Receta de caldo de huesos y sus 5 beneficios para la salud

Un plato sustancioso y nutritivo que podrás disfrutar solo o usarlo para hacer deliciosas y ricas recetas.
Receta de caldo de huesos y sus 5 beneficios para la salud
Maria Patricia Pinero Corredor

Revisado y aprobado por la nutricionista Maria Patricia Pinero Corredor.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 19 julio, 2024

¿Has oído hablar del caldo de huesos y todas las bondades de esta elaboración? Es probable que sí, pues en los últimos años se ha convertido en tendencia y es una de las recetas más buscadas por quienes quieren cuidar su alimentación y salud.

Con él vas a poder aprovechar una serie de partes de los animales que de otro modo quizás no consumirías. Y lo más importante, vas a sumar sus múltiples nutrientes para cubrir tus necesidades diarias. Toma nota porque, además, hacerlo en casa es de lo más sencillo. 

¿Qué es el caldo de huesos?

El caldo de huesos es un caldo como los de toda la vida, que se hace añadiendo huesos de distintos tipos entre los ingredientes. El resultado final es una sopa densa, con un color oscuro y un sabor pronunciado.

No hace tantos años añadir huesos a las sopas era un gesto culinario habitual. Esto permitía dar un sabor extra y aprovechar partes del animal complicadas de comer. Pero la tendencia a cocinar platos ligeros y a comprar los caldos ya preparados, ha hecho caer en desuso dicha práctica.

Una vez listo, el caldo de huesos sirve para tomarlo solo o emplearlo en otras recetas. Se trata de un plato muy nutritivo que contiene algunos minerales y mucha gelatina. Por esta razón, de su ingesta se pueden derivar algunos beneficios para la salud.

Hoy en día incluso es posible encontrar productos ya preparados y a punto para consumir. No obstante, prepararlo en casa es sencillo. Así que nuestro consejo es que te animes a hacerlo y compruebes lo fácil que puede ser incluirlo en el día a día.

Cómo hacer caldo de huesos en casa (según la receta de Carlos Arguiñano)

Caldo de huesos.
Los huesos de diferentes animales le aportan sabor y nutrientes a esta receta tradicional.

La elaboración del caldo de huesos no ofrece complicaciones, más allá del tiempo empleado, que suele ser prolongado. Existen muchas recetas para hacerlo, cuyas diferencias se encuentran en los ingredientes empleados. A continuación te contamos la versión básica del chef vasco.

Quédate hasta el final, pues vamos a descubrir recomendaciones especiales y a resolver algunas dudas comunes que quizás te habrás planteado.

Ingredientes

  • 2 hojas de laurel.
  • Sal y pimienta al gusto.
  • 1 kilo de huesos de animales.
  • 2 cucharadas de vinagre de sidra de manzana.
  • 4 litros de agua (o la que quepa en el recipiente usado).
  • Verduras para el caldo: 1 zanahoria, 2 ramas de apio, 1 cebolla, 2 dientes de ajo y 1 puerro.

Paso a paso

  • Antes de empezar, precalienta el horno a 200 grados. A continuación, coloca todos los huesos en una bandeja para horno y déjalos dorar durante 25 o 30 minutos. Con este paso lo que consigues es dar un sabor y un color más destacado al caldo.
  • Acto seguido, introdúcelos en una olla grande y llénala con agua. Tienen que quedar los huesos cubiertos y llegar hasta 5 centímetros del borde superior. Vierte también el vinagre de manzana, que ayudará a que los minerales y el colágeno de los huesos pasen al caldo.
  • Salpimienta al gusto.
  • Pon la olla a fuego medio, hasta que llegue a la temperatura de ebullición. Entonces, bájalo al mínimo y deja hervir de 6 a 8 horas. Asegúrate de que no se queda sin líquido en ningún momento.
  • Cuando quede una hora de cocción, añade las verduras lavadas y peladas y las hojas de laurel. No las introduzcas antes, para evitar que el caldo quede amargo. Además, incluir vegetales es un paso opcional (si bien le dan sabor y nutrientes).
  • Tras las 6 u 8 horas de cocción, puedes colar el caldo y ya está listo para consumir.


Y, ¿cómo y cuándo se toma el caldo de huesos?

Tienes varias formas para disfrutar del caldo de huesos. Lo más recomendable es que lo introduzcas en tu rutina alimentaria, en algunas de las comidas del menú semanal.

Una taza de caldo de huesos puede ser parte del desayuno, un entrante de la cena o un primer plato del almuerzo (si lo usas, por ejemplo, para hacer una sopa clásica de fideos). En los días fríos, bien calentito, es un alimento de lo más reconfortante.

También puedes introducirlo a diario, a razón de una taza (aunque no es obligatorio para poder disfrutar de sus propiedades). Tampoco es bueno que abuses de él. Su consumo tiene puntos fuertes, pero en exceso, puede llenarte mucho y desplazar la ingesta de otros alimentos.

Debido a la presencia de gelatina, suele presentar una textura densa, por lo que es preferible que lo calientes. Así, también podrás retirar la grasa que queda en la parte de arriba. A algunas personas les cuesta un poco digerirla.

Por otro lado, el caldo de huesos tiene una utilidad muy interesante en la cocina: permite aportar sabor y nutrientes a muchas recetas que necesitan agua o caldo para la cocción:

  • cremas de verduras
  • potajes de legumbres
  • platos de arroz caldoso, fideos a la cazuela, cuscús.
  • guisos con salsas: tofu, albóndigas en salsa, carne de ternera, sepia (entre otros).

Recomendaciones para hacer el caldo de huesos casero

Ya has comprobado que la receta tiene pocas dificultades. Pero hasta que no te la hagas tuya, es posible que te aparezcan dudas sobre algunos pasos y su correcta aplicación. Vamos a hacer, pues, un repaso a las preguntas más habituales.

¿Cuáles son los mejores huesos para elaborar un buen caldo?

Aquí la regla de oro es la disponibilidad. Y también tus preferencias personales. Los animales más habituales son pollo, pavo, gallina, cerdo y vacuno. De ellos, puedes emplear rodillas, espinazos, pies, patas, huesos de columna o carcasas, entre otros.

No importa si los mezclas. Puedes hacer un caldo de huesos de pollo y res, o solo de pollo, o con un poco de todo. Lo que tienes que saber es que, según las características, el resultado final y el proceso cambian:

  • Las patas de pollo tienen una gran cantidad de colágeno.
  • El hueso de jamón es bastante salado, tenlo en cuenta a la hora de salpimentar (deja este paso para el final y agrega sal solo si es necesario).
  • El sabor del cerdo es uno de los más fuertes. Si lo usas, puede ser interesante combinarlo con huesos de otros animales.
  • Para un caldo más gelatinoso agrega el hueso de la rodilla, del rabo o unas manitas de cerdo.
  • Usa partes que tengan carne (como las carcasas) y después te la podrás comer desmenuzada cuando tomes el caldo.

En cualquier caso, la procedencia debe ser de la mejor calidad posible. Si tienes acceso a ellos, compra huesos de animales alimentados con pasto, de ganadería extensiva y aves criadas en libertad.

¿Qué hacer después con los huesos y las verduras?

Cuando hayas colado el caldo, los huesos se pueden desechar. Con una cocción tan larga ya extraes buena parte de los nutrientes y sabores que estos pueden ofrecer. Lo que sí puedes aprovechar es la carne y el tuétano (este último es muy desconocido, pero te permite hacer recetas deliciosas) .

En cuanto a las verduras, tienes diferentes opciones para no desperdiciarlas:

  • coártalas pequeñas y prepara una sopa con trocitos.
  • tritúralas con el caldo para hacer un puré de verduras sustancioso.
  • úsalas en recetas como croquetas, terrina de verduras, ropa vieja completa o canelones.

¿Se puede hacer un caldo de huesos más rápido?

La esencia de este tipo de caldo es, en realidad, la cocción suave y larga. Por esta razón, las prisas no son muy buenas amigas en este caso. No obstante, en una olla rápida es posible acortar un poco los tiempos, teniendo en cuenta que el caldo quedará más claro y menos consistente.

Según el tipo de cazuela o utensilio empleado, los tiempos de cocción orientativos son los siguientes:

  • Olla rápida o a presión: entre 2 horas y 2 horas y media.
  • Marmita u olla «normal»: de 6 a 8 horas (rellenando el líquido que se evapora).
  • Crock pot (u olla lenta): de 24 a 36 horas. En este caso, no es necesario controlar el contenido.


¿Se puede comprar preparado?

Hoy en día puedes comprar caldo de huesos listo para tomar. Pero son pocas las opciones y puede ser que te cueste encontrarlo en los supermercados. Quizás será más fácil si acudes a tiendas especializadas o compras directo a los elaboradores.

Conservación y duración

Cuando ya tienes lista tu receta, el caldo de huesos dura lo mismo que otros tipos de sopas y guisos. Lo puedes guardar en la nevera entre 3 y 4 días. Elige tarros de cristal y con cierre hermético. De este modo, no se impregna de otros olores.

Si no lo vas a consumir en este período, entonces tienes que congelarlo. Así, te puede durar de 2 a 3 meses. Recuerda que para descongelarlo tienes que hacerlo en el refrigerador y nunca a temperatura ambiente. Calcula unas 24 horas para que esté a punto cuando lo necesites.

Valor nutricional y beneficios del caldo de huesos

Dados sus ingredientes, esta receta tiene un aporte nutricional interesante. De forma general, podemos resaltar lo siguiente:

  • colágeno
  • aminoácidos
  • vitaminas A, E y del grupo B
  • ácidos grasos esenciales omega-3
  • minerales: calcio, fósforo, sodio, magnesio y potasio (entre otros)

La composición final dependerá del tipo y la cantidad de huesos usados, del tiempo de cocción y de si se han añadido verduras. Por esta razón, es complicado decir cuánto colágeno y demás nutrientes tiene el caldo de huesos. A modo de guía, algunas variedades comerciales contienen entre 1,9 y 5,9 gramos de colágeno por 100 mililitros de producto.

Asimismo, hay que tener en cuenta que el caldo tiene estos nutrientes, pero no se puede considerar una fuente destacada de ninguno de ellos. Según los datos obtenidos hasta el momento, se trata de un aporte más que ayuda a cubrir las necesidades diarias. 

¿Qué beneficios tiene el caldo de huesos?

Como fuente de los nutrientes comentados, el caldo de huesos es un buen alimento para una dieta saludable. De este modo, puede actuar de forma positiva para la salud y el bienestar (siempre en el marco general de una alimentación adecuada).

A continuación vamos a enumerar algunos de los beneficios que puede reportarte su ingesta. Pero ten presente que no existen estudios concretos que los avalen. Todo lo que podemos comentar viene determinado por la presencia de nutrientes, que tiene que ser complementada con el resto de la dieta.

  • Ayuda a mantener en buenas condiciones algunos tejidos como ligamentos, tendones y cartílagos.
  • Refrena la pérdida de colágeno de la piel, con lo que se previene la aparición de arrugas y otros signos de envejecimiento.
  • Colabora en el mantenimiento de la pared interna del colon y puede disminuir el riesgo de permeabilidad. Esta alteración se ha relacionado con algunos problemas de salud (intestino irritable, enfermedad inflamatoria intestinal, patologías crónicas, entre otros).
  • Reconforta y favorece la hidratación durante los procesos gripales. Los caldos y sopas ayudan a descongestionar la nariz y a diluir la mucosidad.
  • Aporta un plus de proteínas en algunas situaciones donde las necesidades están aumentadas.

¿Tiene contraindicaciones?

En principio, esta es una preparación que pueden consumir todas las personas que así lo deseen. Siempre y cuando se haga un consumo moderado y no exista ninguna condición de salud que lo desaconseje.

Si lo compras preparado es imprescindible leer la etiqueta y elegir alguno que no tenga sabores artificiales o potenciadores (como el glutamato monosódico).

¿Qué pasa con la dieta keto y el ayuno intermitente?

El caldo de huesos casi no tiene hidratos de carbono en su composición, por lo que es un alimento que se puede introducir en las dietas cetogénicas

En cambio, sí que tiene un aporte energético que puede ser incompatible con algunos ayunos intermitentes más estrictos. Según algunas marcas comerciales, hablamos de alrededor de 23 kilocalorías por 100 mililitros. Esto equivale, por tanto, a casi 60 calorías por taza.

El caldo de huesos es un alimento de calidad y bueno para la salud

Como has podido comprobar, el caldo de huesos es una elaboración nutritiva y con propiedades positivas para el organismo. Además, aunque requiere tiempo, es fácil de preparar en casa y se conserva bien en el congelador.

Cuando lo hagas, es preferible emplear huesos diferentes, en cantidad suficiente y garantizar un proceso de cocción lenta para conseguir extraer la mayor cantidad de nutrientes posible. Puedes variar de receta cada vez y así tendrás un plato de aprovechamiento para evitar el desperdicio.


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