hay muchas otras alternativas: sucralosa, aspartame, sacarina.

Cómo integrar todos los alimentos y cuidar la salud

Te debe quedar claro que el control de la diabetes no implica eliminar por completo los alimentos que te gustan. Lo que debes hacer es aprender a disfrutarlos de manera consciente y responsable, sin ignorar cómo pueden influir en tus niveles de azúcar en sangre.

Con esto en mente, puedes hacer varios cambios en tus hábitos. A continuación, te revelamos algunos consejos claves.

Come en porciones más pequeñas

Disfrutar un trozo de pastel o una rebanada de pizza no es un problema, pero no te excedas con las porciones. Esta regla aplica para todas las comidas, sin excepción. 

Por eso resulta útil recurrir a elementos como las tazas y las cucharas medidoras, las básculas de cocina y los platos pequeños, que facilitan el control de las cantidades. También conviene leer las etiquetas nutricionales, pues muchos productos especifican allí sus porciones ideales y el total por empaque.

Asegura el aporte óptimo de todos los macronutrientes

La dieta de las personas con diabetes debe ser tan equilibrada como la de alguien sin la enfermedad. No es verdad que haya que suprimir los carbohidratos o reducir al mínimo su ingesta. Más bien, se trata de priorizar los de tipo complejo, como cereales integrales, legumbres, verduras no almidonadas y frutas con alto contenido de fibra, que se caracterizan por su bajo índice glucémico.

Estos, acompañados con grasas saludables —aceite de oliva, aguacates, frutos secos y semillas— y fuentes de proteínas —pescado, pollo sin piel, pavo, tofu, legumbres y productos lácteos bajos en grasa—, contribuyen a que la glucosa se libere de forma más lenta en el cuerpo.

Sin embargo, debes tener en cuenta que no hay una regla fija o universal para su distribución en las comidas. El tipo de diabetes, el nivel de actividad física, la edad, el peso corporal y las otras enfermedades que tengas (hipertensión arterial, problemas cardíacos) determinan las necesidades de cada persona.

Monitorea tus niveles de glucosa

Uno de los mejores aliados para ajustar la alimentación en la diabetes es el medidor de glucosa (glucómetro). A través de una pequeña muestra de sangre que puedes tomar en casa, el dispositivo te permite determinar cómo reacciona el cuerpo a diferentes tipos y cantidades de carbohidratos.

Entre otras cosas, la información obtenida ayuda a un seguimiento general de los niveles de glucosa, lo que puede evitar complicaciones a corto y largo plazo. La información recopilada es clave para que el médico oriente el tratamiento.

Reserva ciertas comidas para ocasiones especiales

Un consumo esporádico de platos con azúcar blanco, harinas refinadas y otros carbohidratos simples no causará crisis o complicaciones de la enfermedad si se controla la cantidad y se monitorean los niveles de glucosa. Por eso, es preferible reservarlos para ocasiones especiales, como una visita a un restaurante o una celebración.

Realiza intercambios saludables

Siempre que sea posible, es buena idea intercambiar algunos ingredientes de las recetas o comidas convencionales. Por ejemplo, puedes sustituir el pan blanco por pan integral o el azúcar simple por frutas o edulcorantes naturales en preparaciones dulces.

Haz actividad física regular

El ejercicio físico tiene importantes beneficios en la diabetes. Sobre todo, cuando optas por no privarte de ningún alimento. Su práctica ayuda a quemar glucosa durante la actividad y, por lo tanto, es una herramienta eficiente a la hora de estabilizar los niveles de azúcar en sangre.

Asimismo, interviene en otros parámetros cruciales para evitar complicaciones de la enfermedad, como el aumento de la sensibilidad a la insulina, la disminución de grasa corporal y mejoras en el metabolismo general.

Intenta, por lo menos, 150 minutos de actividad moderada a intensa, distribuidos en tres días a la semana. Puedes probar con caminar, trotar, nadar, bailar, hacer yoga, levantar pesas o ejercicios de resistencia.

No hay una dieta única para controlar la diabetes

En la actualidad, siguen circulando creencias erróneas sobre lo que deben o no comer los diabéticos para ayudar al control de su enfermedad. Sin embargo, los estudios más recientes sugieren que no hay una dieta única para estos pacientes y que las restricciones estrictas no son la mejor alternativa.

Más bien, se propone apostar por planes de alimentación equilibrados y flexibles, que se adapten a las necesidades de cada persona, sin dejar de lado sus preferencias. Por eso, en lugar de seguir recomendaciones informales o consejos de moda, busca asesoría personalizada con un nutricionista registrado o un endocrinólogo, quienes resolverán cualquier duda que tengas.


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Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.