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«Quiet quitting» o renuncia silenciosa: qué es y cuáles son sus señales

15 minutos
El término «quiet quitting» ha cobrado fuerza en plataformas como TikTok y LinkedIn, donde se discute de manera controversial el impacto que tiene en la vida laboral y profesional. ¿A qué se refiere? 
«Quiet quitting» o renuncia silenciosa: qué es y cuáles son sus señales
Macarena Liliana Nuñez

Revisado y aprobado por la psicóloga Macarena Liliana Nuñez

Última actualización: 18 marzo, 2024

Para algunos una actitud, para otros una filosofía de trabajo… el quiet quitting o renuncia silenciosa es una tendencia global que viene generando polémica desde inicios de la pandemia hasta la fecha. Hace referencia a una conducta pasiva que adoptan los empleados ante la insatisfacción laboral.

Ahora mismo, no hay una sola forma de definir este concepto. De hecho, varía de acuerdo a la perspectiva de los empleadores y de los colaboradores. Mientras que los primeros lo catalogan como un «mínimo esfuerzo» adrede de los empleados, los empleados consideran que es hacer bien su trabajo sin asumir sobrecargas.

Discutir quién tiene la razón es tan controversial como extenso. Hace falta abordar de qué va cada postura, cuál es el origen de este fenómeno, cómo se ven perjudicadas las empresas y qué puede ayudar a contrarrestarlo. A continuación, sintetizamos los puntos más importantes al respecto. ¡Sigue la lectura!

¿Qué es el quiet quitting o renuncia silenciosa?

La «renuncia silenciosa», del inglés quiet quitting, hace referencia a la postura que han asumido miles de trabajadores alrededor del mundo de hacer lo mínimo imprescindible dentro de las funciones para las que fueron contratados.

Abarca una serie de conductas que pueden afectar el crecimiento empresarial y profesional. El colaborador se niega a asumir tareas extra o funciones por las que no está recibiendo remuneración. Evita a toda costa dedicar más tiempo, esfuerzo o entusiasmo del necesario en su trabajo.

El término en sí ha generado bastante controversia en el mundo laboral desde que se viralizó en el marco de la pandemia. Los empresarios y los encargados de recursos humanos —que resultan afectados por la falta de proactividad de sus equipos— lo han catalogado como una «amenaza» para la productividad.

Entre tanto, los trabajadores lo han asumido como una respuesta al agotamiento derivado de la sobrecarga a la que están sometidos en los lugares donde prestan sus servicios. También como una manera de equilibrar su vida laboral y personal o, dicho en otras palabras, de tener tiempo para sí mismos.

Desde el punto de vista psicológico, es un sentimiento de desmotivación y cansancio en el empleado, que hace que le reste prioridad a su trabajo, incluso sin importar que esto conlleve su despido. El trasfondo de esta conducta puede ser una baja remuneración, el síndrome de burnout o la insatisfacción por otras cuestiones.

La razón por la que se conoce como «renuncia silenciosa» es por la definición que algunos empresarios le han dado. Para ellos, el empleado se «desconecta» de forma silenciosa de rol, deja de lado su proactividad, y no está dispuesto a poner esfuerzo de más en sus funciones.

Señales para reconocer el quiet quitting o renuncia silenciosa

Dada la complejidad del quiet quitting o renuncia silenciosa, a veces es difícil detectarlo. En general, abarca una serie de conductas que reflejan la insatisfacción del empleado o su postura de no «dar de más» dentro de las funciones que desempeña. Algunas señales que ayudan a reconocerlo son las siguientes:

  • Disminución de la productividad: el colaborador tarda más en entregar sus tareas o en cumplir sus objetivos. La calidad de su trabajo se ha reducido o está cometiendo más errores de lo habitual.
  • Pérdida de la proactividad: desde hace un tiempo, el empleado ha dejado de proponer o de tener iniciativa dentro de la empresa. Se limita de forma estricta a cumplir las tareas asignadas y opta por guardar silencio cuando, evidentemente, puede hacer un aporte importante. Asimismo, evita acudir a reuniones o no participa de forma activa en estas.
  • Desinterés en el trabajo en equipo: el trabajador pierde interés en cumplir tareas colaborativas o en participar en actividades de equipo. Puede ser con excusas o rechazando de manera directa los proyectos grupales, evita involucrarse en cualquier iniciativa de este tipo. Esa falta de interacción y colaboración suele ser un indicador de su desconexión emocional con el equipo y la empresa.
  • Falta de interés por crecer o desarrollarse dentro de la empresa: se niega a participar en actividades o tareas que pueden contribuir con su crecimiento profesional. Incluso, rechaza cursos de aprendizaje u otras herramientas para mejorar su trabajo.
  • Actitud negativa y comunicación deficiente: la pérdida de interés en el trabajo hace que la persona tenga una mala actitud con otros colaboradores o con el empleador. Por otro lado, en lugar de manifestar su inconformidad, opta por reducir su compromiso con la empresa. Esto también se refleja en ausencias constantes o en el incumplimiento de los horarios.
  • Menos interacción: no solo evita acudir a reuniones, sino que evita cualquier actividad social asociada con el trabajo.

¿Cuál es el origen de la renuncia silenciosa?

El origen exacto del quiet quitting no está establecido. Sin embargo, es un fenómeno que cobró fuerza a raíz del cambio en la modalidad laboral que surgió con la pandemia por el Covid-19. El trabajo remoto, la multitarea y el ajuste en los salarios afectaron a muchos empleados tras el confinamiento.

Con el temor de perder sus empleos, muchos empezaron a adquirir responsabilidades adicionales, sin recibir remuneración económica. El problema es que esto generó un aumento del síndrome de burnout (agotamiento), además de afectar los límites entre la vida laboral y personal.

En este contexto, muchos se replantearon las condiciones laborales a las que estaban sometidos y reconocieron la importancia de tener más tiempo para la familia o para asuntos personales.

Con ello, en países como Estados Unidos se dio «la renuncia masiva» o “The great resignation” que visibilizó aún más el quiet quitting. Esta situación tuvo lugar cuando muchos trabajadores optaron por renunciar de forma masiva para buscar oportunidades laborales más flexibles o de tipo remoto.

A la par, el movimiento de la renuncia silenciosa comenzó a viralizarse como una manifestación de la insatisfacción de los empleados ante esa cultura empresarial de «ponerse la camiseta» o dar de más sin recibir nada a cambio.

Según información de Los Angeles Times, el primero en generar debate en torno a este tema fue Bryan Creely, un reclutador corporativo de Nashville, que luego de ser despedido tras la pandemia, empezó a compartir vídeos a través de TikTok y YouTube sobre cómo solicitar empleo y cómo afrontar los problemas laborales.

Entre sus muchos contenidos, manifestó su interés por saber quiénes se estaban «rebelando» contra sus trabajos tóxicos y las largas jornadas, dando su «mínimo esfuerzo» en lugar de renunciar.

«Muchos de nosotros crecimos en una cultura ajetreada, donde tienes una necesidad constante e incesante de trabajar, trabajar, trabajar, y el trabajo se convierte en la principal prioridad de tu vida para salir adelante. Creo que eso ha supuesto un cambio sísmico en los últimos años. ¿Es usted alguien que ha renunciado silenciosamente al trabajo? Déjame saber abajo en los comentarios». – Bryan Creely

Como era de esperarse, cientos de historias empezaron a contarse, despertando no solo el interés de otros empleados, sino también de los empleadores. Hoy, aunque el término de «renuncia silenciosa» no ha sido aceptado de manera oficial en diccionarios, es un fenómeno que se debate y se estudia.

Causas asociadas al quiet quitting o renuncia silenciosa

No hay una sola causa para explicar por qué se da la renuncia silenciosa. Ahora mismo, se cree que el impacto de las redes sociales tiene mucho que ver en que se haya convertido en un movimiento o tendencia. Pero más allá de esto, se han analizado otros detonantes en esta conducta.

  • Insatisfacción laboral: reconocida como la causa principal del quiet quitting. El empleado puede sentirse descontento por su salario, por la falta de ascensos o de oportunidades de crecimiento, porque siente que el empleador no valora su esfuerzo o, bien, porque tiene cargas excesivas de trabajo. Estas cuestiones pueden conducir a una sensación de estancamiento profesional que, de paso, generan una pérdida de interés en el trabajo y la adopción de una actitud más reservada
  • Síndrome de burnout: también llamado síndrome del trabajador quemado, está relacionado con el punto anterior. Ocurre debido al estrés y al agotamiento por la multitarea o los horarios extendidos en el trabajo. Se agudiza cuando este no es remunerado como corresponde.
  • Falta de compromiso: el empleado simplemente no tiene sentido de pertenencia con la empresa. De este le interesa solo el salario, por lo que limita sus funciones a lo mínimo.
  • Ambiente laboral tóxico: hay constantes conflictos entre colaboradores, o bien, entre empleados y empleador. El mal clima laboral también puede ser un resultado de la falta de límites respecto a los horarios y las cargas de trabajo.
  • Problemas de comunicación: los problemas y malos entendidos no se abordan de forma clara y directa; en lugar de esto, se reprocha el trabajo de los colaboradores. En algunos casos, los errores se pagan con sanciones económicas, lo que genera desmotivación. Además, a veces influye el exceso de comunicación, como demasiados correos y reuniones extensas.
  • Dificultades personales: tener problemas económicos, de salud, familiares o de pareja, afecta la productividad laboral.
  • Necesidad de tiempo libre: sea para compartir en familia o con la pareja, o para actividades de ocio, el colaborador experimenta la necesidad de tener más tiempo y que su vida no tenga como eje central el trabajo. Esta causa es bastante común en trabajos que funcionan con horas extra, que no tienen días libres o vacaciones.

¿Cómo resultan afectadas las empresas?

Sin duda alguna, el quiet quitting genera un impacto negativo en las empresas. Por un lado, la productividad se ve reducida, no solo porque el empleado da apenas su mínimo esfuerzo, sino porque reduce su proactividad y participación en ámbitos que ayudan a fortalecer y mejorar el proyecto.

Otro problema surge a raíz del desánimo y la insatisfacción, que no solo puede perjudicar a uno de los colaboradores, sino que puede extenderse por más integrantes del equipo. La empresa puede estar obligada a cambiar de forma constante a sus empleados, lo que dificulta el alcance de algunos objetivos.

Aunado a esto, detectar el quiet quitting no es sencillo, pues esta actitud no implica dejar de trabajar, sino que el empleado limita sus funciones a lo mínimo. En consecuencia, es difícil solucionar los problemas de productividad y la insatisfacción propia del colaborador.

¿Cómo puede perjudicarse el empleado?

Hasta cierto punto, la renuncia silenciosa tiene efectos positivos en el empleado, como un mejor equilibrio entre la vida personal y laboral, la disminución de la sensación de agotamiento o burnout y la posibilidad de alcanzar una redignificación en el ámbito laboral.

Aun así, no hay que ignorar el hecho de que en ciertos aspectos puede resultar perjudicado. Al cerrar la posibilidad de asumir nuevos retos o tareas, el crecimiento profesional puede verse estancado. También si rechaza las herramientas proporcionadas por la empresa para tener un mejor desempeño.

Con el tiempo, si el empleador considera que la productividad es muy reducida o no corresponde con sus expectativas, esto puede conducir hacia el despido y, en ciertos casos, a malas referencias laborales.

¿Qué puede hacer una empresa para evitar la renuncia silenciosa?

Las empresas no pueden ignorar su responsabilidad en la tendencia del quiet quitting. Si uno, y en especial varios colaboradores, están manifestando esta postura, vale la pena realizar una revisión y reajuste tanto en la cultura como en el estilo de gestión y hasta en los salarios. ¿Qué hacer al respecto?

Transparencia en las Decisiones Empresariales: La transparencia en la toma de decisiones empresariales, especialmente aquellas que afectan a los empleados, puede construir confianza y reducir la incertidumbre que contribuye a la “renuncia silenciosa”.

Promover una cultura de bienestar

Es fácil etiquetar a los trabajadores de perezosos o desmotivados ante el problema de renuncia silenciosa. Sin embargo, ¿la empresa promueve una cultura de bienestar? Es importante evaluar si las expectativas respecto a los colaboradores corresponden con la realidad.

Ciertas veces, los líderes esperan que el empleado «sacrifique» tiempo y energía de más, aunque esto suponga comprometer su bienestar mental. Es fundamental cambiar este pensamiento y, por el contrario, alentar al equipo a cuidar de sí mismo.

Algunas medidas útiles son las siguientes:

  • Considerar espacios de bienestar. Como la desconexión digital y actividades que promuevan el cuidado de la salud física y mental. Esto contribuye a que el trabajador se sienta satisfecho en sus funciones.
  • Establecer plazos de entrega realistas. Además, evitar sobrecargar de tareas al empleado.
  • Ser más flexibles con los horarios y las tareas. También ofrecer la posibilidad de trabajo remoto. Todo para que el colaborador tenga la oportunidad de equilibrar mejor su vida personal y laboral.
  • Fomentar espacios de creatividad y de trabajo colaborativo. En general, promover un espacio de trabajo positivo, en el que todos los colaboradores puedan sentirse partícipes y también valorados.
  • Tener trasparencia con las decisiones empresariales: esto implica evitar ampliar las jornadas sin dar previo aviso al empleado o tomar cualquier otra decisión que pueda afectar al equipo. La transparencia ayuda a construir confianza y a reducir la incertidumbre que contribuye al quiet quitting.

Priorizar la comunicación

En toda organización, la comunicación honesta es determinante para solucionar cualquier tipo de problema. Como empresa, es fundamental dar a entender a los empleados que pueden expresarse sin temor a ser juzgados o a sufrir represalias.

Generar un entorno de confianza respecto a esto es clave para detectar a tiempo esas cosas que pueden detonar la insatisfacción laboral y, por tanto, el quiet quitting.

Realizar feedbacks y reconocimientos

Una parte importante para fomentar una buena comunicación en el entorno de trabajo es la realización de feedbacks constructivos. Si bien es una forma en que los empleadores pueden comunicar fallos o errores en los proyectos, también es la oportunidad para exaltar el trabajo bien hecho.

El reconocimiento de los aportes positivos a la empresa ayuda a evitar que el empleado se sienta infravalorado. Y más que verbal, puede ser a través de bonificaciones o beneficios por su desempeño.

Fortalecer la confianza

La relación de confianza entre empleadores y empleados es clave para prevenir y superar la renuncia silenciosa. Esto se logra a través de tres factores claves; el primero es tener una relación positiva que haga sentir al empleado «parte de». 

También a través de la coherencia, es decir, que como líderes haya cumplimiento de las cosas que se prometen. En última instancia, con habilidades de liderazgo, que le permitan al empleado tener claridad en sus funciones y contar con la experiencia de su empleador en caso de requirirla.

Actuar con proactividad

Si es que hay algo afectando el clima laboral, no hay que esperar a que los empleados lleguen a un punto alto de desmotivación. Como empresa, es fundamental evaluar qué ocurre y buscar soluciones que favorezcan a ambas partes.

¿Qué puede hacer el empleado para evitar el quiet quitting?

Como empleados también hay algunas medidas que se pueden implementar para no caer en la tendencia “quiet quitting” o renuncia silenciosa. Por supuesto, que funcionen o no dependen del clima laboral, así como de las condiciones y la flexibilidad de la empresa.

  • Buscar el crecimiento profesional: la monotonía en el trabajo es un detonante común de la renuncia silenciosa. Si tienes esa sensación de estar estancado, comunícalo a la empresa y consulta si tienen recursos para desarrollar nuevas habilidades (capacitaciones, cursos, etcétera). Esto permite experimentar un sentido de crecimiento y aumentar la satisfacción laboral.
  • Fortalecer las relaciones dentro del lugar de trabajo: esto no solo posibilita un trabajo colaborativo más efectivo, sino que aumenta el sentido de pertenencia con la empresa.
  • Practicar la comunicación asertiva: al fomentar este tipo de comunicación con los superiores, aumenta la confianza para resolver conflictos o malentendidos antes de que se conviertan en un motivo de insatisfacción.
  • Establecer límites claros: desde el principio, asegúrate de ser abierto y honesto al comunicar tus límites respecto a tus responsabilidades, horarios y días de descanso. Que se respete esto es determinante para no caer en el quiet quitting o renuncia silenciosa.
  • Encontrar un equilibrio entre lo laboral y lo personal: aunque te paguen el tiempo extra, evita sobrecargarte en funciones. Si bien las retribuciones económicas pueden ser tentadoras, a veces implican reducir el tiempo dedicado a otros ámbitos de la vida. Al final, el agotamiento pasará factura.
  • Buscar apoyo: tener momentos de insatisfacción, estrés o sensación de agotamiento en el trabajo es normal, pero requiere atención. Es fundamental buscar apoyo, ya sea a través de recursos internos de la empresa o de manera independiente, con terapeutas o mentores.

El quiet quitting como una nueva cultura de trabajo

Hoy por hoy, el quiet quitting se sigue debatiendo y sigue generando opiniones divididas. Si bien algunos empleadores lo ven como una amenaza a la productividad y el desarrollo de sus empresas, otros lo han asimilado como una oportunidad para corregir conductas que perjudican el bienestar empresarial.

Más que cansancio o desmotivación, la renuncia silenciosa se ha convertido en una manera de rechazar la llamada «cultura del esfuerzo» que durante mucho tiempo puso en el eje central de la vida de las personas el trabajo y la productividad.

Es ponerle un alto al sobreesfuerzo, a la multitarea y a la idea de «trabajar», «trabajar» y «trabajar» para sobresalir en el ámbito profesional y social. En última instancia, es la manera en la que muchos están manifestando la necesidad de priorizar su salud mental y de lograr un equilibrio entre el trabajo y otros ámbitos de la vida.


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