Bacterias en la orina: ¿por qué aparecen y qué tratamientos hay disponibles?

Si tu laboratorio se informó con bacterias en la orina, es necesario que un médico aclare el diagnóstico. Aunque las infecciones urinarias son la causa más frecuente, no es la única posibilidad.
Bacterias en la orina: ¿por qué aparecen y qué tratamientos hay disponibles?
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Última actualización: 14 febrero, 2024

La presencia de bacterias en la orina es un hallazgo de laboratorio que se denomina bacteriuria. Si bien se asocia a las infecciones del tracto urinario (ITU), no siempre podrá diagnosticarse esta enfermedad con certeza. A veces, los microorganismos llegan por una contaminación de la muestra.

La bacteriuria no es el único resultado de un laboratorio urinario que sirve para orientar al médico. También podrán encontrarse glóbulos blancos (leucocitos) o rojos (hematíes), células epiteliales, hongos y parásitos. La reunión de los resultados más los síntomas contribuirán a una correcta evaluación del caso.

A continuación, te listamos las razones más frecuentes por las que se encuentran bacterias en la orina. Toma la información a modo orientativo, ya que para certificar el diagnóstico, necesitarás la evaluación médica.

1. Contaminación de la muestra

La muestra de orina que llevamos al laboratorio debe recolectarse luego de seguir algunos consejos sencillos. Si no lo hacemos así, facilitaremos la llegada de bacterias al líquido y las mismas aparecerán en el informe del bioquímico.

No representan un peligro, pero estos microorganismos arruinan el examen. Pueden enmascarar otras situaciones más graves y, ante la sospecha, es posible que el médico solicite repetir la muestra. Por otro lado, si se interpretan los resultados como una infección (sin serlo), se prescribirán antibióticos innecesarios.

Sobre todo en los niños, la contaminación de la muestra es una situación frecuente. Ello no solo afecta el recuento de bacterias, sino también otros parámetros, como la proteinuria o el examen de nitritos.

Las bacterias que aparecen en la orina, en una muestra contaminada, provienen de la flora bacteriana de la piel. En este sentido, si luego se realiza un cultivo, es muy probable que crezcan colonias de los microorganismos que encontraríamos habitualmente como comensales inocuos cutáneos.

¿Cómo tomar la muestra para evitar la contaminación?

Lograr una recolección de orina adecuada es crucial para garantizar resultados precisos en los análisis. Sigue estos consejos para lograrlo:

  • Lávate las manos antes de comenzar. Hazlo con agua y jabón, no es necesario recurrir a productos antisépticos.
  • Limpia la zona genital. Algunos laboratorios entregan a los pacientes un paño limpio y húmedo para la limpieza previa. Tú puedes hacerlo en tu hogar con papel higiénico, por ejemplo. En las mujeres, es importante que esta limpieza se realice en sentido anterior-posterior, para no llevar bacterias de la materia fecal a la uretra.
  • Usa un recipiente estéril. En general, lo entregan en el laboratorio o se te indica que lo compres en una farmacia. Debes abrirlo solo en el momento en el que tomarás la muestra y manipularlo por fuera, sin tocar su interior con las manos.
  • Recoge el chorro medio. Lo correcto es comenzar a orinar en el inodoro para descartar el primer chorro de orina. Luego, se detiene el mismo y se coloca el recipiente para obtener una muestra que ya haya barrido con las bacterias de la piel. Finalmente, se vuelve a cortar el chorro y se descarta el final de la micción.
  • Junta solo la cantidad requerida. Muchas veces, la contaminación ocurre porque se rebalsa el recipiente de la muestra.

¿Qué hacer si mi muestra está contaminada?

Las bacterias aisladas por contaminación de la orina no representan peligro para la salud. No es necesario un tratamiento específico. Tampoco habrá posibilidad de que esos microorganismos se reproduzcan en el futuro.

Los médicos suelen recomendar la repetición del examen ante la sospecha. Para esta segunda ocasión, se extremarán las medidas de cuidado e higiene.

2. Bacteriuria asintomática

Se denomina bacteriuria asintomática a la presencia de bacterias en la orina sin que la persona tenga los síntomas característicos de una infección del tracto urinario, como explica una publicación en The American Journal of Medicine. En otras palabras, el examen es positivo, pero el paciente no tiene dolor al orinar, urgencia urinaria o aumento de la frecuencia miccional.

Este fenómeno es más común en ciertos grupos poblacionales, en quienes se hace la detección de modo ocasional durante un análisis de rutina. Los más afectados son los siguientes:

  • Adultos mayores: mujeres y aquellos que están alojados en hogares geriátricos son más susceptibles.
  • Pacientes con anomalías estructurales del tracto urinario: pues las malformaciones congénitas predisponen.
  • Pacientes con catéteres urinarios: los drenajes instrumentales de orina, tanto ambulatorios como en una internación, favorecen la migración de bacterias a la orina.
  • Personas que viven con diabetes: más del 23 % de los pacientes con diabetes tipo 2 reciben el diagnóstico de bacteriuria asintomática en algún momento, según las estadísticas publicadas en la revista Endocrine.
  • Embarazadas: de manera sistemática, muchas guías clínicas en el mundo recomiendan buscar la presencia de bacteriuria en las gestantes. Aun así, hay cierta discusión sobre la utilidad de hacerlo, a pesar de que este grupo suela ser positivo para el examen.

¿Se debe tratar la bacteriuria asintomática?

Aunque no es una situación que cause problemas de salud inmediatos, podría progresar a una ITU como tal. Por eso, en ciertas situaciones clínicas, como sucede con las embarazadas, se puede tratar con antibióticos para prevenir complicaciones. De todas maneras, este criterio se pone cada vez más en duda.

De hecho, una revisión de Cochrane postula que no hay beneficios en prescribir antibióticos ante esta circunstancia en ningún tipo de pacientes. Por lo tanto, en este momento, lo mejor será discutir con el médico si conviene o no la toma de los fármacos.

3. Infecciones urinarias

La enfermedad que más se asocia a las bacterias en la orina son las infecciones urinarias. Se calcula que hasta el 60 % de las mujeres adultas padecen la enfermedad alguna vez en su vida.

Además del examen de orina que indicará colonias de bacterias, también se encontrarán en el análisis algunos leucocitos y células epiteliales. Ciertas infecciones también cursan con sangre en la orina, por lo que habrá hematíes en el informe del laboratorio.

A diferencia de lo que sucede con la bacteriuria asintomática, aquí sí hay síntomas, como los siguientes:

  • Orina turbia
  • Mal olor en la orina
  • Urgencia para la micción
  • Dificultad o ardor al orinar
  • Aumento de la frecuencia urinaria
  • Dolor abdominal bajo o en la pelvis

Escherichia coli es la bacteria que más infecciones urinarias ocasiona. Este microorganismo se halla con regularidad en el intestino, pero puede ingresar al tracto urinario.

Otras bacterias implicadas son Staphylococcus saprophyticus, los géneros Proteus spp., Klebsiella spp. y Enterococcus spp. Pseudomonas aeruginosa, por su parte, es una causa severa de ITU que suele requerir internación y abordaje con antibióticos de amplio espectro.

¿Cuál es el tratamiento?

Lo ideal en estos casos es realizar un urocultivo. Esto permite «poner nombre y apellido» a la bacteria causante de la bacteriuria. Con ese dato se pueden elegir los fármacos adecuados.

Los antibióticos son la base del tratamiento para las infecciones urinarias. Entre los principios activos más prescritos están amoxicilina, trimetoprima-sulfametoxazol, nitrofurantoína y fosfomicina, de acuerdo con lo comentado en American Journal of Obstetrics and Gynecology.

La duración del tratamiento oscila entre 3 y 14 días. Eso lo definirá el médico, pues depende de la cepa identificada y del antibiótico elegido. Además, se pueden utilizar analgésicos o antiinflamatorios no esteroideos para aliviar el dolor y bajar la fiebre asociada.

4. Tuberculosis

La tuberculosis es una patología, principalmente pulmonar, ocasionada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis. Aunque la afinidad por los pulmones es la regla general, puede afectar otros órganos, incluidos los riñones y la vejiga.

En la tuberculosis genitourinaria habrá síntomas como dolor al orinar, micción frecuente, presencia de sangre en la orina y dolor en la región lumbar y pélvica. También puede presentarse de manera asintomática en algunos pacientes.

El diagnóstico es difícil, como se desprende de un relato de caso del año 2023. Ello implica que, sin existir una confirmación previa de tuberculosis, es posible que los profesionales estén desorientados al inicio, hasta dar con la micobacteria en el cultivo.

¿Cuál es el tratamiento?

En el caso de una persona que no tenía diagnóstico previo de tuberculosis, se iniciará el protocolo correspondiente para su edad, su condición de base y su país de residencia. En cambio, si ya había diagnóstico de tuberculosis pulmonar, se optará por una modificación del esquema de abordaje o un aumento de las dosis de los fármacos.

5. Infecciones de transmisión sexual

Las enfermedades de transmisión sexual o ETS pueden provocar presencia de bacterias en la orina de modo indirecto. Es decir, sin que haya una ITU como tal ni tampoco una infección vaginal.

La gonorrea, por ejemplo, es una ETS causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae. Se asocia a uretritis y síntomas como dolor al orinar y secreción por la uretra.

La clamidia es otra ETS. Es causada por la bacteria Chlamydia trachomatis y puede infectar la uretra.

De todos modos, no siempre aparecerán bacterias en la orina de manera concomitante con una ETS. A veces, el hallazgo de laboratorio es una piuria estéril; es decir, leucocitos en la muestra sin ninguna bacteria.

Es fundamental destacar que no todas las ETS causan bacterias en la orina de manera directa. Sin embargo, las infecciones del tracto urinario pueden ser una complicación asociada con ciertas ETS.

El diagnóstico y tratamiento de las ETS y las infecciones urinarias deben ser realizados por profesionales de la salud.

¿Cuál es el tratamiento?

El abordaje de las ETS varía según el microorganismo identificado como causal. La gonorrea suele tratarse con ceftriaxona, mientras que la clamidiasis suele recibir prescripción de azitromicina o doxiciclina.

Aun así, el médico también evaluará si no hay dos infecciones a la vez: urinaria y de transmisión sexual. En esos casos se valorará la capacidad del antibiótico para tratar ambos problemas en simultáneo o se combinarán fármacos.

6. Prostatitis bacteriana

La prostatitis es una inflamación de la próstata, la glándula de los varones ubicada debajo de la vejiga. Hay diferentes tipos de presentación. La forma bacteriana aguda consiste en una infección activa en el órgano, con síntomas notorios, como fiebre, dolor intenso en la región pélvica y dificultad para orinar. Por otro lado, la forma bacteriana crónica evoluciona de modo insidioso a lo largo de los meses.

Un hombre con prostatitis infecciosa podrá tener bacteriuria en su laboratorio. De todas maneras, ello no será la razón suficiente para el diagnóstico. Se requerirán otros exámenes complementarios que hagan la confirmación.

¿Cuál es el tratamiento?

Algunos especialistas sugieren tratar esta enfermedad como una infección urinaria complicada. Ello implica cursos largos de antibióticos, a veces de hasta 1 a 3 meses, para lograr la penetración del fármaco en el órgano.

Los antibióticos más utilizados incluyen las fluoroquinolonas, las tetraciclinas, trimetoprima-sulfametoxazol y ciertas penicilinas. Se determinará el idóneo con base en los antecedentes del paciente y la bacteria identificada como agente causal.



¿Cómo se informan las bacterias en la orina?

La bacteriuria se puede diagnosticar a través de un examen simple de orina. En condiciones normales, la orina se tendría que informar como un líquido estéril, sin la presencia de microorganismos.

Los laboratorios tienen diferentes formas de reportar la presencia de bacterias en la orina, siendo el método de las cruces uno de los más usados. Funciona de la siguiente manera:

  • Bacterias ausentes o -: el informe tiene un signo negativo o se usa la palabra «ausente». Es el resultado esperado y considerado normal.
  • Bacterias escasas o +: la presencia de un solo signo positivo equivaldría a una cantidad menor o igual a 10 bacterias en un total de 10 campos microscópicos observados. Casi siempre es un resultado que indica contaminación de la muestra.
  • Algunas bacterias o ++: el hallazgo de 2 cruces equivaldría a entre 10 y 50 bacterias observadas por cada 10 campos microscópicos. Es un resultado que genera dudas entre la contaminación y la infección urinaria como tal.
  • Bacterias frecuentes o +++: equivale a más de 50 bacterias por cada 10 campos estudiados. Casi con seguridad es una infección del tracto urinario.
  • Numerosas bacterias o ++++: cuatro cruces es una forma grave de infección, con abundante presencia de microorganismos.


Las bacterias en la orina no pueden subestimarse

La detección de bacterias en la orina es un indicador de que puede haber una infección. Por eso es clave la asistencia y la guía de un médico durante el proceso. Evaluaciones clínicas, otras pruebas de laboratorio y exámenes de diagnóstico por imágenes pueden contribuir a aclarar la causa.

Pero el seguimiento continúa, aun tras haber completado el tratamiento antibiótico. Casi siempre se requiere repetir el examen de orina un tiempo después, para certificar la curación.

Y si hay bacteriuria recurrente, entonces se programarán otros abordajes para buscar complicaciones. Por ejemplo, una malformación del sistema renal o una enfermedad de base que disminuya la inmunidad.


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