10 razones por las que se ponen amarillas las hojas de tus plantas

La falta de nutrientes, como el hierro, magnesio o nitrógeno, pueden ser lo que causa las hojas amarillas en matas, pero no son los únicos motivos. Conoce más a continuación.
10 razones por las que se ponen amarillas las hojas de tus plantas

Escrito por Daniela Bernal

Última actualización: 04 marzo, 2024

Tener plantas en casa trae grandes beneficios, como ayudarnos a reducir el estrés o purificar el aire, eso sin nombrar que aportan una estética natural al diseño de la habitación en la que las coloquemos. Ellas, como seres vivos, requieren de cuidados para mantenerse. Pero, ¿qué pasa si encuentras hojas amarillas en tus plantas, a pesar de sentir que las atiendes bien?

Debes saber que los motivos por los que esto se produce pueden ser varios, relacionados tanto con el suelo como con el agua e, incluso, la ubicación. Es por ello que te indicaremos las 10 razones más comunes, así como remedios para recuperar las hojas amarillas en cada uno de estos casos.

¿Qué causa las hojas amarillas en plantas?

A las hojas amarillas en las matas se les conoce en el medio científico como clorosis. Las plantas tienen hojas verdes por la clorofila, un pigmento muy importante en el proceso de la fotosíntesis, por ser el que capta la luz del sol. Una planta con clorosis no produce suficiente clorofila, por ello, uno de los síntomas es ese color amarillento en toda la hoja o manchas de dicho color.

Si no se trata, puede causar que la planta se vea cada vez más débil, pequeña y llegar incluso a su muerte.

Hay varias maneras de evitar ese trágico desenlace, pero para darle a tu planta la solución adecuada, necesitas saber las razones por las que esto sucede y ver cuál es la que se relaciona con el caso de tu planta. A continuación, descubre las más comunes.

1. Falta de nitrógeno

El nitrógeno es un elemento muy importante para las plantas, ya que tiene que ver con la clorofila y el color verde de las mismas. A pesar de estar muy presente en el aire, ellas lo absorben a través del suelo y es posible que este no lo contenga en una cantidad suficiente.

Si las hojas de la parte baja de la planta se tornan de un color verde o amarillo claro, este es un síntoma de deficiencia de nitrógeno. Otro de ellos es la debilidad y fragilidad, tanto de la hoja como de los tallos.

¿Cómo tratarlo?

Uno de los mejores remedios para recuperar hojas amarillas por falta de nitrógeno es hacer un abono orgánico para tus plantas rico en él, y hay varios que cumplen con ese requerimiento:

  • Posos de café: son una fuente natural de nitrógeno y otros compuestos para las plantas, como el fósforo y magnesio. Tan solo debes secarlos y mezclarlos con la tierra de tus plantas, para que le aporten sus nutrientes.
  • Humus de lombriz: para ello, debes hacer que las lombrices digieran abono orgánico (como cáscaras de plátano o de huevos) en una compostera y luego agregar ese producto a la maceta de tu planta. Incluso, si no tienes tiempo de prepararlo tú mismo, puedes comprarlo ya listo.


2. Deficiencia de magnesio

Hojas de planta de color amarillo con manchas marrones.
La presencia de manchas marrones en las hojas de las plantas es una señal de deficiencia de magnesio.

Otro elemento que interviene de forma directa en la fotosíntesis de las plantas es el magnesio; de hecho, es uno de los componentes de la clorofila. De manera que si la planta no tiene suficiente de este nutriente, entonces no genera la cantidad adecuada de clorofila y de ahí vienen las hojas amarillas.

Si te preguntas, ¿cómo identificar a una planta con falta de magnesio? Pues esta tiene en sus hojas más bajas o viejas manchas amarillentas y hasta marrones, que pueden llegar a marchitarse con el tiempo.

¿Cómo solucionarlo?

Para ayudar a tu planta, puedes agregarle sulfato de magnesio. Lo consigues ya pulverizado en las tiendas de jardinería y solo debes diluirlo en agua y regar tus plantas con él. Además de servir para tratar las hojas amarillas en matas, ayuda a su crecimiento y floración.

3. Falta de hierro

También se le conoce como clorosis férrica y es uno de los principales motivos de las hojas amarillas en plantas. El pH del suelo o sustrato en el que se encuentra la planta tiene que ver con esta condición, ya que los suelos alcalinos (con un nivel de pH alto) suelen tener una menor cantidad de hierro. Esto causa que la planta absorba una menor proporción del mismo.

Una planta con falta de hierro tiene las hojas más jóvenes de color amarillo, pero sus nervios o «venas» conservan el color verde natural de la hoja.

¿Tiene solución?

Sí, y una buena idea para combatir la clorosis férrica es utilizar clavos oxidados para aportar hierro a las plantas. Tan solo debes hacer una «infusión» con los clavos y agua, dejándolos en un envase por una semana y revolviendo a diario.

Pasado este tiempo vas a colar y utilizar el agua con óxido de hierro en porciones, al momento de hacer el riego a tus plantas. Es una opción sencilla y que no te costará nada.

4. Falta de agua

Al igual que nosotros, las plantas necesitan recibir agua para poder sobrevivir. Si no riegas tu planta lo suficiente, ella no tendrá la hidratación necesaria para hacer sus distintos procesos, volviéndose más débil y hasta puede morir.

Para saber si a tu mata le falta agua debes obsérvala con detenimiento. Si la tierra se ve muy seca y las hojas tienen color amarillo, con puntas marchitas y una textura arrugada, aparte de verse caídas y débiles, entonces este puede ser el problema.

¿Qué hacer para mejorarlo?

En este caso, tienes que regar tu planta con más frecuencia para que reciba mayor cantidad de agua. Pero, ten en cuenta que no todas las plantas tienen las mismas necesidades de agua. Por ejemplo, la planta del dinero suele requerir de un riego semanal; mientras que otras, como las petunias, necesitan recibir agua todos los días.

5. Exceso de riego y mal drenaje

Planta con hoja amarilla.
El riego excesivo puede causar la aparición de hojas amarillas en la planta.

Este caso es el contrario al anterior. Es posible que riegues demasiado tu planta y ella no pueda absorber toda el agua que le estás dando. La parte encargada de tomar el vital líquido son las raíces y, cuando hay en exceso, estas pueden llegar a pudrirse. Como consecuencia, el resto de la planta también se verá afectado.

Así mismo, es posible que le des el riego correcto a tu planta, pero el sustrato se encuentra muy compacto y no permite la salida del agua o que la maceta no cuente con suficientes orificios de salida en su base.

Las hojas amarillas en las plantas con exceso de riego se notan pesadas y flácidas. Incluso, en casos muy avanzados, la planta puede tener un olor desagradable a agua estancada. Una forma sencilla de saber si riegas demasiado a tu mata es mirar el sustrato: si se ve lodoso, entonces hay exceso de agua.

¿Cómo resolverlo?

La respuesta es bastante simple: riega con menor frecuencia la planta. Pero, al igual que en el caso anterior, considera los cuidados específicos del tipo de planta que poseas, ya que no todas son iguales.

Por otro lado, si el problema se debe a drenaje, te recomendamos hacerle agujeros más grandes a la base de la maceta. Incluso, es buena idea cambiar la planta a otra diferente —puedes hacer macetas con materiales reciclados—, así como también remover la tierra para que esté más suelta y permita una mejor salida del agua.

6. Plagas y hongos

Al estar al aire libre, las plantas son muy vulnerables a las plagas y estas, en muchas ocasiones, son las responsables de que sus hojas se vuelvan amarillas. Por ejemplo, una de las plagas más comunes en las plantas de interior es la cochinilla, un insecto que se parece al algodón y se posa en las hojas y tallos.

Lo que hace es absorber su savia, la planta se vuelve más débil y por ello cambia su coloración. En el caso de los hongos, la roya es el más frecuente y también se agrupa en las hojas de la planta: comienza de color amarillo hasta volverse marrón, cuando se encuentra en un estado muy avanzado.

Remedios para recuperar hojas amarillas por plagas

Para ayudar a tu planta a combatir las plagas y hongos te recomendamos aplicarle un insecticida. Este puede ser tanto casero como fabricado:

  • Si te inclinas por la opción casera puedes aprovechar los beneficios del ácido bórico para las plantas y hacer un insecticida con él y agua, para pulverizar sobre las hojas y tallo. Esto ayudará a repeler a los insectos. También vale hacer una infusión de agua y cáscara de naranja o limón; el aroma cítrico aleja a las plagas comunes, como la cochinilla.
  • En caso de buscar un insecticida fabricado, elige uno que cuente con mayoría de ingredientes naturales y que sea de amplio espectro. Es decir, que te sirva contra insectos, hongos y ácaros que ataquen tu planta.
Ten en cuenta que dependiendo del tipo de plaga que posea tu planta, es posible que necesite que le limpies las hojas. Por ejemplo, en el caso de la mosca blanca, debes hacerlo con un algodón y alcohol metílico, pero con los pulgones utiliza agua y jabón suave.


7. Iluminación pobre

Para nadie es un secreto que las plantas necesitan de la energía solar para poder realizar la fotosíntesis. Pero, si tienes la tuya en un lugar muy alejado de la luz natural, entonces esto la afectará y causará el cambio de color en sus hojas.

Aparte de las hojas amarillas, las plantas que carecen de luz solar se ven más débiles y frágiles. También suelen ser más altas, ya que intentan buscar mayor cantidad de luz con esa elevación o, incluso, pueden crecer inclinadas hacia el lado en el que obtienen la poca luz solar. Este fenómeno se conoce como fototropismo.

¿Cómo tratarlo?

Cuando el problema es la falta de sol, la respuesta es cambiar tu mata de ubicación a un lugar donde reciba una mayor cantidad de luz. Eso sí, ten en cuenta que no todas las plantas tienen los mismos requerimientos lumínicos. Por ejemplo, las plantas de interior (como las begonias), no necesitan tanta luz como otras especies que podemos ver en exteriores.

Si en tu casa no hay muchas ventanas y tienen mala iluminación, utiliza una lámpara de cultivo, que cuenta con luces en el espectro correcto, capaces de simular la luz solar.

8. Raíces dañadas

Las plantas toman la gran mayoría de los nutrientes que necesitan para sobrevivir por medio del suelo, a través de sus raíces. Entonces, si estas presentan algún daño, la planta no obtendrá su sustento en las cantidades correctas y se enfermará.

En este sentido, los problemas más comunes en las raíces tienen que ver con su tamaño: son muy pequeñas para sustentar a la planta. Además, puede deberse a los insectos, como los nematodos, que se las comen y dejan las que quedan muy débiles.

Los síntomas, aparte de las hojas amarillas, suelen ser debilidad en la planta. Sin embargo, para saber a ciencia cierta si tu amiga verde tiene este problema, deberás sacarla de su maceta y revisar sus raíces.

¿Cómo lo resuelves?

Si tu planta posee raíces poco desarrolladas o pequeñas, la solución es sencilla: plantarla en otra maceta más grande, en donde las raíces tengan mayor espacio para crecer y desarrollarse.

Por otro lado, si el problema se debe a insectos, las raíces tendrán lesiones o bulbos. Lo que debes hacer es quitar esas partes dañadas y plantar la mata en un nuevo sustrato. También aplícale un remedio natural contra nematodos, como una infusión de manzanilla, ortiga o ruda a la raíz para protegerla.

9. Exceso de dióxido de carbono (CO₂)

Si bien es cierto que las plantas utilizan el dióxido de carbono del ambiente durante la fotosíntesis para producir el oxígeno que respiramos, el tener una cantidad muy elevada, también puede ser perjudicial para ellas.

El que haya más CO₂ se traduce en que la planta requiere de mayores nutrientes para subsistir. No obstante, por lo general, el sustrato no cuenta con esas elevadas cantidades y de ahí se produce la clorosis.

¿Tiene solución?

Este problema suele verse sobre todo en las grandes ciudades, ya que allí es donde la concentración de CO₂ es más elevada, producida por los vehículos y fábricas. De manera que para tratar las hojas amarillas en plantas de ciudad, lo mejor que puedes hacer es aplicarle una mayor cantidad de nutrientes al sustrato, para que compense el dióxido de carbono extra que no vas a poder reducir.

Esos nutrientes se los puedes dar por medio de una composta casera. Para hacerla, puedes utilizar residuos de alimentos orgánicos y hojas secas de otras plantas, los dejas en una compostera por un tiempo para que se descompongan y luego podrás agregarlos al sustrato de tu planta.

Otra idea, si no deseas esperar a que la composta esté lista, es ir por un fertilizante comercial. En este caso te recomendamos buscar uno que sea natural y sin pesticidas.

10. Bajas y altas temperaturas

Al igual que para nosotros es difícil sobrevivir en ambientes donde la temperatura puede ser extrema, lo mismo ocurre con las plantas. Supongamos que cambiaste la ubicación de tu mata a una habitación en donde tienes el aire acondicionado encendido, la mayor parte del tiempo. Esto puede afectarla porque no es de las plantas acostumbradas a la baja temperatura y te lo indicará por sus hojas amarillas.

También puede pasar lo contrario, que crees que necesita más sol y sus hojas se ponen amarillas e, incluso, hasta empiezan a quemarse en los bordes. Este es otro signo de que la temperatura elevada no es la indicada para ella.

¿Cómo lo resuelves?

Para tratar las hojas amarillas en plantas con estos problemas, lo primero que debes hacer es informarte sobre los requerimientos de temperatura específicos para ella, así podrás colocarla en un lugar que los cumpla.

Por ejemplo, los geranios requieren de un mínimo de 15 °C para sobrevivir. De manera que si en el exterior está nevando, no es buena idea tenerlos allí porque se enfermarán y morirán.



Dile adiós a las hojas amarillas en plantas

Por lo general, ver hojas amarillas en las plantas de casa nos hace pensar lo peor y que nuestra verde amiga no tiene salvación. Pero, como habrás podido notar, este problema tiene soluciones (unas más sencillas que otras).

La clave está en conocer bien a la planta que tenemos y sus requerimientos: si le gustan los terrenos con un pH ácido o alcalino, cuántas veces por semana necesita regarse, si es de interior o exterior, entre otras cosas. El conocimiento es poder, y en el caso de las plantas, se traduce en darles un mejor y personalizado cuidado.


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