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Alergia al polen, qué es y cómo identificar sus síntomas

12 minutos
En España, alrededor de 6,6 millones de personas padecen alergia al polen. Los síntomas van desde simples estornudos hasta conjuntivitis y congestión nasal.
Alergia al polen, qué es y cómo identificar sus síntomas
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto

Última actualización: 11 marzo, 2024

En los meses en los que los campos, las plantas y los árboles florecen —en especial, durante la primavera—, las personas con alergia al polen enfrentan constantes desafíos. El aumento de síntomas como la irritación ocular, la congestión nasal, los estornudos y la tos seca hacen los días más difíciles.

También conocida como polinosis, fiebre del heno o alergia estacional, es uno de los tipos de alergias más comunes en la actualidad. La combinación de factores genéticos y ambientales, como la contaminación y el cambio climático, han incrementado su prevalencia.

En España, por ejemplo, afecta a un 15 % de la población, según el reporte del portal estadístico del Sistema Nacional de Salud (SNS). De hecho, a nivel mundial, es la alergia más frecuente.

¿Cómo reconocerla y qué hacer para prevenirla? A continuación, todos los detalles.

¿Qué es y por qué ocurre la alergia al polen?

La alergia al polen es una enfermedad que tiene lugar cuando los distintos tipos de pólenes penetran en el organismo a través de las mucosas expuestas al aire. El polen es un polvo fino de color amarillento que contiene células espermáticas que posibilitan la reproducción de las plantas.

Está presente en una amplia variedad de especies vegetales, ya sean arbustos, árboles, malas hierbas, plantas con flores o césped. En temporadas cálidas (como la primavera y el verano), que es cuando suele ocurrir la floración, esta sustancia se propaga gracias al viento y a la actividad de pájaros e insectos.

Si bien esto es vital para la fertilización de las plantas, las personas sensibles no tardan en sufrir los efectos. Como ocurre con otras reacciones alérgicas, el sistema inmunitario detecta al polen como un agente «nocivo» o «peligroso».

En consecuencia, se activa la liberación de una serie de sustancias, principalmente histamina, que detonarán los síntomas típicos a nivel respiratorio y ocular. Estos se presentan de leves a graves y pueden desencadenarse por uno o varios tipos de polen.

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La palabra polen proviene del latín pollen, que significa «polvillo muy fino».

Causas de la alergia al polen

Hasta la fecha, la causa exacta de la reacción del sistema inmunitario a la presencia de alérgenos, como el polen, no se ha esclarecido. En España, al igual que en otros países de Europa, las plantas que más se asocian a la alergia son las de la familia de las gramíneas (cereales, pastos y céspedes).

La alergenicidad de los pólenes de estas especies, además de su amplio periodo de polinización y su extensa distribución, es lo que se vincula a la alta prevalencia en la región. De todos modos, hay otros tipos de polen asociados:

  • De árbol: común en zonas de clima cálido; a menudo, de marzo a mayo. El abedul, el roble y el cedro son los mayores representantes.
  • De malezas: se incrementa a finales de la primavera y puede extenderse hasta el otoño. La ambrosía es su alérgeno más común. Sin embargo, también puede ser polen de artemisa, de berberecho o de planta rodadora.

Cabe apuntar que, aunque se reconoce un componente genético en su aparición, la emisión de gases de efecto invernadero y el cambio climático están asociados al aumento de casos. En el polen de áreas con altos niveles de contaminación se han observado unas proteínas de estrés que incrementan la respuesta alérgica en las personas.

Síntomas de la alergia al polen

Las manifestaciones clínicas de la alergia al polen pueden variar entre una persona y otra. De hecho, cada paciente puede estar afectado por un tipo de polen en particular (o varios al mismo tiempo). Esto no solo modifica los síntomas, sino también las temporadas de presentación.

La mayor parte de las veces, la reacción ocurre tras inhalar polen que viaja por el aire. Aun así, algunos lo experimentan al tocar una fuente del alérgeno (o una superficie cubierta por este) o cuando el polen les entra a través de los ojos.

Puedes sospechar que la padeces si sientes lo siguiente:

  • Sibilancias
  • Estornudos
  • Ojos llorosos
  • Congestión nasal
  • Goteo nasal (rinorrea)
  • Tos e irritación de la garganta
  • Hinchazón alrededor de los ojos
  • Picazón en la garganta y en los ojos
  • Pérdida temporal del olfato o el gusto
  • Presión sinusal que provoca dolor facial

Cabe señalar que la alergia al polen puede cursar con asma en un 38 % de los casos. La exposición al alérgeno agudiza los síntomas de dicha enfermedad, como la tos y la dificultad para respirar.

¿Cuánto dura la alergia al polen?

Debido a los altos niveles de polen en temporadas como la primavera y el verano, la alergia puede extenderse por semanas. Que los síntomas se manifiesten de forma leve o grave depende, en gran medida, de qué tanto pueda reducirse la exposición.

Hay que considerar que la polinización de los árboles suele iniciar en enero y se prolonga hasta mitad de año (según la especie). En todo este lapso, el riesgo de experimentar crisis de alergia al polen es alto.

La única forma de evitar los síntomas es alejarse de toda fuente del alérgeno.

¿Cómo se realiza el diagnóstico?

En la consulta con el médico o el alergólogo, la historia clínica y algunas preguntas respecto a los síntomas suelen ser suficientes para diagnosticar la alergia al polen. Un detalle que se tiene muy en cuenta es el patrón estacional.

Ahora bien, el especialista puede sugerir algunos exámenes complementarios, como la prueba de punción cutánea o el análisis de IgE en una muestra de sangre. El primer test se realiza con una aguja fina, mediante la cual se introduce en la piel una pequeña cantidad del alérgeno sospechoso. Luego, se observa si hay reacciones de hinchazón, comezón o enrojecimiento. El análisis de IgE en sangre, por su parte, busca el anticuerpo específico que el sistema inmunitario produce.

Medidas para reducir el riesgo de alergia al polen

No existe un método infalible para evitar la aparición de la alergia al polen. Aun así, hay varias medidas que se pueden implementar para reducir el riesgo a esta reacción.

El objetivo principal es obviar, en la medida de lo posible, el contacto con el alérgeno. ¡Toma nota!

1. Comprueba el recuento de polen antes de salir

El recuento de polen se realiza a través de métodos como trampas de polen, análisis de microscopio y redes de conteo. Para precisar esta información desde casa, puedes descargar aplicaciones móviles, como Polen Control o Polencheck, que muestran cuál es el nivel cada día y en cada región.

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2. Limita las actividades al aire libre

Si la concentración de polen es elevada, lo mejor es abstenerse de realizar actividades al aire libre o salidas de campo. Lo mismo aplica en los días de viento, cuando el riesgo se eleva aún más.

3. Mantén las ventanas cerradas

Las corrientes de viento suelen llevar partículas de polen al interior del hogar. De ahí que se recomiende mantener las ventanas cerradas la mayor parte del tiempo. Esto incluye también las ventanillas del auto.

El horario entre las 5 y las 10 de la mañana y las 19 y las 22 son los que representan mayor riesgo. Evita abrir las ventanas en estos lapsos.

4. Instala filtros antipolen

Para mantener fresco el interior de tu hogar o del coche, puedes emplear humidificadores o un aire acondicionado. Sin embargo, como estos artefactos pueden atrapar partículas del alérgeno, procura instalarles filtros antipolen. Eso sí, asegúrate de cambiarlos de manera regular para que cumplan su función.

5. Utiliza gafas de sol

Una medida simple, pero efectiva, para evitar que el polen entre en contacto con los ojos, es utilizar gafas de sol. Estas, con su filtro, también impiden que los rayos UV exacerben los síntomas de la alergia.

6. Cámbiate la ropa al llegar a casa

Después de una salida, la ropa puede quedar con partículas de polen. Debido a ello, es buena idea cambiarse al llegar a casa.

De ser posible, toma una ducha y pon a lavar las prendas de inmediato. Si sueles secar la ropa al aire libre, mejor hazlo en un espacio interior.

7. Toma algunas precauciones en tus tareas domésticas

Si sueles remover el polvo en seco, es momento de cambiar el método. Humedece una bayeta y realiza la limpieza con ella. El agua ayuda a incrementar el peso y el tamaño del polen, lo que dificulta su transporte a través del aire.

Por otro lado, utiliza aspiradoras en lugar de escobas o traperos. Si quieres ventilar un poco el interior, hazlo solo durante cinco minutos, preferiblemente al mediodía, que es cuando disminuye la concentración de polen.

8. Ten cuidado en el jardín

Si tienes un jardín, un patio o una terraza con especies verdes, presta atención. Procura evitar aquellas plantas y árboles que polinizan el aire, como los girasoles, las equináceas, los ásteres, las cinias, el roble, el abedul y los plátanos de sombra, entre otros. En lugar de esto, elige aquellas con flores hipoalergénicas.

Asimismo, suspende actividades como cortar el césped. Sin que lo notes, sobre este puede haber residuos de polen que se dispersarán por el aire al realizar la poda.

9. Utiliza mascarillas o filtros nasales

Para evitar el contacto de las mucosas con el polen al salir de casa, opta por una mascarilla o un filtro nasal. Ambos elementos impiden que los granos entren a través de la nariz o de la boca al cuerpo.

10. Pulveriza agua en la habitación

Como comentamos, el agua ayuda a impedir que los pólenes viajen por el aire. Por eso, un truco sencillo para evitar las crisis de alergia es pulverizar agua en las habitaciones, sobre todo antes de ir a la cama.

Tratamiento médico para la alergia al polen

La alergia al polen no tiene cura. No obstante, una vez realizado el diagnóstico, el médico puede sugerir algunos medicamentos para controlar sus síntomas.

Estos deben complementarse con los consejos dados antes. Los más comunes son los siguientes:

  • Antihistamínicos: como la cetirizina o la loratadina, cuya función es inhibir a la histamina, que es la sustancia que el cuerpo segrega al detectar el alérgeno. Están disponibles en forma de jarabe, aerosoles nasales y pastillas.
  • Descongestionantes: disponibles en pastillas, aerosoles y líquidos, se emplean para ayudar a remover el moco de las vías respiratorias. La fenilefrina y la pseudoefedrina son los más comunes. No deben tomarse por más de cinco días, debido a su riesgo de efectos secundarios.
  • Terapia combinada: son medicamentos que combinan antihistamínicos y descongestionantes, como loratadina con pseudoefedrina.
  • Aerosoles nasales con corticosteroides: se utilizan para reducir la inflamación de la cavidad nasal. El más popular es la fluticasona.
  • Otros fármacos: los medicamentos para controlar el asma podrían contribuir. En este grupo tenemos a los broncodilatadores, los esteroides y los inhibidores de leucotrienos, como el montelukast.

Inmunoterapia para la alergia al polen

El alergólogo puede sugerir como opción de tratamiento la inmunoterapia o desensibilización. Se estima que este abordaje mejora hasta en un 60 % la alergia al polen. En particular, consiste en exponer a la persona alérgica a dosis muy pequeñas del alérgeno por tiempo prolongado.

Para ello, se utilizan inyecciones, aerosoles, gotas o comprimidos. A lo largo del proceso, la dosis se aumenta cada semana o cada dos semanas, de acuerdo a la tolerancia desarrollada por el paciente.

Las dudas más frecuentes sobre la alergia al polen

Para recapitular algunos de los aspectos más relevantes sobre la alergia al polen, a continuación resolvemos las interrogantes más frecuentes sobre esta condición.

1. ¿Cómo puedo saber si soy alérgico al polen?

La aparición de estornudos, lagrimeo, congestión y goteo nasal, irritación ocular y tos seca, son los principales indicios de alergia al polen. Sobre todo, si aparecen al visitar entornos con altos niveles de esta sustancia (parques, jardines, campos, etcétera).

El médico o alergólogo será quien confirme el diagnóstico.

2. ¿Cómo dejo de ser alérgico al polen?

No hay una cura definitiva para la alergia al polen. El tratamiento disponible se basa en el manejo de los síntomas. De todos modos, opciones como la inmunoterapia han mostrado resultados prometedores.

3. ¿Qué tan común es la alergia al polen en España?

Información dada por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) indica que uno de cada cinco españoles padece alergia al polen.

4. ¿En qué época del año se incrementan los niveles de polen?

La polinización de los árboles inicia en febrero y se extiende hasta abril; entre tanto, el polen de las malezas aumenta desde abril o mayo hasta septiembre. Las gramíneas polinizan de mayo a junio.

5. ¿La alergia al polen afecta la salud de la piel?

Sí. Aunque no ocurre en todos los alérgicos al polen, esta condición puede causar picor e irritación cutáneas. Además, algunos experimentan enrojecimiento e inflamación de la piel y dermatitis de contacto.

6. ¿Hay remedios naturales para la alergia al polen?

Las medidas de autocuidado suelen ser las estrategias naturales para afrontar la alergia al polen. Existen algunos remedios naturales que, de acuerdo a evidencia empírica, ayudarían a reducir los síntomas.

Las opciones abarcan lo siguiente:

7. ¿En qué se diferencian los resfriados de la alergia al polen?

Los resfriados y la alergia al polen comparten algunos síntomas. Es la razón por la que muchos suelen confundirlos.

Lo primero que hay que tener en claro es que un resfriado está causado por virus, mientras que la alergia es una reacción del sistema inmunitario a la detección de alérgenos invasores.

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8. ¿Qué alimentos debo evitar si tengo alergia al polen?

Algunos de los alimentos desaconsejados en caso de alergia al polen son los melocotones, las ciruelas, el plátano, el pepino, el melón, el tomate, la zanahoria, la soja, los cacahuetes, el apio, el pepino y la sandía. También hay que evitar los ultraprocesados, ya que aumentan la inflamación sistémica.

¿Qué debes recordar?

Los pólenes que desprenden algunos árboles, malezas y plantas ornamentales son una causa frecuente de alergia. De hecho, la alergia al polen se convirtió en una de las más comunes a nivel mundial. Factores como el aumento de la contaminación han influido en su alta prevalencia.

La primavera y el verano suelen incrementar las crisis de alergia. De allí la necesidad de implementar una serie de cuidados y estrategias para reducir al máximo la exposición al polen en estas épocas. El médico también puede recomendar fármacos e inyecciones que ayuden al manejo de los síntomas.


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