Conoce las principales diferencias entre el yogur y el kéfir
Revisado y aprobado por la nutricionista Maria Patricia Pinero Corredor
Griego, con frutas o descremado, son algunas de las variedades de yogur que podemos encontrar en los pasillos del supermercado. Esta variedad lo hace uno de los snacks favoritos por muchos alrededor del mundo. El kéfir, por su parte, es otro subproducto de lácteo que ha ido ganando popularidad con el paso de los años y que guarda varias similitudes con el yogur.
Los dos se producen por medio del proceso de fermentación, tienen un color blanco como la leche y son alimentos probióticos. Esto quiere decir que cuentan con microorganismos que pueden ser beneficiosos para la salud, por fortalecer la microbiota intestinal. Ella juega un papel importante en la defensa del organismo, así como en el metabolismo de algunos alimentos.
Ahora, hay muchas personas que piensan que ambos alimentos son lo mismo, o incluso que el kéfir es un tipo de yogur, lo cual no es cierto. Aquí te contamos algunas diferencias entre el yogur y el kéfir, para que puedas elegir con mayor información el que más te convenga, la próxima vez que vayas al súper.
1. Probióticos y proceso de fermentación
Si bien es cierto que ambos se consideran como alimentos probióticos, una diferencia entre el yogur y el kéfir radica en la cantidad y tipo de ellos que contienen. En el caso del yogur, durante su elaboración se da una fermentación láctica, que utiliza solo bacterias ácido-lácticas. Principalmente de las cepas Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus.
También hay casos en los que se le agregan cepas adicionales durante su proceso de fabricación. Estos son los conocidos «yogures probióticos», que cuentan con entre cuatro y seis cepas de bacterias diferentes en total.
Respecto a la preparación del kéfir, la fermentación es lacto-alcohólica, y esto se debe a que no solo intervienen bacterias lácticas, sino también bifidobacterias y levaduras. Se cree que en este alimento hay más de 50 cepas de probióticos diferentes.
En este caso, el kéfir cuenta con una mayor cantidad de probióticos que el yogur, lo que implica que puede aportar mayores beneficios a la salud, ya que esta mayor variedad de microorganismos podría fortalecer aún más la microbiota intestinal.
Otro punto a tener en cuenta, y que está muy relacionado con esto, es que el yogur (sobre todo el fabricado de manera industrial), se suele someter a un segundo proceso de pasteurización, para que dure por más tiempo, donde se pierden muchas de esas bacterias buenas. El kéfir, en cambio, no puede pasar por esta segunda pasteurización, ya que cambiaría sus propiedades. Por ello, además de contar con más probióticos de manera natural, conserva más que muchos de los yogures industriales que encontramos en las tiendas.
2. Elaboración
Otra de las diferencias entre el kéfir y el yogur la podemos ver en sus procesos de elaboración. El primero es bastante sencillo de hacer: basta con agregar los gránulos de kéfir (son gelatinosos y similares a la coliflor), a la leche y dejar que fermente por entre 24 y 48 horas. Un punto a resaltar es que este proceso se da a temperatura ambiente (entre 20 y 24 °C), y no requiere de la acción del calor.
En el caso del yogur, el proceso es un poco más complejo. Primero, la leche debe calentarse a unos 45 °C, agregar el fermento (las bacterias las venden en sobres), servir en tarros de cristal y dejar que repose en un lugar donde mantenga una temperatura constante de 45 °C, por entre ocho y diez horas.
Como puedes ver, el yogur estará listo en menos tiempo, pero sí requiere un poco más de trabajo.
Otro aspecto a resaltar es que el yogur solo se puede hacer con leche, ya sea de vaca, cabra o incluso vegetal (en este caso el tiempo de reposo y la cantidad de fermento se van a incrementar para darle consistencia). Mientras que el kéfir puede hacerse tanto con leche como con agua. En esta alternativa, debes agregar azúcar a la preparación, para que pueda darse la fermentación.
3. Cantidad de calorías
Una de las dudas más comunes entre estos dos alimentos es «¿cuál tiene más calorías?» Y la respuesta es el yogur. 100 gramos de kéfir cuentan con 52 calorías, mientras que el yogur cuenta con 78 calorías por la misma cantidad.
Con respecto a su aporte de proteínas, aunque ambos las contienen, sus valores son bastante similares: 3,59 gramos por cada 100 en el caso del kéfir, contra 3.82 gramos por cada 100 en el yogur. Lo mismo sucede con otros micronutrientes por cada 100 gramos:
- Calcio: 124 mg en el kéfir y 127 en el yogur.
- Fósforo: 100 mg en el kéfir y 101 mg en el yogur.
- Tiamina (vitamina B1): 0.03 mg en el kéfir y 0.05 mg en el yogur.
- Vitamina D: 1 mg en el kéfir y 0.78 mg en el yogur.
Otro punto que debes considerar es que, como en la fabricación del kéfir hay levaduras y se realiza una fermentación alcohólica, se produce una pequeña cantidad de alcohol (que no suele superar el 3 %). Mientras que el yogur está por completo libre de él.
4. Textura
Quizás esta es una de las diferencias más evidentes, y es que se puede notar a simple vista. El yogur de toda la vida tiene una consistencia cremosa y con más cuerpo, por ello lo sueles comer con cucharilla. Las bacterias tienen que ver con esto, ya que durante su fermentación se produce ácido láctico, que coagula las proteínas de la leche y da esa textura cremosa.
Por su parte, —y aunque tiene un punto de viscosidad—, el kéfir es más líquido que el yogur, de manera que se suele servir en vaso, como una bebida. A diferencia del yogur, los productos de la fermentación de este alimento son más complejos, ya que se producen diferentes ácidos y gases, pero sin llegar a coagular.
5. Sabor
La mayoría hemos comido yogur natural en nuestra vida y tiene un deje ácido. Aunque su intensidad varía dependiendo de la leche que se utilice en su fabricación. Por ejemplo, si lo haces con leche vegetal, será menos ácido que con leche entera de vaca.
En el caso del kéfir, también hay acidez, pero esta es más intensa y con un punto de efervescencia, que hace resaltar su sabor. Las relaciones simbióticas complejas que se dan en su fermentación —en donde intervienen bacterias y levaduras—, son las que producen ese sabor único.
6. Origen
Aunque ambos alimentos tienen una «larga data», cuentan con antigüedades y lugares de origen distintos. El kéfir proviene de las montañas del Cáucaso y sus primeros registros se remontan a los años 2000 A.C. Las familias transmitían los granos de este alimento de generación en generación y los consideraban muy valiosos.
En cuanto al yogur, este es todavía más antiguo y los registros asocian su origen a algún momento entre los 5 000 y 10 000 A.C. en el Medio Oriente. Los pastores lo descubrieron por accidente. Cuando transportaban leche de cabra u otros animales en sacos hechos de tripa, lo que favorecía su fermentación.
¿Cuándo no debes tomar kéfir?
Algunos de los efectos asociados al consumo del kéfir son el aumento de la actividad antimicrobiana, antiinflamatoria e incluso hasta antihipertensiva. Aunque la mayoría tolera bien este alimento, algunas personas deben evitarlo o consumirlo bajo supervisión médica, pues puede causarles problemas de salud. Entre los grupos para los que está contraindicado el kéfir se encuentran:
- Embarazadas.
- Niños pequeños.
- Quienes posean infecciones por levaduras u hongos activas.
- Personas que sufren de lupus, síndrome de inmunodeficiencia adquirida o enfermedades inmunodeficientes en general.
De igual manera, en algunas personas el kéfir puede causar efectos secundarios como gases, malestar estomacal o diarrea. Si este es tu caso, suspende su consumo.
¿Cuándo no debes tomar yogur?
Al no poseer el pequeño porcentaje de alcohol que contiene el kéfir, el yogur es apto para la mayoría, incluidas las embarazadas y niños. Las personas que podrían tener algún efecto secundario (como gases o pesadez), son quienes padecen de intolerancia a la lactosa.
Sin embargo, la lactosa presente en el yogur es en cantidades mínimas, debido al proceso de fermentación. Haciendo que las personas con intolerancia a la lactosa digieran sin problema. Esto mismo sucede con el kéfir.
Entonces, ¿qué es mejor: kéfir o yogur?
Aunque los beneficios de consumir yogur y kéfir se parecen y están orientados, sobre todo, hacia la prevención de la salud intestinal, el kéfir puede ser más provechoso, debido a que posee una mayor cantidad de probióticos que el yogur.
En cuanto a los aspectos nutricionales, son bastante similares, más allá de las calorías, aunque tampoco es una diferencia tan abrumadora. El punto del sabor y la textura ya quedan a gusto personal. Si te gustan los sabores más intensos, ve por el kéfir; pero si quieres algo más suave y con cuerpo, el yogur es ideal.
El hecho es que, más allá de las diferencias entre el yogur y el kéfir, ambas son buenas y deliciosas opciones para incluir en tu dieta. Valen como parte del desayuno, tentempié a media mañana o para una merienda saludable llena de sabor. Eso sí, elige opciones naturales sin sabores artificiales, ya que estos suelen llevar azúcar y no son tan beneficiosos.
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